Vida después de la muerte ¿Mito o realidad?
La experiencia de la muerte (muerte clínica) siempre genera a los médicos, psicólogos, físicos y biólogos preguntas como: “¿Es el alma humana inmortal?” ¿L
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La experiencia de la muerte (muerte clínica) siempre genera a los médicos, psicólogos, físicos y biólogos preguntas como: “¿Es el alma humana inmortal?” ¿La consciencia humana nace y se encuentra en el cerebro o en otra parte? ¿Existe realmente, hay algún registro de todas las acciones del ser humano y de cuáles serán las consecuencias?
Niel Grossman, profesor de la facultad de filosofía de la Universidad de Illinois, en Chicago, eligió durante muchos años el tema de la vida y la muerte como materia de estudio para sus estudiantes.
Sostiene que el estudio de la vida y de la muerte es un argumento muy importante para investigar y está convencido de que vale la pena conocer esta realidad más a fondo.
En los años 70 salió a la luz el libro de Raymond Moody, “La vida después de la muerte”, donde por primera vez se hizo el intento de sistematizar el tema para investigarlo. Para Neil Grossman este asunto suscitó un interés tal, que en los años sucesivos se trasformó de cierta manera en el sentido de su vida.
Continuando su investigación, Neil Grossman llegó a la conclusión de que por primera vez nos encontrábamos frente a argumentos científicamente válidos, que demuestran que la vida del ser humano, puede superar la muerte del cuerpo y que nuestra consciencia no proviene del cerebro.
¿Por qué fue posible tal afirmación? Esta es la prueba. Muchos de los que sobrevivieron a la muerte hablaron sobre eventos que les sucedieron y que tuvieron lugar a mucha distancia de donde se encontraban, los que más tarde fueron confirmados con precisión. ¿Cómo puede suceder todo esto?
La única conclusión posible es que las almas dejaron el cuerpo físico, tal como ellos mismos lo habían contado en sus experiencias.
Reencarnación: ¿realidad o falacia?
¿Tenemos sólo una vida o varias? ¿Alguna vez has experimentando esa sensación de déjà vu, o una impresión de “haber estado aquí antes”? Según los investigadores de la mente hemos experimentado muchas vidas previas en el pasado, y seguiremos naciendo de vuelta en otras formas hasta que alcancemos un estado absoluto.
He aquí tres interesantes casos de experiencias de expertos en el tema de la reencarnación. A continuación mostramos la Parte I.
Estudio de caso 1 – Las cintas de Bloxham
Arnall Bloxham, hipnoterapeuta galés de la década del 70, durante más de 20 años hipnotizó a varios cientos de personas y grabó lo que parecían ser descripciones de vidas previas. ¿Las cintas de Bloxham prueban la reencarnación o, pueden ser explicadas de alguna otra forma? Arnall Bloxham es un experto en lo que los hipnotizadores llaman “experimentos de regresión a vidas pasadas”.
Bajo hipnosis puede hacer que alguien vuelva al momento de su nacimiento, e incluso más allá. Bloxham era en ese entonces presidente de la Asociación Británica de Hipnoterapeutas, y usaba la hipnosis para curarle a la gente enfermedades físicas, tales como fumar.
Lo que sucede durante estos experimentos de regresión hipnótica desafía la lógica humana común. Sus pacientes son capaces de relatar, con detalles meticulosos, vidas de personas que existieron hace cientos de años.
Por increíble que parezca Bloxham produjo más de 400 grabaciones de personas hipnotizadas reviviendo sus vidas previas. Muchos de estos registros detallados, además, lograron ser comprobados en la realidad a través de referencias cruzadas. De acuerdo con Bloxham, esta sólida evidencia sustenta que la antigua creencia en la reencarnación es verdad.
Una de los más renombrados casos de Bloxham es el de Jane Evans. La regresión de Jane hacia sus vidas pasadas comenzó en 1971 cuando ella vio un cartel que anunciaba: “Arnall Bloxham dice que el reumatismo es psicológico”. A Jane, una ama de casa galesa de 32 años que sufría de artritis reumatoide, le pareció que esa afirmación era increíble, así que decidió ponerse en contacto con el hombre responsable de aquel cartel.
