22 noviembre, 2024

Se busca: seis cabezas humanas cortadas para resolver el crimen más escalofriante de la historia de Alemania

Uno de los cuerpos encontrados. Wikimedia Commons

En la primavera de 1922 ocurrió un suceso en Alemania que conmocionó al país entero. Lo que pasó en el interior de la pequeña granja de Hinterkaifeck sigue siendo uno de los grandes misterios sin resolver de la historia del país. Esta fue la secuencia de los terroríficos hechos.

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En la primavera de 1922 ocurrió un suceso en Alemania que conmocionó al país entero. Lo que pasó en el interior de la pequeña granja de Hinterkaifeck sigue siendo uno de los grandes misterios sin resolver de la historia del país. Esta fue la secuencia de los terroríficos hechos.

Andreas Gruber era un agricultor alemán que vivía en una remota granja conocida como Hinterkaifeck. A comienzos del mes de marzo de 1922, el hombre comenzó a notar una serie de sucesos extraños. Al principio no le dio la mayor importancia, pero en cuanto fueron pasando los días decidió contárselo a algunos amigos íntimos.

Al parecer, Gruber había encontrado huellas que salían del bosque detrás de su casa, pero lo más raro era que ninguna de ellas mostraba el camino de vuelta. Además, creía que había oído pisadas en el ático de su casa, y también había encontrado un periódico que parecía haber llegado de la nada. Las llaves de su casa también desaparecieron un tiempo.

Lo curioso es que a pesar de todos estos clichés de películas de terror, Gruber no informó nunca a la policía, tan sólo a unos amigos. El agricultor vivía con su esposa Cäzilia, su hija Viktoria y sus dos hijos, Cäzilia y Josef. La familia también tenía empleada a una criada. Una mujer que tuvo la mala suerte de estar en la casa en el momento que se desató la violencia.

Aunque nadie sabe exactamente cómo se desarrollaron los brutales acontecimientos el 31 de marzo, los resultados quedaron muy bien documentados.

Muerte en Hinterkaifeck

La granja. Wikimedia Commons

Hinterkaifeck era un lugar solitario. Situado cerca de los bosques fuera de la ciudad bávara de Gröbern, a una hora en coche de Munich y a medio kilómetro de distancia de la ciudad de Kaifeck.

La familia era conocida por mantenerse con los recursos de la granja. Además, no eran muy dados a salir de allí. Sin embargo, los vecinos se preocuparon el 1 de abril de 1922 cuando la joven Cäzilia faltó a la escuela. Además, la familia no se presentó a la iglesia donde Viktoria era miembro del coro.

Las dudas se acrecentaron cuando Cäzilia volvió a faltar a clases el 3 de abril. Para entonces, el correo de la familia había comenzado a amontonarse en la oficina de correos local. El 4 de abril, los vecinos y amigos de la familia decidieron investigar qué ocurría exactamente. Lorenz Schlittenbauer, un agricultor que vivía cerca, encabezó la búsqueda de los Gruber.

Lo que este primer grupo estaba a punto de descubrir les iba a perseguir el resto de sus vidas. Schlittenbauer acudió en primer lugar al establo. Allí se encontró una escena dantesca: cuatro cuerpos brutalmente golpeados cubiertos de heno. En el interior de la casa descubrieron los cuerpos de Josef, de 2 años, y de la criada, María Baumgartner. Por cierto, la mujer que ocupaba su puesto anteriormente había abandonado la granja porque tenía la firme creencia de que estaba embrujada.

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Autopsia e investigación

Los cuerpo encontrados. Wikimedia Commons

El informe de las autopsias de la familia dibujó un escenario espantoso sobre sus muertes. La madre de la familia, Cäzilia, mostró signos de estrangulación y hasta siete golpes en la cabeza, dejándole el cráneo agrietado. El rostro de su marido, Andreas, estaba cubierto de sangre, y sus mejillas salían de carne de los golpes que había recibido.

El cráneo de Viktoria también estaba destrozado; su cabeza mostraba hasta nueve heridas “todas en forma de estrella”, y el lado derecho de su cara había sido golpeado con un objeto contundente. La mandíbula inferior de Cäzilia también estaba destrozada y su rostro y cuello cubiertos de heridas abiertas y circulares.

Mientras que Cäzilia (madre), Andreas y Viktoria probablemente murieron al instante a causa de los golpes producidos por algún tipo de arma (se apuntó alguna herramienta usada para excavar y cortar), la autopsia encontró que la joven Càzilia probablemente permaneció viva y en estado de shock durante varias horas después de su ataque. De hecho, la niña se había arrancado partes del pelo.

En el interior de la granja, el pequeño Josef y María Baumgartner habían tenido un destino similar. María fue asesinada por una serie de golpes en la cabeza, y Josef por un golpe fuerte en la cara en el interior de su cuna en la habitación de Viktoria. Como los cuerpos en el establo, los suyos también estaban cubiertos: María con sus sábanas, y Josef con uno de los vestidos de su madre.

La habitación donde encontraron los dos cuerpos. Wikimedia Commons

Los animales de la granja y un perro guardián que tenía la familia permanecieron ilesos. Es más, de forma extraña, los investigadores comprobaron que alguien los había atendido y alimentado en los días siguientes que pasaron entre los asesinatos y el terrible descubrimiento.

Los primeros sospechosos fueron algunos vagabundos conocidos de la zona y criminales de poca monta de la región, pero cualquier teoría sobre alguno de ellos se vino abajo pocos días después. La policía había encontrado grandes sumas de dinero dentro de la casa.

