El gran misterio de Keops: 4.500 años de teorías sobre la construcción de la pirámide imposible
Cada poco tiempo, una nueva hipótesis trata de verter luz sobre la gran incógnita que rodea a la única de las siete maravillas del mundo antiguo que todavía se mantiene en pie
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A mitad del reinado del faraón Keops, que gobernó en Egipto entre el 2584 y el 2558 a. C., una cuadrilla de aproximadamente cuarenta trabajadores organizaba cada día un nuevo cargamento de piedra caliza que era enviado desde el puerto de Wadi al Gurf, frente al Mar Rojo, hasta Guiza. Una vez allí, en la famosa meseta situada a 20 kilómetros de El Cairo, otros cientos de personas se dejaban la vida en la construcción de uno de los monumentos más importantes de la Antigüedad: la gran pirámide de Keops.
Así estuvieron, día a día, durante alrededor de 27 años, hasta completar sus 146 metros de altura, que la convierten en la más alta de las tres pirámides de Guiza. Es, también, la única de las siete maravillas del mundo antiguo que todavía se mantiene en pie y la única que sigue fascinando a arqueólogos, científicos, arquitectos e historiadores de todo el planeta, más de 4.500 años después de su inauguración. Casi desde entonces, el hombre se ha hecho una y otra vez la misma pregunta: ¿cómo fue posible que se construyera esa descomunal estructura con medios tan rudimentarios como los que suponemos en esa época?
Cada poco tiempo, un nuevo estudio intenta resolver el misterio, aunque la pregunta sigue sin tener respuesta. Algunas teorías son tan surrealistas e inverosímiles como que fue erigida por habitantes de la Atlántida, que se construyeron para guiar a los alienígenas, que en su interior escondía una ciudad, que sus autores fueron gigantes del Antiguo Testamento y del Génesis que vivieron en la Tierra antes del Diluvio Universal y, por último, que su finalidad fue la de almacenar grano durante una gran hambruna. Esta última fue formulada por nada menos que Ben Carson, precandidato republicano a la Presidencia de Estados Unidos en 2016, que dijo basarse también en la Biblia.
«Las pirámides son conocidas por todo el mundo porque son la construcción más compleja, más famosa y más importante de la historia», comentó en 2017 el secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades egipcio, Mustafa Waziri. En la misma rueda de prensa, sin embargo, también reconoció que «existen en ellas muchos huecos que no podemos calificar de cámaras, pero que no sabemos» dónde están localizados ni para qué servían. Una nueva incógnita que sumar al edificio de piedra más alto del mundo durante 3.800 años, solo desbancado en el siglo XIX por la aguja de la iglesia de San Nicolás, en Hamburgo.
Partículas de energía
En 2015, las investigaciones de Miquel Pérez-Sánchez durante diez años permitieron reconstruir por ordenador con gran exactitud la pirámide de Keops y determinar que estaba coronada por una esfera de 2,7 metros de diámetro. El arquitecto catalán presentó el hallazgo en el libro que recogía su tesis doctoral y explicó que la hasta entonces desconocida bola simbolizaba el Ojo de Horus y que sus dimensiones eran proporcionales al tamaño del Sol y de Sirio, la estrella más brillante del cielo. El investigador contó con el apoyo de un equipo pluridisciplinar que le permitió dibujar el monumento por ordenador con una exactitud de 4 decimales y descubrir sus medidas originales.
Solo un año después, un grupo de expertos egipcios hizo pública una nueva teoría al descubrir unas partículas de energía en el interior de la pirámide que, según dijeron, podrían explicar el sistema de construcción y desvelar otros secretos. El anuncio lo realizó el director del Instituto para la Preservación e Innovación en Patrimonio, Madi Tayubi, como parte de los resultados preliminares del actual proyecto ‘Scan Pyramids’, que se basaba en la detección de muones (partículas de energía que penetran los objetos) para descubrir si hay cámaras ocultas.
El objetivo principal era avanzar hacia la fórmula que permitió a los constructores de la época colocar las pesadas y enormes piedras, una sobre otra, y elevarlas hasta los casi 150 metros de altura. El enigma todavía no ha sido resuelto, pero un año después se desató un gran revuelo cuando la revista ‘Nature’ publicó uno de esos estudios de ‘Scan Pyramids’ que revelaba la existencia de un «gran hueco» de ocho metros de alto, dos de ancho y 30 de largo. Las autoridades egipcias desmintieron su existencia, pero el equipo de científicos franceses, egipcios y japoneses insistió en que era el primer hallazgo en el interior de la pirámide desde el siglo XIX y constituía un «gran avance» para entender su estructura. Un misterio más.