Y así lo hizo a través de un amigo de su esposo y finalmente, también se puso en contacto con seis de sus vidas pasadas. Ella fue la esposa de un tutor durante el Imperio Romano, un judío que fue masacrado en York en el siglo XII, un sirviente de un príncipe mercader francés en el medioevo, una dama de honor de Catalina de Aragón, una sirvienta pobre en Londres durante el reinado de la Reina Ana; y también una monja en Estados Unidos en el siglo XIX.
La historia de Jane Evans, así como la de otros ejemplos de reencarnación, salieron a la luz pública gracias al libro “¿Más de una vida?”, del productor de televisión, Jeffrey Iverson. En 1975, en pos de comprobar la teoría de la reencarnación, Iverson le pidió permiso a Jane para que dejara que Bloxham la hipnotizara nuevamente hacia una regresión, esta vez en presencia de una cámara de televisión y una grabadora de la BBC. Iverson se dispuso a descubrir si ella, en verdad, tuvo más de una vida.
Iverson investigó los detalles de estas vidas y comprobó que los pormenores de las regresiones de Jane Evans grabadas eran realmente verdaderos. Al final del libro considera que los 20 años de trabajo de Bloxham representaban un gran apoyo a la teoría de la reencarnación. También produjo un documental para la BBC llamado “Las cintas Bloxham”, basado en todos estos materiales.
Caso número 2 – Los Cátaros del Dr. Arthur Guirdham
Los escépticos atribuyen este fenómeno a lo que los detectives de la mente llaman “criptomnesia”, un término que significa simplemente recordar hechos que olvidaste que conoces. Si un recuerdo lejano pudiera ser entresacado de la mente de una persona, explicaría de manera lógica la supuesta “reencarnación” de Jane Evans.
Sin embargo, para el Dr. Arthur Guirdham, la otra gran autoridad británica en reencarnación, la teoría de la “criptomnesia” no puede explicar los casos que vio y escuchó. El Dr. Guirdham cuenta estas experiencias en sus libros, “Somos uno y el otro”, “Los Cátaros y la reencarnación” y su autobiografía, “Un pie en ambos mundos”.
El Dr. Guirdham, un psiquiatra jubilado del Reino Unido, dirige un pequeño grupo de gente que cree que fueron cátaros en sus vidas pasadas, un grupo religioso herético que existió en el siglo XIII en Languedoc, un área al sudoeste de Francia.
El incidente que llevó al Dr. Guirdham a su teoría sobre la reencarnación comenzó en el departamento ambulatorio de un hospital donde el Dr. Guirdham trabajaba como psiquiatra, en Bath, en 1962. Un día en particular, su última paciente fue una joven atractiva y aparentemente normal, que tenía ocasionalmente una pesadilla recurrente desde su adolescencia, pero que ahora experimentaba dos o tres veces a la semana. En su sueño estaba acostada sobre su espalda en el piso cuando un hombre se le acercaba por detrás. No sabía lo que iba a ocurrir pero estaba absolutamente aterrorizada.
A pesar de que el Dr. Guirdham permaneció tranquilo y distante, tuvo que ocultar su sorpresa mientras escuchaba a su nueva paciente ya que la mujer estaba describiendo la misma pesadilla que también lo había atormentado a él por más de 30 años. El doctor estaba intrigado pero no le dijo nada a su paciente, luego de aquel día ella nunca más tuvo esa pesadilla, y en lo que respecta al Dr. Guirdham su sueño terminó en el transcurso de la semana siguiente de conocer a esta nueva paciente.
Sus reuniones continuaron a pesar de que el Dr. Guirdham estaba seguro de que su paciente no tenía ningún trastorno mental, pero le intrigaba el conocimiento que tenía ella acerca del pasado. Más tarde, ella le dio una lista de nombres de personas, que decía que existieron en el siglo XIII, y le describió lo que pasó con todos ellos. También le dijo al Dr. Guirdham que él también vivió en ese entonces, y que se llamaba Rogiet de Cruisot.
