Pol Pot y el genocidio de Camboya
Un cable diplomático estadounidense fechado el 17 de Abril de 1975 que puede leerse en la biblioteca de archivos revelados por de la organización Wikileaks, y calificads como confidenciales, afirma: «el FBI ha corregido el nombre del Primer Ministro camboyano de Tol Sat a Pol Pot». Ningún otro documento de los miles recogidos por Wikileaks (que cuenta con la colección de cables diplomáticos de Henry Kissinger, del ex presidente Carter, y con el Cablegate filtrado) hace alusión a Tol Sat – o Pol Pot – antes del 17 de Abril de 1975, un año después de que los Jemeres Rojos ocuparan la capital camboyana de Phnom Penh. Instauraron un régimen de terror cuyo legado sería el genocidio más grande de la Historia en términos porcentuales.
En el mismo telegrama, entre secciones tachadas como «secretas» que aún no han sido desclasificadas, se describe cómo, al enterarse de la nueva identidad del líder de los Jemeres Rojos, las autoridades estadounidenses en Bangkok, aliado tradicional de EEUU en el conflicto de Vietnam, preguntaron al coronel Bou Thit por la identidad del tal Pol Pot.
La respuesta del coronel fue inmediata: se debía de tratar de Phophat, quien había estudiado en Francia con Ieng Sary y Hou Yuon, líderes de los comunistas camboyanos. Pero tal como ocurre con las etiquetas ‘Pol Pot’ y ‘Tol Sat’, ‘Phophat’ no aparece en ningún telegrama norteamericano de la época, y tampoco ha sido confirmado que fuera uno de los apodos de Pol Pot, nacido Saloth Sar.
El secretismo por bandera
El nacimiento de los Jemeres Rojos, su subida al poder, y el origende su brutal líder Pol Pot eran un enigma. Esta confusión era el resultado obvio de la percepción de la Guerra Civil Camboyana (1970-1975) como un escenario lateral de la guerra que se vivía en Vietnam. Camboya se vio envuelta en el que fue el mayor conflicto de la Guerra Fría cuando el Vietcong, el brazo armado de los comunistas de Vietnam del Norte, invadió zonas fronterizas en 1964 con el propósito de abrir un segundo frente contra los americanos fortificados en Vietnam del Sur.
Richard Nixon explica los bombardeos realizados en Camboya después de haber negado su existencia.
La situación se agravó con la decisión del presidente Nixon de bombardear Camboya (sin declaración de guerra alguna) en 1969. Durante cuatro años, EEUU lanzó 108.000 toneladas de explosivos, causando entre 40.000 y 120.000 muertes. En 1970, acorralado por la situación, el rey de Camboya, Norodom Sihanouk, se marchó en una imprevista gira internacional. En su ausencia, el líder militar Lon Nol llevó a cabo un alzamiento que depuso al rey y proclamó la República Khmer.
El núcleo del Partido Comunista Camboyano se formó a raíz de la inestabilidad en Indochina, y fue un protegido del Vietcong desde el principio. Las guerrillas camboyanas que lideraban Pol Pot y Ieng Sary entre otros, llevaron a cabo una guerra de hostigamiento contra la República Khmer a la vez que permitían el paso de tropas norvietnamitas a Vietnam del Sur. Según Henri Locard, Pol Pot adoptó las técnicas del Vietcong, que incluían la construcción de una falsa imagen pública no comunista, el secretismo absoluto y el uso de la violencia. Con este fin, los Jemeres Rojos cortejaron al rey Sihanouk en el exilio, a quien tanto la República Khmer como los Estados Unidos consideraron el motor del movimiento comunista en Camboya desde su residencia en Corea del Norte, hasta la victoria final del 17 de Abril de 1975.
La victoria y el genocidio
La retirada de los EEUU de Vietnam del Sur en 1973, y la conquista de éste por Vietnam del Norte, dejaron a la República Khmer completamente aislada y sin esperanzas de obtener una victoria sobre los Jemeres Rojos, que apenas contaban con unos 80.000 milicianos. El 12 de abril, los EEUU evacuaron a todo su personal diplomáticoy a sus ciudadanos en la llamada Operation Eagle Pull. Apenas cinco días más tarde, los Jemeres Rojos tomaban Phnom Penh e instauraban la Kampuchea Democrática. El régimen del terror se inició con la forzada «ruralización» de todas las poblaciones urbanas: el 18 de abril Pol Pot ordenó la evacuación de los 2 millones y medio de habitantes de Phnom Penh, incluyendo heridos y enfermos, en una brutal marcha que marcó el inicio del Año Cero.
