Los Asiáticos del Tercer Reich | Eurasia1945
Uno de Septiembre de 1939, Adolf Hitler invade Polonia, mientras las bombas truenan sobre Varsovia, Gran Bretaña, Francia y la Commonwealth declaran la guerra a Alemania comenzando así la Segunda Guerra Mundial. Por aquel entonces algunos asiáticos que vivían en el Tercer Reich, bien porque habían inmigrado a Alemania huyendo de las guerras comunistas e independientistas de Asia, o bien porque estaban casados o casadas con pareja alemana, aunque por lo general, una diminuta minoría, tomaron la decisión de que debían ayudar al país que los había acogido.
Thank you for reading this post, don't forget to subscribe!Al comenzar la guerra muchos asiáticos son los que vieron en Hitler la salvación por la que ellos habían emigrado al Reich dejando atrás Asia, aunque otros simplemente contemplaron en el Führer un modelo a seguir para el bien del mundo. Esto provocó que algunos asiáticos se encuadraran en el Ejército Alemán (Wehrmacht). Aunque fueron una minoría muy reducida, no se los agrupó en unidades exclusivas de asiáticos por el escaso número que eran, sino mezclados en formaciones junto con soldados alemanes y en la mayor parte de los casos como aprendices tras un acuerdo con el país de origen, ya que las leyes raciales impedían la aceptación convencional. A medida que Alemania e Italia a lo largo de 1940 y 1941 iban ocupando Europa desde Francia hasta los Balcanes y desde Escandinavia hasta Sicilia, el número de asiáticos aumentó, ya que muchos de estos voluntarios de los países ocupados se presentaron a filas con el consiguiente rechazo. Cuando se firmó el Pacto Tripartito de Alemania e Italia con Japón y posteriormente Hitler inició la invasión de la Unión Soviética, asiáticos residentes en Europa, miraron con buenos ojos la lucha nacionalsocialista por la que se combatía en el continente europeo. Muy al contrario numerosos asiáticos no estaban seguros de que la causa por la que peleaba Japón en Asia para controlar como títeres países de poco interés político era acertada, ya que la mayoría comprendía que la lucha contra el comunismo como estaba haciendo el Tercer Reich era la prioridad.
Los hijos de Gengis Khan
El ataque japonés a Pearl Harbor cambió toda el conflicto. Tras la entrada en guerra de Japón con Estados Unidos la contienda se hizo totalmente mundial. Muchas personas procedentes de Asia, sobretodo del Sudeste Asiático, creyeron que la guerra de Japón contra Estados Unidos y Gran Bretaña era una política equivocada, pues el verdadero enemigo era el comunismo y la URSS. Aquella fue la razón por la cual muchos asiáticos en Europa tomaron la decisión de ingresar en el Wehrmacht y e intentar diplomáticamente que Berlín les dejase marchar Frente del Este.
Un gran número de asiáticos de los que ya vivían en Europa se presentaron voluntarios para combatir en el Ejército Alemán dentro de las oficinas de reclutamiento. Esto hizo que los Altos Mandos Alemanes (OKW) tomaran medidas. Sin embargo la desilusión para ellos fue total, pues los alemanes no aceptaron que asiáticos de los países ocupados se enrolaran en sus filas. Por eso, tras semanas de protestas y deliberaciones con el colectivo asiático y con los gobiernos de turno, se aceptó que se enrolaran en la Organización Todt. Pero esta organización era un elemento de trabajo para construir defensas en el Frente Occidental, la llamada Muralla del Atlántico, con lo que los voluntarios quedaron bastante descontentos, más que que una ayuda se sintieron mano de obra esclava barata, aunque se resignaron a tomar lo único que se les ofrecía para defender la causa fascista en la que ellos creían.
Con el increíble avance de la Wehrmacht en el Frente Oriental, los alemanes llegaron a las puertas de Asia y el Cáucaso en verano de 1942. Una vez allí descubrieron la gran cantidad de etnias residentes en esa zona del planeta, entre ellos muchos asiáticos de origen mongol, especialmente en Calmucia. A partir de ese momento, el nacionalsocialismo y en general todos los movimientos nacionalistas o filofascistas, ya suficientemente maduros después de años de evolución, veían la cruzada que habían iniciado como una empresa no sólo de los países nórdicos o europeos, sino del mundo entero. De hecho en el Eje ya había países de todos los continentes con todas las razas y colores luchando contra un mismo enemigo: el capitalismo y el comunismo. Esa fue la razón por la cual el Tercer Reich aprobó la aceptación de todo aquel voluntario, fuese cual fuese su raza para luchar en sus filas, siempre que no fuese judío o polaco.
