22 noviembre, 2024

Desvelan las grandes mentiras sobre el Cid Campeador que hemos creído durante 800 años

Representación de la Jura de Santa Gadea VÍDEO: EL MANUSCRITO DEL 'CANTAR DEL MÍO CID' ES UNA REFERENCIA EN LA LITERATURA ESPAÑOLA
Representación de la Jura de Santa Gadea VÍDEO: EL MANUSCRITO DEL ‘CANTAR DEL MÍO CID’ ES UNA REFERENCIA EN LA LITERATURA ESPAÑOLA

En su nueva obra, el doctor en historia David Porrinas separa la realidad de la ficción y analiza a Rodrigo Díaz de Vivar como lo que era: un genio de la táctica militar y un «señor de moros»

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«En Santa Gadea de Burgos, do juran los hijosdalgo, le toman la jura a Alfonso por la muerte de su hermano. Se la tomaba el buen Cid , ese buen Cid castellano, sobre un cerrojo de hierro y una ballesta de palo y con unos evangelios y un crucifijo en la mano». Con estas palabras comenzaba el romance de la Jura de Santa Gadea , uno de los episodios más extendidos y míticos sobre el Cid Campeador. El pasaje es, todavía hoy, poderoso, pues nos dibuja como un Rodrigo Díaz afligido por el asesinato de su señor ( Sancho II de Castilla ) obliga al nuevo monarca, Alfonso VI , a asegurar ante Dios que no ha tenido nada que ver en el homicidio. Según el « Cantar del mio Cid » aquello le costó el primero de sus dos exilios. «Las palabras son tan fuertes que al buen rey ponen espanto: “Villanos te maten, rey, villanos que no hidalgos, de las Asturias de Oviedo, que no sean castellanos; mátente con aguijadas, no con lanzas ni con dardos”».

La realidad, sin embargo, es que la Jura de Santa Gadea no fue más que un mito. Un hecho novelado que solo buscaba asemejar la figura del Campeador a la de los héroes de otros poemas épicos de su siglo. Y como él, otros tantos episodios. Desde que Rodrigo tuviera dos espadas llamadas Tizona Colada , hasta la épica batalla después de muerto. Así lo afirma el investigador y doctor en Historia David Porrinas González en su nueva obra: «El Cid. Historia y mito de un señor de la guerra» (Desperta Ferro, 2019) . Un texto que promete convertirse en la biografía definitiva (e histórica) del personaje y que se adentra, por primera vez, en la vertiente táctica militar del personaje. Un ensayo que, en definitiva, quiere separar de una vez por todas la realidad de la ficción forjada a lo largo de los siglos y extendida (entre otros) por Francisco Franco .

1-¿El Cid que conocemos es más mito que realidad?

Depende. Se han escrito biografías sobre el Cid que muestran la realidad. Un ejemplo es la de Richard Fletcher , editada en 1989, o la de Gonzalo Martínez Díez , del año 1999. Yo mismo llevo años publicando artículos que buscaban acabar con la leyenda. Quien quisiera conocer al Campeador histórico lo podía haber hecho, pero la verdad es que las imágenes más míticas suelen calar en la sociedad porque son fácilmente asimilables. La película de Anthony Mann también ayudó a consagrar esa visión, la cual ha quedado arraigada en el imaginario colectivo. Es muy difícil quitarse de la cabeza esa Jura de Santa Gadea , esa batalla después de muerto, esa lealtad desmedida hacia un rey mediocre…

Nosotros, tras hacer varios cuestionarios a estudiantes, hemos llegado a la conclusión de que la imagen que se ha generado del Campeador está muy condicionada por el “ Cantar del mio Cid ”. Este se estudia en secundaria, mientras que la verdadera historia no. Al final, cambia de forma irremediable la estampa que la gente tiene del personaje.

2-¿Contribuyó el historiador Ramón Menéndez Pidal a extender esta imagen mítica del Cid?

Su aportación en ello fue clave porque entendió que “El cantar del mio Cid”, un texto literario, era una fuente histórica. Lo mismo pasó con el romancero, en el que aparece ese duelo singular de Rodrigo con el padre de Jimena o la Jura de Santa Gadea. Al equiparar estos textos a crónicas islámicas de la época cambió la imagen del Cid y la transformó el mítica. Con todo, no podemos negar que Menéndez Pidal recopiló, con suma erudición, los textos que existían sobre este personaje.

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3-Esa leyenda nos dice, por ejemplo, que el Cid tenía una espada llamada Tizona. Algo que nunca pasó…

No tiene fundamento histórico. Aparece en el Cantar, pero no tenemos pruebas de que tuviera unas espadas que se llamases Tizona Colada . Fue posteriormente, en la época de los Reyes Católicos , cuando apareció el registro material de esas armas, pero simplemente porque alguien escribió que había hallado las espadas del Cid.

Lo mismo sucede con el caballo: no podemos saber que le conocían como Babieca . Es más, sabemos que sus hijas se llamaban Cristina María , cuando en el Cantar son Elvira Sol . Al final lo que sucede es que el héroe épico de los poemas necesita ser dotado de una serie de elementos que refuerzan su imagen: un jamelgo y unas armas reconocidas, un compañero inseparable… Todo ello aparece en poemas galos como la Chanson de Roldán .

