Catalina de Medici: la ‘reina serpiente’ que se convirtió en uno de los gobernantes más poderosos de Francia en el siglo XVI – BBC News Mundo
Considerada brutal y calculadora, la figura de la poderosa Catalina de Medici es controversial. Pero, ¿cómo debemos juzgar sus acciones y su poder?
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Catalina de Medici nunca estuvo destinada a ser reina.
La ‘huérfana de Florencia’ sufrió más pérdidas durante su infancia que la mayoría de las personas en toda la vida. Sin embargo, el destino intervino y la ‘duchessina‘, como la llamaban los florentinos, terminó casándose con un miembro de la familia real francesa.
Poco sabía ella que, un día, se convertiría en reina de Francia.
Nació en Florencia el 13 de abril de 1519, y era hija de Lorenzo de Medici, el gobernante del reino de Florencia, y su esposa Madeleine de La Tour d’Auvergne.
Tres semanas después de su nacimiento, Madeleine murió de una fiebre violenta y Catalina se quedó sin madre. Poco después, su padre, que también era duque de Urbino, tuvo que defender la región después de que fuera atacada por Francesco Maria, un ex duque de Urbino, quien había planeado su venganza durante un momento vulnerable para la familia de Lorenzo.
Lorenzo resultó herido en la defensa de la ciudad y murió en mayo de 1519.
A pesar de los parientes que intervinieron para cuidar de Catalina después de la muerte de sus padres, la pequeña duquesa ahora estaba sola en el mundo; nada podría reemplazar el amor y la protección de sus padres o, al menos, casi nada.
Al principio, Catalina fue cuidada por su abuela paterna, Alfonsina Orsini, pero cuando esta murió en 1520, se quedó con su tía, Clarice de Medici.
En 1527, los Medici fueron derrocados por una facción que se oponía a Giulio de Medici, que había sido elegido como Papa Clemente VII en 1523.
Catalina fue criada en varios conventos hasta que se alcanzó la paz, momento en el que Clemente la convocó para que fuera a vivir con él en Roma. Él la cuidó y también arregló su unión con Enrique, duque de Orleans, el segundo hijo del rey Francisco I de Francia, a principios de 1533.
Con tan solo 14 años, Catalina había entrado en la familia real francesa, una experiencia que le cambió la vida.
¿Cómo llegó a gobernar a Francia?
El matrimonio de Catalina con Enrique II no fue feliz.
Como reina consorte tras la muerte de Francisco I en 1547, Catalina estaba totalmente dedicada a su marido, pero en realidad, era la tercera en discordia de la relación: Enrique II estaba profundamente enamorado de su favorita, Diana de Poitiers, quien ejerció una enorme influencia sobre la vida del monarca.
Enrique pasaba muy poco tiempo con su esposa, hasta el punto en que los cortesanos chismorreaban que la reina era infértil (después de todo, el rey tenía hijos ilegítimos con otras amantes).
Pero después de casi una década más de humillaciones, Diana ayudó a la pareja real a concebir.
Preocupada por perder su posición e influencia en la corte si el rey volvía a casarse con una esposa más joven y atractiva para engendrar un heredero, Diana se aseguró de que Enrique frecuentara el dormitorio real; Catalina no era una amenaza para ella, ni siquiera con herederos, ya que se había asegurado el afecto y la atracción sexual del rey.
Desde 1544 en adelante, Catalina y Enrique tuvieron un total de 10 hijos, siete de los cuales sobrevivieron hasta la edad adulta.
Cuando Enrique II murió tras las heridas sufridas durante un torneo de justas en 1559, la situación de Catalina en la corte cambió en un instante.
Al principio, actuó como asesora política de su hijo mayor, Francisco II de Francia.
Aunque Enrique le había permitido poca influencia como reina consorte, la había nombrado regente en 1552 mientras estuvo ausente en el sitio de Metz, y ella utilizó esta breve experiencia política bajo el reinado de Francisco II.
Luego, cuando Francisco murió de una enfermedad el 5 de diciembre de 1560, su hijo de 10 años, Carlos IX, se convirtió en el nuevo rey de Francia. En un intento por evitar que Catalina tomara el control, se estableció una regencia, pero ella la superó y fue nombrada «gobernadora de Francia», gobernando junto a Antonio de Borbón, el rey de Navarra.
Fue a través de sus hijos que Catalina construyó su propio poder político.
Cuando Carlos IX alcanzó la mayoría de edad para gobernar por su cuenta, ella tomó el título de ‘reina madre de Francia’, imponiéndose en todas las reuniones gubernamentales y utilizando la influencia que tenía sobre su hijo para permanecer en el poder.
Continuó esta estrategia, aunque con menos éxito, con su siguiente hijo, Enrique III, quien se convirtió en rey tras la muerte de Carlos en 1574.
La masacre de San Batolomé
La larga regencia de Catalina estuvo marcada por las Guerras de Religión francesas, en las que se enfrentaron católicos y hugonotes (protestantes).
Algunas leyendas urbanas describen a Catalina como una asesina que odiaba a los protestantes, pero es importante señalar que la realidad era muy diferente.
¿Era una católica ferviente? Sí. ¿Hubiera preferido que todo su país fuera católico? Por supuesto. Pero también conocía la importancia de preservar la estabilidad en el propio reino para asegurar la dinastía. Así que Catalina pasó gran parte de su tiempo en el poder tratando de encontrar compromisos de paz entre católicos y protestantes.