El régimen del terror se inició con la forzada «ruralización» de todas las poblaciones urbanas
Kampuchea Democrática se convirtió en un infierno para sus ciudadanos, y en un enjambre de números en las estadísticas. En la imaginación de los Jemeres Rojos, el antiguo reino de Angkor brilló siempre como modelo. Fiel a la tradición despótica de los antiguos emperadores jemeres, Pol Pot instauró un régimen que se convirtió en un auténtico retorno a la Edad de Piedra: las ciudades fueron abandonadas, toda actividad que no fuera la agricultura, perseguida. Llevar gafas era razón suficiente para ser ejecutado sumariamente, y al final de la época Jemer, tan sólo se encontró un abogado con vida en toda Camboya.
Sospechando de sus vecinos y antiguos aliados norvietnamitas, Pol Pot se situó al lado del maoísmo chino en la escisión que tuvo lugar entre los países comunistas a la muerte de Stalin, mientras la URSS mantuvo su alianza con Vietnam en contra de China. Los viejos aliados se convirtieron en enemigos, y las purgas se extendieron al Angkar, la propia organización del partido.
Uno de los campos agrícolas de internamiento del régimen. Se obligaba a trabajar 20 horas al día.
El genocidio camboyano, se calcula, acabó con la vida de 1,7 millones de personas, aproximadamente la cuarta parte de la población. Las cifras, sin embargo, son aún más dramáticas según el sexo: uno de cada tres hombres camboyanos murió a manos de los Jemeres Rojos. La ruralización forzosa se materializó en campos de trabajo donde se trabajaba 20 horas de 24, con un día de descanso cada diez, y donde un gran número de personas murieron de inanición o de puro agotamiento. En las ciudades abandonadas, el régimen creó prisiones y centros de exterminio como la famosa prisión-museo de Tuol Sleng, donde se dice que murieron aproximadamente 20.000 prisioneros, y de la que sólo escaparon doce personas con vida.
Tuol Sleng se hizo famosa por su brutalidad: los prisioneros recibían palizas y torturas basadas en descargas eléctricas y colgamientos, y a veces se les hacía comer sus propias heces y beber su propia orina. Varios internos fueron utilizados en experimentos «médicos» sádicos: se les abría sin anestesia y se removían sus órganos, o se les desangraba gota a gota para descubrir el punto de expiración. Como Tuol Sleng existían más de 150 prisiones similares.
Una historia en la sombra
Otro cable diplomático estadounidense fechado el 29 de septiembre de 1977 describe conversaciones mantenidas entre autoridades americanas no especificadas y rebeldes camboyanos enemigos de Pol Pot. En el telegrama, los rebeldes apuntan a una situación desastrosa en Camboya, donde «[los rebeldes] estiman que la población se ha reducido en la mitad». A pesar de que esta afirmación es claramente exagerada (aunque los vietnamitas la utilizarían posteriormente), es una prueba irrefutable de que existían rumores y documentos que apuntaban a un desastre humanitario. Durante los años en que los Jemeres Rojos ostentaron el poder, tanto los vietnamitas como los chinos intentaron ocultar por todos los medios las barbaries de sus protegidos.
El fin de Angkar y Kampuchea Democrática puede atribuirse a un error de cálculo político. En Diciembre de 1978, un ejército vietnamita invadió Camboya como venganza por los asaltos de los Jemeres Rojos a las aldeas fronterizas. En aquella ocasión, la brutalidad de Pol Pot espantó de tal forma a sus aliados más poderosos que incluso China permitió que los Jemeres cayeran en desgracia sin enviar soldados a defender a su marioneta maoísta. Fue sólo entonces cuando los vietnamitas, con el fin de granjearse a la opinión pública, publicaron imágenes y datos sobre las atrocidades del régimen camboyano. En esta ocasión, sin embargo, el rechazo y la oposición a que se juzgasen a los líderes Jemeres vino de Occidente.
