Un simple carpintero, el hombre que más cerca estuvo de matar a Hitler y evitar el Holocausto
ABC tardó solo unas horas en dar la exclusiva en España de la bomba colocada por Georg Elser que a punto estuvo de asesinar al líder nazi un mes después del comienzo de la Segunda Guerra Mundial
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ABC tardó solo unas horas en dar la exclusiva en España: «Según noticias de Berlín, después de abandonar Hitler el local de la cervecería Bürgerbräukeller, en Munich, se produjo una explosión dentro de ella que causó seis muertos y sesenta heridos. Se añade que el atentado ha sido inspirado por agentes extranjeros y que se ha fijado una indemnización de medio millón de marcos a los que descubran a los autores». Fue en el periódico del 9 de noviembre de 1939, que fue mandado a imprenta muy poco después de que se activara la bomba a las 21.20 horas del día anterior.
La portada del 10 de noviembre estuvo dedicada por completo al mismo atentado que, por una diferencia de tan solo 13 minutos, a punto estuvo de costarle la vida a Hitler un mes después de la invasión de Polonia y el comienzo la Segunda Guerra Mundial. «Si la asamblea hubiera seguido el curso de los años anteriores, todo los dirigentes del partido nazi se habrían encontrado en el lugar mismo donde se produjo la explosión. Después de lo ocurrido, la sala presentaba grandes montones de escombros, ya que la única columna que sostenía el techo de la cervecería quedó completamente destruida. Grandes cantidades de cascotes cayeron en el mismo lugar donde estuvieron sentados los dirigentes del partido durante el discurso del Führer. Hay montones de escombros que alcanzan los tres metros de altura», explicaban las informaciones interiores.
No se ningún dato aún sobre el autor: un carpintero alemán llamado Georg Elser, nacido en 1903 en una familia de agricultores de la pequeña localidad de Hermaringen, que podría haber cambiado la historia del siglo XX y al que, en 2016, el director Oliver Hirschbiegel le dedicó la película « 13 minutos para matar a Hitler». Años antes había trabajado en una fábrica de relojes de Constanza, cuya experiencia usaría precisamente para fabricar el temporizador de la bomba con la que intentó asesinar a Hitler. En la década de los 30 le dio tiempo a tener un hijo, separarse de la madre de este, volver a trabajar con su padre y ser contratado en una fábrica de montaje donde se familiarizó con el programa nazi de rearme. Fue allí donde tomó conciencia de que Alemania se encaminaba hacia la guerra.
Elser era una persona tranquila y reservada que asistía a varios centros culturales y cantaba en el coro del pueblo. De acuerdo a su círculo más cercano, sentía un rechazo visceral hacia el régimen de Hitler. Se negaba siempre a realizar el saludo romano y hasta abandonaba la habitación si la radio transmitía uno de sus discursos. En una ocasión, recuerdaban sus allegados, el carpintero había declarado: «Prefiero que me peguen un tiro antes que dar un solo paso por los nazis».
A pesar de la importancia de su acción, su figura quedó relegada al olvido debido a que, durante décadas, los historiadores no creyeron que aquel hombre de orígenes humildes hubiera podido actuar en solitario. Ponían en duda la legitimidad de sus motivaciones. En 1969, ABC todavía titulaba: « Se revela que el atentado contra Hitler fue obra de un solo hombre».
Treinta años después seguían saliendo a la luz nuevos datos sobre la explosión que más cerca estuvo –junto a Claus von Stauffenberg en la Operación Valquiria–de asesinar al dictador genocida. Y eso que no fueron pocos los intentos fallidos. «El Führer comentaría el suceso, del que salió ileso, con estas palabras: “Es la confirmación de que la Providencia consiente que logre mi objetivo”. Ahora, el doctor Anton Hoch publica un estudio sobre el autor del atentado en sus «Cuadernos de Historia Contemporánea». El investigador llega a la conclusión de que el atentado de la cervecería fue obra de un único autor. Mucho tiempo había transcurrido después del suceso y en Alemania se creía todavía en un atentado proyectado y realizado por varios hombres. El carpintero comunista Georg Elser tardó un año en prepararlo», explicaba ABC en esta última noticia de noviembre de 1969.
