Las notas oficiales que se radiaron el 18 de julio de 1936: «Se ha frustrado un nuevo intento criminal contra la República» – Archivo ABC
Así informó ABC del inicio de la Guerra Civil española
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«Este número está visado por la censura», avisaba ABC en la misma página 31 del 19 de julio de 1936 en la que se informaba por primera vez de la Guerra Civil que acababa de estallar. Poco trabajo le costó al censor repasar aquellos textos, pues se limitaban a reproducir las notas oficiales que habían sido radiadas por el Gobierno de la República acerca del movimiento militar.
La primera de las comunicaciones del Ejecutivo de Santiago Casares Quiroga dirigida al país fue emitida a las ocho y media de la mañana en la radio. «Se ha frustrado un nuevo intento criminal contra la República», afirmaba con optimismo. «Una parte del Ejército que representa a España en Marruecos se ha levantado en armas contra la República, sublevándose contra su propia Patria, realizando actos vergonzosos contra el Poder nacional. El Gobierno declara que el movimiento está circunscrito a determinadas ciudades de la zona del Protectorado y que nadie, absolutamente nadie, se ha sumado en la Península a tan absurdo intento. Por el contrario, los españoles han reaccionado unánimemente y con la más profunda indignación contra esta tentativa frustrada en su nacimiento». Aseguraba la nota que las fuerzas de aire, mar y tierra del Ejército permanecían fieles y se dirigían contra los sediciosos «para reducir este movimiento insensato y vergonzoso».
«El Gobierno de la República domina la situación y afirma que no tardará muchas horas en dar cuenta al país de estar normalizada la situación», aventuraba en aquella primera nota de la mañana, mostrando una aparente calma y control de la situación de la que intentó hacer gala también en los siguientes comunicados. «De nuevo habla el Gobierno para confirmar la absoluta tranquilidad en toda la Península», decía al cabo del rato, antes de informar de la detención de varios generales, jefes y oficiales, cuyos nombres no citaba, y la interceptación de «un avión extranjero que, según indicios, tenía el cometido de introducir en España a uno de los cabecillas de la sedición».
«Estas medidas, unidas a las órdenes cursadas a las fuerzas que en Marruecos trabajan para dominar la sublevación, permiten afirmar que la acción del Gobierno será suficiente para restablecer la normalidad», se aseguraba.
A las seis de la tarde, desde el ministerio de la Gobernación se transmitió por radio que aunque continuaban «los elementos enemigos del Estado propalando rumores y noticias falsas», la adhesión de todas las fuerzas al Gobierno era «general en España» y se insistía en que el levantamiento militar se circunscribía solo a Marruecos. «De nuevo se hace saber a todos los españoles que son absolutamente falsas las noticias circuladas de haber sido declarado el estado de guerra en España».
Una hora más tarde, se volvía a insistir en que «todas las provincias españolas» continuaban «en absoluta obediencia al Gobierno de la República» aunque se mencionaba a Sevilla, donde el general Queipo de Llano había declarado el estado de guerra. «Se produjeron actos de rebeldía por parte de los elementos militares, que fueron detendios por las fuerzas al servicio del Gobierno. En estos momentos ha entrado ya en la ciudad, como refuerzo, un regimiento de Caballería al grito de ¡Viva la República!», informó por radio el Gobierno. «El resto de España continúa fiel al Gobierno, que domina en absoluto la situación», apostillaba.
El Ejecutivo que presidía Casares Quiroga decretó la anulación de las declaraciones del estado de guerra en todas las plazas del país donde se hubiera declarado y disolvió las unidades del Ejército que tomaran parte en el movimiento insurreccional. Se licenció a las tropas cuyos mandos se hubieran levantado contra la República y se cesó a Francisco Franco en el mando de la Comandancia Militar de Canarias, así como a otros generales sublevados.
No hubo ninguna fotografía ni ninguna crónica firmada sobre el inicio de la Guerra Civil en aquellas primeras informaciones del periódico impreso en Madrid. Al cierre de la edición, se recogían en la página 41 los cambios en el Gobierno tras la dimisión de Casares Quiroga. A invitación del presidente de la República Manuel Azaña, Diego Martínez Barrio aceptaba hacerse cargo del Ejecutivo en esos convulsos momentos.
En otras notas oficiales emitidas por la radio se decía que en Málaga se había frustrado el levantamiento -«la situación sigue mejorando», se decía-, en Madrid las fuerzas de Asalto y de la Guardia Civil habían sido ovacionadas por la multitud y se advertía de que dos buques de guerra iban a comenzar al día siguiente el bombardeo de los cuarteles y edificios ocupados por los rebeldes. También se advertía de que desde Radio Sevilla los sublevados estaban dando al público «noticias fantásticas, que la opinión debe recibir como propaganda».
Desde los primeros compases de la guerra estaba claro que ésta se iba a librar también desde las ondas radiofónicas. Y desde la prensa.
Al día siguiente nacía el ABC de Sevilla, difundiendo las notas radiadas por el general Queipo de Llano en las que «rectificaba» a las de Madrid: «¡Españoles!: El Gobierno agonizante con un cinismo solo comparable a su miedo incontenido, anuncia por la radio la suisión de todas las fuerzas que han asumido el honroso empeño de salvar a la Patria. Pronto se convencerá ese Gobierno indigno, por propia experiencia, de que el movimiento triunfante en toda España, avanza con paso seguro hacia la capital de la República». ABC, como el país, se partía en dos.