29 marzo, 2024

La masacre de Badajoz por el coronel falangista Yagüe. El episodio más brutal de la guerra civil. 

 

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El coronel Yagüe, falangista asesino alias El carnicero de Badajoz, la peor matanza cometida en la Guerra Civil. Llegó a ser general y ministro. Nunca se arrepintió de su horroroso crímen, sino que se jactaba de ello. Su hija fue militante del PP durante 29 años y negó que su padre fuera un asesino. Así es como tuvo lugar un embuste llamado Transición.

Yagüe:”Por supuesto que los matamos. ¿Qué esperaba usted? ¿Que iba a llevar 4000 prisioneros rojos conmigo, teniendo mi columna que avanzar contrarreloj? ¿O iba a soltarlos en la retaguardia y dejar que Badajoz fuera roja otra vez?”

New York Herald Tribune


Los nostálgicos del franquismo, especialmente los que trabajan para la caverna mediática formada por ciertos periódicos de derechas y determinados TDT ultras, repiten de manera recurrente que Paracuellos fue la peor y más grande de las matanzas de la Guerra Civil. Exageran cifras, mienten y ocultan datos como que fueron 2.500 personas, incluyendo militares franquistas sublevados, falangistas y gente de derechas enemigas de la República y abultan los casos de religiosos como si los religiosos no pudieran ser fascistas, empuñar un arma y matar.


Un “famoso” decía que a él le habían matado no sé cuántos familiares en Paracuellos, y que si él había podido olvidarlo, los demás, también. Lo dijo con un tono que me desagradó, como mandando que se callen ya los de la Memoria Histórica y se conformen con tener a sus familiares en las cunetas; y me molestó porque yo los tengo y no me resigno porque no me da la gana, señorito. Omitió que sus familiares eran aristócratas, señoritos -supongo que andaluces por el acento- que probablemente si estaban encarcelados era por tener algún tipo de relación franquista. Lamento todas las muertes, las de un lado y las del otro porque la vida es sagrada. El puede olvidar porque sabe dónde están sus familiares, enterrados como los suyos quisieron y además el franquismo y la Iglesia les rindió homenaje durante años. No piensa en las cunetas donde fueron a parar los republicanos defesores de la libertad.

La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica estima entre 5.000 y 9.000las víctimas del genocidio de Badajoz, aunque no ha unanimidad en cuanto a las cifras como suele suceder en estos casos, incluso hay quien los niega en la extrema derecha.

Un hecho relevante por si inhumanidad fue La columna de la muerte de Yagüe entre Sevilla y Badajoz, de dónde le viene el deshonroso apodo de “carnicero de Badajoz”. Las matanzas sanguinarias recorrieron esta zona de Andalucía y Extrtemadura. Se mató a la población de tal guisa que hay quien compara estos hechos como un ensayo para las exterminios nazis antes y durante la II Guerra Mundial. Hay estudios y publicaciones.

Basado en un exhaustivo trabajo de campo, La columna de la muerte parte de la fase inicial de la Guerra Civil Española y concluye con la toma de Badajoz y la brutal represión llevada a cabo en la ciudad y poblaciones aledañas. Espinosa lleva a cabo un minucioso estudio pueblo a pueblo de los sucesos allí desarrollados, intentando demostrar que la represión no fue una consecuencia de la guerra, sino una de sus razones explicativas fundamentales”. Según él: la violencia formaba parte del proyecto inicial de los insurgentes, dispuestos a exterminar a todos aquellos elementos de la sociedad española –políticos, sindicalistas, profesionales, maestros…- que habían contribuido a articular la alternativa reformista iniciada en 1931″, concluyendo que la masacre de Badajoz es un anticipo de Auschwitz..
yague joda
Los fascistas asesinaron a un padre cuando su hija tenía 13 años. Toda la vida tratando de recuperar el cadáver, que estaba en la fosa común del cementerio. Hoy mismo la he visto por Internet. Una viejecita de 90 años de Guadalajara que acaba de recuperar los restos de su padre no de la justicia española – que no la hay para estas cosas desde que se cargaron a Garzón – sino argentina, una jueza argentina, que en España no hay jueces ni fiscales que se dediquen a estas cosas. No hay justicia, en definitiva. La mayoría morirán como mi madre sin haber recuperado a sus tíos, ni mi padre, de 88, recuperará jamás los restos de su hermano mayor. La abuela de Guadalajara sabía exactamente en qué fosa común estaba su padre. Nosotros, no.

Pues bien, la mayor y peor masacre que se realizó en España fue en Badajoz, donde se exterminó a una de cada cinco personas. A las niñas las violaban los moros -así les llamaban- y a los hombres los toreaban en la plaza de toros torturándolos con las banderillas o la bayoneta en la cara. 8.000 pacenses asesinaron. El responsable fue un coronel falangista, el genocida Yagüe, que aún tiene calles a su nombre por la cobardía de los socialistas y por connivencia ideológica de la derecha heredera del franquismo.