Elser había acudido a la famosa cervecería cada noche durante los últimos 30 días. Era la misma donde se había fundado el partido nazi y donde cada 8 de noviembre Hitler daba un discurso para conmemorar su golpe de Estado fallido de 1923. Llegaba allí, pedía la cerveza más barata y se escondía en el baño hasta el cierre del local. A continuación, se dedicaba a vaciar meticulosamente la columna delante de la cual el dictador, rodeado de su plana mayor, iba a dirigirse a sus acólitos. En el hueco, el carpintero colocó una bomba de fabricación casera que construyó a partir de explosivos robados de una cantera y colocó un reloj a modo de temporizador, que programó tres días antes.
Cuando se produjo la invasión de Polonia, Elser ya estaba diseñando el atentado. Muchos historiadores han apuntado que, si su plan hubiera tenido éxito, la Segunda Guerra Mundial hubiera sido muy distinta y el Holocausto probablemente se habría evitado. Según los cálculos de nuestro protagonista, Hitler tendría que haber hablado por lo menos una hora y media, tal y como hacía todos los años. De ahí que programara la bomba para lo que esperaba que fuera el cenit del discurso: las 21.20 horas.
Aquella noche, sin embargo, el dictador acortó su intervención y abandonó la cervecería a las 21.07 para llegar a tiempo al tren que le devolvería a Berlín. La espesa niebla no le permitió realizar el trayecto en avión, como hacía habitualmente, y tuvo la suerte, además, de que la bomba funcionó a la perfección y explotó puntual. Hitler no murió por 13 minutos de diferencia, como sí lo hicieron siete miembros del partido nazi y una camarera, además de las 63 personas que resultaron heridas.
Su detención
El carpintero fue detenido esa misma noche, cuando intentaba cruzar ilegalmente la frontera hacía Suiza. No había querido deshacerse de las pruebas que le incriminaban, por si podía usarlas para evitar la extradición o en el caso de que fuera inculpado un inocente. Los nazis no se creyeron que había actuado solo, tal y como él insistía en defender, y acabaron acusando a los servicios secretos británicos de estar detrás. También desconfió de su versión el movimiento opositor en Alemania y consideró que el ataque era probablemente un atentado de falsa bandera diseñado por Hitler para reforzar su apoyo entre la población.
La noticia del arresto no llegó a España hasta el 22 de noviembre. ABC titulaba: « Ha sido detenido el autor del atentado de Munich». Y después se hacía eco del comunicado del jefe de la Policía alemana: «Inmediatamente después del atentado fueron adoptadas todas la medidas necesarias para esclarecer el hecho y detener a los autores. Fueron cerradas todas las fronteras, reforzándose la vigilancia en ellas. Entre los detenidos aquella misma noche se encontraba un sujeto que intentaba llegar a Suiza clandestinamente, llamado Georg Elser, de 36 años de edad, que había residido últimamente en Múnich. Después de varios careos, y tras negarlos al principio, confirmó su participación […]. El crimen había sido decidido ya en septiembre de 1938». El mismo comunicado aludía a la participación de Inglaterra.
Tras ser interrogado y torturado por la Gestapo, Elser pasó cinco años y medio en confinamiento solitario en el campo de concentración de Dachau. «Con mi acción, quería evitar un derramamiento de sangre aún mayor», declaro a sus captores, según la transcripción del interrogatorio descubierta por un historiador en los años 60. No le sirvió de nada. Allí mismo fue ejecutado de un disparo por orden personal de Hitler, 20 días antes de que este se suicidara en su búnker y 19 antes de que el lugar fuera liberado por los aliados.
En las últimas décadas, los historiadores han rescatado la figura de Elser del olvido, de cuyo atentado se caban de cumplir 80 años. En la actualidad hay 66 calles y plazas de Alemania, así como varios colegios, que llevan su nombre.
Origen: Un simple carpintero, el hombre que más cerca estuvo de matar a Hitler y evitar el Holocausto