23 noviembre, 2024

VALDENOCEDA, PRISION DEL HORROR, CEMENTERIO Y HOMENAJES. – Crónicas a pie de fosa.

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“Nosotros los presos hacíamos las fosas y trasladabamos  los muertos, esperando no ser los próximos inquilinos” (Paulino Lafuente, preso de Valdenoceda).

Valdenoceda es un pequeño pueblo burgalés a orillas del río Ebro, perteneciente a las Merindades y dentro del partido judicial de Villarcayo. También es conocido como Valdenoceda de Valdivielso, por ser este su ayuntamiento  y estar emplazado en ese valle.

Se encuentra en la carretera general que de Villarcayo va a Burgos por el Puerto de la Mazorra. Por tal razón, casi con seguridad, a principios del siglo XX se levantó allí una fábrica de seda, donde los productos y mercancías transitaban con mayor rapidez entre Burgos y Bilbao.

Pero la historia negra de Valdenoceda y de la propia fábrica de seda comienza con el inicio de la guerra civil, cuando por necesidades técnicas y de espacio se habilitó como prisión dependiente de la Prisión Provincial de Burgos. Miles de presos republicanos pasaron por ese penal infecto, fábrica de horror del franquismo y lugar de represión.

Valdenoceda 1942, Gabriel Nieto Baeza. Destacamento Pedrosa se dispone a marchar

Presos en el patio de la prisión de Valdenodeda en 1942. (Imagen http://todoslosrostros.blogspot.com.es)

Nuestro abuelo Paulino Lafuente Riancho estuvo preso en ese lugar, al igual que otros miembros de nuestra “revolucionaria” familia, entre ellos su futuro suegro Francisco Rojo González  y Sergio Rojo, tio y sobrino respectivamente. Fueron unos de tantos, de los que a pesar de las calamidades que allí pasaron, lograron sobrevivir para contarlo.

Francisco Rojo, de Manzanedo, paso por allí y compartió penurias, frio y hambre con Paulino. Aún no eran parientes, su hija Ramona Rojo iba a verle y le llevaba ropa y comida cuando podía y los guardias la dejaban. Allí Francisco le pidió una manta más grande o una propia para el compañero Paulino..¡ traeme una manta porque este vasco me la quita por la noche y me muero de frio!, le dijo a su hija.

Paulino media dos metros y durante la noche para taparse, destapaba a su compañero de “suelo” que era Francisco, apodado “El Zurdo”. Con ese ir y venir de Ramona al penal a llevar alimentos y ropa de abrigo a su padre, conoció a Paulino y se enamoraron.

No fue hasta después de un largo periplo de cárceles, batallones de trabajadores y “mili” obligatoria en el ejército enemigo, cuando años después se casaron.

En sus memorias, investigadas y narradas por nosotros en varias publicaciones, cuenta esa etapa de su vida en aquél horror de cárcel.

“Entré el 17 de enero de 1938 en calidad de detenido y entre los trabajos que le obligaron a hacer, el que más me impresionó y a todos los demás prisioneros, fue el de hacer el muro de cierre alrededor de la cárcel, encerrándonos de este modo a nosotros mismos.

La vida en esa infame prisión fue muy dura, axfisiante calor en verano y frío insportable el resto de los meses, humedaz por su cercanía al Ebro y hacinación. El hambre era tal que muchos soñabamos con pan en las largas noches. La suciedad, la falta de higiene, el hambre y los malos tratos eran el “pan” de cada día. Muchos sobrevivimos a aquel infierno y muchos se quedaron en el camino, enterrados en fosas individuales en la finca cercana al cementerio e iglesia de Valdedoceda. Nosotros los presos haciamos las fosas y trasladabamos  los muertos, esperando no ser los próximos inquilinos”.

Sin embargo para contarnos mejor la historia de ese macabro lugar y lo que allí sucedió, tomamos prestada información de la magnífica página web de la Asociación Valdenocedahttp://exhumacionvaldenoceda.com.

LA PRISION DE VALDENOCEDA.

“Valdenoceda es una pequeña localidad del norte de Burgos, cercana a la provincia de Álava. Allí se encontraba, antes del inicio de la Guerra Civil, una fábrica de sedas. Por los sótanos de la fábrica pasaba un canal del río Ebro, que servía para mover las aspas de la maquinaria.

La fábrica cerró en los primeros años de la Guerra. Desde 1938 y hasta 1943, se convirtió en una de las más terribles prisiones de castigo del régimen del general Franco.