Para hacernos cargo de la baja calidad de esta democracia y de que la derecha es heredera genética del franquismo, hay que saber que la hija de este genocida ha militado en el PP durante casi 30 añosSe dio de baja en 2.009 por: “La postura del PP en materia, por ejemplo, de aborto, uniones de homosexuales, memoria histórica y defensa de la unidad de España es totalmente inadmisible.” Afirma que su padre “no era un sanguinario” cuando lo cierto es que es el responsable de milies de asesinatos con una cruedad que supera la imaginación más perturbada.

A continuación podéis leer unos párrafos publicados sobre el tema obtenidos de la Sección de Memoria Histórica del PCE de Madrid y redactados por alguien que conoció muy bien los hechos: Raúl Calvo Trenado, nieto de uno de los supervivientes que estudió Historia para profundizar en los hechos.

Badajoz_desde_la_Torre_de_EspantaperrosCentro de Badajoz.

La masacre de Badajoz por el ejército franquista en 1936

Es una historia terrible de la Guerra Civil. Como tantas otras, pero yo no he podido dejar de enviárosla. Hay tanta vida de la mejor gente arrancada… Pero por lo menos hay que saberlo, hay que contarlo, aunque duela hasta el aire, aunque sepamos que es mucho más difícil – sin ellos y ellas – como volver a construir el camino.

Salud

La toma de Badajoz fue, quizá, el peor episodio de la Guerra Civil. Miles de personas fueron lidiadas, banderilleadas y asesinadas en la plaza de toros de la ciudad. Unos sucesos tan terribles que hasta el franquismo más recalcitrante ha ocultado al máximo y son totalmente desconocidos. Es necesario saber lo que allí sucedió.

Raúl Calvo Trenado. 04.10.2005

España en julio de 1936

LA MASACRE DE BADAJOZ

A modo de presentación:

Desde que era crío he oído a mi abuelo, oriundo de la provincia pacense, contar los sucesos de la toma de la ciudad de Badajoz durante la Guerra Civil. Creo que toda la familia le escuchaba con un punto de incredulidad: la historia de que miles de personas fueron lidiadas y banderilleadas vivas en la plaza de toros de la ciudad era demasiado sádica como para ser cierta. Debía ser un mito de la propaganda de guerra como aquel de los niños belgas con manos cortadas por los alemanes en la Primera Guerra Mundial o, por citar un ejemplo más moderno, el episodio de los bebés kuwaitíes sacados de las incubadoras por los soldados iraquíes. ¡Claro que en las guerras suceden episodios horribles de este tipo!, pero también, si es necesario, se inventan, para exaltar el odio contra el enemigo. Como he dicho, el episodio de la plaza de toros resultaba demasiado sádico.

Desgraciadamente, tal suceso es rotundamente cierto. La crueldad de los nacionales no conoció límite.

A medida que crecí me interesé por la historia y se la he seguido preguntando en numerosas ocasiones mientras que paralelamente traté de buscar algo de información al respecto; no ha sido fácil: es un episodio oscuro y silenciado al máximo. Me reconstruí los sucesos para mi mismo a base de recopilar lo poco que encontraba.

Hará unos tres o cuatro años escribí un artículo sobre la masacre de Badajoz que repartí entre algunas amigas y amigos y que dejé por alguna asociación de Madrid; ciertamente no realicé muchas copias. Poco después en el periódico El Otro País se trato el tema de la masacre de Badajoz e incluso aparecía en la portada.

Como los suceso de Badajoz son muy desconocidos me extrañó que la casualidad fuera la responsable de aparición de esta crónica. Tal vez alguno de mis folletos cayó en las manos adecuadas (¡me alegra pensar que fue así y que por tanto fueron útiles para difundir!).

Quizá el recordar esa posible utilidad y el pensar que puede ser interesante explicar al lector el que quizá es el episodio más criminal de nuestra guerra (tanto que hasta el propio franquismo lo convirtió en uno de los más tabúes) me ha llevado a recuperar este texto de la estantería y volverlo a dar a la luz sin apenas modificaciones.

Raul Calvo Trenado

3 de octubre de 2005

badajoz torosPlaza de toros de Badajoz. Los socialistas mandaron demolerla en 2.002.

“La plaza de toros de Badajoz no se llenó de rojos la otra vez. Esta vez la llenaremos”. Todavía en 1977, año de las primeras elecciones legislativas, los hombres y mujeres de izquierda de Badajoz recibían anónimos amenazándoles de muerte.

La toma de Badajoz por las tropas mandadas por Yagüe y los acontecimientos en el coso taurino de la ciudad es quizá el episodio más atroz de la Guerra Civil Española y sin embargo no es muy conocido. La terrible magnitud de los hechos hizo que los propios franquistas siempre hayan ocultado lo sucedido.

La ciudad tenías en aquella época unos 40.000 habitantes; en las dos provincias extremeñas, y en particular en las zonas latifundistas de la provincia de Badajoz, había triunfado el Frente Popular en las elecciones de Febrero de 1936.

