29 marzo, 2024

Resuelto el misterio de las criaturas marinas cónicas del Cámbrico

Un estudiante de 20 años ha dirigido la investigación de la Universidad de Toronto sobre los hiolitos

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Hace 540 millones de años, durante la era Paleozoica, la Tierra tenía un aspecto muy diferente al actual. El gran supercontinente Pangea acababa de dividirse en dos, Laurasia y Gondwana. La vida, que estaba aún en sus inicios, experimentó en este momento una explosión sin precedentes, denominada explosión cámbrica.

El banco de pruebas de la Naturaleza puso en marcha un proceso de «biomineralización», por el que muchos animales adquirieron partes duras, como conchas y caparazones. El registro fósil da fe de ello. De esa época son los famosos trilobites, o reyes del Paleozoico, que pertenecen al filo de los artrópodos. Un experimento que salió bien, porque hoy constituyen el «grupo» más numeroso y diverso del reino animal. Son animales invertebrados provistos un esqueleto externo y apéndices articulados, como los insectos, arácnidos, crustáceos y miriápodos (milpiés).

Aparecen también los braquiópodos, que vivían (y viven aún) sujetos al fondo del mar por un pedúnculo. También poseen estructuras calcareas, en este caso dos valvas, una superior y otra inferior, de diferente tamaño y forma, a diferencia de los moluscos actuales, que tienen simetría bilateral.

Junto a los famosos trilobites y a los braquiópodos, había otros más extraños, como los hiolitos, unos curiosos animales que vivían en una concha cónica cerrada con una tapadera, que solo abrían para comer. Además tienen dos apéndices rígidos curvados conocidos como helenos, que les sirven para elevarse sobre el lecho marino y conseguir comida con más facilidad. Estas estructuras no tienen equivalentes en cualquier otro grupo de animales.

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El limbo paleontológico

Durante mucho tiempo se ha creído que los hiolitos pertenecían a la misma familia que los caracoles, calamares y otros moluscos, pero ahora, un estudio publicado «Nature«, dirigido por un estudiante de 20 años, demuestra que en realidad son parientes próximos de los braquiópodos, que estuvieron ampliamente representados como se sabe por el registro fósil, aunque sólo han llegado a la actualidad unas 300 especies.

Lo que ha permitido desentrañar el misterio de estos raros animales marinos ha sido precisamente su boca, como explica Joseph Moysiuk, el estudiante de 20 años de la Universidad de Toronto que ha dirigido la investigación: «Nuestro descubrimiento más importante y sorprendente es la estructura de alimentación de los hiolitos, formada por una fila de tentáculos flexibles que se extiende desde la boca, contenida dentro de la cavidad que se abre entre la cubierta cónica inferior y la carcasa superior en forma de tapón», explica. «Sólo otro grupo de animales, los braquiópodos, tienen una estructura de alimentación comparable, encerrada por un par de valvas. Este hallazgo demuestra que los braquiópodos, y no los moluscos, son los parientes más cercanos de los hiolitos».

Los Braquiópodos tienen también un cuerpo blando encerrado entre unas cubiertas calcareas superior e inferior, las valvas, a diferencia de la disposición izquierda y derecha de las valvas de los moluscos bivalvos. Los braquiópodos abren sus valvas por delante sólo cuando se alimentan y las mantienen cerradas para proteger sus delicada anatomía blanda.

A pesar de que los restos calcáreos de hiolitos son abundantes en el registro fósil, estos primitivos animales permanecían en el limbo paleontológico, porque algunos aspectos diagnósticos clave solo podían deducirse de su anatomía blanda, que no deja huella en el registro paleontológico.

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Las claves para situar correctamente a los hiolitos en el árbol de la vida estaban desde 1909 en el denominado esquisto de Burguess, una excavación en el Parque Nacional Yoho en las Montañas Rocosas canadienses, considerado como uno de los mejores yacimientos de fósiles del mundo. Es famoso prcisamente por la excelente preservación de las partes blandas de los fósiles, como la estructura de alimentación de estos raros animales. Gracias a este yacimiento, 175 años después del hallazgo del primer hiolites, se ha podido desvelar su intrigante historia.

Gracias a los 250 ejemplares que habían preservado los tejidos blandos, los investigadores han podido determinar que los hiolitos son en realidad lofóforados, es decir, animales que tienen un órgano tentaculado, el lofóforo (de lophos, cresta, y phoreus, poseedor), que utilizan para capturar el alimento y como órgano respiratorio, que rodea la boca, como explica la Wiki.

Los lofoforados han sido siempre un quebradero de cabeza para los zoológos, que ahora con este hallazgo tal vez se queden un poco más tranquilos.

Origen: Resuelto el misterio de las criaturas marinas cónicas del Cámbrico

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