Allí eran trasladados presos de toda España, víctimas de la represión, juzgados por cualquier motivo y condenados, paradójicamente, en la mayor parte de los casos, por ‘adhesión a la rebelión’. Por la cárcel, convertida con el tiempo en un auténtico campo de exterminio, pasaron varios miles de personas. El edificio, compuesto de tres plantas y con capacidad para menos de 300 personas, llegó a albergar a casi 1.600 presos.

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La prisión de Valdenoceda (Merindad de Valdivielso- Burgos) en la actualidad. (Imagen http://nuestraotrahistoria.blogspot.com.es

La comida

De comida, un caldo aderezado con una sola alubia se convertía en el primer y único plato del día. La alubia siempre estaba podrida y alojaba un gorgojo en su interior, como han recordado años después algunos presos. Por la tarde, media sardina y un pequeño trozo de chocolate eran el único sustento. Las memorias escritas de uno de aquellos presos todavía recuerdan que, cuando dormía, sus mejores sueños estaban protagonizados por un simple trozo de pan.

El hambre y las malas condiciones del agua provocaban enfermedades entre los penados. La práctica totalidad de los presos de los que se tiene noticia ‘fallecieron’ de ‘colitis epidémica’ o ‘tuberculosis’.

Los castigos

A las malas condiciones de vida y al hambre se unían los castigos físicos. Cualquier mal comportamiento (no levantar el brazo para entonar el ‘Cara al sol’, moverse durante la formación a filas, fumar sin autorización,…) era merecedor de un traslado a la celda de castigo. Ésta estaba situada en los sótanos de la cárcel, junto al canal del río Ebro. La celda siempre tenía agua, pero cuando el río se desbordaba, la celda se inundaba y el preso debía permanecer quieto, helado de frío y con el agua al cuello, sin ni siquiera poder dormir.

A todo ello se unía el frío. Temperaturas bajo cero y las nevadas habituales del norte de Burgos eran una constante durante el invierno. Los presos no disponían más que de una pequeña manta. Durante las noches, unos se acercaban a los otros para darse calor y poder sobrevivir.

También eran habituales los insectos, normales en un lugar fétido como éste. Los presos que sobrevivieron han recordado siempre las manchas oscuras sobre el techo durante el día. Al inicio de la noche, las manchas comenzaban a descender por las columnas y se dirigían en masa hacia los presos. Eran chinches. Miles de picotazos de chinches asediaban todas las noches.

Uno de los recuerdos permanentes de los supervivientes eran las colas. Los presos hacían cola varias veces: cola para el ‘rancho’, cola para conseguir la media sardina, cola para la ración de agua,…

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Interor de la prisión de Valdenoceda, exactamente igual que en la actualidad. (Imagenhttp://exhumacionvaldenoceda.com.)

Los muertos

La Agrupación de Familiares y Amigos de Fallecidos en el Penal de Valdenoceda tiene constancia documental de, al menos, 154 presos enterrados. Se sabe también, a través de testimonios de presos supervivientes y de familiares de personas que pasaron por el penal, de muchos otros penados que estuvieron en la prisión, fueron sacados de madrugada de su interior y nunca más fueron encontrados. En los alrededores se encuentran numerosas cuevas y se cree que muchos presos fueron asesinados y arrojados a su interior, sin dejar rastro para nadie y sin que su ejecución fuera comunicada siquiera a la familia.

En el caso de los fallecidos por hambre o enfermedades, eran los propios presos los que los enterraban. Durante años, la Agrupación creyó que las condiciones del enterramiento eran muy precarias. Sin embargo, los estudios antropológicos y los trabajos realizados durante la exhumación han confirmado que:

  • Los presos construían, con sus propios medios, ataúdes de madera. Metían en cada uno de ellos al preso fallecido.
  • Los propios presos, acompañados de guardias armados, trasladaban el ataúd a un solar, propiedad de Instituciones Penitenciarias, y allí lo enterraban.
  • Los enterramientos fueron realizados uno a uno en el solar. Hoy sabemos que los presos enterraban cada ataúd a 1 metro de profundidad, a más profundidad que los enterramientos que se realizan en la actualidad. Esto pudo deberse a que los presos enterradores se aseguraban así de que las alimañas no se comieran a sus compañeros.
  • En los ataúdes, los presos incluían también las pocas pertenencias que al fallecido le quedaban (algún reloj, un bastón, cualquier recuerdo…).
  • Los presos clavaban sobre las tumbas, a ras de suelo, una cruz de madera. En cada una se cree que colocaron una inscripción con un número romano. Es de suponer que en algún lugar del penal se tenía una relación de los enterramientos y una identificación completa de cada fallecido. Esa relación se ha perdido totalmente. Con el tiempo, las cruces y los números se borraron y se pudrieron.