Al estallar la guerra en julio, la ciudad de Cáceres y gran parte de su provincia caen pronto en manos de los rebeldes mientras que Badajoz permanece fiel a la República.

Las primeras semanas de la guerra en el Sur

En los primeros días de la sublevación, los republicanos toman la iniciativa en el Sur: el 28 de julio de 1936, el general Miaja marcha con una columna desde Albacete al Despeñaperros con el fin de cortar el paso hacia Madrid a las tropas que llegaban desde Marruecos. El 20 de agosto ataca Córdoba, que no llegó a tomar.

En estos momentos se encuentra todavía partido el territorio sublevado entre la zona Norte bajo la dirección de Mola y el foco de Andalucía occidental bajo el mando de Queipo de Llano.

La zona Sur de los rebeldes no fue fácil de dominar. En todas las provincias andaluzas había triunfado el Frente Popular y además en Sevilla, Cádiz y Málaga tenía una gran fuerza la CNT. Tras vencer una dura resistencia, las tropas de Queipo se aseguran las ciudades de Sevilla, Jerez, Córdoba, Granada y Huelva y las ciudades portuarias de Algeciras y Cádiz. No consigue tomar Málaga, controlada por las milicias populares.

No obstante la situación era inestable y Queipo no hubiese podido controlar ese territorio de no ser por la ayuda recibida por las tropas de Marruecos que empezaron a llegar, aunque todavía en pequeña cantidad.

El día 2, al mando de Asensio, un tabor (batallón) de Regulares y una bandera de la Legión parten de Sevilla rumbo a Extremadura y al día siguiente parte otra columna al mando de Castejón.

Existían dos posibles rutas para un avance hacia Madrid:

1. La más rápida y natural era atravesar el Despeñaperros y La Mancha pero no contaban los alzados con fuerza suficiente para atravesar unos 400 Km. por territorio enemigo.

2. La ruta Sevilla-Badajoz-Talavera-Madrid que, si bien era 100 Km. más larga, sólo cruzaba 200 Km. de terreno republicano y tenía la retaguardia cubierta por la dictadura salazarista en Portugal, por donde podían llegar refuerzos y aprovisionamiento. Además había tropas de Mola en Cáceres, que ya se encontraba en poder de los sublevados.

yague 999Yagüe, criminal de guerra.

Mientras, casi todo el ejército de Marruecos permanecía allí inmovilizado hasta que Franco consigue la ayuda alemana e italiana para cruzar el estrecho pero no para ayudar a los sublevados del Sur sino para marchar sobre Madrid y así aumentar su protagonismo, casi inexistente en estos primeros momentos de guerra. E igualmente decidió atravesar Extremadura para enlazar con los alzados de Cáceres. Desde el 29 de julio al 5 de agosto se había trasportado a Sevilla 1.500 hombres del ejército de África. A partir de este día se trasladan unos 500 hombres diariamente[1].

Además, el mismo día 5, barcos mercantes transportaron de Marruecos a la Península 3.000 hombres, protegidos por cinco bombarderos italianos Saboia 81.

El día 7 de agosto, Franco parte de Sevilla hacia Extremadura con la columna de choque de las tropas africanas, Tercio y Legión, al mando del teniente coronel Juan Yagüe[2] y alcanza a Asensio y Castejón. Las tropas se unifican en la Columna Madrid, al mando de Yagüe, hombre de confianza del futuro generalísimo, que tenía a sus órdenes a los corones Asensio, Delgado, Serrano, Tella y Barrón, todos ellos veteranos de la Guerra de Marruecos. En total se juntaron 8.000 hombres.

La toma de Badajoz

Mérida resistió hasta el 11, día en que la tomó Asensio y, a continuación, Tella cortó la carretera y la línea férrea Madrid-Badajoz. Los miembros del Comité de defensa de la ciudad, encabezados por la anarquista Anita López, fueron ejecutados. La mayoría de los niños, mujeres y ancianos, todos ellos desarmados, se refugiaron en las ruinas del Teatro Romano; cuando los moros entraron, decapitaron a casi todo el mundo y muchos cuerpos fueron colgados al sol. A las niñas las violaban y a continuación las mataron introduciéndoles la gumía o la bayoneta por la vagina y rajándolas[3].

Fosas comunes han sido encontradas en Don Benito, Llerena, Villanueva de la Serena, Herrera del Duque, Guareña, Jerez de Los Caballeros y Almendralejo[4].

En Zafra, era el propio cura del pueblo, Juan Galán Bermejo, el que señalaba a los que se debía ejecutar y declaró a Marcel Dany, periodista de la agencia Havas, que “todavía no hemos tenido tiempo de legislar cómo y de qué manera será exterminado el marxismo en España. Por esta razón todos los procedimientos de exterminio de esas ratas son buenos, y Dios en su inmenso poder y sabiduría los aplaude”. A semejante personaje, que siempre llevaba la pistola bajo la sotana, se le atribuyen 750 fusilamientos.