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La teoría del robo perdía fuerza conforme avanzaba la investigación. Además de los cuerpos y el heno y las sábanas que los cubrían, la granja estaba intacta. Sin embargo, y en eso no tuvieron dudas, las autoridades sabían que el asesino permaneció claramente en la granja durante varios días, alimentando a los animales, comiendo y encendiendo hogueras en el hogar.

Cuando la policía interrogó a la ex criada acerca de su creencia de que la propiedad estaba “embrujada”, la mujer dijo que había llegado a esa conclusión después de escuchar constantemente sonidos en el ático y de experimentar un extraño y desconcertante sentimiento de estar siendo vigilada.

El establo de la familia

Andreas, el patriarca de la granja, jamás la creyó. Sin embargo y como decíamos al comienzo, el agricultor le había comentado a su círculo cercano algunos sucesos de difícil explicación. Para hacer las cosas aún más extrañas, una de las dos llaves de la familia desapareció poco antes del asesinato. Si hacemos un recuento del número de detalles insólitos, sólo con eso tenemos para una mini novela de misterio y terror.

Sumando las extrañas huellas que llevaban a la casa, los sonidos en el ático y la chimenea de la que salía humo en los días siguientes al crimen, uno podría imaginarse tranquilamente un escenario horrible, con un sádico despiadado que, después de cometer varios asesinatos, había residido en la granja.

Sospechosos habituales

Conforme fueron pasando las semanas, el caso se fue cerrando en cuanto al número de sospechosos. La policía estableció un cuadro donde varios hombres estaban conectados con la familia.

La hija de la familia, Viktoria, era viuda. Su marido había muerto en la Primera Guerra Mundial, y el parentesco de su hijo Josef sigue siendo un misterio hasta hoy. La joven había tenido una relación con Lorenz Schlittenbauer, el tipo que había encabezado la búsqueda y que descubrió los cuerpos. De hecho, ambos se habían referido públicamente a Josef como a su hijo.

La familia Gruber

La pareja planeaba casarse hasta que Andreas interfirió y la relación se acabó. Lorenz se casó poco después con otra mujer y tuvieron un bebé, aunque murió unas semanas más tarde.

Por esta razón, la policía se concentró en Lorenz como principal sospechoso. Teorizaron que, posiblemente traumatizado por la muerte de su bebé y poco dispuesto a pagar la manutención de Josef, había llegado a la granja y asesinado a Viktoria y el resto de su familia.

La teoría se vio reforzada por el hecho de que habían encontrado su comportamiento sospechoso durante la investigación inicial; el hombre había actuado de forma indiferente mientras veía los cuerpos, sin la más mínima señal de repulsión. También conocía mejor que nadie la zona alrededor de la granja.

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La policía lo interrogó varias veces, pero no pudo ubicarlo de forma concluyente en la escena del crimen. Razonaron que su comportamiento podía explicarse por el shock que le produjo lo que vio, y su conocimiento de la granja por su relación con Viktoria.

Una vez eliminado Lorenz, la policía consideró al marido de Viktoria, Karl Gabriel, como sospechoso. Las autoridades teorizaron que podría haber regresado de la guerra y los mató a todos. Obviamente, esta teoría no duró mucho: pronto descubrieron que Karl, efectivamente, había muerto asesinado en Francia casi una década antes.

Entonces comenzó escucharse otra teoría: Josef era en realidad el hijo de Viktoria y su propio padre, Andreas, y probablemente uno de ellos había matado a toda la familia antes de suicidarse. La teoría de Andreas, el incesto y el abuso se discutió durante mucho tiempo en la zona.

Sin embargo, esta teoría también cayó rápidamente. Ninguna de las lesiones y heridas en sus cuerpos podría explicarse como auto infligidas, por lo que no era posible que los crímenes fuera perpetrados por Viktoria o Andreas.

¿Entonces, quién demonios fue? Sólo había una cosa que podía afirmarse: los crímenes habían sido cometidos por alguien que conocía la granja, como lo demostró el mantenimiento continuado después de los asesinatos. La brutalidad de los asesinatos también sugería que fueron cometidos por alguien con una venganza personal contra uno o varios de los Gruber.

Lápida cerca de la antigua granja de Hinterkaifeck. Wikimedia Commons

Sin embargo, la policía no consiguió respuestas y finalmente cerró el caso. Después se reabrió no una, varias veces, en los últimos 95 años. Los cuerpos de la familia Gruber y la criada fueron decapitados poco después de las autopsias originales. De hecho, los cráneos fueron enviados a Munich, espacio donde fueron examinados por una variedad de “curanderos” y “brujos” que decían poder resolver el crimen.

Lamentablemente, las cabezas de los Gruber jamás hablaron desde el más allá. En 1923 la granja fue demolida, y la familia al completo se enterró. Con una salvedad: faltaban las cabezas. Los cráneos se habían perdido durante la Segunda Guerra Mundial y nunca se encontraron.

La policía cree que con los avances forenses y la tecnología actuales, el denominado como “crimen sin resolver más famoso de Alemania” podría llegar a su fin. Sin embargo, nadie sabe donde están las cabezas de los Gruber. Quizás, como apuntan en el pueblo, las tenga el propio asesino. [WikipediaAtlasObscuraMisteriousUHinterkaifeck]

Origen: Se busca: seis cabezas humanas cortadas para resolver el crimen más escalofriante de la historia de Alemania

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