16 abril, 2024

‘Amerikabomber’, el plan de Hitler para bombardear Estados Unidos

Hitler anuncia la declaración de guerra contra Estados Unidos en el Reichstag el 11 de diciembre de 1941. Bundesarchiv, Bild 183-1987-0703-507 / unbekannt /
Hitler anuncia la declaración de guerra contra Estados Unidos en el Reichstag el 11 de diciembre de 1941. Bundesarchiv, Bild 183-1987-0703-507 / unbekannt /

Alemania aspiró a desarrollar potentes bombarderos estratégicos de largo alcance para atacar el territorio continental de Estados Unidos

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El 4 de abril de 1941, el ministro de Asuntos Exteriores del Imperio japonés Yosuke Matsuoka visitó Berlín, donde se reunió con Adolf Hitler para analizar las relaciones entre ambas potencias. En un momento de la conversación, el Führer reiteró su idea de apoyar al país asiático si este entraba en guerra con Estados Unidos. Incluso aseguró a su interlocutor que los U-boote y la Luftwaffe atacarían objetivos en suelo estadounidense.

¿Una bravuconada de Hitler? Puede parecer descabellado, pero detrás de las palabras del líder nazi estaba el trabajo de su industria aeronáutica para dotar a la Luftwaffe de un bombardero estratégico de largo alcance. La gran aspiración era atacar territorio continental de EE. UU. y arrasar objetivos emblemáticos, como Nueva York o los grandes centros industriales de la costa este.

La idea de contar con aviones con gran autonomía de vuelo era una idea de la Luftwaffe que comenzó a desarrollarse poco después de la llegada de los nazis al poder. El impulsor fue el jefe del Estado Mayor de la recién creada fuerza aérea alemana: Walther Wever. Bajo su dirección se empezó a trabajar en el proyecto “Ural bomber”. La iniciativa, pensada para una guerra futura con la URSS, estudiaba cómo atacar desde el aire sus industrias en los Urales.

Wever murió el 3 de junio de 1936, y los nuevos comandantes de la Luftwaffe apostaron por bombarderos más tácticos que actuaran en coordinación con las tropas de tierra para apoyarlas en sus campañas. Esta coordinación se convertiría en uno de los pilares de la guerra relámpago, o Blitzkrieg, fuente de los éxitos alemanes en los primeros años del conflicto que azotó el mundo entre 1939 y 1945.

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Funeral de Walther Wever.

Funeral de Walther Wever.

Bundesarchiv, Bild 183-2006-1010-503 / CC-BY-SA 3.0

Aunque la Luftwaffe parecía dejar atrás sus planes para un gran bombardero, el sector aeronáutico alemán se demostró capaz de construir aviones transatlánticos. En noviembre de 1937, en una visita de Hitler a las factorías de Messerschmitt en Augsburgo, el fundador de la compañía, Willy Messerschmitt, enseñó al líder alemán un prototipo de bombardero cuatrimotor con un alcance teórico de 6.000 kilómetros y capacidad para llevar casi una tonelada de bombas.

Con ese radio de acción se podía plantear un ataque a Estados Unidos, pero hacía falta contar con bases en lugares como la costa francesa occidental o las Azores. De todos modos, el prototipo de Messerschmitt presentaba problemas con la potencia de los motores, con lo que no podía entrar aún en producción.

Si bien la idea de Messerschmitt gustó a Hitler, ante la insistencia de Hermann Göring prefirió optar por otros proyectos, como el Junkers Ju 88, un bombardero rápido bimotor que no sería tan costoso de producir ni en tiempo ni en materiales.

Otra muestra de las capacidades alemanas en este sentido tuvo lugar el 11 de agosto de 1938. Entonces, un avión de pasajeros, el Fw 200 Condor, completó un vuelo directo entre Berlín y Nueva York. El aparato era de la empresa Focke-Wulf, creadora de aviones de combate emblemáticos de la Segunda Guerra Mundial como el caza Fw 109.

Prototipo de Messerschmitt.

Prototipo de Messerschmitt.

Bundesarchiv, Bild 146-1995-042-37 / CC-BY-SA 3.0

La llegada del Fw 200 fue una hazaña destacada por la prensa de EE. UU. El ejército norteamericano también se fijó en esa gesta aeronáutica del Reich. Aunque el avión que había aterrizado en Nueva York era de pasajeros, pronto se desarrollaron variantes militares. Sin embargo, al tener que cargar con armas y otros equipos, perdían autonomía para cruzar el Atlántico (a más peso e igual potencia de motor, menos alcance).

La Luftwaffe enseña las costuras

El inicio de la Segunda Guerra Mundial demostró las virtudes, pero también las debilidades de la Luftwaffe. La fuerza aérea alemana no pudo someter a Gran Bretaña durante la batalla de Inglaterra (julio-octubre de 1940). Este fracaso no solo respondió al valor de los pilotos británicos, sino también a la falta de aparatos germanos que pudieran atacar con garantías a escala estratégica.

La resistencia de la RAF británica fue solo un primer aviso, y los militares del Reich certificaron estas carencias durante la campaña contra la Unión Soviética. Allí vieron impotentes cómo quedaban fuera de su ámbito los grandes centros industriales que Stalin había ordenado trasladar a los Urales.

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Terceros

Además de sus problemas con británicos y soviéticos, a Hitler cada vez le preocupaba más el papel de Estados Unidos. Tanto el Führer como sus generales sabían que un conflicto con la potencia norteamericana era cada vez más probable, y comenzaron a valorar la ocupación de algunos territorios estratégicos en el Atlántico, como las islas Canarias o las Azores.