En ese solar de Instituciones Penitenciarias fueron enterrados, al menos, 154 personas, presos republicanos. Con el tiempo y el abandono de la cárcel, que cerró pocos años después de su apertura, el solar fue abandonado y se perdió cualquier posibilidad de identificar todos los restos.

En los años setenta, la Parroquia se hizo con la propiedad del solar, que fue cedido por Instituciones Penitenciarias para ampliar el cementerio parroquial original, que se había quedado pequeño.

La Parroquia inició ese año los enterramientos en el solar en el que yacían los 154 presos republicanos. Los enterramientos fueron realizados encima de los restos de los presos. El hecho de que los restos estuvieran a 1 metro de profundidad evitó en muchos casos que éstos fueran removidos”.

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Tumba nº 15 del cementerio de Valdenoceda. (Imagen http://exhumacionvaldenoceda.com.)

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LA AGRUPACION VALDENOCEDA BUSCA LA EXHUMACION.

Los origenes de la Asociación Valdenoceda hay que buscarlos a los años 90 cuando varios familiares comenzaron a interesarse por el destino de los presos muertos en aquella prisión. Con el tiempo y varias reuniones llegaron al 2003 con el planteamiento de hacer una asociación que se fraguó en el año 2005.

En la reunión de 2005, el colectivo decide constituirse en Agrupación y comenzar los procesos necesarios para solicitar subvenciones y hacer posible la exhumación.

En 2006, la Agrupación inició los trámites para, al amparo de la Ley de Memoria Histórica, solicitar subvenciones que permitieran la exhumación de los restos. Conseguidas las primeras subvenciones, se inicia la exhumación en febrero de 2007. Con la subvención en la mano, en febrero de 2007 se inició la excavación del solar del cementerio y la exhumación, por un equipo de arqueólogos de la Sociedad de Ciencias Aranzadi y de la Universidad Autónoma de Madrid, de 116 cuerpos.

LA EXHUMACION DEL CEMENTERIO E IDENTIFICACION.

Los trabajos de exhumación de 2007 se realizaron con expertos de Aranzadi que sólo pudieron exhumar finalmente 116 cuerpos. Hoy se sabe desde la propia Asociación y también desde Aranzadi, que al menos 38 personas han quedado enterradas en el cementerio viejo (13+Félix Torres) o debajo de los enterramientos nuevos que se produjeron desde 1989 (24).

De los 116 restos, 61 han sido identificados, de los cuales 60 se han devuelto a sus familias o tienen identificación osteológica y 1 más, identificado con ADN, permanece enterrado.

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Area excavada del cementerio actual y las tumbas de presos exhumadas. (Imagenhttp://exhumacionvaldenoceda.com.)

Nuevamente es la Asociación Valdenoceda la que, a través de su página, nos informa de los procesos llevados a cabo con las identificaciones de los restos exhumados.

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“El estudio antropológico ha permitido conocer la edad, estatura, señas particulares, condiciones de vida, y aproximación a la causa de la muerte, lo que sumado a la comparación entre el orden espacial de los enterramientos y la sucesión cronológica de los fallecimientos de los presos (se cree que durante una larga temporada los presos eran enterrados en orden cronológico, uno a uno) ha permitido la identificación de algunos restos. Aún así, y dado que la Agrupación ha continuado con el proceso de búsqueda y localización de familias, se ha solicitado a los descendientes de aquellos presos una muestra de saliva, para conseguir la plena identificación de los restos cuando la probabilidad inicial de identificación no era plena.

Por eso, en un segundo momento, el Gobierno aprobó la concesión de una segunda subvención que permitió iniciar los trabajos de identificación con técnicas de ADN.

Todos estos trabajos (los de identificación mediante técnicas de ADN y los estudios antropológicos) han dado como resultado las identificaciones que hasta hoy se han conseguido, 54 en total, y uno más, el de David Ruiz Ruiz, que permanece bajo uno de los últimos enterramientos.

Por otra parte, la Agrupación va a continuar adelante con la labor de exhumación de los al menos 24 cuerpos que todavía permanecen en la antigua parcela de Instituciones Penitenciarias, toda vez que otros 14 cuerpos (los 13 primeros de la lista más Félix Torres Torres, alcalde de Hoz, asesinado allí en 1936) no han podido ser exhumados, se encuentran en el Cementerio viejo y no podrán ser exhumados nunca.