El 13 comenzó el asalto a Badajoz, defendido por 500 soldados y 3.000 milicianos inexpertos dirigidos por el coronel Ildefonso Puigdendolas frente a 3.000 sublevados. La ciudad cayó el 14 por la tarde. La aviación alemana e italiana bombardeó con los Junker 52 que despegaban de los aeródromos portugueses sin que los sitiados recibiesen ninguna ayuda de la aviación republicana.

El corresponsal de “Le Temp” escribe el día 15 que “Los milicianos sospechosos detenidos son inmediatamente ejecutados” y da la cifra de 1.200 asesinados. A este corresponsal declara Yagüe“Ha sido una espléndida victoria. Antes de seguir adelante vamos a terminar la limpieza de Extremadura, ayudados por los falangistas”. Los milicianos capturados en el coro de la catedral fueron ejecutados ante el altar.

También fueron fusilados los republicanos comandante Alonso y los coroneles Pastor Palacios y Cantero. Puigdendolas logró huir con parte de sus hombres a Portugal pero serán entregados por el gobierno de este país; Puigdendolas conseguirá escapar y regresar a zona republicana[5].

Mario Neves relata en el “Diario de Lisboa”: “Acabo de ser testigo de auténticas escenas de desolación y horror de las que no me olvidaré mientras viva. Cerca de los establos todavía pueden verse muchos cuerpos yaciendo como resultado de la implacable justicia militar. En las avenidas principales, una no muy larga mirada como la que he echado esta mañana, muestra una larga hilera de cadáveres insepultos tirados allí, los legionarios extranjeros y las tropas moras que están encargados de las ejecuciones quieren que los cuerpos en las calles para que sirvan de ejemplo, consiguiendo el efecto deseado”.

Entre los falangistas que protagonizaron la cacería de seres humanos destacan Mariano Ramallo[6]; el padre Lomba, encargado de realizar las listas de los que había que ejecutar; Arcadio Carrasco, que con el tiempo sería nombrado Marqués de la Paz (!) y presidente del Sindicato Vertical; y Jorge Pinto, terrateniente de Olivenza, que hacía bailar a las mujeres antes de matarlas abriéndolas en canal y arrancándolas las tripas.

A los habitantes se les llegó a marcar a fuego vivo como a las reses. Falangistas y moros hacías apuestas entre ellos, y en la Plaza de Penacho estos últimos se divertían abriendo la tripa de los prisioneros y metiendo la cabeza dentro.

Hasta tal punto llegó el salvajismo que el propio Franco ordenó a Yagüe que se detuviesen las castraciones; en efecto, los moros castraban a los cadáveres y los oficiales alemanes hicieron fotos de los cuerpos como “souvenir”. Pero se siguió realizando.

Masacre en la plaza de toros

Durante los días 14 al 15 de agosto se produjo el que fue quizá el episodio más trágico de toda la guerra. Miles de civiles fueron lidiados (sic) y rematados en la plaza de toros de Badajoz.

El horror de semejante carnicería ha sido históricamente ocultado por el bando vencedor y casi ha caído en el olvido. La Guerra Civil trae a la memoria los nombres de Gandesa, Guernika, Jarama, Brunete, Teruel, Guadalajara pero no el de la ciudad extremeña, protagonista de un acontecimiento que pone los pelos de punta; de los 8.000 fusilamientos que hubo en la ciudad, más de la mitad sucedieron en el coso de Badajoz.

Muchos historiadores han minimizado los acontecimientos. Según Hugh Thomas la “cifra de muertos no llegaba a dos mil”; calculaba esta cifra a los veinte años del fin de la guerra y utilizaba fuentes oficiales del régimen que, entre otras cosas, olvidaron señalar que hasta se entregaron invitaciones para acudir a tan taurino festejo[7].

Yagüe ordenó el encierro de los prisioneros, la mayoría civiles, en el coso de la plaza de toros el día 14. En los tendidos se instalaron focos para iluminar la arena; en ese mismo tendido donde señoritos, falangistas, terratenientes, señoritas cristianas y devotas de la alta sociedad, monjas y frailes, entre ellos el citado padre Lomba, aguardaban impacientes la orgía de sangre que se avecinaba.

Entre los más despiadados destacó un sargento moro de nombre Muley que se colocó un traje de torero encima del suyo y comenzó la “faena”: usaba la bayoneta como estoque contra los prisioneros y los mataba clavándoles el hierro en la cara y en el cuello. Mientras, la gente de ley y orden daba los olés y los correspondientes aplausos cuando los prisioneros eran banderilleados.

El espectáculo duró toda la noche. Durante las primeras horas del día 15, el miliciano Juan Gallardo Bermejo le arrebató la bayoneta a uno de los legionarios-toreo y lo mató. En ese momento se retiraron de la arena moros y legionarios y comenzó unametrallamiento masivo.

