4 diciembre, 2024

La gran mentira con la que Stalin convenció a toda Rusia de que EE.UU. no le había ayudado a vencer a Hitler

Soldados soviéticos junto a un vehículo norteamericano ABC
Soldados soviéticos junto a un vehículo norteamericano ABC

El dictador rojo cambió el significado de las siglas ‘USA’ por ‘Mata a ese hijo de puta de Hitler’

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Hubo un tiempo en el que los Estados Unidos y la Unión Soviética colaboraban mano a mano en pos de la victoria contra el nazismo. Fue a partir de 1940, en plena Segunda Guerra Mundial, cuando ambos recuperaron las buenas relaciones que ya habían mantenido en el siglo XIX. Por entonces la Alemania nazi había tomado posiciones en media Europa y los aliados, entre ellos el país liderado por Iósif Stalin, andaban enfrentándose a los germanos en los campos de batalla a base de fusil y carro de combate. Una lucha que, en el caso de la Unión Soviética, estaba destrozando su economía.

En un intento de amortiguar ese fuerte gasto económico, los Estados Unidos, que todavía no habían entrado en la contienda, establecieron que ayudarían a sus aliados mediante la denominada ley de ‘préstamo y arriendo’. Así lo suscribió Roosevelt, el presidente norteamericano, al señalar que su país era como un inquilino que asistía al incendio de la casa de un vecino y que estaba dispuesto a prestarle su manguera a pesar de que no se hubieran llevado del todo bien siempre. El 29 de diciembre fue todavía más claro al afirmar que ellos, los norteamericanos, debían ser el «arsenal de la democracia».

Al final, Estados Unidos aprobó el 11 de marzo de ese mismo año el envío de ayuda a los aliados –principalmente Gran Bretaña– en forma de aviones, armamento, munición y vehículos de todo tipo. En principio se destinaron 7.000 millones de dólares a este plan, aunque al final de la contienda la cifra ascendió hasta 50.000. A su vez, en las ayudas se incluyó a la Unión Soviética, considerado ya el eterno enemigo, por ser el representante del sistema comunista. «Para Roosevelt era una acción política concebida para atraer a los suspicaces soviéticos a la corriente principal del sistema internacional», explica Martin H. Folly en su ‘Atlas de la Segunda Guerra Mundial’.

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De esta forma, tres meses después de que los nazis invadieran la URSS en la denominada ‘Operación Barbarroja‘, los Estados Unidos iniciaron el envío masivo de ayuda a las tierras de Stalin. Los soviéticos recibieron, por ejemplo, una cantidad de carne enlatada tan grande como para dar de comer a todos sus soldados, 13 millones de botas de fieltro y, lo más importante, vehículos como camiones y jeeps. Estos últimos ofrecieron una ventaja al Ejército Rojo con respecto a sus enemigos, ya que les permitieron moverse rápido por el terreno. Por su parte, el transporte de los nazis comenzaba a escasear.

Aunque aceptó de buen agrado la ayuda, a Iósif Stalin no le pareció bien ir aireando que el capitalismo le estaba ayudando a ganar la guerra. Por ello, se inventó todo tipo de mentiras para que sus soldados creyesen, por ejemplo, que los vehículos ligeros en los que se desplazaban eran de fabricación soviética. Una de ellas la explica el historiador y periodista Jesús Hernández –autor de una treintena de libros sobre el conflicto– en su obra ‘Historias asombrosas de la Segunda Guerra Mundial’.

En palabras de este experto, logró convencer –por ejemplo– a los militares del Ejército Rojo de que la marca de todoterrenos Willys Overland, cuyo nombre venía grabado en el fuselaje de los vehículos, era en realidad una forma secreta de llamar a una fábrica oculta en Siberia. Algo más curioso sucedió con las letras ‘USA’ pintadas en el capó de algunos vehículos. «Se le ocurrió que lo mejor era aprovechar esa circunstancia a favor del régimen soviético, por lo que finalmente se aprobó que el significado oficial de las siglas USA era Ubiyat Sukensyna Adolfa, o lo que es lo mismo ‘Mata a ese hijo de puta de Hitler’», explica Jesús Hernández en su obra.

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Origen: La gran mentira con la que Stalin convenció a toda Rusia de que EE.UU. no le había ayudado a vencer a Hitler

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