Uno de los enterrados en la parcela nueva, como decíamos anteriormente, incluso ha sido identificado, debajo de uno de los últimos enterramientos realizados, a pesar de que ya se tenían en ese momento todos los permisos para realizar las exhumaciones.

Uno de los enterrados en la parcela nueva, como decíamos anteriormente, incluso ha sido identificado, debajo de uno de los últimos enterramientos realizados, a pesar de que ya se tenían en ese momento todos los permisos para realizar las exhumaciones.

Estos análisis de ADN y los estudios antropológicos han permitido la identificación completa de 61 restos y la entrega, hasta ahora, de 60 de ellos, de los que 4 tienen identificación osteológica (y sus familias no han sido localizadas aún), y uno más, el de David Ruiz Ruiz, permanece en gran parte debajo de una de las tumbas nuevas, por lo que solo se le pudo extraer una muestra de ADN (un diente) que se contrastó con el de su hijo, que vive y desea, lógicamente, recuperar los restos de su padre”.

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Plano de las tumbas exhumadas en el cementerio de Valdenoceda. (imagenhttp://exhumacionvaldenoceda.com.)

LISTADO DE PRESOS IDENTIFICADOS.

– Eloy Sánchez Martínez, de Masegoso (Albacete), que vivía en Socuéllamos (Ciudad Real). Entrega 16 de abril

– José Estero Navarro, de Villanueva de la Fuente (Ciudad Real). Entrega 16 de abril

– Modesto Flores Jiménez, de Daimiel (Ciudad Real). Entrega 16 de abril

– Plácido Cabrera Fuentes, de Valdepeñas de Jaén (Jaén). Entrega 16 de abril

– Juan Pedro Aliaga Sánchez Rey, de Argamasilla de Alba (Ciudad Real). Entrega 16 de abril

– Antonio Abad Vara, de Getafe (Madrid). Entrega 16 de abril

–  Teodoro Pérez Martín, de Miraflores de la Sierra, que vivía en Aranjuez (Madrid). Entrega 16 de abril

–  Dimas Almendros García, de Corral de Almaguer (Toledo), que residía en Piedrabuena (Ciudad Real). Entrega 16 de abril

– Anastasio del Barrio Herrero, de El Cubillo (Segovia) y residente en Villamayor de Calatrava (Ciudad Real). Entrega 16 de abril

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Homenaje en el cementerio de Valdenoceda el 18 de abril de 2015. Entrega a familiares de la urna con los restos identificados. (Imagen CRONICAS A PIE DE FOSA)

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Hasta ahora se han entregado los restos de:

– Celedonio Molina Alba, de Navas de Ricomalillo (Toledo), residente en Anchuras (Ciudad Real).

– Felipe Dorado Hernández, de Atalaya (Badajoz).

– Agustín Delgado Sánchez, de Socuéllamos (Ciudad Real).

– Pedro Muñoz Pulido, de Alcalá la Real (Jaén).

– Nicasio Urbina Fernández, de Anchuras (Ciudad Real).

– Antonio Berenguer Trigo, de Murcia.

– Cipriano Frías Cámara, de Gumiel de Mercado (Burgos)

– Valentín Villanueva García, de Villarrubia de los Ojos (Ciudad Real).

–  Julián Chavez Gallego, de Córdoba.

– Felipe Mora Úbeda, de Alcolea de Calatrava (Ciudad Real).

– Andrés Asensio Espino, de Tarazona (Zaragoza)

– Benito Velasco Iglesias, de Aranda de Duero (Burgos).

– Francisco Gordón Beloqui, de Valle de Mena (Burgos).

– Vicente Bellido Muñoz, de Alcaudete (Jaén).

– Delfino Campo García, de Santiago de Cartes (Cantabria)

– Félix Estébanez Bascones, de Aguilar de Campoo (Palencia)

– Adolfo Pérez López, de Ronfe (Lugo), que vivía en Madrid.

– Valentín Legarda Orbe, de Santurde (Álava). Tiene identificación osteológica.

– Guillermo Ruiz de Diego, que nació en Escalada y vivía en Ailanes (Burgos).

–  José Carrasco Valiño, de Campillo de Llerena (Badajoz), que vivía en Picón (Ciudad Real).

–  Sebastián Martínez Tomás, de Madrid. Tiene identificación osteológica.