Como psiquiatra el Dr. Guirdham recabó alguna información básica acerca de la teoría de la reencarnación pero nunca tuvo mucho interés en el asunto, sin embargo, intrigado por este caso, decidió investigar. Descubrió que los nombres que la paciente le dio eran de hecho ciertos, aunque sólo se mencionaban en registros muy oscuros de la Edad Media. Estos registros fueron escritos en francés y no se tradujeron al inglés.
Las personas que describió el Dr. Guirdham fueron todas, miembros de la secta Catar, un grupo que floreció en el sudeste de Francia, y norte de Italia, en la Edad Media, entre otras cosas, los Catares creían en la reencarnación. A través del tiempo, el Dr. Guirdham conoció a más y más individuos, once en total, que tenían recuerdos de sus vidas pasadas viviendo juntos en el grupo Catar.
Ninguno de los sujetos estaba drogado o hipnotizado. Los nombres e incidentes pasados simplemente aparecieron en sus mentes, dijo el Dr. Guirdham. También describió una de las piezas más notables de evidencia que tenía, era el cuaderno de dibujo de una niña de siete años que contenía dibujos de una era pasada. El cuaderno también incluye muchos nombres de los miembros de la secta Catar. Asombrado, el Dr. Guirdham dijo, “está más allá de mí, el que una niña de 7 años pueda saber estos nombres cuando me cuesta creer que en este momento, haya un experto en historia medieval en Inglaterra que los conozca”.
La gran cantidad de recuerdos, nombres y contactos, convencieron al doctor de que él y su grupo vivieron juntos antes, no sólo una vez, sino varias vidas antes. Él dijo, “con 40 años de experiencia en medicina, o bien conozco la diferencia entre la experiencia de un clarividente y un esquizofrénico, o es que yo mismo soy un psicótico. Ninguna de las personas de mi grupo está loca de ninguna manera y ninguno de mis colegas me considera psicótico”.
Caso Número 3 – Dr. Ian Stevenson, Universidad de Virginia
Si hubiese que nombrar a los expertos mundiales en reencarnación, el Dr. Ian Stevenson, profesor de psiquiatría de la Universidad de Virginia, estaría en la lista. Viajó alrededor del mundo para investigar varios casos de reencarnación e ideó rigurosas pruebas para descartar el fraude, la criptomnesia, etc. De 200 casos, sólo 20 sobrevivieron como posibles casos de reencarnación en esta dura prueba llevada a cabo por el Dr. Stevenson. Siete de estos casos ocurrieron en India, tres en Sri Lanka, dos en Brasil, uno en el Líbano y siete en una tribu indígena de Alaska.
Tomemos el caso de una niña muy pequeña, nacida en la región central de Sri Lanka en 1956 con un nombre que parece un trabalenguas Gnantilleka Baddewithana. Poco después de empezar a hablar, comenzó a mencionar a otra madre, y a otro padre, en otro lugar donde además, dijo que tenía dos hermanos y muchas hermanas.
Por los detalles que dio la pequeña, sus padres fueron capaces de asociar sus descripciones a los de una familia en particular de un pueblo que estaba un poco distante. Descubrieron que esta familia perdió un hijo en 1954. Cuando llevaron a Gnantilleka a visitar a esta familia dijo que era aquel hijo muerto, y pudo identificar correctamente a siete miembros de “su” familia. Pero hasta ese momento estas familias no se conocían ni habían visitado la ciudad de cada uno de ellos.
Conclusión
Los escépticos pueden descartar la teoría de la reencarnación diciendo que es una falacia, mientras que aquellos que no creen en la reencarnación pueden eliminarla diciendo que es una superstición infundada.
Sin importar si usted lo cree o no, desde tiempos inmemoriales, las religiones orientales como el budismo y el daoísmo sostienen la teoría de la reencarnación entre sus creencias, creen en la teoría de la causalidad, en otras palabras, la conexión entre causa y efecto. Creen que la conducta de una persona en su vida presente es importante, y todas las buenas acciones y las faltas cometidas por uno se contabilizarán. Pero, bien, ¿quién lleva esta cuenta?
