11 noviembre, 2024

Ángeles vengadores del Holocausto: cazadores de nazis contra los acólitos huidos del Reich

Rafi Eitan, uno de los cazadores de nazis más destacados tras la IIGM ABC
Rafi Eitan, uno de los cazadores de nazis más destacados tras la IIGM ABC

Aunque sus nombres han permanecido entre las sombras, consiguieron atrapar a jerarcas de la talla de Adolf Eichmann o Klaus Barbie

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Sus nombres han permanecido al margen de las páginas de la historia: William Denson, Rafi Eitan, Benjamin Ferencz… No ha sucedido lo mismo con los jerarcas nazis a los que atraparon tras la Segunda Guerra Mundial. Tristes ejemplos como Adolf Eichmann –artífice de la Solución Final– o Klaus Barbie –el ‘Carnicero de Lyon’– así lo demuestran. Ellos prefirieron permanecer en el anonimato. Fueron la justicia del Holocausto en la sombra: los cazadores de nazis. Un grupo de improvisados detectives, experimentados fiscales y oficiales ávidos de llevar ante la justicia a aquellos que hubiesen cumplido un papel, por pequeño que fuese, en la pérfida maquinaria de los campos de concentración.

Pero siempre hay alguien dispuesto a poner luz sobre los héroes olvidados. Y, en este caso, tiene nombres y apellidos: Andrew Nagorski. El veterano escritor y corresponsal publicó en 2017 un intenso ensayo en el que recuperaba las desventuras de esta legión oculta alumbrada tras el Holocausto: ‘Cazadores de nazis’ (Turner, 2017). Una documentada obra en la que recordaba las hazañas de los perseguidores y las barbaridades de los perseguidos, pero en la que narraba también las dificultades que tuvieron que superar estos detectives en la sombra para llevar a cabo su labor. Y no fueron pocas, pues abarcaban desde el enfrentamiento con sus compañeros, hasta la benevolencia de Occidente para con algunos de los jerarcas.

A la caza

En la obra, Nagorski analizaba por qué los cazadores dedicaron sus esfuerzos a capturar a los germanos. No lo tenía difícil con personajes como Tuvia Friedman, uno de los perseguidores de nazis más obstinados de la Segunda Guerra Mundial. Este judío logró escapar en su juventud de un campo de concentración y, a partir de entonces, su máxima fue la de capturar a aquellos asesinos. «No dejaba de pensar con el día en que los judíos se la devolvieran a los nazis, ojo por ojo», solía decir. Tras liberarse, se unió a un grupo de partisanos con los que buscó a destacados criminales de guerra.

La muerte de Saleh al Arouri supone el culmen de una persecución que el estado judío inició en 1960, cuando sus comandos atraparon aAdolf Eichmann, y que continuó en los setenta con los terroristas del grupo Septiembre Negro

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Así capturó, por ejemplo, a un oficial llamado Shronski, «que había torturado a más judíos de los que podía recordar». Friedman jamás sintió lástima por sus enemigos, ya fueran meros soldados o instigadores del Holocausto, y solía descargar su furia contra ellos en los interrogatorios. «Los carniceros se lo habían buscado», señalaba. Años después, colgó el uniforme y fundó un instituto para recabar información contra los miembros de las SS.

Los comienzos de Simon Wiesenthal fueron similares. Este arquitecto era un prisionero del campo de Mauthausen hasta que, el 5 de mayo de 1945, fue liberado. Las brutalidades que tuvo que soportar en aquel infierno le hicieron presentarse a un teniente americano poco después y ofrecerle sus servicios. Así inició una labor que le haría famoso en la época. Además de ayudar a los afectados por la contienda, tanto él como Friedman fueron determinantes a la hora de atrapar en los años 60 al hombre que había organizado la Solución Final, el exterminio de millones de judíos: Adolf Eichmann. El oficial germano había logrado escapar de la justicia aliada de Núremberg y huir a Argentina, pero fue apresado y juzgado gracias a ellos.

Por los juicios

Nagorski también tenía un hueco para otro tipo de cazadores: los que se esforzaron para que, una vez capturados, los nazis no eludieran la justicia. Uno de los más destacados fue William Denson, el fiscal jefe del ejército de los EE.UU. encargado de los juicios de Dachau. Unos procesos legales que, aunque han quedado relegados de las páginas principales de la Historia, juzgaron la responsabilidad de algunos de los criminales de guerra de «segunda línea» más destacados de la Segunda Guerra Mundial. «Denson actuó como fiscal en 177 casos contra guardias, oficiales y médicos de los campos de concentración, lo que supone una cifra récord», destaca el autor en su obra. Un total de 97 de ellos acabaron en la horca.

