¿Qué esconde el Amazonas bajo su cubierta forestal?
Un equipo internacional de científicos de Brasil, España y Australia ha desarrollado el sistema de monitorización remoto más sofisticado jamás utilizado hasta ahora para seguir en tiempo real la pérdida de la biodiversidad en esta selva tropical
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Un equipo internacional de científicos de Brasil, España y Australia ha desarrollado el sistema de monitorización remoto más sofisticado jamás utilizado hasta ahora para seguir en tiempo real la pérdida de la biodiversidad en la selva amazónica de América del Sur.
El proyecto de alta tecnología «Providence», que se inicia esta semana, y en el que participa el Laboratorio de Aplicaciones Bioacústicas (LAB) de la Universitad Politécnica de Cataluña (UPC), ha creado e instalado de una red inalámbrica de sensores distribuidos por todo el Amazonas, con nodos autónomos que monitorean constantemente la vida silvestre bajo la cubierta de la selva tropical.
Por debajo de la cubierta forestal
Los satélites de teleobservación y los drones científicos proporcionan una gran cantidad de datos sobre los principales cambios que ocurren en la cubierta forestal, la deforestación y el uso de la tierra, pero estos métodos no revelan casi nada sobre la verdadera historia de la biodiversidad por debajo de la cubierta forestal», afirma Emiliano Esterci Ramalho, coordinador del proyecto e investigador del Instituto de Desenvolvimento Sustentável Mamirauá, de Brasil.
«La evaluación de la biodiversidad es difícil en zonas alejadas y remotas utilizando métodos tradicionales. Los investigadores deben viajar físicamente a través de la selva y recorrer algunas secciones peligrosas para identificar las especies que ven y que oyen. El resultado no es muy fiable ni exhaustivo, y en cualquier caso muy limitado en términos de la recogida de información», explica Alberto Elfes, director del proyecto en Australia e investigador del CSIRO (Commonwealth Scientific and Industrial Research Organisation).
La tasa de extinción de especies y la pérdida de la biodiversidad está aumentando de forma dramática
«Nuestra innovación tecnológica para el monitoreo de la biodiversidad en el Amazonas se inscribe en una escala nunca antes alcanzada: combina varias tecnologías, incluyendo audio, imágenes visuales e imágenes térmicas para llevar a cabo la detección e identificación de los animales. Además de la Amazonia, estas tecnologías serán de gran valor para la investigación sobre la biodiversidad de los bosques tropicales en el mundo», agrega Ramalho.
En todo el planeta, las selvas tropicales están desapareciendo rápidamente debido a la deforestación causada por la tala de árboles, la minería, la expansión agrícola y la urbanización. En combinación con el calentamiento global, el resultado es un aumento dramático de la tasa de extinción de especies y la pérdida de la biodiversidad.
La cuenca del propio río Amazonas alberga la selva tropical más grande de la Tierra. La cuenca —aproximadamente del tamaño de Estados Unidos— cubre aproximadamente el 40% de América del Sur. Esta nueva tecnología tendrá un impacto significativo en las medidas de conservación del ecosistema del Amazonas y permitirá a los investigadores, los gobiernos y al público en general comprender y controlar el impacto de los cambios en la cubierta forestal y en la biodiversidad en la Amazonia.
Tres fases
El área de estudio inicial del proyecto Providence es el extremo sur de la Reserva de Mamirauá, entre el Amazonas y Japurá.
«Recopilaremos datos a partir de sensores acústicos, imágenes visuales, datos ambientales (viento, temperatura, humedad, presión aire) de animales que son de gran interés ecológico en las etapas iniciales del proyecto, incluyendo jaguares, monos, murciélagos, delfines de río, aves, reptiles y peces», afirma el investigador.
En la segunda fase del proyecto la red se ampliará a un centenar de estaciones en la cuenca del Amazonas y en la tercera fase se instalarán mil.
Un flujo único de sonidos proveniente de la biodiversidad amazónica que será procesado y enviado en línea para que la comunidad científica y el público en general pueda seguir el progreso del proyecto, financiado con 1,4 millones de dólares por la Fundación Gordon y Betty Moore.