La teoría dice que las fuerzas naturales de la Ley Cósmica, también llamada la Ley de la Naturaleza, van a asumir esta tarea. Las acciones de una persona, buenas o malas van a manifestar sus efectos en su vida actual o en la próxima, como buena fortuna o buen karma versus karma negativo o retribución, según sea el caso.
Los ateos probablemente considerarán esta teoría como un ejemplo de “síndrome fatalista”. Los ateos creen que la vida es lo que uno hace de ella; y que el destino de uno está en sus propias manos.
Por el contrario, los daoístas creen que una persona cosecha lo que siembra, quizás esto explica una de las teorías del daoísmo acerca de los ocho tipos de destinos en los que las personas pueden reencarnar; tales como, riqueza vs pobreza, honor vs bajeza (humildad), longevidad vs vida corta, y similares.
Tal vez, esta sea también la razón por la cual el budismo promueve la teoría de los “seis senderos del Samsara (reencarnación)”, que comenzó hace unos 2500 años hasta hoy.
Y también, tal vez, esta teoría podría explicar el por qué del conocido consejo de nuestros antepasados y padres, de seguir aquella máxima, “hacer obras buenas será recompensado con virtudes, y hacer el mal o acciones malvadas generará retribución”.
El “Materialismo” considera que nuestros pensamientos e ideas surgen del cerebro. Si una persona sufrió el estado de la muerte, se da cuenta que en ese momento su cerebro está inactivo. El cerebro está en un estado en el cual no tiene posibilidad de intentar cosa alguna. Esto es un fuerte argumento de que la conciencia humana no depende del cerebro.
En 2002, Grossman publicó su obra “¿Quién teme a la vida después de la muerte?” En la cual presentó con precisión su investigación e informó de los obstáculos que existen desde las perspectivas materialistas de ciertos científicos, a la hora de estudiar la cuestiones de la vida y de la muerte.
La irracionalidad del “Materialismo” académico
Más de 20 años atrás ocurrió uno de los primeros encuentros con la irracionalidad académica de Neil Grossman. Él estaba interesado en cada experiencia después de la muerte que pudiese llegar a sus manos y estaba dispuesto a compartir con sus colegas lo que descubriese.
Masivamente vio como algunos de sus colegas iban descartando con ligereza todas sus pruebas. “Drogas inducen problemas de alucinación”. “El último suspiro de un cerebro agonizante”. “La gente ve lo que quiere ver”, fueron las frases usadas con mayor frecuencia.
Fue una conversación en particular la que permitió a Grossman ver más claramente las principales objeciones de los científicos, en relación a los elementos de prueba. Pudo así moverse para defender su propia posición ante la de los “Materialistas”. Preguntó a sus colegas:
- “y los que declaran muy detalladamente su funcionamiento”.
- “Oh”, – responde uno- “probablemente solo escuchó inconscientemente la conversación en la sala de operaciones y su cerebro la transfirió involuntariamente, transformando la información en formato audiovisual.
- “Bueno”- dice Grossman- ¿qué me dices de los casos en los cuales las personas informaron de una percepción precisa de eventos remotos a sus cuerpos?
- “Oh, es solo una coincidencia, o solo una suposición de adivinación”.
Exasperado Neil vuelve a preguntar: ¿tendrás que probar tú mismo la muerte clínica para convencerte de que esto es real? .
Muy tranquilamente y sin pestañear el colega le respondió: “Incluso si yo experimentase la muerte clínica por mí mismo, concluiría que en ese momento estaba aturdido.
No creo que mi mente pueda existir independientemente de mi cerebro” Y añadió que el dualismo (tesis filosófica que sostiene que la mente y la materia son sustancias independientes.) sería entonces una teoría falsa, y que todos los hechos presentados no pueden ser la prueba de que están equivocados.
Esta fue una experiencia importante para Nei Grossman y su descubrimiento. Ante él había un hombre culto pero a la vez muy supersticioso, quien dijo que no abandonaría jamás el punto de vista materialista y que no estaba dispuesto a reconocer ninguna de las otras teorías, resintiendo todos sus años de trabajo.
Origen: Vida después de la muerte ¿Mito o realidad?