Los lamentables ASESINATOS de REPUBLICANOS en El Pedroso (Sevilla) por elementos franquistas | RecueRda RepúBlica, documento memoria
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El Pedroso fue ocupado por una columna fascista a cuyo frente iba el señorito gaditano Ramón de Carranza, nombrado alcalde de Sevilla por Queipo de Llano. Era una auténtica banda armada, 120 hombres entre soldados de infantería, guardias civiles, falangistas, requetés y pistoleros derechistas de toda laya. Se desplazaban en 2 camiones de carga, 2 autobuses de pasajeros y varios vehículos ligeros, contaban con armamento personal y un grupo de artillería, un cañón del 105 mm, 2 morteros y una ametralladora pesada.
Una vez tomada la población la columna registró y saqueó los domicilios de los Republicanos más señalados, practicando detenciones y ejecuciones sumarias. Al día siguiente, Carranza, dejó la población en manos del comandante Buizan con una columna de 1200 hombres, quines nada más entrar saquearon las casas de los Republicanos y ejecutaron a varias decenas de vecinos. Ningún derechista de la localidad perdió la vida tras el golpe militar del 18 de julio, ni hubo deterioro ni menoscabo alguno de las propiedades privadas o religiosas gracias a la valiente, decida e inequívoca actitud mantenida por los dirigentes del Frente Popular.
Para justificar la matanza de inocentes, los franquistas han insistido hasta la náusea en las violencias a que fueron sometidos los derechistas, pero es una abyecta mentira de las muchas que los represores y sus descendientes han venido repitiendo para exonerar a los verdugos de sus crímenes, infamando la memoria de las víctimas. El cura párroco de la localidad, Manuel Fernández Merino, también detenido y encarcelado en julio del 36, fue una de las pocas personas que mantuvo el decoro de decir la verdad en los informes que le solicitaron los distintos jueces militares sobre la “conducta” de los dirigentes republicanos, desmintiendo de forma rotunda las referidas falacias.
La represión franquista en El Pedroso describe la macabra toma y las represalias que sufrieron los habitantes de un pueblo demasiado pequeño para tanta muerte. Apenas la localidad fue ocupada por las tropas golpistas, comenzó una pesadilla de odios cuyos ecos han llegado hasta la actualidad, un desenfrenado carrusel de sevicia, venganza y crimen por parte no sólo de las tropas ocupantes sino de los fascistas de la localidad y sus cachorros quienes, como hienas salvajes, se lanzaron a una cacería indiscriminada e inmisericorde del “rojo” que dio lugar a un baño de sangre en el que perdieron la vida cerca de un centenar de vecinos del pueblo.
Investigar qué pasó con los 126 asesinados entre 1936 y 1945 (un vecino asesinado en el campo de concentración nazi de Gusen), con las vidas de 20 desaparecidos, 180 encarcelados, 21 exiliados, citados todos ellos con su nombre y apellidos y explicadas las circunstancias de su represión le llevó al autor, José Antonio Jiménez Cubero, no menos de 5 años entre las diversas fases de sus pesquisas y la redacción definitiva del libro “Como abrojo en la Memoria. La Represión franquista en El Pedroso (1936-1945)”, editado por la Junta de Andalucía. No son pocos fallecidos para un pueblo que entonces tenía algo menos de 5.000 habitantes.
Muchas víctimas se eligieron aparentemente al azar. Al año siguiente, tras una acción guerrillera fallida en parte contra un tren, fueron asesinadas otras 27 personas (puede que un centenar), que constan como «desaparecidos por la invasión marxista». Después de la guerra, la guardia Civil, sustituyó a los paramilitares ultraderechistas , dejando claro que la contienda había terminado, «pero la campaña no». Una decena de vecinos más fallecerían fusilados, en prisión o incluso manos de los mismísimos nazis entre 1939 y 1944.
Los franquistas manifestaron tal aversión a la documentación existente en el Archivo Municipal, que daba cuenta de la memoria de tanto crimen y latrocinio, que con gran diligencia lo quemaron en 1982, ya muerto el dictador, intuyendo que no les convenía la pervivencia de las huellas de sus crímenes, atropellos y exacciones así como el conocimiento de los mismos por parte de las generaciones futuras.