Las MATANZAS franquistas de ciudadanos REPUBLICANOS en Castilla León. 1: Estrategias de REPRESIÓN | RecueRda RepúBlica, documento memoria
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Se tiene constancia de que los franquistas ejecutaron al menos a 16.189 Republicanos en Castilla León. A partir del 18 de julio de 1936, los sublevados no tardaron más de una semana en controlar prácticamente toda la región, tras aplastar los escasos brotes de resistencia obrera en julio y agosto en el sur de Ávila y de Segovia. El 19 y 20, las tropas rebeldes tomaron los gobiernos civiles, ayuntamientos, Casas del Pueblo. El proceso terminó hacia el día 22 de julio. Los sublevados nombraron nuevas autoridades locales: un militar como gobernador civil, alcalde, presidente de la Diputación; la guardia civil acató el estado de guerra y se disolvieron las gestoras municipales.
Las columnas militares rebeldes eran formaciones mixtas de voluntarios civiles, falangistas a cientos, inexistentes el día anterior, tradicionalistas, mandadas por oficiales profesionales que armaron a los voluntarios. Recorrieron las provincias sembrando el terror con el beneplácito de las autoridades militares, civiles, judiciales y eclesiásticas. Inmediatamente se desencadenó una represión de enorme virulencia innecesaria, la resistencia al golpe prácticamente no existía. La represión consiguió 2 objetivos simultáneos: paralizar a la población por el terror y eliminar y neutralizar a los adversarios Republicanos.
Las prisiones se llenaron a rebosar con miles de personas vinculadas al Frente Popular, alcaldes y concejales, dirigentes de sindicatos y sociedades obreras, socialistas, comunistas, anarquistas, Republicanos liberales, masones, cualquiera que se hubiera significado en el republicanismo. El hacinamiento y la falta de salubridad de las prisiones provocaron la muerte de muchos presos. El clero destacó por su influencia en la represión sobre el magisterio, un sector muy castigado, varios cientos de maestros encontraron la muerte, casi el 25% fueron expulsados del magisterio o sancionados. Más allá de los muertos están los encarcelados, los depurados laboralmente, los multados y extorsionados económicamente, los explotados en trabajos forzados, los marginados por sus antecedentes, los exiliados, sin olvidar las formas de abuso y de castigo a la mujer. Se volvió al patriarcado tradicional nacional-católico.
Se procedió a la “limpieza” exhaustiva de la retaguardia inmediata. Los Republicanos fueron liquidados físicamente sobre todo en los primeros meses de la sublevación, mediante ejecuciones extrajudiciales, convencionalmente paseos: grupos de falangistas y guardia civil iban por los pueblos sacando de sus casas a grupos de hombres, buscaban la impunidad alejándolos en camiones a lugares de ejecución y enterramiento. Los familiares los buscaban en la cárcel, comisaría, cuarteles militares o de falange, a veces eran encontrados en cunetas, caminos, barrancos, donde habían sido ejecutados.
Similar al paseo eran las sacas, falangistas y guardias civiles entregaban en la cárcel una lista de hombres, firmada por el gobernador civil o el comandante militar, para trasladarlos a otra prisión. Los sacados eran ejecutados en los lugares de costumbre. Si la familia lograba encontrar el cadáver se inscribía en registro oficial, pero muchas víctimas han quedado sin registrar, no se ha vuelto a saber nada, siguen desaparecidos, no constan. Con los consejos de guerra el resultado era el mismo. Se condenaba a muerte al encausado mediante la ficción legal de delito de rebelión militar. Estos fusilados sí fueron inscritos en el registro civil.
Otra forma de represión fue la económica, miles de expedientes de incautaciones, requisas, multas, cuotas contributivas, convirtiéndose el estado fascista en dueño y beneficiario de los bienes de los opuestos al movimiento nazional. Fue corriente desde el inicio de la guerra para obtener recursos extraordinarios y como mecanismo represor. Se obligó a la población a manifestarse, a participar en ceremonias civiles y religiosas, en homenajes a las autoridades relevantes y en festejos con ocasión de los triunfos militares. La negativa era sancionada, otra forma de extracción económica, de extorsión ciudadana. Desde la toma del poder los insurgentes ejercieron un control absoluto de la población y, a través del proceso recaudador, una forma coactiva de represión económica.
Los tribunales de responsabilidades políticas creados al acabar la guerra volvieron a castigar a muchos, incluso ejecutados, recayendo la carga sobre los familiares. La Causa General de la posguerra fue una 2ª y 3ª vuelta del escrutinio represivo. El miedo fue en lo sucesivo uno de los sustentos del régimen. El fascismo fue el carácter predominante del franquismo, al menos hasta 1945. Paul Preston utiliza el marchamo de genocidio al hablar de la represión franquista.
Lo que sucedió en Castilla y León es clave para entender el golpe, el terror y el modelo de dictadura que se extendería por todo el territorio. En muchos sentidos ciudades como Valladolid, Salamanca y Burgos fueron los laboratorios del nuevo régimen. En esta región los golpistas diseñaron y pusieron en práctica su nuevo modelo de sociedad: la dictadura franquista: Los nuevos tribunales, los asesinatos, el terror, las prisiones, los nuevos valores, símbolos y discursos, etc. Fue en Castilla y León donde el golpe militar, al fracasar en Madrid, se convirtió en la máquina de terror que caracterizó la dictadura.