Gran cantidad de asiáticos comenzaron a enrolarse por toda Europa en las filas del Tercer Reich y otros países europeos del Eje. Dicho voluntariado provenía de China, Japón, Corea, Mongolia, Thailandia, Indonesia, Vietnam y regiones del Asia Central como Turkestán y Uzbekistán. La mayoría de la recluta se encontraba previamente dentro de la propia Europa y en la frontera de la Eurasia, junto al Caúcaso, aunque algún que otro voluntario escapó de su país de origen para ir al continente europeo.
La aventura de los voluntarios asiáticos empezó al mismo tiempo en todos los frentes europeos. Japoneses, chinos, coreanos, turkestanos y mongoles se batieron llevando el uniforme alemán sobre las lejanas estepas de Rusia y en los espesos bosques de los Balcanes. Estas tropas normalmente eran bastantes útiles en determinados enfrentamientos contra el enemigo, especialmente en tareas defensivas y de retirada, pues no tenían miedo a la muerte. Combatir contra ellos era como enfrentarse a los japoneses en el Frente del Pacífico, algo a lo que no estaban acostumbrados las potencias aliadas en Europa. La mayoría de soldados asiáticos en Europa operó dentro de la Wehrmacht, pero unos pocos se enrolaron en el Ejército Húngaro porque en ese país había inmigrantes chinos. También en los grupos civiles militarizados que se fundaron en la Francia de Vichy como la Milicia Francesa (Milice Françoise), participaron algunos asiáticos de nacionalidad francesa que eran más afines al fascismo francés que al nacionalsocialismo alemán. Uno de los asiáticos más famosos fue Lucien Kemarat, un thailandés que en lugar marchar a Thailandia, aliada de Alemania por aquel entonces, decidió quedarse en Europa y encuadrarse en la Wehrmacht para combatir en el Frente del Este durante 1943 dentro de la Legión de Voluntarios Franceses (LVF) como artillero de una ametralladora MG-42.
Asiáticos en las Waffen-SS
Pronto las Waffen-SS empezaron a interarse por contar con algún asiático entre sus filas, aunque de manera muy limitada. Lo que más se aceptó, entre la gente del Sudeste Asiático, fueron japoneses. Los nipones tuvieron un trato más privilegiado, se les dejó incluso tener en el uniforme el escudo con la bandera samurai de Japón invocando los rayos del Sol Naciente. Aunque se desconoce la ubicación exacta de los japoneses, se sabe que en la 33ª División SS Francesa “Carlomagno”, compuesta por voluntarios franceses, hubo algunos nipones. Precisamente Lucien Kemarat, el thailandés que había luchado en la Wehrmacht, se unió a 33ª División SS Francesa en 1944, marchando de nuevo al frente donde murió a principios de 1945 en Pomerania. También en la 34ª División SS Holandesa “Nederland”, encuadrada por voluntarios holandeses, se conoce por una fotografía la participación de soldados indonesios, probablemente nacionalistas de las Indias Orientales (colonia holandesa por aquel entonces), que se alistaron seguramente por la promesa que el Eje había formulado de una Indonesia independiente, plan ratificado por Alemania y Japón bilateralmente. A pesar de esto, pocos son los datos que hay respecto de asiáticos en las Waffen-SS, lo que si es seguro es que por sus filas pasaron tres chinos, un thailandés y un vietnamita, además de numeros japoneses, aunque estos últimos no se sabe con exactitud.
¡Por Europa y Asia!
