24 noviembre, 2024

La Guerra de las Naranjas. El conflicto ibérico desencadenado por motivaciones exteriores a la península

Escasa resistencia portuguesa

La Guerra de las Naranjas fue un conflicto bélico en el que España y Portugal se vieron obligados a enfrentarse para defender los intereses de sus respectivos aliados

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BELÉN RODRIGO 

La Guerra de las Naranjas

La historia de Portugal y España se construye por momentos de aproximación y alejamiento entre ambos. En 1801 las tropas españolas invadieron el territorio luso para cumplir con las exigencias de Francia en la conocida Guerra de las Naranjas. Napoleón quería que Portugal rompiese su alianza tradicional con Inglaterra y cerrase sus puertos a los barcos ingleses. “Este conflicto tiene una particularidad con respecto a otros enfrentamientos ibéricos: se desencadena por motivaciones exteriores a la península”, comienza por referir Antonio Ventura, director del área de Historia en la Facultad de Letras de la Universidad de Lisboa. “En este caso está relacionado con las alianzas de los dos países que les obligaron a ir a la guerra”, añade. Fue un conflicto menor, una guerra con pocas bajas, que se olvidó rápidamente cuando llegó otro conflicto mayor. Fue, en realidad, “una guerra que a Portugal y España no les decía nada, a favor de terceros, en la que España aprovechó la oportunidad para recuperar el territorio de Olivenza”, añade.

Entre finales del siglo XVIII y comienzos del XIX se produjeron cambios en las alianzas internacionales. Los portugueses tenían por entonces una alianza con España y otra con Inglaterra. Portugal apoyó en 1793 a España contra Francia y en la invasión al país galo las tropas portuguesas acompañaron a las españolas. A partir de 1796, con la firma del Segundo Tratado de San Ildefonso, entre Francia y España, la situación cambia porque los dos países hasta entonces enfrentados se convierten en aliados y “Portugal se queda en una situación difícil, a la espera de represalias francesas por el ataque”, resalta el profesor catedrático luso.

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España medió en las negociaciones de paz entre Francia y Portugal»España se convierte en el nuevo aliado de Francia y a su vez lo sigue siendo de Portugal y “no se pueden olvidar las relaciones entre las dos familias reales”. Durante varios años, entre 1797 y 1801, “España sirvió de mediadora en las negociaciones para que Francia y Portugal encontrasen una solución. Incluso en 1979 hubo un tratado de paz entre ambos países pero no se llegó a ratificar”, recuerda Ventura. Como no se logró ese acuerdo “restaba únicamente la opción militar. El monarca español Carlos IV no tuvo otra opción sino hacer lo que los franceses mandaban”. El historiador luso llama la atención al hecho de que durante los años en los que se sucedieron las negociaciones se fueron concentrando las tropas españolas en la frontera. “Cuando las negociaciones iban bien la presión militar disminuía y viceversa”, puntualiza. En 1801 Francia y España firman el Tratado de Madrid, para intimidar a Portugal a disolver su alianza con Gran Bretaña y en caso de negativa, invadir el país mediante un ejército conjunto.

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Manuel Godoy retratado por Francisco de Goya en 1801 (Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.)

Mientras que las negociaciones para intentar llegar a un acuerdo duraron varios años, el conflicto bélico se resolvió en dos semanas. Napoleón envió tropas para participar en la invasión a Portugal “pero España quiere resolver el problema sola, sin recurrir a las tropas francesas y en ese contexto Manuel Godoy tiene un papel fundamental”, afirma Antonio Ventura. Como bien recuerda, Godoy es visto como un enemigo de Portugal cuando la realidad fue bien diferente. “Godoy ya se había opuesto a una invasión a Portugal en 1798 y al quedarse aislado en dicha defensa de los portugueses, se vio obligado a dimitir”. En 1801, como generalísimo, comanda las tropas y realiza una intervención controlada. “Godoy realiza la intervención sin tropas francesas lo cual es también significativo”, subraya el historiador. Los 30 mil franceses se quedan aislados junto a Ciudad Rodrigo y no fueron necesarios en la invasión. Godoy entendía que la alianza de España y Francia era contra natura, motivada por el enemigo común, Gran Bretaña. “Lo que les llevó a juntarse fue el enemigo común, Francia era una república y España una monarquía y Godoy sabía que la presencia francesa en España era peligrosa por la divulgación de ideas republicanas”, apunta. Resolvió intervenir en Portugal solo para que “los franceses no tuvieran un gran protagonismo”.

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El conflicto bélico se localizó en el Alentejo, duró dieciocho días, no hubo grandes acciones militares y según empieza la guerra también lo hacen las negociaciones de paz. La resistencia portuguesa fue escasa y contaban con un ejército muy frágil. “Era posible hacer algo más pero las plazas portuguesas como Olivenza y Juromenha se rindieron sin resistencia”, afirma Ventura. Elvas, por su parte, fue neutralizado desde el principio.

Godoy realizó grandes exigencias con el objetivo de quedarse con OlivenzaEn lo que se refiere a las negociaciones, Godoy hace grandes exigencias a nivel territorial pidiendo los territorios para el lado del Guadiana incluyendo los que estaban más al sur, como Moura, y también las plazas ocupadas. “Godoy en una carta enviada a Carlos IV dice que el ministro luso había creído en todas sus exigencias y le recuerda la importancia de exigir mucho para quedarse con lo que quieren, Olivenza”, explica el profesor. El Tratado de Badajoz acaba por devolver a Portugal todas las plazas conquistadas con excepción de Olivenza, tierra que hacía siglos había pertenecido a España. “El objetivo español era hacer coincidir la frontera política con la natural”, explica Ventura. Todavía hoy hay voces que reclaman este territorio para Portugal y para el profesor Ventura “s una cuestión insoluble desde el punto de vista legal. Es una situación discutible porque hay argumentos a ambos lados”.

Paz de Amiens

Napoleón, por su parte, “no quedó satisfecho con el acuerdo que su hermano Luciano realizó con Portugal quien es sabido que en las negociaciones ganó bastante dinero”. El gobernante francés no aceptó el tratado y quiso reactivar la guerra con Portugal pero “Carlos IV se opuso”. La situación internacional cambió por el tratado de paz entre Inglaterra y Francia que acabó por favorecer a Portugal. La Paz de Amiens se firmó el 25 de marzo de 1802 entre Gran Bretaña y La República de Francia además de su aliada España. “Las negociaciones entre Inglaterra y Francia muestran muy bien que Portugal y España eran socios menores porque ninguno sabía que existían las negociaciones”, afirma el profesor. “Excluyen a los aliados, no participan”. Con Francia e Inglaterra en el mismo bando, Portugal respira por no verse forzada a dar la espalda a su tradicional aliado inglés.

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Sobre el nombre de esta guerra, la teoría más utilizada es que se debe al ramo de naranjas que Godoy envió desde Elvas a la reina María Luisa. Algo que podría confirmar, para algunos, que entre ambos existió más que una amistad. Otra teoría dice que su nombre se debe a que la tribuna en la que estuvieron los Reyes Católicos en Badajoz estaba decorada por naranjas.

Origen: El conflicto ibérico desencadenado por motivaciones exteriores a la península

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