23 noviembre, 2024

El ‘escándalo de los navíos’: así engañó Rusia al Imperio español con la venta de barcos destartalados

Fernando VII ABC
Fernando VII ABC

El monarca compró a Alejandro I varios buques para reconstruir la flota rojigualda que, a la postre, resultaron imposibles de navegar

Thank you for reading this post, don't forget to subscribe!

Se llamó el ‘escándalo de los navíos’, y no fue para menos, pues aquella adquisición de una flota de cinco bajeles por parte del rey Fernando VII a Rusia acabó en un completo desastre. Y no por la falta de pago o, haciendo un símil, porque no llegase a buen puerto, sino porque, cuando los buques en cuestión arribaron a nuestro puerto, el monarca se percató de que se la habían dado con queso, pues se hallaban en pésimas condiciones. Este curioso suceso es uno de los muchos que explica el divulgador histórico Alfred López, más conocido con el sobrenombre de ‘El listo que todo lo sabe’ , en su nueva obra: ‘Eso no estaba en mi libro de historia de la política’ (Almuzara, 2019).

Más allá de los claroscuros y la leyenda negra que rodea a Fernando VII, la realidad es que –como bien señala López en su obra– el monarca tuvo que afrontar un reinado plagado de vicisitudes. La principal: reconstruir un país que acababa de expulsar al invasor galo tras nada menos un lustro de enfrentamientos a cara de perro en el corazón de su territorio. Aunque no la única; y es que, las insistentes revueltas protagonizadas por los territorios latinoamericanos a partir de 1809 supusieron también un verdadero quebradero de cabeza para la monarquía. Para este último reto, ‘el Deseado’ necesitaba contar con una armada similar a la que había tenido nuestra España antes de 1808.

LEER  El origen del temor a los viernes 13: La maldición de los templarios

«Recibió como herencia una Armada española cuya flota naval había prácticamente desaparecido a consecuencia de la batalla de Trafalgar, que tuvo lugar el 21 de octubre de 1805 bajo el reinado de su padre, Carlos IV», explica López. A su vez, y en sus palabras, la Guerra de la Independencia acabó con los, ya de por sí, dañados bajeles del vetusto Imperio. «La que había sido durante muchísimos años la armada más poderosa y temida de todos los mares se había quedado reducida a unos pocos barcos dañados», completa el divulgador. La pregunta estaba clara, y suponía todo un reto para Fernando VII : ¿Cómo podía el país reconstruir su flota de forma rápida y efectiva?

La solución fue la de siempre: el dinero. A pesar de haber salido de una guerra con Francia, Fernando VII adquirió a los galos en 1817 varios bajeles en buen estado. Pero el número seguía siendo escaso. Poco después, el monarca puso sus ojos en Rusia y solicitó al embajador del país en España, Dmitry Pavlovich Tatischev, que le propusiese al zar Alejandro I la compra de más naves. López se muestra partidario de que el entonces ministro de Marina, José Vázquez de Figueroa, avisó al rey de las «intenciones poco claras» del intermediario y criticó el alto precio que se barajó en principio.

Absurdo convenio

No obstante, todo terminó en la firma del llamado ‘Convenio de compra de la escuadra’ a cambio de 13.600.000 rublos. Según el divulgador, «70 millones de reales de vellón». Una cifra, en todo caso, excesiva por cinco navíos y tres fragatas; estas últimas, un detalle simbólico.

Al final, en la adquisición no participaron los principales ministros; entre ellos, De Figueroa, excluido de las negociaciones. El trato, ya de por sí turbio, se convirtió en una auténtica pesadilla cuando los barcos rusos arribaron al puerto de Cádiz el 21 de febrero de 1818. Y es que, aunque en principio el capitán general de la región los declaró «capaces de todo servicio», pronto quedó cristalino que no podían combatir. «La mayoría tenían la madera con la que habían sido realizados podrida, además de haber sido usados en varios conflictos marinos por parte de la Armada rusa. Evidentemente España se encontraba ante una estafa en toda regla», añade López. Según narra, todos los navíos salvo uno fueron destruidos. Y este último fue reparado a costa de una ingente cantidad de dinero. Lo mismo pasó con las fragatas.

LEER  Conde Von Zeppelin, el general de caballería que soñaba con un cielo surcado por dirigibles

En palabras del divulgador, «los rusos se escudaron en que en el contrato firmado por ambas partes no se especificaba por ningún lado que los barcos estarían, o deberían estar, en buen estado». Con todo, otros tantos expertos afirman que los buques fueron adquiridos para su reparación, y se conocía a grandes trazos su estado.

El fraude, a la postre llamado ‘el timo de los barcos’ por los españoles, intentó ser escondido por parte del monarca. «Tergiversó la historia en los diarios y mandó publicar que el acuerdo de adquisición de la flota rusa había sido un éxito», desvela. A partir de entonces existen dos versiones. En primer lugar, la que afirma que el ministro de Marina fue el peor parado por recriminar a Fernando VII su decisión. La segunda, por su parte, explica que su colaboración en el desastre fue mucho mayor y que fue uno de los principales responsables. En todo caso, la estafa ya estaba perpetrada.

Origen: El ‘escándalo de los navíos’: así engañó Rusia al Imperio español con la venta de barcos destartalados

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies

Este sitio web utiliza cookies. Al continuar utilizando este sitio, acepta nuestro uso de cookies. 

Verificado por MonsterInsights