El archipiélago portugués era especialmente interesante para Alemania. Desde allí, si lograban disponer de bombarderos de largo alcance, podrían atacar los puertos de la costa este estadounidense. Incluso la simple instalación de bases nazis en las Azores podría servir como disuasión para que el gigante americano no entrara en la guerra.

Se aceleran los planes

El conflicto con EE. UU. estalló el 11 de diciembre de 1941, cuatro días después del ataque japonés a Pearl Harbor. Alemania declaró la guerra en una decisión personal de Hitler. En ese contexto, Willy Messerschmitt le dijo al Führer que su prototipo de bombardero estaba en fase avanzada. Tenía la designación de Me 264, y el ingeniero aseguraba que poseía una autonomía de 11.600 kilómetros, suficientes para un vuelo de ida y vuelta a Nueva York.

En la primavera de 1942, la Luftwaffe encargó al coronel Dietrich Schwenke, al frente de los vuelos de prueba, elaborar un informe sobre las posibilidades de contar con un aparato para atacar EE. UU. A partir de entonces, este proyecto se conoció como “Amerikabomber”. No se otorgó directamente a Messerschmitt, pese a su buena sintonía con Hitler.

Batalla de Inglaterra. Un bombardero sobrevuela el este de Londres al inicio de los ataques de la Luftwaffe el 7 de septiembre de 1940.

Batalla de Inglaterra. Un bombardero sobrevuela el este de Londres al inicio de los ataques de la Luftwaffe el 7 de septiembre de 1940.

Propias

El informe del coronel Schwenke estuvo finalizado el 27 de abril de 1942. Como alternativa a una hipotética ocupación de las Azores, se planteaba utilizar algún punto de la costa atlántica francesa, como Brest (a 5.500 km de Nueva York). Además del Me 264, se contemplaban otros modelos, como el mencionado Fw 200, el Heinkel He 277, el Junkers Ju 290 o el Blohm & Voss BV 222 Wiking. Se inició una carrera entre estos fabricantes por construir el “Amerikabomber”.

El plan de Schwenke también establecía una serie de objetivos. Con Nueva York a la cabeza, se pretendía atacar también centros industriales en Carolina del Norte, Tennessee o Pensilvania.

El Heinkel He 277 era el avión llamado a ser el principal competidor del Me 264 en aquella carrera. Era una evolución del He 177, el único bombardero de largo alcance en el arsenal del Reich. Con todo, pese a realizar importantes avances, solo se fabricaron algunas piezas. Las otras opciones, o bien eran modelos que necesitaban aumentar sus capacidades (como el Fw 200 o el BV 222) o fueron prototipos que quedaron en la mesa de diseño.

Ambiciones y realidades

El Me 264 iba a tener un poco más de suerte que el He 277. Se llegaron a construir tres unidades, que realizaron varios vuelos de prueba. Estos comenzaron el 23 de diciembre de 1942. Se esperaba construir unos treinta aparatos, una cantidad escasa, si se compara con los casi 13.000 B-17 Flying Fortress (bombarderos estratégicos) que fabricó EE. UU. durante el conflicto.

Pero la idea de la Luftwaffe para los “Amerikabombers” no era lanzar raids masivos. Los nazis buscaban un impacto psicológico: atemorizar a la población estadounidense y obligar a Washington a destinar más recursos militares para defender la costa este. En definitiva, distraer la atención de los frentes europeos.

El golpe definitivo contra el proyecto llegó en julio de 1944, con la orden de Speer de priorizar la fabricación de cazas

El proyecto “Amerikabomber” no progresaría mucho más. En 1943, las tornas de la guerra comenzaron a cambiar. Alemania veía que sus recursos se iban reduciendo y tenía que centrarse en la defensa del Reich. Además, el desembarco de Normandía en junio de 1944 arrebató a Hitler las bases en la costa francesa desde donde iban a despegar sus súper bombarderos.

Un golpe definitivo para el proyecto llegó el 8 de julio de 1944. El ministro de Armamento del Tercer Reich, Albert Speer, ordenó priorizar la fabricación de cazas por delante de los bombarderos. El Me 264 no entraría en producción. Además, las factorías de Messerschmitt sufrieron importantes ataques. Los prototipos del aparato fueron destruidos, así como importantes cantidades de componentes.

Albert Speer junto a Adolf Hitler en 1933.

Albert Speer (dcha.) junto a Adolf Hitler.

Bundesarchiv, Bild 146-1971-016-29 / CC-BY-SA 3.0

El proyecto “Amerikabomber” se mantuvo en el campo teórico y en los sueños de los nazis que esperaban un milagro en los compases finales de la guerra. Se habló del desarrollo de modelos aún más avanzados que el Me 264 y el He 277, como el bombardero a reacción Arado E.555 o el ala volante Ho H. XVIII diseñada por los hermanos Horten.

Otro de estos diseños novedosos fue el cohete bombardero Silbervogel (pájaro de plata) del ingeniero Eugen Sänger. Se trataba de avión suborbital que, en teoría, podía alcanzar una velocidad de más de 21.000 km/h en la estratosfera.

La guerra acabó para Alemania en mayo de 1945. Ningún prototipo de “Amerikabomber” llegó a producirse en masa.

Origen: ‘Amerikabomber’, el plan de Hitler para bombardear Estados Unidos

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