–  Valentín Ayuso Sáez, de Villamanrique de Tajo (Madrid).

–  Anselmo Montero Hernández, de Majadahonda, que vivía en Aravaca (Madrid). Tiene identificación osteológica.

–  Bonifacio García Alcalde, de Roa de Duero (Burgos). Una Voluntaria de Roa ha adquirido un nicho en el cementerio de ese pueblo para él. Allí está enterrado desde abril de 2015. Tiene identificación osteológica.

–  Antonio Lopez Mora, de San Lorenzo de Calatrava (Ciudad Real)

– Vicente Tercilla Abasolo, de Angulo (Burgos).

–  David Díez Guinea, de Orduña (Vizcaya)

–  Angel Mena Contreras, de Montiel (Ciudad Real)

–  José Venzalá Carrillo, de Fuensanta de Martos (Jaén)

–  Vicente Martín Gil, de Daimiel (Ciudad Real)

–  Feliciano Alcaide Rodríguez, de Aldea del Rey (Ciudad Real)

–  Anesio Rodríguez Martínez, de Higón (Burgos)

–  Isidoro Romero Moncada, de Torres de la Alameda (Madrid)

–  Antonio Salazar Martín, de Sasamón (Burgos)

–  Antonio García-Rayo, de Daimiel (Ciudad Real)

–  José Antonio Quintanilla Pardo, de Fuencaliente (Ciudad Real)

–  Bernabé Ruiz Castillo, de Jaén

–  Gonzalo Muñoz Torres, de Villafranca del Condado (Córdoba)

–  Alfonso de la Morena Prado,de Aldea del Rey (Ciudad Real)

–  Juan María González Fernández de Mera, de Torralba de Calatrava (Ciudad Real)

–  Justo Ruiz Miguel, de Grijalba(Burgos)

–  Valeriano Montero Millán, de Pozuelo (Ciudad Real)

–  Vicente Castillo Benajes, de Villahermosa del Río (Castellón)

–  José Carrasco García, de Granada

–  Laureano Martín Sánchez, de Saceruela (Ciudad Real)

–  Manuel Muñoz Arias, de Membrilla (Ciudad Real)

–  Miguel Carretero Gimeno, de Minas de San Agustín, Puertollano (Ciudad Real)

–  Roque González Bueno, de Arjonilla (Jaén);

–  Pedro Blanco Cobo, de Villanueva de la Reina (Jaén);

–  Teófilo Gordillo Conejo, de Almadén (Ciudad Real)

–  Pedro Medina Lozano, de Marmolejo (Jaén)

Y está identificado, aunque no ha podido ser exhumado aún:

–  David Ruiz Ruiz, identificado, pero no exhumado.

HOMENAJES Y ENTREGA A LAS FAMILIAS.

Uno de los actos más entrañables son los homenajes y si además son con la entrega de los restos identificados a la familia, más emotivos aún.

Todos los años se realiza en el mes de abril, en un fin de semana cercano al 14, Día de la República, un homenaje en el cementerio de Valdenoceda.

El año pasado se realizó con la entrega de 11 urnas con los restos de los presos represaliados a las familias. Este año 2016 sucederá lo mismo, se harán entrega 9 urnas con los restos recientemente identificados de 9 presos. Será un acto bonito de Homenaje, de Recuerdo, de Reparación en lo posible, pero no de Justicia, que es lo que hoy por hoy sigue faltando a los que murieron y a los que fueron represaliados por el franquismo.

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Homenaje en el cementerio de Valdenoceda 18 de abril de 2015. (Imagen CRONICAS A PIE DE FOSA).

Os esperamos el 16 de abril de 2016 en el cementerio de Valdenoceda, os espera la Asociación Valdenoceda, ya constituída oficialmente y os esperan sobre todo las familias.

Las familias de 9 presos se reencontraran con sus seres queridos y regresarán cada uno a su pueblo o donde su familia quiera, pero lejos de ese cementerio, de ese penal que acabó con su vida.

Sin embargo aún queda trabajo por hacer, la Asociación Valdenoceda tiene en proyecto  exhumar los restos de los 24 cuerpos que faltan  y que se encuentran en el antiguo solar de Instituciones Penitenciarias, hoy cementerio, bajo tumbas nuevas.  Y por supuesto el tratar de identificar a los que aún quedan, sus familias les esperan.

Origen: VALDENOCEDA, PRISION DEL HORROR, CEMENTERIO Y HOMENAJES. – Crónicas a pie de fosa.

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