Le tomó meses negociar un posible matrimonio entre su hija, Margarita de Valois, con el hugonote Enrique de Navarra, hijo de Antonio de Borbón y Juana de Albret. Una vez que se acordó el matrimonio, la boda se organizó para el 18 de agosto de 1572.
Pero en los días posteriores a la unión se produjo uno de los eventos más sangrientos de la historia moderna temprana de Francia.
Con las tensiones ya exacerbadas en París, hubo un intento de asesinato contra el almirante Gaspard de Coligny, el líder militar y político de los hugonotes, y el evento desató días de derramamiento de sangre, no solo en París sino en toda Francia: más tarde se conoció estos hechos como como la Masacre del día de San Bartolomé.
¿Cómo reaccionó Catalina esa noche?
Catalina trató de salvar a Coligny, el líder que había sido el blanco de la poderosa familia católica Guisa, enviando a buscar al médico real, Ambroise Paré, para que tratara sus heridas.
También abrió sus puertas a cualquier protestante que necesitara encontrar refugio, incluido el embajador inglés en ese momento, Sir Francis Walsingham, cuando sus apartamentos ya no eran lo suficientemente seguros.
Se cree que el derramamiento de sangre fue instigado por Catalina.
¿Sospechaba que la familia Guisa buscaría vengarse de los líderes hugonotes por la muerte de su padre a manos de un noble hugonote en 1562? Probablemente. Pero ella no podría haber sabido que conduciría a las miles de muertes que se produjeron.
¿Ella la impulsó? Difícilmente. La inestabilidad nunca benefició a los que estaban en el poder.
¿La orquestó? Nunca se ha revelado ninguna evidencia concreta.
¿Cómo murió?
En septiembre de 1588, Catalina comenzó a sentirse débil y finalmente enfermó por una infección pulmonar.
En ese momento, la situación en Francia estaba en su peor momento. La autoridad de Enrique III, su hijo favorito, había sido cuestionada hasta el punto de que, en mayo de 1588, tuvo que huir de París, ya que la ciudad estaba sitiada por la Liga Católica dirigida por los Guisa. Catalina trató de aconsejar a su hijo, pero él ya no quería escucharla.
Su enfermedad progresó y continuó sintiéndose impotente mientras veía cómo el poder de su hijo disminuía.
Cuando, en diciembre de 1588, Enrique III ordenó el asesinato de sus enemigos, Enrique, duque de Guisa y Luis, cardenal de Guisa, Catalina se quedó sin aliento ante el horror que estaba presenciando. Sabía que el pueblo francés nunca perdonaría un comportamiento tan traicionero de un rey; sabía que sellaría el destino de su hijo.
Su infección pulmonar se extendió aún más y, el 5 de enero de 1589, dio su último aliento en su propia cama en el Castillo de Blois. Se cree que murió de pleuresía.
¿Por qué la llamaban «la reina serpiente»?
Una oscura leyenda ha manchado el reinado de Catalina y el de sus hijos, en gran parte debido a que ninguno de ellos puso fin a las guerras civiles religiosas que asolaron Francia entre 1562 y 1598.
Sus orígenes italianos también fueron considerados un problema por los cortesanos, así como el hecho de que mostró interés por la astrología y la astronomía.
Creía en astrónomos, como Nostradamus, y les pedía predicciones del futuro.
Algunas personas vieron esto como un interés en lo oculto, que no era real, y -poco a poco- sus detractores la retrataron erróneamente como una ‘reina serpiente’ que sabía cómo envenenar a sus enemigos y que era despiadada con la gente de Francia.
Esos ataques no podrían estar más lejos de la verdad.
Catalina, como cualquier otro gobernante, conspiró y mintió cuando fue necesario para proteger su autoridad, o la de sus hijos, pero también demostró cuánto se preocupaba realmente por la preservación de Francia, y siempre trató de encontrar formas de promover la paz y alcanzar la estabilidad dentro de las fronteras de su reino.
A Catalina también le gustaba el arte y era una entusiasta coleccionista; durante su vida adquirió una gran cantidad de tapices, esculturas, ricas telas, muebles y cerámica, así como retratos que le encargó a Jean Clouet y al hijo de este, Francis Clouet.
También tenía pasión por la arquitectura y encargó la renovación de importantes edificios como los castillos de Montceaux-en-Brie y Chenonceau. Gastó una gran cantidad de dinero en las artes, pero nunca fue realmente reconocida como mecenas, en parte debido a la oscura leyenda que aún se cierne sobre su reinado hoy.
Al final, Catalina se había convertido en una fuerza imposible de ignorar.
De huérfana a reina consorte y luego a reina madre, influyó drásticamente en la historia de Francia al producir tres de los reyes de la nación. Aunque la dinastía Valois no prevaleció después de Enrique III, los nietos de Catalina de sus otros hijos pasaron a darle forma a la política de finales de los siglos XVI y XVII.
En muchos sentidos, fue la abuela de la Europa moderna temprana.
* Estelle Paranque es profesora de historia moderna temprana en el New College of the Humanities. Sus libros incluyen una próxima biografía conjunta de Isabel I y Catalina de Medici (Ebury Press).