La MATANZA franquista de REPUBLICANOS en Torre Alhaquime (Cádiz) | RecueRda RepúBlica, documento memoria
El Frente Popular arrolló en las elecciones de febrero de 1936, casi dos tercios de los votantes optaron por los jornaleros socialistas e Izquierda Republicana. A partir de entonces la derecha se r…
El Frente Popular arrolló en las elecciones de febrero de 1936, casi dos tercios de los votantes optaron por los jornaleros socialistas e Izquierda Republicana. A partir de entonces la derecha se radicalizó, optó por el fascismo. Tras el golpe del 18 de julio, los socialistas que representaban a los jornaleros en el ayuntamiento, fueron el principal blanco de la represión que los sublevados desataron contra sus adversarios políticos e ideológicos.
Varios centenares de hombres y mujeres, militantes del sindicato socialista y de Izquierda Republicana, familias enteras, abandonaron Torre Alháquime poco antes de que el 31 de julio fuese ocupado por una columna de guardias civiles y falangistas. Ese mismo día los rebeldes mataron a tiros a José Barriga Lerma, padre de 2 huidos que se refugiaron en cortijos del término de Setenil de las Bodegas.
En el verano de 1936 se sucedieron los asesinatos más cruentos, por bando de guerra sin formación de causa. No hay archivos de esta 1ª primera represión, las víctimas no se inscribieron en los registros civiles. El pueblo se convirtió en un sembrado de cadáveres. Al menos 25 ó 26 muertos repartidos entre las fosas comunes del cementerio y del término municipal, 7 fosas diseminadas en el Huerto Morales, Pareoro, El Rodeo, La Chopalea, La Rabia, Los Callejones y Huerta La Alcoba: Quince hombres y 5 mujeres asesinados, ninguna de ella consta como fallecida en el registro civil. Además 5 o 6 vecinos de Alcalá del Valle.
Los criminales fascistas no tenían escrúpulos. Arremetieron contra los familiares de los Republicanos huidos. Entre las mujeres asesinadas estaba Carmen Álvarez Castro, esposa del policía rural asesinado, que tenía 2 hijos huidos en la zona Republicana; está enterrada con su marido en la fosa de La Chopalea. María Jiménez Vela, María la del Mellizo, compañera del huido Agustín Romero Vilches, decían que “era de ideas comunistas y subversivas”. Francisca Sánchez Márquez, madre de José Zamudio Sánchez, también fusilado. Ana Valle Fernández, compañera de Diego Medina Guerra, huido y a quien acusaban de ejecutar a 2 derechistas. Ella expió sus culpas, primero violada y luego asesinada. Los represores fascistas torturaron y violaron antes de matar, aunque nadie lo dijera en voz alta en la católica España de Franco
La gran limpieza empezó a mediados de septiembre. Entre los fusilados estaban 6 de los 8 detenidos por sucesos del 1º de Mayo, un grave enfrentamiento entre militantes de izquierdas y guardias civiles: El presidente del sindicato Cristóbal Guerra Carreño, el policía rural Antonio García Rosa, Manuel Ortiz Márquez, José Zamudio Castro y sus hijos Francisco y José Zamudio Ortega. También mataron al jornalero Antonio Pérez Rosa, representante del sindicato socialista en la Comisión de Policía Rural.
A partir de marzo de 1937 comenzó la represión mediante “justicia militar”, sustituyendo a los “paseos”. Los rebeldes juzgaron por rebeldía a quienes se opusieron o no secundaron la rebelión. Los condenados a muerte fueron acusados de organizar la resistencia en el pueblo, hacer servicios de guardia, o intervenir en saqueos en la iglesia. Fueron asesinados al menos 35 hombres y mujeres. Entre ellos el socialista Antonio Orozco Galván y Fernando Albarrán Contrera, los únicos miembros de la corporación municipal que no huyeron a Málaga.
Un numeroso grupo huyó del pueblo cuando fue ocupado por los rebeldes, y regresaron a Torre Alháquime tras la conquista de Málaga en febrero de 1937. Sometidos a las farsas de los consejos de guerra, se dictaron 11 sentencias de muerte en un juicio sin garantías procesales. En el Penal del Puerto de Santa María fueron encarcelados 9 Republicanos, de donde los sacaron, y en el cementerio de la ciudad, los fusilaron el 2 de julio de 1937 por la guardia civil, y los enterraron en 2 fosas comunes: Eran el alcalde socialista Pedro Pérez Álvarez, el concejal Pedro Marín Salguero, Diego Medina, y los militantes socialistas Antonio Jiménez Amaya, Juan Medina Guerra, Roque Morales Geva, su hijo Antonio Morales Jiménez, Antonio Vega Caballero, y Fernando Barriga Galán, representante de los socialistas en el comité del Frente Popular.
Las cárceles franquistas, las tapias del cementerio y las fosas comunes fueron el destino de los jornaleros socialistas que creyeron en el proyecto reformista de la República, con la esperanza de que podía transformar las relaciones laborales y la ilusión de que una sociedad más igualitaria y más justa era posible. La mayor parte de las víctimas en Torre Alháquime siguen siendo meros desaparecidos cuyas muertes no se han reconocido legalmente. El término municipal sigue siendo el mismo sembrado de cadáveres.