Uno de los soldados americanos más condecorados de la Primera Guerra Mundial fue este mexicano sin papeles
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Donald Trump asumio este pasado mes de Enero el cargo de presidente de Estados Unidos y, por lo tanto, comandante en jefe de las Fuerzas Armadas. Su discurso sobre el muro en la frontera con México caló entre los votantes, pero ahora resurgen historias que restan brillo a ese ánimo de segregación. Como la de este héroe de guerra.
Los estadounidenses tienen un alto respeto por sus veteranos y, sin embargo, la historia de Marcelino Serna es prácticamente desconocida. Este mexicano indocumentado se incorporó como voluntario en el Ejército de los Estados Unidos durante la Primera Guerra Mundial y acabó convirtiéndose en el soldado más condecorado de Texas. También fue el primer hispano al que se le concedió la Cruz por Servicio Distinguido, la segunda condecoración militar más preciada del ejército estadounidense —solo por detrás de la famosa Medalla de Honor.
Serna nació en 1896 en la ciudad de Chihuahua, en el seno de una familia pobre. Cuando tenía 20 años decidió emigrar a Estados Unidos en busca de una vida mejor. Desde Juárez cruzó el río Bravo (conocido al otro lado de la frontera como río Grande) y terminó buscando trabajo en El Paso, Texas. No hablaba inglés y solo pudo encontrar empleos precarios de mantenimiento hasta que empezó a trabajar como peón en un campo de remolachas de Denver, en Colorado.
Estados Unidos declaró la guerra a Alemania en 1917 y el ejército empezó a reclutar nuevos soldados. Ese año unos funcionarios federales recogieron a un grupo de jóvenes en Denver y los retuvieron mientras verificaban su situación legal. Entre ellos estaba Serna, que en lugar de enfrentarse a la posibilidad de ser deportado se ofreció como voluntario para ir a la guerra, a la sangrienta Gran Guerra que había estallado tres años antes en Europa.
Después de tres semanas escasas de entrenamiento, Marcelino Serna fue enviado a Liverpool con la División de Infantería 89, que era conocida como la “División del Medio Oeste” porque la mayoría de sus soldados procedían de Kansas, Colorado, Utah, Dakota del Sur, Nuevo México y Arizona. Su unidad avanzó hacia Francia y participó en operaciones muy importantes para la victoria de los aliados, como la ofensiva de Meuse-Argonne.
Durante la batalla de Saint-Mihiel, un ametrallador alemán mató a 12 soldados bajo una fuerte lluvia. Serna, el explorador de su unidad, siguió adelante. Según contó más tarde a un periodista de El Paso Times: “Me puse de pie, corrí unos diez metros y me metí en la tierra. Cuando me acerqué lo suficiente, arrojé cuatro granadas en el nido. Ocho alemanes salieron con las manos levantadas, otros seis murieron. Retuve a mis prisioneros hasta que llegó la ayuda”.
Semanas antes, cuando llegó a Francia, el ejército se dio cuenta de que Serna era ciudadano mexicano y le dijo que no tenía por qué estar ahí: podía volverse a casa. Marcelino, que aún no hablaba inglés y se comunicaba a través de un compañero bilingüe, respondió que prefería quedase con sus amigos.
Serna no se hizo ningún un rasguño en combate hasta cuatro días antes del final de la guerra, cuando un francotirador lo alcanzó en ambas piernas. Consiguió volver cojeando a las líneas estadounidenses usando su rifle como muleta. En el hospital, un general norteamericano le otorgó la Cruz por Servicio Distinguido.
Serna fue el soldado de Texas más condecorado de la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, no recibió la Medalla de Honor porque era un soldado raso de México. Murió en 1992 en El Paso, donde continuó viviendo como ciudadano estadounidense. [EPCC Libraries]