Cuando aliados y alemanes lucharon juntos en la Segunda Guerra Mundial: la Batalla del castillo Itter
Hace poco vimos como el ejército austríaco tiene el honor de ser el único que haya luchado contra sí mismo. Parece que Austria tiene un cierto imán para los sucesos militares fuera de lo común, porque fue en la villa austríaca de Itter, en el Tirol, donde tuvo lugar una de las batallas más extrañas de toda la Segunda Guerra Mundial.
Thank you for reading this post, don't forget to subscribe!Se libró el día 5 de mayo de 1945, justo cinco días después de que Hitler se suicidase en su bunker berlinés, y dos días antes de que el Alto Mando Alemán se rindiera incondicionalmente en Reims, Francia (no obstante, algunos restos del Ejército Centro Alemán seguirían resistiendo hasta el 11 y el 12 mayo).
En una colina cerca de Itter se encontraba el castillo medieval del mismo nombre. Y sería en la defensa de este castillo donde por primera (y probablemente única) vez en su historia el ejército de los Estados Unidos se encontró defendiendo un castillo medieval. No sólo eso. Para ello contó con la ayuda de prisioneros franceses, miembros de la resistencia austríaca y lo que es más extraño, de soldados alemanes de la Wehrmacht.
Por el lado norteamericano participaron el 23 Batallón Blindado de la 12ª División bajo el mando del teniente John C. Lee Jr. Los 14 prisioneros eran personalidades, políticos, miembros de la resistencia, sindicalistas e incluso deportistas, encarcelados allí por los nazis tras la invasión de Francia. Estaban los antiguos primeros ministros Edouard Daladier y Paul Reynaud, la hermana mayor de Charles de Gaulle, y el jugador de tenis Jean Borotra, entre otros. En su ayuda se sumaron soldados antinazis del ejército alemán (quienes posiblemente viendo lo que se avecinaba, decidieron cambiar de bando).
¿Contra quién luchaban entonces? Pues nada menos que contra la 17ª División de Granaderos Panzer de las Waffen-SS. El desarrollo de los acontecimientos parece sacado de una película de Hollywood.
Todo comenzó el 2 de mayo, cuando se suicida en el castillo el último comandante de Dachau, Eduard Weiter. Al día siguiente Zvonimir Cuckovic, uno de los prisioneros en el castillo, miembro de la resistencia comunista yugoslava, consigue escaparse con la pretensión de portar un mensaje del comandante de la prisión (probablemente así fuera en realidad). Con el llevaba una carta escrita en inglés que debía entregar al primer americano que encontrase. Se dirige hacia Innsbruck, que está a unos 64 kilómetros. Esa misma tarde alcanza las afueras de la ciudad donde se encuentra con la avanzadilla de la 103ª División de Infantería norteamericana, y les informa de la existencia del castillo y los prisioneros.
El 4 de mayo y viendo que Cuckovic no regresa, el comandante de la prisión Sebastian Wimmer abandona el castillo seguido de sus hombres de las SS. Los prisioneros toman el control y las armas dejadas por los nazis. El prisionero checo Andreas Krobot consigue llegar hasta la cercana localidad de Wörgl, recientemente abandonada por la Wehrmacht pero reocupada por las SS, y contacta con la resistencia austríaca. Le llevan a ver al mayor Josef Gangl, comandante de lo que queda de una unidad de la Wehrmacht que, desobedeciendo las órdenes de retirada, se ha unido a la resistencia.
Gangl y sus hombres se dedican a defender a los austríacos de las represalias de las SS, calle por calle. Además consigue llegar hasta la pequeña unidad de 4 tanques Sherman, del 23 Batallón Blindado comandado por el capitán Lee que se halla en Kufstein, unos 13 kilómetros al norte, con una gran bandera blanca en busca de ayuda.
Lee obtiene el permiso del cuartel general para acudir en misión de rescate en ayuda de Gangl. Lo hace con solo 14 hombres y un tanque que se suman a Gangl y sus diez soldados de artillería alemanes. A mitad de camino se enfrentan a un grupo de tropas de las SS y las derrotan.
Una vez en el castillo encuentran que los franceses han organizado la defensa liderados por un oficial de las Waffen-SS que se ha quedado para ayudarles. Lee coloca su tanque Besotten Jenny bloqueando la entrada principal, y a sus hombres en posiciones defensivas. A pesar de que ordena a los prisioneros franceses ocultarse, estos se suman a la defensa. En la mañana del 5 de mayo llega el ataque de las Waffen-SS con una fuerza de entre 100 y 150 hombres (la defensa consistía en 25 soldados más los prisioneros franceses).
Al llegar la tarde las cosas no iban demasiado bien para los defensores, que habían visto como las SS destruían el tanque. Por fortuna para las 4 de la tarde llegaron los refuerzos del 142º Regimiento de Infantería, que consiguió reducir a los atancantes y hacer más de 100 prisioneros nazis.
Gangl murió durante el combate alcanzado por un francotirador. Fue nombrado héroe nacional en Austria e incluso le dedicaron una calle en Wörgl.
Como decíamos al comienzo, esta batalla está considerada la más extraña de toda la Segunda Guerra Mundial, ya que es la única en que soldados aliados y alemanes lucharon juntos contra un enemigo común. Quizá fue la inspiración para la famosa película La Fortaleza dirigida en 1969 por Sydney Pollack.