El engaño con el que una niña salvó a su pueblo de ser masacrado por los nazis: «Si mientes, te mataré»
Thank you for reading this post, don't forget to subscribe!
Más vale tarde que nunca. Gabriella Ezra, una italiana que reside a día de hoy en East Sussex (Gran Bretaña), ha recibido al fin un merecido reconocimiento por haber salvado a 37 compatriotas de un pelotón de fusilamiento en el año 1945. Según ha confirmado el diario The Times en su versión en línea, la anciana (de 91 años) ha sido galardonada con la prestigiosa «Stella d’Italia» por el gobierno del país. Y no es para menos, pues evitó aquella matanza tras convencer a un oficial germano de que los condenados no eran partisanos, sino labradores. Una mentira del tamaño de la torre de Pisa.
En palabras del diario, la historia de Gabriella había permanecido oculta hasta que su hijo Mark, de 65 años, decidió escribir a la embajada italiana para darla a conocer. Al parecer, lo hizo después de que su madre le contara una y otra vez el suceso. «Si mi madre no hubiera intervenido, todos habrían sido asesinados. Ella demostró una valentía notable aquel día», ha afirmado en declaraciones a la prensa anglosajona.
Todo ocurrió en 1945 cuando Gabriella, de apenas 17 años, vio entrar una unidad alemana en Cappella, su ciudad natal. Según le explicaron, los nazis habían llegado con sed de sangre después de que un grupo de partisanos hubiera atacado por sorpresa a sus soldados. La venganza no se hizo esperar. Con la ayuda de algunos colaboracionistas, los teutones apresaron a 38 aldeanos y les condenaron a morir frente a un pelotón de fusilamiento. Todos ellos, guerrilleros. Y lo peor es que entre los elegidos se hallaba Luigi, el padre de nuestra protagonista.
Gabriella, desesperada, decidió intentar convencer a los germanos de que aquellos hombres no eran partisanos. Poco más podía hacer. Como arma, eso sí, tenía a su favor el inmaculado alemán que hablaba tras haber residido en Austria. «Le dije a mi madre que tenía que hacer algo, así que corrí tras un oficial y le repetí una y otra vez que los hombres que había capturado eran simples agricultores que no habían hecho más que preocuparse por sus campos y sus vacas», afirma la anciana en declaraciones recogidas por el « Daily Mail».
Sus palabras debieron remover la conciencia de aquel hombre, pues decidió llevar a la joven ante el comandante mientras este preparaba la ejecución. «Pusieron a los hombres frente a un pelotón de fusilamiento y dijeron que yo insistía en que eran inocentes. “Si está mintiendo la mataré, y después a vosotros”, gritó», añade la anciana. Por suerte, los aldeanos habían enterrado los brazaletes que identificaban a los presos con partisanos y, por mucho que los nazis buscaron, no hallaron ninguna prueba que les incriminara.
Al final, todos los prisioneros fueron liberados gracias a Gabriella, como bien recalcó el comandante alemán. Poco después los británicos liberaron la ciudad y la pesadilla se terminó. «Cuando llegaron lloramos de alegría y les abrazamos. Fue un gran alivio», completa la homenajeada. En 1946 nuestra protagonista conoció al capitán Ezra, del ejército inglés, mientras trabajaba como traductora en las afueras de Venecia. Ambos contrajeron matrimonio tres años después y se trasladaron a Brighton.
Desde entonces Gabriella reside en Inglaterra, aunque no ha olvidado sus raíces italianas. Ejemplo de ello es que ha visitado en varias ocasiones Capella desde entonces. La primera vez, de hecho, fue recibida como una heroína.«Estaba paseando con mi hija por el pueblo cuando un hombre me reconoció. Organizaron una comida en mi honor en la plaza. Dijeron que estaban muy contentos de verme porque había salvado la aldea», finaliza.