28 marzo, 2024

Los diarios del ideólogo del mal: el hombre que nutrió el pensamiento de Hitler – XL Semanal

Thank you for reading this post, don't forget to subscribe!

Alfred Rosenberg, el hombre que insufló proclamas y estrategias a Hitler, fue anotando sus planes de exterminio en un diario que desapareció en 1946. Tras más de 60 años de una intensa búsqueda en la que participó el FBI, los diarios aparecieron en Estados Unidos. Por José Segovia

Los cuadernos con todo tipo de detalles se los había llevado Robert Kempner, uno de los fiscales de los juicios de Núremberg. Son un documento crucial para conocer las entrañas del pensamiento nazi.

Él, que había propuesto el exterminio de todo el pueblo judío en Europa, se mostró indiferente cuando le tocó afrontar su propia muerte. Lo condujeron en silencio por el patio de la cárcel hasta el gimnasio, donde las autoridades aliadas habían instalado el patíbulo.

Dos sargentos del Ejército estadounidense le preguntaron si quería decir algo. Alfred Rosenberg respondió que no. Segundos después se abrió la trampilla, y todo acabó para el gran ideólogo del nacionalsocialismo. Minutos antes habían sido ahorcados Joachim von Ribbentrop -ministro de Asuntos Exteriores del Tercer Reich-, el mariscal de campo Wilhelm Keitel y Ernst Kaltenbrunner, jefe de la Policía de seguridad de los nazis. Era el 16 de octubre de 1946.

Rosenberg, apodado por sus camaradas de partido el Filósofo del Reich, nació en Reval (Estonia) en 1893. Siendo joven se trasladó a Moscú para acabar Arquitectura y presentar su tesis de fin de carrera, que irónicamente trataba sobre la construcción de un horno crematorio. Luego volvió a Estonia, donde fue testigo de la ocupación alemana. A partir de entonces quedó fascinado por aquel pueblo y su cultura.

Al finalizar la Primera Guerra Mundial, se exilió a Alemania y participó en el Putsch de Múnich de 1923, convirtiéndose en un especialista de la cuestión pangermanista y en un virulento antisemita. Pronto se incorporó al círculo de los más estrechos colaboradores de Hitler y formó parte de la plantilla del órgano del partido, El Observador del Pueblo, del que fue editor a partir de 1923.

Los títulos de sus principales obras desvelan sus más profundas obsesiones: La inmoralidad del Talmud (1920), Los protocolos de los sabios de Sion y la política judía mundial (1923) y El mito del siglo XX (1930). En este último libro, Rosenberg critica con suma dureza a la Iglesia y elabora un sistema en el que enfrenta los conceptos de ‘raza’ (alemán) y ‘antirraza’ (judío), una oposición que solo será superada por la confrontación y victoria de uno de los bandos sobre el otro.

LEER  Fotos:Sale a la luz el papiro que revela el misterio de la construcción de la Gran Pirámide de Guiza - RT

Cuando estalló la guerra, Hitler lo puso al frente de una oficina central para la protección de bienes semíticos, desde la cual saqueó obras de arte de familias judías que pasaron a engrosar las colecciones de muchos museos alemanes. En julio de 1941 fue nombrado ministro para los Territorios Ocupados del Este. Desde aquel importante puesto político, Rosenberg fue uno de los grandes promotores de la llamada ‘guerra de exterminio’.

Sus diarios personales, que habían desaparecido durante el proceso de Núremberg de 1946, fueron hallados en Estados Unidos en 2013. Se trata de un diario de 400 páginas y con anotaciones a mano realizadas por Rosenberg entre 1934 y 1944. El testimonio del confidente de Hitler y cerebro del antisemitismo es una nueva e indispensable fuente documental para aquellos que se interesan por la turbulenta historia del siglo XX.

En sus escritos de enero de 1941, Rosenberg recuerda con satisfacción el éxito que tuvieron los debates que organizó en Fráncfort dedicados a “fortalecer la voluntad antijudía”. El ideólogo nazi subraya que “es la primera vez en la historia que diez naciones europeas tienen representación en un congreso antijudío con el claro programa de eliminar a toda esta raza de Europa”. A continuación revela las importantes confiscaciones que sus hombres llevaron a cabo en el París ocupado.

