Luise Danz, la tranquila panadera que se convirtió en la mayor asesina nazi
Considerada una de las guardianas más violentas y agresivas de los campos de concentración, fue condenada a cadena perpetua, pero salió de prisión en 1956 y desapareció del mapa
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¿La maldad es algo con lo que se nace o se aprende? Nunca sabremos qué es lo que llevó a Luise Danz a dejar de ser una tranquila panadera de Brandenburgo para convertirse en una de las criminales nazis más violentas. Quizá el amor pudo tener algo que ver, pero lo cierto es que nada justifica las deleznables acciones que llevó a cabo en tres campos de concentración diferentes. Arrepentida, años se escondería en Alemania para morir en el más absoluto secreto.
Nacida el 11 de diciembre de 1917 en Turingia, fue una excelente estudiante que, recién cumplidos los 18 años, decidió marcharse del núcleo familiar para probar suerte con una nueva vida en Brandenburgo. No tardó mucho en encontrar un trabajo como panadera, viviendo tranquila y generando mucho afecto entre sus clientes. Pero el destino le guardaba un giro macabro: solo un par de años después, tuvo que volver a su casa para cuidar de sus padres, mayores y enfermos.
Aquella vida idílica y tranquila desapareció para volver a su localidad de origen, donde la monotonía regía su día a día. Pero todo cambió meses después: mientras estudiaba en Ulm para entrar en el servicio postal, conoció al doctor Freiherr Franz von Bodman, quien por entonces era el médico del campo de concentración de Majdanek. La joven se enamoró de él, aunque no fue correspondido… Pero sí la convenció para que se apuntara a las SS y ayudara al régimen nazi.
Danz sería enviada a Ravensbrück como vigilante de prisioneros, un campo de concentración en el que fue ‘formada’ en las malas artes nazis. Solo unos meses después, sería trasladada al campo de Majdanek, donde se encontraba Von Bodman, y su transformación fue evidente. Aquella muchacha en la que no se atisbaba una pizca de maldad pasó a convertirse en la guardiana más severa, violenta y agresiva del campo de concentración: latigazos, patadas y puñetazos pasaron a ser la norma.
Pronto encontró en la violencia una forma de diversión, lo que la llevó a ser ascendida, en dirección a Auschwitz. Allí pasó a ser la responsable de contabilizar cuántas personas entraban en el campo y cuántos fallecían diariamente. Su labor le llevó a ser condecorada por la SS, siendo ascendida de nuevo dentro del campo, esta vez como jefa del transporte de prisioneros. Cada vez, era más agresiva y más violenta, tal y como relata ‘La Vanguardia’.
Ya en 1945, a punto de llegar la Segunda Guerra Mundial a su fin, la temida guardiana fue enviada al campo de concentración de Malchow, donde comenzó a matar indiscriminadamente a un elevado número de mujeres judías que, a día de hoy, sigue siendo indeterminado. En el mes de mayo, cuando las tropas soviéticas se acercaban al campo, decidió huir junto a otras guardianas, pero solo unas horas después sería reconocida y detenida.
Durante el primer juicio de Auschwitz, Danz fue condenada a cadena perpetua. Sin embargo, en 1956 fue dejada en libertad por buena conducta, momento en el que decidió desaparecer del mapa. Durante muchas décadas, nadie volvió a hablar de ella ni a saber cuál era su verdadero paradero, hasta que en 1997 un juez trató de reabrir un caso en el que la guardiana nazi estaba involucrada, al asesinar a una niña presa a golpes en el campo de Malchow.
El juicio nunca se celebró —por la elevada edad de Danz— y no tuvo que aparecer en público, lo que le sirvió para seguir salvaguardando su identidad. Nunca más se volvió a saber de ella hasta 2009. Fue entonces cuando personas cercanas a ella confirmaron que había muerto en la ciudad alemana de Waldorf en el más absoluto secreto. Danz, la panadera sonriente que terminó por convertirse en una de las mayores criminales de la IIGM… y que solo pasó 10 años en prisión.
Origen: Luise Danz, la tranquila panadera que se convirtió en la mayor asesina nazi