22 noviembre, 2024

Los Sudetes, la última concesión a Hitler de una Europa débil y dividida

Adolf Hitler (DISCOVERY MAX)
Adolf Hitler (DISCOVERY MAX)

Que la debilidad de Europa es lo que hizo fuerte a la Alemania nazi es un argumento tan repetido como certero. Como mínimo, esa laxitud y división del los países que debían ser garantes del nuevo orden mundial que estableció el Tratado de Versalles Francia Reino Unido– le dieron tiempo para crecer y asentarse, sobre todo, alas para creer en sus ambiciones .

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Con el agravio como bandera, el Lebensraum (un concepto que trascendió el nacionalismo para adentrarse en una razón étnica) como gran argumento y el populismo como política, el nazismo no sólo alcanzó el poder en Alemania, sino que se consolidó en Austria –donde también llegó a ganar unas elecciones, aunque sin poder formar gobierno– y en muchos territorios del antiguo Imperio Alemán que el desenlace de la Primera Guerra Mundial desmembró. Entre ellos los Sudetes, integrados a Checoslovaquia, un estado creado en 1918 .

No por casualidad Austria , mediante lo que el régimen nazi hizo pasar por Anschluss reunificación , y los Sudetes fuesen las primeras incorporaciones, en 1938, a ese Tercer Reich que Adolf Hitler instituyó como gran obra de gobierno y de recuperación del orgullo alemán. En ambos casos, la comunidad internacional cedió sin complejos. Resulta paradójico que en las actas de la Sociedad de Naciones el único grito airado contra la invasión alemana de Austria lo alzase el delegado de México.

Tras esa política de hechos consumados, la ocupación de los Sudetes no fue sino una concesión explícita de los gobiernos que lideraban Neville Chamberlain (Reino Unido) y Édouard Daladier (Francia), que además de ver razonable la reivindicación de Alemania y de la minoría alemana de Checoslovaquia aceptaron la reunificación en unos Acuerdos de Múnich. Un pacto en el que ni siquiera participó el presidente checoslovaco, Edvard Beneš, ni ningún otro representante del estado afectado.

La cesión de los Sudetes no rebajó la ambición del nazismo, que tenía en Posnania, la Alta SilesiaPrusia OrientalDanzig Memel, en territorio polaco y lituano, sus próximas reivindicaciones

La devolución se aceptó como una revisión del Tratado de Versalles a favor de Alemania, según figura en los propios Acuerdos, aunque el tono belicoso del discurso del propio Adolf Hitler –que ofrecemos extractado– apenas cuatro días antes de su firma dejan clara la debilidad de los antiguos aliados ante unas amenazas alemanas que no tardarían en materializarse.

Porque la cesión de los Sudetes no rebajó la ambición del nazismo, que tenía en Posnania, la Alta SilesiaPrusia OrientalDanzig Memel, en territorio polaco y lituano, sus próximas reivindicaciones orientales. Así como en la Alsacia y la Lorena bajo control francés y la ciudad belga de Eupen en occidente.Y Checoslovaquia, un país industrializado en el corazón de su nuevo imperio que no tardó en invadir y, al no ser de población alemana, convertir en protectorado.

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Finiquitada por la fuerza de los hechos la política de apaciguamiento y bajo un nuevo liderazgo político los antiguos aliados, FranciaReino Unido y los países de la Commonwealth declararon la guerra a Alemania tras la invasión de Polonia .

EL DISCURSO

“Tenemos ante nosotros el último problema que hay que solucionar y solucionaremos. Es la última exigencia territorial que debo hacer en Europa, pero es una exigencia que no pienso retirar y que, Dios mediante, haré que se cumpla.

”La historia del problema es la siguiente: en 1918, bajo el lema ‘El derecho de los pueblos a la autodeterminación, Europa central fue hecha pedazos reconstruida por una serie de supuestos estadistas dementes. Sin consideración por el origen de los pueblos, sin consideración por su deseo como naciones o por sus necesidades económicas, Europa central fue dividida en átomos y se crearon arbitrariamente esos supuestos estados nuevos. A este procedimiento debe su existencia Checoslovaquia.

”Este Estado checo nació gracias a una mentira, el padre de la cual fue Beneš. El señor Beneš apareció por entonces en Versalles y lo primero que hizo fue asegurar que existía una nación checoslovaca. Se vio obligado a inventar esta mentira para otorgar una importancia mayor al escaso número de sus propios compatriotas y, de este modo, justificarse.

”En ese momento, a los estadistas anglosajones, que no eran, como ocurre siempre, muy versados en lo que respecta a cuestiones de geografía nacionalidad, no les pareció necesario comprobar las afirmaciones del señor Beneš. En caso de que lo hubieran hecho, podrían haber comprobado que no existe tal cosa como una nación checoslovaca, sino tan sólo checos eslovacos, y que éstos no querían tener nada que ver con los checos, pero… [Los aplausos interrumpen la frase].

En 1918 Europa central fue hecha pedazos reconstruida por unos supuestos estadistas dementes sin consideración por el origen de los pueblos ni su deseo como naciones”

”De modo que al final, gracias al señor BenešEslovaquia fue anexionada por los checos. Pero como este estado no parecía suficientemente apropiado para vivir, tuvieron que incorporar a tres millones y medio de alemanes, lo que supuso una violación de su derecho a la autodeterminación y de su deseo por la autodeterminación. Como aquello no bastó, tuvieron que añadir a más de un millón de magiares, luego algunos rusos de los Cárpatos y, al final, varios cientos de miles de polacos.

”Éste es el estado que luego procedió a llamarse a sí mismo Checoslovaquia, lo que supuso una violación del derecho de los pueblos a la autodeterminación, una violación del claro deseo y la voluntad de las naciones a las que se había causado este daño.