Durante largo rato silbaron las balas, hasta el extremo de que los tiradores fueron reemplazados en varias ocasiones. No más de dos o tres personas  sobrevivieron de las más de 4.000 que se hacinaban en el foso y que fueron a parar a fosas comunes[8].

Al amanecer del día 15, se volvió a llenas la plaza de prisioneros y hacia las seis de la mañana comenzó un nuevo tiroteo de ametralladoras que duró dos horas.

Las tropas moras saquearon a los asesinados en busca de anillos (aunque hubiese que cortar dedos), cadenas e incluso arrancaban las muelas de oro a golpe de bayoneta.

moros2- badajozLos marroquíes de Yagüe fueron ferozmente crueles. Tenían carta blanca para ensañarse con sus víctimas.

El gobierno portugués entrega a los huidos

Durante los días siguientes a la matanza en la plaza de toros, se siguió asesinando a numerosas personas que se recogían por la provincia o huidos que entregaba la dictadura portuguesa.

El 19 de agosto se estrenaron las nuevas autoridades de la ciudad en un acto público en el que fueron fusiladas 13 personas, siete españoles (entre ellos el alcalde Sinforiano Madroñero y el diputado socialista Nicolás de Pablos) y seis portugueses.

Tras la misa que celebraron los sacerdotes se realizaron los fusilamientos mientras la banda de música amenizaba el espectáculo. Los cuerpos estuvieron expuestos tres días y se les colocó un letrero que decía: “Estos son los asesinos de Badajoz”.

Tiempo después de todos estos acontecimientos, todavía continuaron las ejecuciones. Todos los días, a las doce de la mañana, en la Plaza de Penacho se asesinaba a los prisioneros mientras se oía el himno de Falange y la Marcha Real. Los habitantes eran obligados a contemplar el espectáculo; negarse equivalía a participar en el mismo. Fascistas portugueses vinieron desde Elvas para regocijarse con la función, en especial cuando, en vez de fusilar, los moros degollaban con la gumía.

La prensa recoge la noticia

“Naturalmente que los hemos matado– me dijo-, ¿qué suponía Vd.? ¿Iba a llevar 4.000prisioneros rojos en mi columna, teniendo que avanzar contra reloj? ¿O iba a dejarlos a mi retaguardia para que Badajoz fuera rojo otra vez?”. Esta fue la respuesta que dio Yagüe al corresponsal del New York Herald, John Whitaker.

Las primeras noticias de la matanza de Badajoz la dieron los periodista francesesMarcel Dany y Jacques Berthel y el periodista portugués Mario Neves.

En 1.937, el comandante McNeil Moss negaba los hechos basándose en el testimonio de dos voluntarios británicos de las tropas franquistas. que no se incorporaron a la guerra hasta el 9 de septiembre.

El periodista norteamericano Jay Allen publicó el día 25 de agosto la crónica “Masacre en Badajoz” en The Chicago Tribune y si bien utilizó información del bando franquista y además era partidario de éste, narró con veracidad lo que vio, por lo que los rebeldes le acusaron de “calumniador”:

“Esta es la historia más dolorosa que por mi azar me tocó realizar (.) Hubo fuego, hay cuerpos quemados. Cuatro mil hombres y mujeres han muerto en Badajoz desde que los legionarios extranjeros del general Francisco Franco y los moros treparon sobre los cuerpos de su propia muerte (.) miles fueron asesinados sanguinariamente después de la caída de la ciudad (.) desde entonces de 50 a 100 personas eran ejecutadas cada día. Los moros y legionarios están saqueando. Pero lo más negro de todo: la “policía internacional” portuguesa está devolviendo gran número de gente y cientos de refugiados republicanos hacia una muerte certera por las descargas de las cuadrillas rebeldes (.) Aquí [en la plaza de la catedral] ayer hubo un ceremonial y simbólico tiroteo. Siete líderes republicanos del Frente Popular fueron fusilados ante 3.000 personas (.) Todas las demás tiendas parecían haber sido destruidas. Los conquistadores saquearon según llegaron. Toda esta semana los portugueses han comprado relojes y joyería en Badajoz prácticamente por nada (.) los que buscaron refugio en la torre de Espantaperros [torre medieval de Badajoz] fueron quemados y fusilados.”

“De pronto vimos a dos falangistas detener a un muchacho vestido con ropa de trabajo. Mientras le agarran, un tercero le echa atrás la camisa; descubriendo su hombro derecho se podían ver las señales negras y azules de la culata del rifle. Aún después de una semana se sigue viendo. El informe era desfavorable. A la plaza de toros fui con él. Fuimos entre vallas al ruedo en cuestión (.) Esta noche llegará el pienso para el “show” de mañana. Filas de hombres, brazos en aire. Eran jóvenes, en su mayoría campesinos, mecánicos con monos. Están en capilla. A las cuatro de la mañana les vuelven a llevar al ruedo por la puerta por donde se inicia el “paseíllo”. Hay ametralladoras esperándoles. Después de la primera noche se creía que la sangre llegaba a un palmo por encima del suelo. No lo dudo, 1.800 hombres- había mujeres también- fueron abatidos allí en doce horas. Hay más sangre de la que uno pueda imaginar en 1.800 cuerpos.”