A Denson su trabajo casi le costó la salud. No en vano perdió casi 20 kilos durante los procesos. «Decían que era yo quien parecía recién salido de los campos», explicó en una ocasión. En 1947 se desmayó de agotamiento y estuvo postrado dos semanas en la cama. Sin embargo, logró encerrar a personajes tan crueles como Ilse Koch, la viuda del primer comandante de Buchenwald. Esta cruel mujer se hizo famosa por provocar sexualmente a los prisioneros antes de acabar con su vida.

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Otro de las decenas de cazadores a los que se hace referencia en la obra es a Benjamin Ferencz, el fiscal jefe de los juicios de Núremberg. Este joven de apenas 27 años tuvo que procesar cientos de documentos nazis que hablaban de las torturas, las ejecuciones y el uso de las cámaras de gas en Auschwitz. También tuvo que hacer un recuento, calculadora en mano, de los muertos en el campo. Según dijo, «cuando pasé del millón, dejé de contar, era demasiado para mí». Ferencz inculpó a los nazis de «la matanza deliberada de hombres, mujeres y niños inocentes e indefensos» en su alegato inicial y fue uno de los primeros en utilizar el término genocidio. Logró que los acusados fuesen declarados culpables, y 12 de ellos fueron condenados a la muerte.

Otros cazadores

Efraim Zuroff, 1948-XXXX. Zuroff lleva más de 35 años dirigiendo el Centro Simon Wiesenthal en Jerusalén. Se le considera el último cazador de nazis, aunque en algunas entrevistas afirma que también le llaman «Míster Holocausto». Siempre envuelto en la polémica, ha dirigido las campañas contra los últimos guardias de los campos de concentración que todavía quedan vivos.

Simon Wiesenthal, 1908-2005. La estrella mediática de este selecto grupo. El que fuera un superviviente de Mauthausen creó un Centro de Documentación en Viena y se convirtió en el cazador de nazis más famoso de la historia. Ayudó a atrapar a personajes como Eichmann, pero también mantuvo enfrentamientos con sus compañeros, pues muchos le acusaban de exagerar sus proezas.

Fritz Bauer, 1903-1968. Bauer era un alemán nacido en el seno de una familia judía no practicante. En 1922 fue enviado a un campo de concentración por enfrentarse al nacional socialismo. Pasó la IIGM exiliado. De regreso en su país, colaboró en la captura de Adolf Eichmann y fue uno de los impulsores de los juicios de Auschwitz.

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Isser Harel, 1912-2003. El ruso Isser Harel fue el responsable del servicio de espionaje exterior de Israel (más conocido como el Mossad) desde 1952. En 1960 dirigió el comando que secuestró a Adolf Eichmann en Buenos Aires. Gracias a ello, el germano fue juzgado por sus crímenes en Jerusalén. Las palabras que dirigió tras la operación a su primer ministro jamás serán olvidadas: «Le he traído un regalo».

Elizabeth Holtzman, 1941-XXXX. Esta norteamericana se convirtió en congresista en 1973. A partir de entonces se esforzó por investigar las acusaciones que afirmaban que multitud de nazis vivían exiliados en EEUU. Tras meses de luchas políticas logró crear en 1979 un organismo (la OSI, oficina de Investigaciones Especiales) que se encargó de cazar a estos criminales de guerra y deportarles.

Serge y Beate Klarsfeld, 1939-XXXX y 1935-XXXX. Marido y mujer, esta pareja franco-alemana dedicó su vida a perseguir a los nazis que, durante la guerra, habían deportado a miles judíos desde Francia a Auschwitz. Su labor no era oficial, por lo que se encargaban de encontrar a los culpables y desvelar sus barbaridades a la prensa. Ambos lograron atrapar a criminales como Klaus Barbie (el «Carnicero de Lyon»).

Eli Rosenbaum, 1955-XXXX. Rosembaum fue el director de la oficina de Investigaciones Especiales estadounidense de 1995 a 2010. En 1968, como consejero general del Congreso Judío Mundial, cargó contra el antiguo secretario de las Naciones Unidas, Kurt Waldheim, por su pasado nazi. Mantuvo severos enfrentamientos con su famoso compañero, Simon Wiesenthal, de quien dijo que «fracasó en todos los grandes casos en la era de la posguerra» y al que calificó de «incompetente y ególatra».

Jan Sehn, 1909-1965. El gran olvidado de los cazadores de nazis. Este polaco fue el primero que investigó de forma pormenorizada las barbaridades cometidas en Auschwitz. Además, logró que el director de este campo, Rudof Höss, escribiera sus memorias. Siempre se mostró especialmente afable con los supervivientes de los campos, a los que trató de ayudar desde su posición.

Origen: Ángeles vengadores del Holocausto: cazadores de nazis contra los acólitos huidos del Reich

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