RICARDO DE LA PUENTE BAHAMONDE, comandante de aviación, FUSILADO por los franquistas en Ceuta en 1936 por defender la legalidad REPUBLICANA | RecueRda RepúBlica, documento memoria
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Ricardo de la Puente Bahamonde nació en Ferrrol en 1895. Era 3 años más joven que su primo hermano por parte de madre el dictador francisco franco. Ricardo pasó con él su infancia en Ferrol; la sobrina de franco, Pilar Jaráiz, detalló que “eran más hermanos que primos, pero de adultos se habían agudizado sus diferencias ideológicas”. En 1922 de la Puente destacó en la guerra del Rif cuando era capitán en Larache, recibiendo diversas varias condecoraciones por mérito militar, la Cruz de María Cristina por méritos de guerra, y una medalla por ‘sufrimiento por la patria’.
Según el historiador Francisco Sánchez Montoya, durante la revolución de Asturias de 1934, llegaron las primeras brechas entre Ricardo y franco, jefe del Estado Mayor y represor de los revolucionarios, quien destituyó a Ricardo cuando se negó a bombardear a los mineros asturianos. En aquella ocasión franco le advirtió “Un día voy a tener que fusilarte, Ricardo”. Tras un indulto del presidente Azaña, Ricardo pudo continuar su labor militar en Marruecos.
La Sublevación militar de Melilla el 17 de julio de 1936 sorprendió a Ricardo siendo comandante del Aeródromo de Tetuán-Sania Ramel, en el Protectorado de Marruecos. En la tarde del 17 de julio el comandante Bahamonde ya había tenido noticias de la sublevación en Melilla, y de la toma de la base de hidroaviones de Atalayón. Su compañero el capitán aviador Virgilio Leret había sido detenido allí y ejecutado. Ricardo esperaba que su unieran a él otros militares leales, pero solo recibió la llamada de un militar republicano de la Alta Comisaría que informó a de la Puente que había hablado con Azaña y el ministro de Guerra, Casares Quiroga, y que Madrid iba a enviar aviones de refuerzo; había que esperar sin abandonar posiciones.
Según Francisco Sánchez Montoya, durante la madrugada del 18 de julio el comandante Ricardo, atento al curso de los acontecimientos y confiando en el apoyo de la aviación Republicana, telefoneó al alto comisario de Marruecos Arturo Álvarez-Buylla Godino, para comunicarle que él y su escuadrilla se mantendrían fieles a la República y a la democracia. Ricardo detuvo a varios oficiales que estaban implicados en el golpe, y con unos 25 subordinados leales en total comenzó a preparar su defensa. Instaló 4 ametralladoras sobre una torreeta e iluminó la carretera por la que podían atacar los legionarios del acuartelamiento de Dar Riffien, mandados por el teniente coronel Juan Yagüe, con las luces de todos los vehículos de que disponía. Bahamonde ordenó volcar varias camionetas en un puente cercano para interferir el avance rebelde. Además marcó el campo de aterrizaje con hogueras hechas con cubos de gasolina para orientar a los aviones del Gobierno que tuvieran que entrar en el aeródromo.
A las 2 de la madrugada el militar Sáenz de Buruaga advirtió a Ricardo por teléfono de que si no deponía las armas, una columna de artillería y tropas de Regulares cercarían el aeródromo. Ricardo fue consciente de la imposibilidad del Gobierno de Madrid para mandar auxilio y antes de provocar un derramamiento mayor de sangre, decidió rendirse. Antes de entregarse ordenó a sus hombres que averiaran varios aviones Breguet XIX, rompiendo sus depósitos de gasolina, radiadores y las ruedas del tren de aterrizaje para que no pudieran ser utilizados por los sublevados.
A las 5 de la madrugada el comandante salió con sus hombres y un pañuelo blanco a la pista de aterrizaje, y entregó su pistola al comandante de Regulares Serrano Montaner, siendo encarcelado en la fortaleza militar del Monte Hacho de Ceuta. Las fuerzas atacantes no dañaron la pista de aterrizaje del aeródromo de Tetúan, que fue utilizada la mañana del 18 de julio por el avión Dragón Rapide que traía a franco procedente de Canarias, para tomar el mando de los sublevados en el norte de África. Los oficiales sublevados le informaron de la actitud de su primo detenido. El 2 de agosto Ricardo de la Puente Bahamonde fue sometido a consejo de guerra, nadie se hizo cargo de su defensa. Ricardo respondió a las acusaciones: “¡Tendrán que pasar por encima de los que defendemos al Gobierno legal en este momento! ¿En qué concepto me ordena usted que me rinda? ¿Quién es usted para darme tales ordenes?”.
En todo momento franco estaba el corriente del proceso, había que escarmentar a los militares que no se unían a su causa. Ricardo fue condenado a muerte por traición, siendo fusilado a las 5 de la tarde el 4 de agosto de 1936 en los muros exteriores a la fortaleza del Monte Hacho. Estaba claro que franco quería finalizar el asunto cuanto antes, fue implacable y no dudó en ejecutar a su primo aunque no quiso firmar la sentencia de un familiar tan cercano ya que podría ser inquietante, delegando la rubrica en el general Orgaz Luis Orgaz, jefe del Alto Estado Mayor. Tras su muerte fue trasladado a la fosa común del cementerio de Santa Catalina en Ceuta, como la mayoría de las víctimas asesinadas con mano de hierro por el dictador.