“El mayor honor de mi vida ha sido luchar a su lado”, anota tras recibir una felicitación de Hitler por su cumpleaños

Rosenberg enumera algunos de los tesoros expoliados: “La biblioteca de la Alianza Universal Israelí, de la Academia de Rabinos, el archivo del banco Rothschild en setecientas cajas, bibliotecas de otros muchos judíos procedentes de París, Bruselas, Ámsterdam, etc. Adjunto a mi diario el informe anual. Hay que añadir, además, los tesoros de arte judíos que han llegado recientemente a Neuschwanstein. Se calcula que su valor asciende a un billón. Se los presentaré próximamente al Führer para su distribución en los museos” , subraya el estonio.

LEER  Los niños del Führer: Tú no piensas como yo, pero tus hijos me pertenecen

El 22 junio de 1941, el envalentonado Reich lanzó a tres millones de soldados a la conquista de la Unión Soviética. Las tropas invasoras informaron de un número cada vez mayor de mujeres y niños fusilados, así como de la destrucción de pueblos enteros.

Rosenberg fue uno de los impulsores de la ‘solución final’, que llevó a las cámaras de gas a millones de judíos. Los de la imagen son recién llegados al campo de exterminio de Auschwitz

En julio, Rosenberg fue nombrado ministro para los Territorios Ocupados del Este. Hasta finales de 1941 perdieron la vida unos ochocientos mil judíos, aunque fue mayor el número de prisioneros rusos asesinados. La ‘solución transitoria’ de la ‘cuestión judía’ señaló el camino hacia la aniquilación total. Y uno de los principales responsables de aquella primera matanza fue Rosenberg.

En enero de 1942, el Tercer Reich oficializó el holocausto en la Conferencia de Wannsee. El protocolo de la ‘solución final’ fue firmado por un puñado de jerarcas nazis, entre los que figuraban Heydrich, Eichmann y representantes de diversos ministerios del Reich. Al igual que otros compañeros del partido, Rosenberg abogó, a través de un representante, por la definitiva aniquilación de los judíos.

Un año más tarde anota en su diario la celebración de su 50º. cumpleaños. “ Me ha emocionado la nota del Führer escrita de su puño y letra. [ ] Le he respondido que ahora puedo decirle que en todos estos años no he vacilado nunca en mi fidelidad a él y a su trabajo y que el mayor honor de toda mi vida ha sido poder luchar a su lado”.

Según avanza la guerra, el tono del diario se hace un poco más sombrío, aunque el autor sigue creyendo en la victoria del Reich. En diciembre de 1943 escribe sobre los bombardeos aliados que asolan Alemania. “Las veinte grandes ciudades alemanas que hoy han sido convertidas en su mayor parte en ruinas han enterrado ya bajo sus escombros a unos cuantos centenares de millares de mujeres y niños. No venirse abajo a pesar de todo elovimiento nacionalsocialista”.

LEER  La trágica historia de Nikolái Vavílov, el botánico soviético que quiso alimentar al mundo y murió de inanición

Páginas más adelante, el diario describe la caótica situación en Berlín. “Nuevo ataque fortísimo y nueva devastación. Estamos en el sótano de la Cancillería del Reich. Cuando salimos, vemos llamas en el primer piso del Kaiserhof”.

Prohibió la traducción de sus libros anticlericales para no ofender a aliados como Franco y los falangistas

En la parte final de su diario (1944), Rosenberg recuerda que en un congreso celebrado en Dresde todos le preguntaron por qué su obra fundamental El mito del siglo XX no había sido traducida. El estonio les respondió que él mismo había prohibido las traducciones, aduciendo que su contenido anticlerical podía causar problemas en otros países aliados. Puso como ejemplo a Franco y los falangistas, que se habrían sentido profundamente ofendidos con la traducción de su libro al español. “Habría sido un desastre desde el punto de vista de la política exterior” , subraya el jerarca nazi.

En las últimas líneas de su diario, Rosenberg recuerda que tiene una cita con oficiales del Grupo de Ejércitos de Este para aleccionarlos sobre los planes del Reich en la futura configuración de Europa.

Frío hasta la muerte. Fue condenado en los juicios de Núremberg y murió en la horca el 16 de octubre de 1946. No mostró arrepentimiento

Sus reflexiones son frías. No es consciente de la situación agónica que vive Alemania ni tampoco de su propia situación. Sin sospechar que va a morir en la horca dos años más tarde, Rosenberg anota que el encuentro con los oficiales de la Wehrmacht está previsto para el 7 de diciembre de 1944, solo cinco meses antes del final apocalíptico del régimen nazi.

Origen: Los diarios del ideólogo del mal: el hombre que nutrió el pensamiento de Hitler – XL Semanal

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies

Este sitio web utiliza cookies. Al continuar utilizando este sitio, acepta nuestro uso de cookies.