¿Asesinó Franco a Juan Bautista Sánchez en 1957? La sombra perpetua de la conspiración – Archivo ABC
La versión oficial asegura que murió de un ataque al corazón en la habitación de un hotel de Gerona, pero pronto circularon numerosos rumores de que había sido asesinado por orden del dictador, para frustrar la supuesta conspiración monárquica que promovía
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La noche del 29 de enero de 1957, el capitán general de Cataluña, Juan Bautista Sánchez, apareció muerto en el Hotel Prado de Puigcerdá, en Gerona. La autopsia determinó que «fue víctima de un ataque al corazón». Según la historiadora Teresa Suero Roca en su libro ‘Los generales de Franco’ (Bruguera, 1975), este se produjo justo en el momento en el que los generales Joaquín Ríos Capapé y Agustín Muñoz Grandes se presentaron en su habitación para comunicarle que Franco le había destituido del mando de la IV Región Militar.
Esta versión oficial, sin embargo, fue puesta en duda desde el primer momento. Por toda España circularon pronto los rumores de que el militar había sido asesinado por orden del dictador, con el objetivo de frustrar la supuesta conspiración monárquica que este encabezaba.
Posteriormente, sobre todo en la democracia, algunos historiadores han investigado hasta qué punto existió un complot o si la muerte había sido accidental, teniendo en cuenta siempre las circunstancias políticas que rodean a estos sucesos confusos.
«Aunque al inicio de la investigación considerábamos que tal complot existió, las indagaciones nos han llevado a una conclusión opuesta: el deseo de cambiar el régimen por parte de Juan Bautista Sánchez y sus apoyos monárquicos quedó confinado al plano de las intenciones», apuntaba Xavier Casals Meseguer en su artículo ‘1957: El golpe contra Franco’ (revista ‘Ayer’, 2008). Unas intenciones que sin duda existieron y que, en ocasiones, llegaron más allá, como ya les hemos contado en ABC con respecto a las reuniones que algunos monárquicos mantuvieron con el Caudillo, tras la Guerra Civil, para convencerle de que debía restaurar a Don Juan de Borbón.
Cartas al director
En 1979, la revista ‘Blanco y Negro’ publicaba un controvertido artículo sobre este asunto que provocó que, un mes después, todavía siguieran llegando a la redacción de ABC cartas al director de los lectores. Lo firmaba el periodista Vicente Alejandro Guillamón y se centraba en las conspiraciones promovidas por un grupo de generales monárquicos contra Franco, al que criticaban por no haber restaurado la Corona y haber acumulado todo el poder en su mano, en contra de lo que prometió.
«Aunque gozó de plenos poderes desde casi el primer momento de la guerra, gracias, sobre todo, a las propuestas y el apoyo de Kindelán, Franco no consolidó su poder personal hasta que le ‘echaron una manita’ los maquis y el bloqueo internacional. Mientras tanto, tuvo numerosos problemas para someter a los ‘varones de la guerra’ que se habían sublevado con él contra la República. El Caudillo reaccionó casi siempre a la gallega, toreando con habilidad y astucia a quienes le minaban el terreno, pero llegado el caso no dudó en aplicar serios correctivos a los más díscolos o levantiscos», se leía en reportaje de cinco páginas titulado ‘Los generales malditos del franquismo’.
Para entender lo ocurrido con Bautista, es necesario tener en cuenta, también, la oposición ejercida por Don Juan de Borbón desde su exilio y la coyuntura política que atravesaba el régimen un año antes de la muerte de Sánchez en el hotel. Para salvar todas las críticas que estaba recibiendo de sus antiguos colaboradores monárquicos, el Caudillo encargó a los falangistas que trazaran un plan para culminar la institucionalización de su dictadura, lo que inquietó a Sánchez y al resto de colaboradores.
Don Juan
En 1950, Franco se sorprendió ante este resurgimiento de la actividad monárquica. En febrero recibió a varios generales –nuestro protagonista entre ellos– que le preguntaron si había tomado ya las medidas necesarias para garantizar la sucesión monárquica a su muerte. En septiembre, se solicitaron 15.000 pasaportes para asistir a la puesta de largo de la hija mayor de Don Juan en Estoril. Y, en las primera y limitadas elecciones municipales del 21 de noviembre, se presentó una candidatura independiente de monárquicos que tuvo un inesperado éxito. Esto llevó al dictador a aproximarse al Borbón para tranquilizar a todos los críticos.
