Lepanto: La batalla que cambió la historia de la Cristiandad
Lepanto: La batalla que cambió la historia de la Cristiandad
El 7 de octubre de 1571, las aguas del golfo de Lepanto fueron testigo de una de las mayores gestas navales de la historia. Esta decisiva batalla, que enfrentó a la Santa Liga liderada por Don Juan de Austria contra el Imperio Otomano comandado por Alí Pachá, marcó un punto de inflexión en la lucha entre Oriente y Occidente.
Miguel de Cervantes, quien participó en el enfrentamiento, la describió como «la más alta ocasión que vieron los siglos». Esta victoria de los cristianos no solo aseguró el dominio naval del Mediterráneo, sino que también preservó la cultura y la fe cristiana frente a la amenaza otomana.
Los líderes: Don Juan de Austria y Alí Pachá
Don Juan de Austria, el héroe de la Cristiandad
Don Juan de Austria, hijo ilegítimo de Carlos V y hermanastro de Felipe II, lideró la flota de la Santa Liga con determinación y valentía. A sus 24 años, comandaba una coalición naval que incluía a España, Venecia, Génova, Malta y los Estados Pontificios.
Bajo su mando, se reunieron 200 galeras y 6 galeazas, embarcaciones venecianas diseñadas para descargar una artillería devastadora. La habilidad estratégica de Don Juan fue clave para la victoria en Lepanto.
Enlace interno: ¿Quién fue Don Juan de Austria?
Alí Pachá, el almirante del sultán
Por el otro lado, Alí Pachá, favorito del sultán Selim II, comandaba una flota otomana compuesta por 230 galeras y 60 galeotas. Este líder militar ya había demostrado su brutalidad al conquistar Chipre, donde masacró a miles de cristianos.
En Lepanto, lideró desde ‘La Sultana’, su nave capitana, donde ondeaba el valioso estandarte ‘Sanjac’, símbolo de la autoridad otomana.
Enlace externo: Historia del Imperio Otomano en Britannica
La formación de la Santa Liga y el inicio del conflicto
La brutalidad otomana en Chipre llevó al papa Pío V a reunir a las principales potencias navales cristianas bajo la bandera de la Santa Liga. España asumió gran parte del esfuerzo, aportando hombres y naves, mientras que Venecia y otros aliados contribuyeron con recursos.
Tras meses de preparativos, las flotas se encontraron en el golfo de Patras, cerca de Lepanto, el 7 de octubre de 1571. Aunque los otomanos tenían ventaja numérica, Alí Pachá decidió enfrentarse a Don Juan de Austria.
Enlace interno: ¿Qué fue la Santa Liga?
El choque de titanes: ‘La Real’ contra ‘La Sultana’
La batalla comenzó alrededor de las 11 de la mañana. Las galeras turcas cargaron contra las galeazas venecianas, que infligieron daños considerables antes de que las naves enemigas alcanzaran las galeras cristianas.
En el centro del combate, las naves capitanas ‘La Real’ y ‘La Sultana’ se enfrentaron directamente. Ambas se embistieron con violencia, y los arcabuces y cañones hicieron estragos en las cubiertas.
Un infierno en el mar
Desde ‘La Sultana’, los jenízaros intentaron abordar ‘La Real’, pero los soldados de los Tercios españoles repelieron cada ataque. El combate cuerpo a cuerpo fue brutal. Según los cronistas, el ruido de los tambores, trompetas y gritos se mezclaba con el tronar de los cañones y el choque de las espadas.
El desenlace: La caída de Alí Pachá
Tras varias horas de batalla, la balanza comenzó a inclinarse a favor de la Santa Liga. Los soldados cristianos lograron llegar hasta el centro de ‘La Sultana’, donde Alí Pachá cayó herido por un disparo de arcabuz en la frente.
Según relatos, su cuerpo fue decapitado por un galeote cristiano, quien entregó la cabeza como trofeo a Don Juan de Austria. Sin embargo, el joven comandante rechazó este gesto y ordenó que los restos fueran arrojados al mar.
Enlace externo: Detalles de la batalla de Lepanto en National Geographic
El impacto histórico de Lepanto
La victoria en Lepanto fue un hito en la historia de la Cristiandad. Aunque no acabó con la amenaza otomana, detuvo su expansión naval y marcó el inicio de su declive en el Mediterráneo.
Un triunfo cultural y religioso
La batalla también fortaleció la fe católica en un momento crítico. Además, Lepanto dejó una huella en la cultura. Miguel de Cervantes, quien participó en el combate, inmortalizó la batalla en sus escritos, llamándola «la más alta ocasión que vieron los siglos».
Conclusión: Un legado inmortal
La batalla de Lepanto no fue solo una victoria militar, sino también un triunfo espiritual y cultural para la Cristiandad. El liderazgo de Don Juan de Austria y el sacrificio de miles de soldados garantizaron la defensa de Europa frente a la amenaza otomana.
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