“Volvimos al pueblo pasando por la magnífica escuela e instituto sanitario de la República. Los hombres que los construyeron están muertos, fusilados como ‘negros’ porque trataron de defenderlos. Pasamos una esquina, ‘hasta ayer había aquí un gran charco de sangre renegrida‘, dijeron mis amigos. ‘Todos los militares leales a la República fueron ejecutados aquí, y sus cuerpos se dejaron durante días a modo de ejemplo’. Les dijeron que salieran, así pues, dejaron sus casas precipitadamente para felicitar a los conquistadores y fueron fusilados allí mismo, y sus casa saqueadas. Los moros no tenían favoritos.”

El 27 de octubre en “La Voz” de Madrid se daba a conocer lo sucedido. Lamentablemente no he tenido oportunidad de consultarlo.

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[1] Este fue el primer puente aéreo militar de la Historia. Hitler declaró: “Franco tendría que erigir un monumento en honor de los Junkers 52. La Revolución española tiene que agradecer su victoria a estos aviones”.

[2] Juan Yagüe (1891- 1952). Militante falangista desde antes de comenzar la guerra y uno de los conspiradores en el golpe de julio de 1936. Fue siempre fiel a Franco pese a sus tendencias falangistas, si bien tuvo problemas en 1937 cuando se publica el Decreto de Unificación. En 1942 fue ascendido a teniente general.

[3] Entre los asesinos de la ciudad destaca el falangista José Luna Meléndez, que llegaría a ocupar la Vicesecretaría General del Movimiento.

[4] El periódico portugués “O Seculo” publicaba el 11 de agosto que en el pequeño pueblo de Almendralejo se había matado a 1.000 personas.

En Navas del Madroño, que tenía 600 habitantes, se han encontrado fosas con 76cuerpos.

[5] Ildefonso Puigdendolas. Coronel de infantería; dirigió las columnas de milicianos que defendieron Alcalá de Henares y Guadalajara en los primeros días de la guerra. Posteriormentre le encontramos tratando de defender Badajoz de donde consigue escapar a Portugal; desde allí regresa a zona republicana. El 30 de octubre de 1936, mientras se encuentra combatiendo en Illescas (Toledo) es herido de muerte.

Su muerte sucede en extrañas circunstancias; su ayudante y testigo presencial de los hechos, Ángel Lamas Arroyo, expone en sus memorias la versión que doy a continuación (ni afirmo ni niego que sea cierta).

Puigdendolas fue asesinado por sus propios hombres cerca de Parla (Madrid) tras haber herido a un soldado y haber matado a un capitán de las milicias por haberse retirado de la posición asignada. Lamas Arroyo explica que Puigdendolas siempre tenía ese carácter con los milicianos.

[6] Tío del que tras la muerte de Franco fue presidente de la Junta de Extremaduray diputado nacional, Luis Ramallo.

[7] Hugh Thomas realizó una investigación en Badajoz en 1.959 y ofrece una cifra de 1.800 muertos en la Plaza de Toros. Este historiador niega que ocurriese todo lo que vamos a narrar a continuación.

[8] Uno de los supervivientes fue el comunista Juan Adriano Albarrán, que pese a haber recibido siete disparos, pudo salir arrastrándose y esconderse. Con el tiempo acabó viviendo en París. Creo que nunca quiso regresar a Badajoz.

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yague y sus cadaveres

Yagüe, genocida responsable de la muerte de miles de personas.

Más información: Badajoz. Un genocidio franquista. José Luis Garrot. Academia.edu.

Badajoz: un genocidio franquista

José Luis Garrot Garrot

Introducción

Desde que se pusieron en marcha las columnas que partieron de Sevilla dirección Madrid, dejaron a su paso una estela de horror y muerte. Aunque la de Badajoz fue la matanza que más eco tuvo, gracias a la presencia de periodistas extranjeros, estas  prácticas genocidas las venían realizando en todas las poblaciones que ocupabanAlmendralejo, Llerena, Mérida, y un largo etcétera. Como apunta Paul Preston lo que ocurrió en Badajoz podría tomarse como una advertencia a Madrid. Franco ya había advertido a los habitantes de Badajoz lo que les ocurriría si no se rendían en una proclama fechada en Mérida el 12 de agosto de 1936:

“Vuestra resistencia será estéril y el castigo que recibiréis estará en proporción de aquella.”

 Cumplió su amenaza a rajatabla. La matanza formaba parte de la táctica de eliminación física del adversario, no importaba que ello conllevara la muerte de muchos inocentes. En la toma de Badajoz se produjeron los hechos más repugnantes; asesinatos, violaciones, saqueos, mutilaciones, todo ello con el beneplácito de los jefes militares franquistas.