Cuenta Casals que algunos juanistas se plantearon derrocar a Franco en 1952. Uno de ellos, incluso, sugirió su asesinato. Esta situación propició un encuentro entre este y Don Juan en el palacio de Las Cabezas de Cáceres, donde el Caudillo definió los límites del activismo monárquico: «Lo que no consiento ni consentiré es que los propagandistas de la doctrina monárquica caigan en la impaciencia de decirnos: ‘Quitaos vosotros, que nos ponemos nosotros’». Al mes siguiente fue, incluso, más contundente: «La sucesión del Movimiento Nacional es el propio Movimiento sin mixtificaciones».
Muchos de los juanistas de esa época han defendido que sí existió un complot monárquico liderado por Sánchez. Según el exdirector de ABC, Luis María Anson, el conde de Ruiseñada habría le propuesto a este «repetir la operación del general Miguel Primo de Rivera» de 1923, sublevándose «contra el sistema» y no contra Franco, es decir, alzar a la guarnición barcelonesa para forzar al dictador a restaurar la Monarquía. Hasta se ha apuntado que, en febrero de 1956, Don Juan animó a Sánchez a efectuar «un golpe de fuerza definitivo contra la dictadura».
Diferentes versiones
Menos de un año después, Juan Barutista Sánchez murió y, al día siguiente, se celebró una gigantesca manifestación de duelo en las calles de Barcelona, en la que se propagó el rumor de que había sido envenenado porque pensaba sublevarse contra Franco. El supuesto asesinato fue difundido después por la revista cubana ‘Bohemia’ en 1957 y, a partir de ese momento, la muerte del militar quedó asociada a un velado «crimen de Estado». Este fue explicado con numerosas versiones, algunas de lo más sorprendentes.
En 1962, Luciano Rincón publicó en París ‘Francisco Franco: historia de un mesianismo’, un libro que tuvo que firmar con el seudónimo de Luis Ramírez por temor a represalias. En él contaba que el Caudillo había enviado a Capapé a disuadir a Sánchez de su golpe y que, en la discusión generada entre ambos, el segundo falleció de un infarto. Veinte años después, el sociólogo y militar Julio Busquets publicó dos versiones alternativas: la primera coincidía con la anterior, aunque el enviado era Muñoz Grandes, mientras que la segunda decía que también estaba presente el teniente general de aviación y monárquico Joaquín González Gallarza. Este habría muerto en un forcejeo en el que se disparó una pistola y que, al día siguiente, Sánchez fue «asesinado por asfixia».
En su biografía de Don Juan, Anson reprodujo en 1994 una carta del monárquico José María Ramón de San Pedro que defendía la siguiente hipótesis: «Juan Bautista Sánchez murió de un infarto, pero de un infarto provocado. He querido siempre creer que Franco nunca tuvo nada que ver, pero algunos falangistas del servicio secreto actuaban ya por su cuenta y eliminaban obstáculos». Por su parte, el historiador Carlos Fernández se hizo eco, en 1985, de la versión de un antiguo miembro de los servicios de información militar. Este añadió: «Muñoz Grandes quiso hacer desistir a Sánchez de su golpe, pero este le advirtió que se rebelaría con sus tropas si Franco lo destituía. La sobrecarga emocional hizo que el capitán general, que ya había tenido problemas cardíacos, falleciese al día siguiente en el hotel de Puigcerdà».
«¿Cómo murió el general?»
Casals incluyó otras tres hipótesis más en su artículo. Una de ellas es la del escritor y militar Gabriel Cardona, que en 2001 aseguró que Sánchez fue asfixiado con la almohada por «un corpulento general» no identificado. Dos años después, el historiador Javier Fernández López dejó la puerta abierta, igualmente, al «uso de una cierta violencia, incluso con amenazas hechas a través de pistolas». La tercera es de 2004 y es obra del célebre periodista de ABC Carlos Sentís, quien afirmó que había sido «eliminado drásticamente».
En 1973, este periódico entrevistó al hijo de Juan Bautista Sánchez, cuando todavía vivía Franco, y le preguntó directamente por la extraña muerte de su padre. «¿Cómo murió el general?», cuestionó, a lo que este respondió: «Indudablemente, de un ataque al corazón. Es posible que influyera en ello alguno de los muchos disgustos que tuvo por su adhesión a la causa monárquica, pero no hubo envenenamiento. Estoy completamente seguro. Si hubiese tenido la menor duda, mis hermanos y yo, que también somos militares, nos habríamos echado al monte».
Origen: ¿Asesinó Franco a Juan Bautista Sánchez en 1957? La sombra perpetua de la conspiración – Archivo ABC