La estancia más conocida de los asiáticos del Tercer Reich fue la de la Organización Todt a partir de 1944. A principios de ese año, el mariscal Erwin Rommel llegó al Frente Occidental para hacerse cargo de la construcción de la Muralla del Atlántico con el objetivo de frenar la futura invasión de los angloamericanos. Los asiáticos que trabajaban allí, cientos en aquel instante y coreanos la gran mayoría, aún no habían podido luchar en ningún frente a pesar de que años antes las cosas habían cambiado para ellos, ya que no podían abandonar su puesto de trabajo a causa de la firma del contrato. Pero al llegar Rommel a Francia, recibieron la noticia de que pronto su trabajo iba a cambiar. Oficiales e instructores alemanes encuadraron a todos los trabajadores asiáticos de la Organización Todt en una milicia local a la que se repartió armamento, adiestrándose a todos los voluntarios en las técnicas de la guerra. Finalmente fueron situados en una playa de Normandía, donde su cometido sería seguir construyendo defensas y a la vez entrenarse para luchar contra el enemigo si se atrevía a invadir Europa. Lo que no se imaginaban ellos es que la casualidad había querido que estuvieran situados en la boca del lobo de la mayor invasión de la Historia.
El 6 de Junio de 1944 se produjo el apocalipsis cuando los Aliados desembarcaron en Normandía por tierra, mar y aire. Los asiáticos de la Organización Todt se encontraban en aquellos momentos dispersados por la costa donde habían desembarcado los estadounidenses, concretamente en el sector de la Playa de Omaha, justo en el punto en el que estaba atacando el 2nd Batallón de Rangers a los alemanes. Después de años de espera, había llegado el momento, coreanos y japoneses en Omaha Beach alzaron sus armas y junto a sus camaradas alemanes se pusieron a disparar contra el enemigo. La lucha fue encarnizada, durante horas los asiáticos resistieron el choque del poderoso ejército norteamericano, peleando tan bien como pudieron y provocando muertos y heridos a los estadounidenses. Para el mediodía los Aliados controlaban las playas y la Wehrmacht se batía en retirada hacia el interior. Una vez la invasión quedó consolidada, casi todos los asiáticos habían muerto o caído prisioneros en manos de los americanos. Los propios Aliados se sorprendieron al encontrar gente tan aguerrida con los alemanes, pero lo más asombroso, es que la propaganda de sus países les había inculcado en la cabeza que se iban a enfrentar a “terribles arios altos y rubios”, cosa que no fue así, pues la política estadounidense tenía muchos más enemigos.
Al final de la guerra pocos fueron los asiáticos que volvieron a su país de origen tras luchar en Europa. La mayoría no los aceptaban por haber apoyado al fascismo, otra pequeña parte porque sufría prisión o muerte en los gulags soviéticos de Siberia y algunos serían ejecutados en sus países acusados absurdamente de traición como sucedió en China. Japón fue el único país que no puso impedimentos al ser uno de los derrotados. El resto, debido a la lejanía de sus países en el otro continente y a jugarse la vida porque seguramente les esperaba una pena de muerte, tuvieron que buscar una nueva vida en Estados Unidos o seguir en en la Europa de postguerra.
Hubo una historia individual más que curiosa en el voluntariado asiático. Uno de los coreanos que fue capturado por los Aliados en Normandía se llamaba Kyoungjong Yang. Curiosamente este hombre años antes había pertenecido al Ejército Japonés que se enfrentó al Ejército Rojo en la Guerra de Kalkhin Gol de 1939. Allí fue hecho prisionero por los soviéticos y en la Batalla de Moscú en 1941 se escapó y se entregó a los alemanes, donde se alistó en la Wehrmacht hasta su captura por los americanos en Normandía. Después de la guerra Kyoungjong Yang contaría al mundo la historia de todos aquellos compatriotas de Asia que lucharon en la cruzada.
DATO CURIOSO:
En Marzo de 1938 se produjo el Anschluss: la anexión de Austria por parte de Alemania. En esa operación participó un curioso oficial asiático al servicio de la Wehrmacht. Se trataba de un chino llamado Chiang Wei-Kuo, hijo del Presidente de China, Chiang Kai-Shek, que llevaba mucho tiempo estudiando en Alemania e instruyéndose política y militarmente. Chiang Wei-Kuo durante el Anschluss fue comandante de un grupo de Panzers, algo que sorprendió a la población austríaca al ver pacíficamente a los tanques rodar sobre el país con un oficial extranjero a la cabeza. Una vez finalizó su entrenamiento con éxito y tras haber aprendido inolvidables lecciones para la vida en el Tercer Reich, Chiang Wei Kuo regresó a China. Después de la Segunda Guerra Mundial, su padre, aún siendo Presidente y posteriormente líder exiliado en Taiwán, intentó pasar por inadvertida la pertenencia de su hijo a la Wehrmacht.