8 septiembre, 2024

Alejandro Malaspina, la gesta de un enemigo de Godoy

El explorador Alejandro Malaspina ABC
El explorador Alejandro Malaspina ABC

Dirigió en 1789 una expedición de cinco años por América y el Pacífico para explorar las colonias españolas

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Viajero, militar y científico, Alejandro Malaspina llevó a cabo una de las ambiciosas expediciones de la historia para explorar las costas americanas, el Pacífico y Australia a finales del siglo XVIII. Su viaje, de cinco años de duración, fue auspiciado por Carlos III, Rey de España, que perseguía dos objetivos: conocer la geografía de sus colonias y descubrir las posibilidades comerciales de esos territorios, emulando lo que había hecho James Cook pocos años antes al servicio de la Corona británica.

Malaspina zarpó en 1789, acompañado por José de Bustamante, responsable de la tripulación y la logística, y volvió cinco años después. La expedición viajó a bordo de dos corbetas, la Atrevida y la Descubierta, equipadas con los más modernos instrumentos de navegación y el material científico, adquirido en París y Londres, para la observación. Provisto de una generosa financiación real, Malaspina contrató dibujantes, astrónomos, botánicos y zoólogos para cartografiar la ruta y documentar la flora y la fauna. La mayor parte de los fondos de la aventura de Malaspina se conservan en los museos nacionales, entre ellos, el Naval, el Botánico y el de América.

Alejandro Malaspina era italiano. Nacido en 1754 en Toscana en el seno de una familia aristocrática, se crió en Palermo bajo la protección del Virrey, su tío. A los 22 años, ingresó en la Marina española, en la que participó en una misión de auxilio a Melilla, sitiada por los berberiscos, en el asedio a Gibraltar y en varias expediciones a Filipinas. Fue nombrado brigadier tras una brillante carrera en la que destacó en algunas acciones de combate.

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Carlos III murió antes de ver partir los dos barcos que inicialmente se proponían dar la vuelta al mundo, algo de lo que desistieron. Salieron el 30 de julio de 1789 de Cádiz y volvieron en septiembre de 1794 al mismo puerto. Fondearon en las Islas Canarias antes de dirigirse a Montevideo y luego a la Patagonia. Doblaron el cabo de Hornos para adentrarse en el Pacífico. Desde allí, bordearon la costa hasta Acapulco.

Al llegar a México, recibieron la orden de Carlos IV de encontrar el Paso del Noroeste que unía los dos océanos. Por ello, emprendieron rumbo a Alaska, donde entablaron relación con la población local. Se convencieron de que el Paso no existía, de que era una leyenda. Desde esas tierras, cruzaron el Pacífico en dirección a las islas Marianas. De allí hasta Filipinas, colonia española, y luego a Nueva Zelanda y Australia. Desde Sídney volvieron al puerto de El Callao (Perú), donde se aprovisionaron para emprender el viaje de regreso por la misma ruta. Al llegar a España, Malaspina consignó los detalles de su viaje por escrito, lo que le trajo consecuencias imprevistas.

Desterrado

Godoy, el primer ministro de Carlos IV, celoso tal vez de su prestigio, recelaba de sus convicciones liberales. En el exhaustivo informe en el que consignaba todos los detalles de su viaje, Malaspina proponía la concesión de una amplia autonomía a los territorios ultramarinos, algo que ignoró el Monarca y que molestó Godoy, que le acusó en 1795 de participar en una conspiración para derribarle.

El infortunado marino fue arrestado en su casa de Madrid, lo que corrió como la pólvora por la capital. Fue juzgado de forma sumaria y condenado sin pruebas. Las autoridades gubernativas le enviaron al castillo de San Antón en La Coruña, donde permaneció recluido diez años. No perdió el tiempo porque, hombre de vasta cultura, escribió ensayos sobre economía, estética y literatura. Finalmente, fue liberado por intercesión de Napoleón Bonaparte. El Rey le sancionó con el destierro, sin posibilidad de pisar suelo español. Hasta el final de sus días, cuatro años después, Malaspina sirvió al Emperador, siendo promovido a miembro del Consejo de Estado en Italia. Murió en 1810 en Pontremoli a causa de un infarto a los 56 años.

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Además de sus certeros informes sobre la situación de las colonias del Imperio, los navegantes descubrieron más de 300 especies de aves, 120 peces, anfibios jamás observados y recogieron miles de plantas y semillas. Hoy la llamada ‘Expedición Malaspina’ en honor a su alma mater es valorada como una de las gestas de la Ilustración y el viaje científico más importante de la historia de España.

Origen: Alejandro Malaspina, la gesta de un enemigo de Godoy

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