Este  trágico episodio de la guerra civil española ha intentado ser borrado de la memoriaprimero por los propios franquistas desde el primer momento, mintiendo y tergiversando los hechos ocurridos en la capital pacense. Pero lo más indignante es que ya en democracia se haya seguido intentado borrar las huellas de lo sucedido. En 2002 el ayuntamiento socialista de Badajoz demolió la plaza de toros, en lugar de convertirla en lugar emblemático de la memoria histórica. Para mayor escarnio, durante la Transición las  personas de izquierdas de Badajoz recibían amenazas de muerte:

 “La plaza de toros de  Badajoz no se llenó de rojos la otra vez. Esta vez la llenaremos.”

No sólo fue en la plaza de toros donde se produjeron los asesinatos, por todas las calles de Badajoz corrían ríos de sangre; sangre vertida por hombres y mujeres, que en muchos casos ni siquiera habían participado en la defensa de la ciudad; simplemente por llevar una pulsera de oro o alguna modesta alhaja, los mercenarios moros al servicio de Franco asesinaban sin piedad al portador.

La matanza

Surge de los asesinatos perpetrados en Badajoz por las tropas franquistas, un lugar emblemático, la plaza toros, en ella se acometió uno de los hechos más crueles y sangrientos de la guerra civil. El periodista francés Marcel Dany le relató a Rafael Tenorio (TENORIO, 1979b: 128) el procedimiento:

 “La plaza de toros sirvió de prisión durante los primeros momentos […] No cesaban de traer nuevos presos en camiones. Yo los vi llegar acompañados de las camisas azules de Falange […] Vi cómo los llevaban dentro de la plaza de toros, escuché las descargas […] luego vi como sacaban los cadáveres.”

Los prisioneros eran reunidos en la arena de la plaza, allí eran ametrallados con sañapor las ametralladoras instaladas en las contrabarreras del toril. No contentos con esto, en ocasiones los regulares y legionarios bajaban al coso y allí asesinaban a los indefensos  presos a bayonetazos. En una de estas ocasiones el miliciano Juan Gallardo Bermejo logró arrebatar la bayoneta a uno de los legionarios-toreros y lo mató con su propia arma. En ese momento se retiraron de la arena moros y legionarios y comenzó el ametrallamiento de las personas allí congregadas.

Uno de los que con más saña realizaba estas prácticas era un moro llamado Muley, según testimonio de un superviviente de la matanza, Juan Adriano Albarrán. Entre los asesinados había milicianos, obreros, campesinos, tanto hombre como mujeres; nadie se salvaba del salvaje furor vengativo de las tropas franquistas. Es difícil hacerse una idea del terror que se cernió sobre la plaza de toros. El testimonio de algunos testigos de la época solamente sirven para hacernos una pálida imagen de lo que allí sucedió.

“Las ejecuciones se llevaron a cabo en la plaza de toros, habiéndose distribuido invitaciones para el espectáculo […] Grupos de hombres eran ametrallados como perros de caza eran empujados al ruedo para blanco de las ametralladoras [… ]  En los tendidos los invitados registraban con comodidad las angustias y las muecas de la inválida masa humana que, saliendo de su espanto, intentaba escapar a la condena.” (ZUGAZAGOITIA: 124-25).

“En Badajoz, los facciosos han cometido el crimen más enorme y espantoso que registra la historia. Más de tres mil antifascistas fueron concentrados en la plaza de toros. Y, después de haber ocupado las gradas de la plaza,los elementos oficiales, los falangistas, militares, requetés, incluso “señoritas”, empezó el espectáculo” […](SANZ: 101-102).

matanza en badajozEn Badajoz la matanza incluyó torturas, amputaciones y vejaciones de todo tipo. Solían encargarse los marroquíes y los falangistas.

Los responsables

El máximo responsable fue, sin duda, el teniente coronel Juan Yagüe. Éste ya había tenido una destacada actuación en la feroz represión que se ejerció en Asturias tras la revuelta de octubre de 1934. Tal era su ansia represiva que tuvo un fuerte enfrentamiento con el general López Ochoa, cuando éste llegó a un acuerdo con los obreros; llegándole a acusar de ser cómplice de los insurrectos. Tenía pues experiencia en masacrar a poblaciones civiles. En Badajoz nadie puso reparos a sus crueles represalias. En segundo lugar están los militares que mandaban las tres columnas que entraron en Badajoz; el comandante Castejón, y los tenientes coroneles Asensio y Tello; ellos permitieron que las tropas a su mando realizaran todo tipo de tropelías; incluso en ocasiones las animaron. Yagüe nunca se arrepintió de lo ocurrido en Badajoz; es más se vanagloriaba de ello. Al  periodista francés Jacques Berthet le dijo:

 “Es una espléndida victoria. Antes de avanzar de nuevo y ayudados por falangistasvamos a acabar de limpiar Extremadura.”

