29 marzo, 2024

El batallón de mujeres afroamericanas que hizo frente a los nazis

El batallón Six Triple Eight. (Foto promocional del documental 'The Six Triple Eight')
El batallón Six Triple Eight. (Foto promocional del documental ‘The Six Triple Eight’)

Su misión era de suma importancia aunque al terminar la guerra no obtuvieran apenas reconocimiento. Hoy recordamos su historia y la de su capitana, Charity Adams

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Enero de 1945. Una joven mujer afroamericana de 26 años llamada Charity Adams tomaba un avión desde Washington a la Europa devastada por la guerra. Se trata de la primera comandante de raza negra en el Cuerpo de Mujeres del Ejército, más conocido por sus siglas en inglés WAC («Women’s Army Corps»). Su papel en la guerra todavía estaba sin especificar. Un par de semanas más tarde, participaría en un desfile militar en Birmingham, Inglaterra, en el que pasaría formación a cientos de soldados de raza negra y sexo femenino, concretamente 855 mujeres.

Así es como se fundó el Six Triple Eight, una división del Cuerpo de Mujeres que se encargaría del aparato logístico de las comunicaciones en el frente, el primer escuadrón militar formado íntegramente por mujeres afroamericanas de Estados Unidos. «El Six Triple Eight fue un experimento para determinar el valor que las mujeres negras traían al ejército», explica la periodista estadounidense Christine Brown Fisher en un reciente reportaje de ‘The New York Times‘ sobre la historia de Adams y sus compatriotas. «Atrás quedaban años de presión inflexible hacia las demandas de los activistas por los derechos civiles. La primera dama, Eleanor Roosevelt había convencido al Departamento de Guerra para que les diera una oportunidad. Sin embargo, aquellos que se opusieron a su inclusión de manera firme solo esperaban ver validad su opinión tras su fracaso».

Charity  Adams, en una foto de archivo. (Womenshistory)
Charity Adams, en una foto de archivo. (Womenshistory)

«Los ojos del público estaban sobre nosotras, esperando que cometiésemos un error o que nuestra conducta en la guerra fuera inapropiada», recuerda la propia Adams en su libro de memorias. De ahí que ella y sus compañeras se tomaran la misión que les había sido encomendada como doble: no solamente debían cumplir con su papel de soldado en mitad de una guerra tan cruel y terrible en territorio británico, sino que también debían demostrar ser la mejor división militar de todo el Cuerpo de Mujeres.

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Su misión consistía en entregar por toda Europa las más de 17 millones de cartas que estaban almacenadas. El WAC se dedicaba a la logística de las comunicaciones, sin duda un papel nada sencillo y muy arriesgado. Lo podemos comprobar en películas recientes como ‘1917’. «El progreso militar se medía por la entrega de la larga lista de cartas no entregadas», comenta Fisher. «En pleno apogeo bélico y sangriento, el correo era indispensable para la moral». ¿Cómo llegó una mujer como Charity Adams a dirigir un escuadrón de mujeres con una misión tan importante? Debemos recordar que se trata de 1945, casi dos décadas antes del famoso discurso de Martin Luther King por los derechos civiles de la comunidad afroamericana en Estados Unidos.

«Adams era hija de un pastor de Columbia, en Carolina del Sur, que abandonó la escuela de posgrado para unirse al refuerzo militar en el verano de 1942, después de que el recién formado Cuerpo del Ejército Femenino anunciara que aceptarían a 40 mujeres negras para unirse a sus filas», relata la periodista de ‘The New York Times’. «Los líderes de los movimientos por los derechos civiles estaban pidiendo que tanto hombres como mujeres de origen afroamericano se ofrecieran como voluntarios para el servicio militar y, literalmente, que lucharan por la igualdad de derechos en el extranjero».

Algunos comandantes se negaban a permitir que ingresasen en sus puestos, y muchos de ellos les asignaron tareas como limpiar

En total, más de 6.5000 mujeres afroamericanas sirvieron en el cuerpo auxiliar durante la guerra. Muchas de ellas buscaban una oportunidad para ser reconocidas socialmente con los derechos y libertades que en su país les negaban. Una de las más famosas, como menciona Brown Fisher en su artículo, fue Elizabeth Barker Johnson, una limpiadora que se convirtió en soldado. Después de completar su capacitación básica en el Campamento Breckinridge de Kentucky, se convirtió en camionera, un trabajo muy atípico para mujeres como ella en la década de 1940.

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«Para muchas, el ejército resultó ser poco menos opresivo que los lugares a los que se inscribieron para poder escapar», explica la periodista. «Algunos comandantes se negaban a permitir que las afroamericanas ingresasen en sus puestos, y muchos de ellos les asignaron tareas domésticas nada más llegar, como limpiar o manipular suministros».

Básicamente, la situación lo requería. No fue hasta 1944 cuando por fin admitieron a las mujeres de raza negra en el Cuerpo del Ejército Femenino, cuando los alemanes comenzaron una contraofensiva en el frente occidental en lo que se conoció más tarde como la batalla de las Ardenas, una lucha que se prolongó durante cinco semanas y debilitó a las fuerzas estadounidenses: más de 19.000 soldados fueron asesinados, y muchas decenas de miles heridos, capturados o desaparecidos. Ante tal desastre, los combatientes estaban desesperados por recibir noticias de sus seres queridos del otro lado del océano, de ahí que el Departamento de Guerra aprovechara la oportunidad para matar dos pájaros de un tiro: «entregar la correspondencia postal a los soldados y a la vez otorgar a las mujeres negras una mayor participación en la guerra», señala Brown Fisher.

Defensora de la justicia racial

«En diciembre de 1945, Adams y gran parte del Six Triple Eight volvían a Estados Unidos«, narra la periodista. «Ese mismo mes, el Ejército le ascendió a teniente coronel, convirtiéndola en la primera mujer afroamericana en alcanzar ese rango. Al año siguiente, dejó el servicio para terminar sus estudios de posgrado. Después de casarse y pasar unos años en Suiza estudiando psicología y aprendiendo alemán, Charity Adams pasó el resto de su vida entregada a la causa de la justicia racial como líder activista en Dayton, Ohio».

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A pesar de todos los sacrificios realizados por el Six Triple Eight en la guerra, cuando llegaron a casa apenas se les agradeció su papel en la gesta contra los nazis. «Tuvieron que pasar cinco décadas para que recibieran algún tipo de reconocimiento o condecoración por sus contribuciones durante la Segunda Guerra Mundial», concluye Brown Fisher. «Como dijo Lena King, de 97 años en 2019, una de las pocas supervivientes de esta división: ‘Nunca nos hicieron sentir que lo que habíamos hecho era especial. Nunca protagonizamos un desfile. Acabamos y nos fuimos a casa con nuestras familias’. Cuando Adams murió en 2002, su familia solicitó una mención de honor, pero fue rechazada por un ejército que estaba sumido en la invasión de Afganistán». Solo después de que un general de la Fuerza Aérea se enteró de que Adams había fallecido, se ofreció a realizar una guardia de honor en su funeral, como reconocimiento de la importancia de su legado para todos los servicios armados.

Origen: El batallón de mujeres afroamericanas que hizo frente a los nazis

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