29 marzo, 2024

ROSARIO HERNÁNDEZ DIÉGUEZ, SOCIALISTA, los falangistas la VIOLARON, TORTURARON, MUTILARON sus senos, la ASESINARON y la arrojaron al mar de Vigo

Rosario Hernandez Dieguez word press

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Rosario era una joven de ojos claros, dulce, de ideales firmes, deportiva y solidaria. El 17 de febrero de 1936 cumplió 20 años. Vivía con sus padres en una humilde casa y se ganaba el pan vendiendo periódicos en la calle del príncipe, en Vigo, con su blusa roja y su abrigo verde, voceando las noticias de los diarios, con sol o con lluvia. Tenía por apodo “La Calesa”. Simpatizaba con el partido socialista, frecuentaba la Casa del Pueblo de la UGT. Acudía a reuniones del PSOE, a manifestaciones obreras, siempre en primera fila, coreando consignas, con el entusiasmo de su juventud, llevando banderas en el 1º de mayo, y gritando lemas con el puño en alto, UHP UHP… Vivió el feliz sueño de la primavera del 36, entre gritos y sonrisas, cuando la esperanza aún era posible en los hogares proletarios.

El 20 de julio de 1936, la guarnición militar de Vigo se rebeló. El capitán Carreró, con medio centenar de soldados leyó en la Porta do Sol el bando de la sublevación. Ante las protestas de la muchedumbre, dispararon a quemarropa dejando 8 muertos y decenas de heridos. Así comenzó una salvajada inhumana, que incluyó una masacre en Lavadores que llegó a ser bombardeada por hidroaviones llegados de Marín. Cientos de ciudadanos fueron detenidos y asesinados en paseos nocturnos. El alcalde Martínez Garrido, considerado por todos una bellísima persona, fue fusilado frente a los muros de Pereiró. Numerosos muertos quedaban por los caminos, hasta ahora están documentados unos 300 «paseos» y otros 200 fusilamientos tras juicios sumarísimos que llegaban a durar 5 minutos.

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Cuando la falange y el ejército rebelde llegaron a la Casa del Pueblo de Vigo, Rosario salió por una ventana y se escondió durante semanas. En los últimos días de julio y durante el mes de agosto sintió todo el peso del terror que sacudió la ciudad, las noticias de los camaradas asesinados en Alcabre y Lavadores, las torturas en el Frontón, las violaciones. Sintió el miedo correr por su cuerpo en las noches de insomnio, en las interminables horas de espera, de agonía.

A Rosario la buscaban esos muchachos de buena familia burguesa, valientes de alcohol y de odio. Pasados 40 días la fueron a buscar a la casa en la que se escondía y también se la llevaron. El padre, que era ferroviario, fue hecho prisionero. La llevaron al cuartel de la falange, en un automóvil oscuro, en medio de insultos y amenazas. Fue encarcelada en el Fronton, allí su hermana mayor, Ramona, le llevaba comida todos los días. Y palabras de aliento, coraje, ira.

Se ensañaron con la muchacha que habían visto portando banderas rojas en las manifestaciones, gritando consignas revolucionarias y paseando con orgullo los emblemas rojos en el corazón de la ciudad. Esa hermosa y valiente niña representaba todo el mal del mundo, el de las mujeres rebeldes, comprometidas y solidarias. Un mal que tenía que ser borrado de la tierra, hecho desaparecer por generaciones. La violaron y violaron. La sometieron a horas de humillación, burla, violencia cobarde. La mutilaron salvajemente, le cortaron los senos y la asesinaron. Y para ocultar ese horrible crimen, movieron el cuerpo en un bote y lo anclaron a una placa de hierro en las cercanías de las Islas Cíes.

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En el inmenso pozo común que era el estuario de Vigo no había lápidas, ni flores, ni lágrimas. Solo docenas de cadáveres mutilados, enterrados en el fondo del mar, atados a parrillas de las conservas, a planchas de hierro. Solo el silencio interminable de la muerte, la oscuridad, el frenesí.

El cuerpo de Rosario Hernández Diéguez, A Calesa, nunca regresó del mar. Nunca regresó de esa noche de infamia, de esas aguas frías, hermosas y profundas. Su familia no tenía derecho a las lágrimas, a una tumba en el cementerio, a una lápida donde depositar unas flores.

Origen: ROSARIO HERNÁNDEZ DIÉGUEZ, SOCIALISTA, los falangistas la VIOLARON, TORTURARON, MUTILARON sus senos, la ASESINARON y la arrojaron al mar de Vigo

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