Herodoto
Todos los arqueólogos e investigadores coinciden en que la pirámide de Keops se construyó durante el periodo de mayor apogeo del poder faraónico en el Imperio Antiguo. Su tamaño muestra la gran capacidad de organización en el trabajo y el conocimiento adquirido por los arquitectos de la época para erigir semejantes moles de piedra con medios supuestamente sencillos. ¿Cómo pudo ser, excluyendo obviamente la mano de los alienígenas y los gigantes bíblicos?
La teoría más antigua que se conoce la dejó escrita Heródoto en su Libro II, en el que reflejó lo que le habían relatado los sacerdotes egipcios cuando visitó la pirámide en el 450 a. C. El historiador aseguró que «se gastaron veinte años en su construcción» y se emplearon decenas de miles de esclavos. El método lo describía de la siguiente forma:
«La pirámide fue edificándose de modo que en ella quedasen unas gradas que algunos llaman escalas y otros altares. Hecha así desde el principio, iban levantándose y subiendo las piedras ya labradas con cierta máquina formada de maderos cortos que, alzándolas desde el suelo, las ponía en el primer orden de gradas. Desde ahí, otra máquina las subía al segundo orden, donde las cargaban sobre otra máquina semejante y proseguían de la misma forma. Parece que el número de máquinas era igual al número de escalas. La fachada empezó [después] a pulirse por arriba, bajando después consecutivamente, de modo que la parte inferior, que estribaba en el mismo suelo, fue la postrera en recibir la última mano».
Siglo XIX
Durante el siglo XIX proliferaron teorías más ‘simbólicas’, pero todas fueron desechadas o transformadas a principios de la siguiente centuria con el avance de la arqueología. En 1928, por ejemplo, el egiptólogo alemán Ludwig Borchardt expuso la hipótesis de las grandes rampas perpendiculares en una de las caras de la pirámide para subir los grandes bloques de piedra. Tres décadas después, el arqueólogo Zakaria Goneim aseguró que habían encontrado las huellas de los muros de contención de dichas rampas.
A continuación, Dows Dunham descartó esta idea al considerarla poco práctica y sugirió que la misma pirámide fue la que proporcionó su propia plataforma de trabajo, creciendo al mismo tiempo que ésta. También defendió que el trabajo durante la IV Dinastía era más complicado y laborioso de lo que los ingenieros modernos imaginaban a mediados del siglo pasado, ya que «no hay pruebas de que se conociera la rueda, la polea o la grúa». «Y sabemos que los egipcios de las pirámides no tenían animales de carga y la fuerza utilizada tenía que ser necesariamente la del hombre tirando de cuerdas», apuntó.
En 2007, el arquitecto francés Jean-Pierre Houdin se subió también al carro de este misterio tras ocho años de investigaciones y expuso otra teoría controvertida, según la cual la pirámide se construyó desde dentro hacia afuera. Su tesis fue expuesta aquel año con una proyección en tres dimensiones en el cine Geode de París, tras la cual defendió que los egipcios subieron los bloques por una rampa interna que formaba un túnel en espiral en el interior de la estructura. «Es mejor que las otras teorías, porque es la única que funciona», explicó. Houdin consideraba que con su sistema no hacían falta más de 4.000 hombres y que los egipcios conseguían además no malgastar ni un solo bloque.
Hace dos años, el arquitecto y profesor titular de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Valencia, Adolfo Alonso Durá, apoyó esta hipótesis: «¿Esta teoría es real? ¿Existen esas galerías? Houdin investigó un templo de un siglo posterior a Keops que se destruyó en el siglo XIX, y efectivamente ahí se utilizó esa técnica. Por tanto, no es descabellado que se hiciera en los tiempos de Keops. Houdin piensa en una rampa interior en la pirámide, una rampa recta que va subiendo con una pendiente del 7% hasta el final. Mientras subes niveles, iban dejando los huecos en cada nivel y tapándolos, sin que hiciera falta añadir material que luego habría que bajar. El pasadizo tendría una longitud de hasta un kilómetro desde la base hasta el final. ¿Cuántos bloques se subían cada día? No hacía falta que estuvieran bien pulidos, pues esta solo se pedía para el exterior. Habría personas que extraían bloques, otros que los trasladaban, otros que los subían y otros que los organizaban arriba».
Origen: El gran misterio de Keops: 4.500 años de teorías sobre la construcción de la pirámide imposible