Uno de los casos más extravagantes en el Cantar es el del supuesto compañero del Cid, Alvar Fáñez , el segundo gran protagonista del texto. Es cierto que convivieron, más o menos, en el tiempo y el espacio y que tuvieron (con probabilidad) una relación buena. Pero no fueron compañeros de armas. Con todo, ambos se convirtieron en héroes populares (el primero tras conquistar Valencia y el segundo por haber sido el gran defensor de Toledo) y por eso se les juntó en esa composición épica.

4-Otro tanto sucede, según su obra, con la Jura de Santa Gadea…

Si. Fue escrita para dar al Cid un motivo y para que el personaje tocase la sensibilidad del pueblo. ¿A quién no le gustaría decirle lo que piensa al poder político y obligarle a hacer lo que, según entiende, es un sentir popular? Eso tiene mucha potencia emocional para mover a las masas y para que se sientan identificadas con el personaje.

La realidad es que los documentos sobre la Jura de Santa Gadea aparecen en el siglo XIII gracias a un cronista que hace una suerte de historia de los reinos de España. Él introdujo este episodio en sus escritos, los cuales fueron replicados después por el Arzobispo de Toledo en su “ Historia de los Hechos de España ” (en la que se basa, a su vez, la “ Historia de España ” de Alfonso X el Sabio ).

5-¿Fue real el odio que narra el Cantar entre el Cid y Alfonso VI tras la muerte de Sancho II?

No. Una vez que murió asesinado en el asedio de Zamora su primer señor y rey, Sancho II de Castilla , el Cid no fue repudiado y apartado, sino que fue integrado en la corte del hermano del monarca, Alfonso VI . El mismo al que, según el Cantar, odiaba y al que hizo jurar en Santa Gadea que no había tenido nada que ver en el homicidio.

No solo eso, sino que Alfonso le buscó un matrimonio muy ventajoso con una dama de noble cuna, su propia sobrina. Además, le dio responsabilidades de importancia dentro de la administración de justicia. Le incrementó, incluso, el patrimonio y fue su padrino de bodas. La relación nunca puede ser mejor. Es cierto que nunca lo elevó a la dignidad condal, pero hay que tener en cuenta que en León había unas casas nobiliarias muy antiguas y que había gente que atesoraba más méritos que él para recibir ese honor. Había solo cuatro o cinco condes. Pero le dio el mejor trato que podía ofrecerle y era uno de sus caballeros de máxima confianza.

6-¿Por qué fue desterrado, entonces, el Cid?

Alfonso VI era lo que hoy llamaríamos un fino diplomático. En una Península Ibérica muy convulsa y fragmentada se comportó como un emperador y consiguió el sometimiento de prácticamente todo Al Ándalus a través de la guerra y de las relaciones políticas. Logró, por ejemplo, que la mayoría de los reinos de Taifas le rindieran tributo.

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Poco antes de que el Cid fuese desterrado, la taifa de Toledo era aliada de Alfonso. A pesar de ello, y en contestación a un ataque que había sufrido el reino de Castilla por parte de unos musulmanes, Rodrigo decidió actuar por su cuenta y lanzó una expedición de castigo contra los territorios que él creía culpables. Y estos pertenecían a dicha taifa.

El Cid arrasó dichos territorios en un momento en el que Alfonso ya contemplaba hacerse dueño, mediante medios diplomáticos, de la taifa de Toledo. El Campeador alteró esa armonía entre las dos regiones y los planes de su señor. Eso fue motivo suficiente para constituir el primer destierro . Con todo, es solo una suposición.

No sucede lo mismo con el segundo destierro. En ese caso, Rodrigo incumplió la obligación de auxiliar a su señor en un momento en el que este le había llamado. Y fallar en el auxilio suponía incumplir una de sus dos obligaciones básicas (la otra era el consejo). Entonces se convirtió en un traidor.

7-¿Denota esa falta de auxilio que Rodrigo tenía un carácter indomable?

Si. Era un personaje que iba a lo suyo. Los dos destierros se pueden explicar por esa naturaleza autónoma. Ese carácter de verso suelto de Rodrigo Díaz. Él tenía claro lo que quería y no reparaba en medios para conseguirlo. Era obstinado y perseverante.

8-Llama la atención que sea utilizado como figura de la Reconquista cuando tenía muy buenas relaciones con los reinos de taifas y combatió para ellos.

Las ideologías iluminan lo que les beneficia y oscurecen aquello que no les interesa tanto. Lo que no te cuenta el Cantar es que la mayor parte de los guerreros que comandaba el Cid eran musulmanes. El elemento cristiano dentro de ese ejército, profesional y permanente, era una élite. Un núcleo central al que se sumaron, a la postre, los soldados árabes. La realidad es que, sin ellos, le hubiera sido imposible conquistar Valencia. Con su mesnada inicial no habría podido derrotar a enemigos como los Condes de Barcelona o los Almorávides (estos, en dos ocasiones). Los necesitaba igual que Hernán Cortés necesitaba a los totonacas y tlaxcaltecas.