La ayuda de EEUU a Pol Pot
La invasión forzó a los Jemeres Rojos a refugiarse en las junglas, donde hostigaron a las tropas vietnamitas. Tanto Tailandia como China no se encontraban cómodos con un ejército aliado de la URSS en territorio camboyano. Ambos estados encontraron apoyo en EEUU e Inglaterra, países que, a pesar de haberse opuesto a los Jemeres Rojos, no querían hacer peligrar su relación con China, que en aquellos momentos ejercía un papel como contrapeso de la URSS. En su documental sobre Camboya Año Cero, el periodista anglo-australiano John Pilger demostró que las guerrillas de Pol Pot recibieron armamento británico y apoyo estadounidense en su lucha contra los vietnamitas a través de Singapur, cuyo Primer Ministro, Lee Kuan Yew, defendió a los Jemeres Rojos y acusó a la prensa de haber exagerado las matanzas al nivel de genocidio.
Una escena de ‘Los gritos del silencio’ de Roland Joffé.
Durante el gobierno de Pol Pot, las únicas noticias que se recibieron en el exterior fueron proporcionadas por corresponsales de guerra que se habían refugiado en la embajada francesa, como John Swain, el fotógrafo Al Rockoff, o Sydney Schanberg y su ayudante Dith Pran, en quienes se basa la película Los Gritos del Silencio de Roland Joffé. Las cifras del genocidio no fueron analizadas, y los juicios internacionales por Crímenes contra la Humanidad organizados, hasta la retirada de los vietnamitas en 1989 y la formación de un gobierno de coalición en 1991, en el que también entraron a formar parte los Jemeres Rojos.
Un final amargo
La llegada de la misión internacional y la creación de una monarquía constitucional no trajeron consigo la deseada persecución legal. Norodom Sihanouk protegió a los Jemeres Rojos, a los que antaño había liderado, y el país se transformó en un régimen que algunos han calificado de corrupto y nepotista. Sihanouk ofreció en 1998 el perdón real a los líderes más importantes, tales como Ieng Sary, amigo íntimo de Pol Pot – quien murió en cautiverio unos meses antes, sin ser nunca juzgado -, su esposa Ieng Tirith, y la mano derecha de Pol Pot, Nuon Chea. De nuevo, según Locard, China pareció no tener ningún interés en que se juzgase a sus antiguos protegidos.
Del mismo modo, la ayuda internacional, enviada únicamente por Oxfam y UNICEF, era insuficiente. Organizaciones internacionales como la Cruz Roja sufrían, según Pilger, presiones por parte de gobiernos occidentales para que no se enviase ningún tipo de ayuda humanitaria mientras los vietnamitas ocuparan el territorio camboyano. Las fuentes se contradicen acerca de la ayuda de Oxfam y UNICEF: según Pilger, los vietnamitas también enviaron recursos al pueblo camboyano, mientras que Locard asegura que la mayoría de los suministros enviados por Oxfam fueron retenidos por el ejército libertador.
No obstante, la abdicación en el año 2004 del rey Sihanouk parece haber dejado las puertas abiertas a un nuevo proceso legal. En 2007 se abolió el perdón real, y Ieng Sary, Ieng Tirith, Nuon Chea, y Khieu Samphan, fueron detenidos y condenados a cadena perpetua (Ieng Sary murió el 14 de marzo de 2013 en Camboya). Del mismo modo, Kang Kek Iew, el líder del aparato policial Sentubal y máximo responsable de los centros de exterminio como Tuol Sleng, fue condenado en 2009 a cadena perpetua.
El genocidio jemer dejó cerca de 1,7 millones de muertos, un 33% de los hombres del país en 1975, y un 15% de las mujeres. En términos porcentuales, éste ha sido el mayor genocidio de la historia, con uno de cada cuatro camboyanos muertos. Una historia que ha sido acallada durante mucho tiempo por conveniencias políticas y estratégicas, y que se diluye en el anonimato de los 100 millones de víctimas estimadas que los regímenes comunistas de todo el mundo dejaron por herencia en el siglo XX, más que la Primera y la Segunda Guerras Mundiales juntas