500 años: el español que llegó antes que Hernán Cortés, fue conquistado por una princesa maya y murió defendiendo el territorio – Infobae
A Gonzalo Guerrero se le recuerda como el padre del mestizaje, admiró a los pueblos prehispánicos, se hizo guerrero y murió luchando contra los españoles encabezados por Pedro de Alvarado, otro alfil clave en la conquista
Antes de la llegada de Hernán Cortés a México ya había españoles viviendo en el territorio, se ha documentado que algunos venían a robar indígenas para usarlos como esclavos y llevarlos a Cuba, además de otras regiones. Otros naufragaron, como lo fue Gonzalo Guerrero, a quien historiadores ubican como “padre del mestizaje”, esta es su fascinante historia de cómo se enamoró de las culturas autóctonas y murió defendiéndolas.
Gonzalo Guerrero (también llamado Gonzalo de Aroca y Gonzalo de Aroza), era un marinero, él y su tripulación se dirigían en un viaje al Darién (Panamá) cuando naufragaron debido a una fuerte tormenta que dañó su embarcación irremediablemente, se estima que habría sido entre 1511 y 1512.
Varios de los tripulantes murieron, las corrientes arrastraron a los sobrevivientes hasta el norte de la península de Yucatán, quizá en lo que hoy es Holbox. Apenas tocaron tierra, fueron abordados por un grupo de mayas guerreros.
Los náufragos fueron detenidos, ante la resistencia murió el capitán Juan de Valdivia, sólo Jerónimo de Aguilar y Gonzalo Guerrero lograron escapar del cautiverio. Caminaron por la selva yucateca hasta que, en Xman Há (Playa del Cármen), fueron recapturados por otro grupo y esclavizados.
Mientras Jerónimo de Aguilar se mantuvo fiel a su cultura y religión (posteriormente fue clave como intérprete de Hernán Cortes en la conquista de México), Guerrero se adaptó hasta integrarse a la cultura maya. Participó en enfrentamientos con los pueblos enemigos y se destacó entre ellos por su astucia y sus dotes militares.
Cuando Gonzalo vivía como esclavo, el jefe maya Taxmar lo reclamó, ya que tenía buena fama de ser un gran estratega militar, y les enseñó nuevas formaciones de ataque y defensa. Lo hizo ensayar cuadros de ataque y formaciones de defensa que permitían hacer relevar a los soldados, generando en la guerra contra los Cocomes (una comunidad extremadamente violenta), dándole la victoria al ejército del jefe Taxmar.
Poco después, por su condición de esclavo, el jefe Na Cha Can lo regaló a Nacom Balam (jefe guerrero).
Un día Nacom Balam cruzó un río y fue atacado por un caimán y, en vez de aprovechar la oportunidad para escapar, Guerrero luchó contra el caimán y le dio muerte. Al ver esto, Nacom Balam le otorgó la libertad.
Una vez libre, Guerrero se quiso hacer los tatuajes y las perforaciones (enorejas, nariz y labio inferior) propias de su rango militar. Siempre llevó sus guerras hasta la victoria, alcanzó el grado de Nacom Balam y se casó con la princesa Zazil Ha (también llamada Ix Chel Can).
El respetado historiador Eduardo Matos Moctezuma ha recordado en conversatorios, cuando en 1519 Hernán Cortés llegó a la isla de Cozumel, en la península de Yucatán, se enteró de que en aquellas tierras se encontraban varios náufragos españoles, miembros de expediciones anteriores, que habían sido tomados prisioneros por los mayas.
Dispuso entonces que los buscaran y que los rescataran para que se unieran a su expedición; fue así como uno de aquellos náufragos, Jerónimo de Aguilar, se enteró de la llegada de Cortés y fue a otro pueblo en busca de Gonzalo Guerrero, nacido en Palos, para llevarle la grata nueva.
Menuda sorpresa debió de llevarse Aguilar, pues ante la noticia de que naves españolas los esperaban en Cozumel, Guerrero respondió con estas palabras, que han quedado grabadas en la historia y que llegan a nosotros gracias a Bernal Díaz del Castillo, quien las relata en su Historia verdadera de la conquista de Nueva España:
“Hermano Aguilar, yo soy casado y tengo tres hijos, y tiénenme por cacique y capitán cuando hay guerras. Id vos con Dios, que yo tengo labrada la cara y horadadas las orejas. ¿Qué dirán de mí cuando me vean esos españoles ir de esta manera? Y ya veis estos mis hijicos cuán bonicos son”.
La mujer de Gonzalo Guerrero no se quedó atrás e increpó así a Jerónimo:
“Mira con qué viene este esclavo a llamar a mi marido; íos vos y no curéis de más pláticas”. Aguilar tornó a hablar a Gonzalo, que mirase que era cristiano, que por una india no se perdiese el ánima, y si por mujer e hijos lo hacía, que los llevase consigo si no los quería dejar. Y por más que le dijo y amonestó, no quiso venir”.
Este episodio podría significar que Zazil Ha, esposa de Guerrero entendía perfectamente español, por lo que se pudo ofender que la llamasen india y trataran de llevarse de su lado al padre de sus tres hijos, por lo que ella misma le respondió a Aguilar.
Además, nos muestra que Zazil Ha mantenía una jerarquía igualitaria con su esposo, algo que no era para nada común en la época en cualquier cultura, ya que las mujeres eran relegadas al acompañamiento.
Rechazó regresar con varias expediciones españolas, y apoya durante los combates para expulsar a Grijalva, Francisco Hernández de Córdoba (1517) y Cortés (1518). Durante los años siguientes, los españoles estimaron que Guerrero se dedicó a entrenar a los mayas para defender su territorio, pues cuando Francisco de Montejo, en mayo de 1527, cruza el Atlántico con 380 soldados en cuatro navíos, encontró serias dificultades para conquistar Yucatán.
Combatió a los conquistadores Montejo (padre e hijo) y a su capitán Dávila. Instruyó a sus guerreros cómo enfrentar a los extranjeros, aconsejando siempre no dar tregua ni fiarse de los blancos, intentando proteger su territorio, hoy parque natural, de Champotón.
Tuvo que elegir entre sus compatriotas españoles y los mayas, quienes lo habían acogido, asendido y reconocido. Como dijo Carlos Villa Roiz en su libro Gonzalo Guerrero. Memoria olvidada, su patria no fue la tierra en que nació, sino aquella por la cual luchó.