Boudica, la reina británica que vertió sangre romana por la violación de sus hijas
Boudica, la reina británica dibujada por Thomas Stothard. National Portrait Gallery, London
Tras la muerte de su marido, el rey Prasutagus, las legiones saquearon su pueblo de forma salvaje. Ella lideró la venganza.
La tribu de los icenos era un pueblo británico asentado en la parte más oriental de Inglaterra. Hasta la muerte de su rey Prasutagus en el año 60, gozaron de una suerte de estatus de vasallos del Imperio romano, es decir, una relativa independencia a cambio pagar impuestos destinados a llenar las arcas de Roma. Pero todo se derrumbó cuando la tribu se quedó sin su líder varón —y eso que Prasutagus había legado buena parte de su fortuna al emperador Nerón para evitar que su familia sufriese un probable expolio—.
El rey de los icenos se había casado con Boudica, una mujer procedente de la realeza britana con la que tuvo dos hijas. No había hombre en la cadena sucesoria para recoger el trono y ni el dinero recibido sació la avaricia. Según el historiador Tácito, los administradores del Imperio en Gran Bretaña aprovecharon la coyuntura para ordenar a los legionarios que confiscasen todo el territorio hasta entonces en poder de Prasutagus.
Boudica, de complexión fuerte y cabello rojizo, de carácter indomable, se rebeló ante los saqueos que estaban arrasando su pueblo. Pero su resistencia fue respondida con brutalidad: los soldados romanos apresaron a la reina de los icenos, la desnudaron y la azotaron dándole bastonazos. Su sufrimiento, sin embargo, no finalizó ahí: Boudica tuvo que ver con sus propios ojos cómo sus dos hijas eran violadas por turnos.
Semejante humillación hizo aflorar un enorme odio hacia los romanos, ganas de venganza. Boudica hizo un llamamiento a todas las tribus britanas para rebelarse contra la dominación y las atrocidades de los romanos. Según el historiador Dion Casio, la reina guerrera, la adalid del levantamiento, alentó a un ejército de unas 120.000 personas cuya primera acción fue atacar Camulodunum, la actual Colchester, el principal símbolo de la ocupación romana de Britania: allí había aceptado el emperador Claudio la rendición de los reyes britanos en el año 43.
La ciudad quedó arrasada en su totalidad y los romanos y sus aliados fueron torturados, crucificados, ahorcados… El enorme ejército de Boudica se dirigió después a Londinium, Londres, empujando a los enemigos a la retirada por una defensa que se antojaba imposible. Según Tácito, en Colchester, Londres y Verulamium, la tercera ciudad saqueada, fueron asesinadas unas setenta mil personas. Los rebeldes «se apresuraban no a tomar cautivos y a venderlos, ni a ningún otro comercio de guerra, sino a la matanza, a levantar patíbulos, hogueras y cruces». Fue la venganza más sangrienta posible.
Pero las legiones de Suetonio Paulino, mucho menores en número pero mejor adiestradas y con una mayor organización, pusieron fin a la rebelión en una batalla acaecida en algún lugar de las Midlands, una extensa llanura entre los montes Peninos y la cuenca del Támesis. La disciplina de los romanos derrotó al numeroso ejército británico. Boudica, al ver a su pueblo nuevamente sucumbir ante el poder el Imperio romano, se suicidó ingiriendo veneno, según Táctio.
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