19 abril, 2024

La oscura historia detrás de las marcas que no sabías que eran nazis | Cultura Colectiva – Cultura Colectiva

A continuación todo lo que nadie nunca te enseñó sobre la oscura historia detrás de las marcas que no sabías que eran nazis

Sólo hace falta ver la historia de las civilizaciones, los grandes monumentos o las primeras metrópolis para cuestionar la grandeza de la humanidad. Humanidad en el sentido estricto de la empatía por el prójimo. Pirámides, ciudades, templos… cualquier majestuosidad ha sido edificada en efecto con un ingenio propio de la genialidad de nuestra especie, pero ¿a costa de qué? ¿De quién? Detrás de todo imperio —incluso en los edificios, rascacielos y calles de la historia contemporánea— hay una trasfondo poco visible de explotación, sufrimiento e incluso alguna forma de esclavitud de los más desfavorecidos y oprimidos. Esto aplica para los imperios modernos, empresas y consorcios con presupuestos masivos, verdaderos monstruos del mundo corporativo anclados con sus productos y su imagen en el día a día, de manera normal. ¿Hay marcas nazis?

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Tal vez las cosas no eran tan distintas unas cuantas décadas atrás. Algunas de las grandes marcas que se conocen hoy llevan años en el mercado, posicionadas en lo más alto de la mente del consumidor. Sellos que ya existían desde el siglo pasado y sobre todo comenzaron a amasar fortuna cuando la Segunda Guerra Mundial se desarrollaba (1939-1945). No todo es color de rosa y la imagen de privilegio, distinción y estilo que representan algunas marcas en la actualidad en realidad tienen un pasado muy oscuro.

 

La industria textil, por ejemplo. Hugo Boss, hoy por hoy es uno de los grandes diseñadores de ropa, cuyas prendas rondan entre los 200 y 900 euros y son sinónimo de glamour y buen gusto. Sin embargo, esto no siempre fue así. La casa de moda se desempeñó como el sastre oficial del servicio secreto del Reich, la inefable SS, culpable de las peores atrocidades; pues se encargaba de diseñar y suministrar uniformes e indumentaria a los nazis.

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En el caso la industria automotriz, la gran firma Porsche fue contratada por el ejército alemán para la creación y diseño de diversos tanques de guerra, como el VK 4501 P, llamado Porsche Tiger o Tiger I. El pedido principal fue que dichos vehículos pudieran soportar los pesados armamentos que los soldados debían utilizar en el campo de batalla, que el exterior del tanque aguantara los violentos ataques y que se mantuviera en condiciones óptimas para atravesar terrenos hostiles.

VK 4501 P

Alemania, el motor más productivo de Europa, se adentró a mediados del siglo XX en un afán industrial inigualable. Su sector automotriz era fértil e innovador. El Volkswagen, “carro del pueblo”, se convirtió en el trasporte por excelencia de los soldados del ejército alemán, pues era un vehículo ligero y de producción rápida a bajo costo. Su interior estaba capacitado para transportar a tres soldados y una ametralladora. Fue diseñado por el mismo Ferdinand Porche y Jakob Werlin, vendedor estrella de Mercedes-Benz. 1

El Fuhrer y sus acólitos admirando uno de los primeros modelos escarabajo

Precisamente en los años más álgidos de la Segunda Guerra Mundial, The Coca-Cola Company decidió dejar de enviar a Alemania los insumos con los que se fabricaba el famoso refresco de cola, especialmente después de que los Estados Unidos decidiera intervenir en el conflicto. Pero los nazis no padecerían sed ni falta de azúcar sintetizada. En los paladares teutones, acostumbrados como estaban a insuflar sus ánimos con aditivos químicos, el refresco Fanta encajó perfectamente y surgió como una respuesta a la falta de Coca Cola. La Fanta es un refresco creado por el nazismo y llegó a posicionarse como la bebida predilecta no sólo del ejército germano, sino de los consumidores alemanes en general, sobre todo los integrantes de la huestes de la juventud nazi.

 

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Otro ejemplo es el de Bayer, empresa que fue comprada por el conglomerado IG Farben. Dentro de sus desarrollos científicos se encontraba la producción del mortífero producto Zyklon B, utilizado en las cámaras de gas. Una vez finalizada la guerra, el grupo de empresas fue disuelto, por lo que Bayer volvió a ser una empresa independiente.

 

Otro de los casos más emblemáticos es el de la multimillonaria estadounidense IBM, que desde principios de 1829 ha patentado maquinaria computacional, como la máquina eléctrica de tabulación. La IBM jugó un papel bastante despreciable en el Holocausto y en la llamada solución final. Por intermedio de su filial alemana prestó sus servicios de venta, traslado, instalación y mantenimiento de maquinaria que automatizó los sistemáticos y burocráticos procesos exterminio de los judíos, gitanos, polacos, cristianos, comunistas, homosexuales y opositores al régimen nazi. Tras un encuentro con el propio Adolf Hitler, Thomas Watson, presidente fundador de IBM, recibió una medalla (que posteriormente devolvió) creada para extranjeros “que demostraron ser dignos del Reich alemán. Una de las marcas nazis más reconocidas de la época.

Son bien sabidos los horrores de los conflictos bélicos y la Segunda Guerra Mundial no es la excepción. Sin embargo, en el mundo de los negocios, a veces no importan las circunstancias catastróficas, siempre y cuando existan jugosas ganancias para las empresas participantes. A menudo la primera guerra es la de la economía.

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