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”Sin embargo,la parte vergonzosa de la historia empieza ahora. Este estado,cuyo gobierno se encuentra en manos de una minoría, compele a las otras nacionalidades a cooperar en una política que un día de éstos los obligará a matar a tiros a sus propios hermanos. El señor Beneš exige a los alemanes que: ‘Si declaro la guerra a Alemania, tendréis que disparar contra alemanes. Y si os negáis a hacerlo, seréis unos traidores del Estado y haré que os fusilen’. Y lo mismo espera de húngaros polacos.

”Exige a los eslovacos que apoyen unos objetivos que les resultan totalmente indiferentes, ya que el pueblo eslovaco desea la paz, y no aventuras. De hecho, el señor Beneš convierte a estas personas en traidores al país o traidores a su pueblo. O se muestran dispuestos a traicionar a su pueblo, a disparar contra sus compatriotas, o el señor Beneš les dice: ‘Sois unos traidores a vuestro país y yo mismo os fusilaré’.

Eslovaquia fue anexionada por los checos, y como no les parecía suficiente tuvieron que incorporar a tres millones y medio de alemanes”

”¿Acaso puede haber algo más vergonzoso que obligar a personas de otro pueblo, que se encuentra en unas circunstancias muy especiales, a disparar contra sus compatriotas por el mero hecho de que un gobierno criminal, malvado y ruinoso se lo exige? Puedo afirmar que cuando ocupamos Austria mi primera orden fue: ningún checo tiene por qué servir en el Ejército alemán,es más, no debe hacerlo. Yo no les he provocado ningún conflicto de conciencia.

”¡Ahora el señor Beneš deposita sus esperanzas en el mundo! Y él y sus diplomáticos no lo ocultan. Lo afirman claramente: ‘Tenemos la esperanza de que Chamberlain sea derrocado, de que Daladier sea obligado a dimitir, y creemos que la revolución está en camino’. Depositan sus esperanzas en la Rusia soviética. Aún creen que será capaz de rehuir el cumplimiento de sus obligaciones.

”Así pues, sólo puedo decir una cosa más: en este momento hay dos hombres dispuestos uno frente al otro. El señor Beneš está allí y yo estoy aquí. Somos dos hombres de carácter muy distinto. Durante la gran lucha de los pueblos, mientras el señor Beneš se dedicaba a vagar por el mundo, yo cumplí con mi trabajo como un honrado soldado alemán. ¡Y hoy me encuentro frente a este hombre como el soldado de mi gente!

”Tan sólo quisiera decir un par de cosas más: estoy agradecido al señor Chamberlain por todos sus esfuerzos. Le he asegurado que no hay nada que el pueblo alemán anhele más que la paz, pero también le he dicho que no puedo ir más allá de los límites de nuestra paciencia. También le he asegurado, y lo repito aquí,que cuando este problema se haya resuelto, para Alemania se habrán acabado los problemas territoriales de Europa.

He asegurado a Chamberlain que no hay nada que el pueblo alemán anhele más que la paz, pero también le he dicho que no puedo ir más allá de los límites de nuestra paciencia”

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”Y le he asegurado que en el momento en que Checoslovaquia solucione sus problemas, lo que significa que los checos alcancen un acuerdo con sus otras minorías, y mediante medios pacíficos y no la opresión, entonces cesará todo mi interés por el Estado checo. ¡Y se lo he prometido! ¡No queremos a los checos!

”Pero del mismo modo, deseo afirmar ante el pueblo alemán que, en lo referente al problema de los Sudetes alemanes, ¡se me ha acabado la paciencia! He hecho una propuesta al señor Beneš que no es más que la puesta en práctica de lo que él mismo prometió. Ahora la decisión está en sus manos: ¡Paz o guerra! O acepta esta oferta y concede la libertad a los alemanes, o iremos nosotros mismos a buscar esa libertad. El mundo debe tomar nota de que en cuatro años y medio de guerra, y durante mi larga vida política, hay una cosa que nadie podrá echarme en cara: ¡Nunca he sido un cobarde!

”¡Ahora me sitúo al frente de mi pueblo como su primer soldado y detrás de mí, para que lo sepa el mundo, marcha un pueblo muy distinto al de 1918! Si en aquel momento un erudito trotamundos fue capaz de inyectar a nuestro pueblo el veneno de los lemas democráticos, la gente de hoy en día ya no es como la de entonces.Tales lemas son para nosotros como los aguijones de avispa: no pueden hacernos daño, ahora somos inmunes.

¡Ahora me sitúo al frente de mi pueblo como su primer soldado y detrás de mí, para que lo sepa el mundo, marcha un pueblo muy distinto al de 1918!”

”¡Todo el pueblo germano se va a unir conmigo! Sentirá que mi voluntad es su voluntad. Del mismo modo que su futuro y su destino son la fuerza que me lleva a actuar de este modo. Ahora queremos que nuestra voluntad sea tan fuerte como en el momento de nuestra lucha, el momento en que yo, un simple soldado desconocido, conquistó un imperio y nunca dudó del éxito ni de la victoria final.

”Entonces se reunió en torno a mí un grupo de hombres y mujeres valientes que me acompañaron. Así que os pido, mi pueblo alemán, que os situéis detrás de mí, hombre junto a hombre y mujer junto a mujer.

”En este momento todos deseamos formar una voluntad común y esta voluntad debe ser más fuerte que cualquier dificultad y peligro. Y si esta voluntad es más fuerte que todas las dificultades y todos los peligros, llegará un día en que los hará añicos. ¡Estamos decididos! ¡Ahora dejemos que el señor Beneš tome una decisión!”

Origen: Los Sudetes, la última concesión a Hitler de una Europa débil y dividida

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