En una entrevista que concedió al periodista norteamericano John T. Whitaker, cuando éste le  preguntó si era cierto que había fusilado a miles de personas, contestó:

Naturalmente que los hemos matado ¿Qué suponía usted? ¿Iba a llevar a 4.000 prisioneros con mi columna, teniendo que avanzar contra reloj? ¿O iba a dejarlos en mi retaguardia para que Badajoz fuera roja otra vez?”

Esta contestación demuestra claramente el talante inhumano de Yagüe. Pero no solo fueron los militares los que tienen responsabilidad en la matanza de Badajoz; contaron con la inestimable colaboración de falangistas, religiosos y demás “gentes de orden”, tanto en la práctica directa de asesinatos, como en la elaboración de las listas de los que deberían ser eliminados.

El falangista Mariano Ramallo; un sobrino suyo, Luis Ramallo, fue el primer presidente de la Junta de Extremadura.

El sacerdote Isidro Lomba, encargado de realizar las listas de los que había que ejecutar.

Arcadio Carrasco, que irónicamente fue nombrado Marqués de la Paz y nombrado presidente del Sindicato Vertical.

Jorge Pinto, terrateniente de Olivenza, que hacia  bailar a las mujeres antes de asesinarlas abriéndoles el vientre y sacándole sus órganos.

Avelino VillalobosLeopoldo Ríos, Antonio Ardillas, Agustín Carandell, que asesinó a treinta y cuatro presos atados entre sí en la puerta del Ayuntamiento.

El marroquí Ahmed Mohamed Muley, que se ponía un traje de torero y asesinaba a sus víctimas clavándoles una bayoneta en el cuello.

Eduardo Esquer, que posteriormente sería diputado en las cortes franquistas; y un largo etcétera de personas para los que la vida humana no tenía ningún valor.

Yagüe intentó quitarse la responsabilidad de encima; meses más tarde de los acontecimientos les dijo a los falangistas Dionisio Ridruejo y Alcázar de Velasco, que la orden de realizar la matanza de Badajoz partió del falangista Arcadio Carrasco. No es creíble que un falangista actuara de forma independiente, y menos creíble aún que éste tuviera poder sobre los militares.

Conclusiones

Las columnas comandadas por Yagüe fueron dejando un rastro de terror por todas las  poblaciones que iban ocupando. Si en Badajoz redoblaron sus sádicos esfuerzos fue por la resistencia que la ciudad ofreció. Ha quedado confirmado, incluso por el mismo Yagüe, que los asesinatos que se produjeron se hicieron sin atender a las más mínimas normas de guerra. El que hubiera que quemar los cadáveres con gasolina para evitar brotes epidémicos, es una muestra de la magnitud de la matanza. Nadie que tenga un mínimo de humanidad  puede ya negar, a pesar de los intentos de todos aquellos, que “con Franco vivían mejor”,  de manipular la verdad histórica, que no es otra que en Badajoz se cometió un genocidio.

PD. Hablando de inmoralidad y de falsedad, un tipo deshonesto que acude con frecuencia a la TDT neofascista de turno llegó a decir esta infamia cuando le preguntaron por Badajoz: Un hecho heroico (de Yagüe). La televisión es muy católica, se opone al aborto, y da la impresión de ser un canal de historia en el que solo se habla de un santo varón, llamado Franco, y sus acólitos en el bando de los buenos frente al de los malos.

PD2. Francisco Espinosa, historiador autor de un libro sobre la Memoria Histórica, Lucha de historias, lucha de memorias. España 2002-2015, nos habla de los “horrores sin parangón” que sufrieron los extremeños y se queja de las dificultades para poder consultar los archivos militares, lo que no sucede en el resto de Europa. Quedan documentos con datos importantes fuera del alcance de los investigadores como los referidos a la participación de la Iglesia. Más info: “El tipo de horror que se practicó en Extremadura difícilmente tiene parangón”.

En este blog tenemos dos entregas sobre el genocidio de realizado por Yagüe, el Carnicero de Badajoz, incluyendo los inhumanos hechos acaecidos en la plaza de toros:

Aquí una muestra del horror:

Una orgía imparable de sangre recorría la ciudad de Badajoz y sus alrededores. Perseguían a los republicanos por las azoteas, cazándolos como a moscas, haciendo apuestas entre tropas moras, falangistas y legionarios; los marcaban a hierro como a las vacas. Manuel Ramallo y Antonio Almeida Segura, destacados falangistas, iban a por todas, dirigiendo y ejecutando torturas y asesinatos, mientras la Autoridad Militar jaleaba sus crímenes. En la Plaza de Menacho, los moros que integraban la Columna de Asensio, se divertían abriéndoles el cuerpo a los detenidos antes de matarlos y, aún vivos, les cortaban la cabeza y las metían en el propio cadáver del asesinado.

Origen: La masacre de Badajoz por el coronel falangista Yagüe. El episodio más brutal de la guerra civil. | EL CAVALLER DEL CIGNE ciutadà valencià de nació catalana //*//

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