Rodrigo también se basaba en este elemento autóctono para conocer la lengua, las costumbres, la geografía, la economía, los resortes tributarios y la mentalidad de los musulmanes. Todo este conocimiento se lo aportaron, por un lado, los años que vivió desterrado en Zaragoza como un árabes más y, por otro, sus combatientes. La verdad es que, básicamente, era un señor de moros. Pero Francisco Franco también tuvo sus propios caudillos musulmanes como Ben Mizzian. El problema es que, en la actualidad, lo que interesa es resaltar unos aspectos en lugar de otros.

El Cid creó un ejército permanente en la Edad Media cuando ninguno de los reinos tenía capacidad para ello

9-¿Apostó el Cid por crear un ejército permanente?

Sí. Fue una revolución para la época. A lo largo de la Edad Media no hubo ejércitos permanentes. Ese concepto se asociaba a un Estado con una capacidad económica suficente como para mantener un contingente perpetuo. Eso salía caro. Día tras día, los soldados debían comer y dedicarse solo a la guerra. Él logró articular una tropa profesional gracias a que se dedicaba de forma constante a la lucha.

Lo más parecido que hay a los ejércitos permanentes en la Edad Media eran las compañías de mercenarios que hubo en el ámbito anglo normando desde el siglo XII. Grupos que utilizaron reyes como Enrique II, Ricardo Corazón de León o Felipe Augusto de Francia. En la Península Ibérica no pasó lo mismo porque estaban las órdenes militares o las milicias de los concejos.

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Sí es cierto que en la época del Califato y de Almanzor hubo ejércitos permanentes, pero porque tenían una capacidad tributaria y económica que se lo permitía. Pero Alfonso VI, Berenguer Ramón II de Barcelona o Sancho Ramírez de Aragón no tenían capacidad para mantener un ejército.

Rodrigo sí lo consiguió y eso le permitió, entre otras cosas, conquistar Valencia tras un año de asedio. Lo logró mediante el círculo de la guerra: no dejar de saquear para conseguir botín y abastecerse de alimentos y material. Además, usó la extorsión ya que, si no le pagaban tributo los reinos de taifas, les saqueaba las tierras.

10-¿Se deja entrever a este Cid menos heroico en el Cantar?

Esta “cara B” del Cid se deja a un lado en el Cantar y llega de la mano de fuentes musulmanes. Los textos fueron hallados en el XIX por un arabista holandés que fue acusado de crear una corriente de “ Cidofobia ” por Pidal. Él era partidario de que ya teníamos otras fuentes en las que basarnos y en las que no se hacía referencia a esta forma de actuar del Campeador.

Pero la verdad es que estas partes se suprimieron porque no interesaba dibujar a un personaje que practicaba la tortura y el asesinato como arma psicológica para debilitar moralmente a su enemigo. Fletcher, Martínez Díez o Peña Pérez han hablado, no obstante, de ello. Explican, como estudio también yo, que no se movía por una cuestión de fe, sino que buscaba tener un señorío. Algo similar a lo que le pasó a Cortés, que buscó fortuna al otro lado del Atlántico tras intentarlo (y fallar) en Italia.

11-El franquismo, no obstante, se nutrió de este Cid más mítico

El Cid que le interesaba a Franco era el literario. El que convirtió en histórico Pidal. El franquismo nació huérfano de ideología. Por eso fagotizaron a grupos como Falange , que sí contaban con ella. Utilizó grandes símbolos de la patria como Pelayo Covadonga Agustina de Aragón . Todo aquel que resistió contra “el infiel”: Desde el principio habló de “cruzada” contra la República y se hacía llamar Caudillo, un cargo medieval recogido en las partidas de Alfonso X . Cogió una serie de elementos sobre los que forjó esa imagen de España. Se identificó con Rodrigo porque era un personaje venerado y era ventajoso compararse con él.

12-¿Es la victoria después de muerto la gran mentira del Cantar?

Es una de las más clamorosas. Pero entiendo que haya funcionado porque es muy emotiva y podía caber una remotísima posibilidad de que se hubiera dado. Incluso apareció en la película.

Este mito, como el resto, surgiría, con probabilidad, poco después de la muerte de Rodrigo Díaz. Es posible que los impulsores fueran la propia Jimena y el Obispo Jerónimo , nombrado en Valencia por el Papa e independiente a los poderes eclesiásticos de la Península.

Los dos perdían muchísimo con la pérdida de la ciudad a manos de los almorávides. La primera tenía dos hijas casadas con príncipes (uno de Navarra y otro de Barcelona) que podían, a la larga, recuperar ese señorío. El segundo también ansiaba hacerse de nuevo con la urbe porque, si mantenía Valencia, podía ser ascendido a Arzobispo de la ciudad. Qué mejor forma de legitimar que esa urbe era suya (y que habían sido los primeros en arrebatársela a los musulmanes) que impulsar la “ Historia Roderici ” (la crónica biográfica del Cid) o el primer poema que, medio siglo después, cantó la historia del Campeador.

Origen: Desvelan las grandes mentiras sobre el Cid Campeador que hemos creído durante 800 años

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