24 noviembre, 2024

«El Lobo»: el espía vasco de Franco que «decapitó» la serpiente de ETA

Aunque los servicios secretos del ferrolano buscaban principalmente luchar contra la subversión en España, también entrenaron a uno de los mejores agentes secretos de nuestro país: Mikel Lejarza

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«Franco tenía una seguridad casi perfecta y de la clandestinidad lo sabíamos casi todo». Estas fueron las palabras que, durante una entrevista celebrada en 1994, dijo Eduardo Blanco, director general de seguridad durante el franquismo. Lo cierto es que no andaba desencaminado ya que -desde que finalizó la Guerra Civil– los servicios secretos del entonces jefe del Estadolograron reprimir una buena parte de los movimientos que pretendían alzarse contra él.

Sin embargo, tan real como que estas organizaciones buscaban acabar con la subversión, es también que entrenaron a espías como Mikel Lejarza, más conocido como «El Lobo» y famoso por decapitar a la cúpula de ETA. A su vez, también es cierto que el principal servicio secreto creado por la dictadura (el CESED) organizó (a partir de la muerte de Carrero Blanco) la Transición española y favoreció el acceso del rey a la jefatura del Estado. Algo que ha corroborado, en una entrevista a este diario, el especialista en espionaje Fernando Rueda (autor, entre otras tantas obras, de «Las alcantarillas del poder» y «El regreso de “El Lobo”»).

En la Guerra

Los dos bandos que combatieron en la Guerra Civil tuvieron, en plena contienda, sus respectivos servicios de inteligencia. En la zona republicana destacó entre otras tantas organizaciones la GPU, más conocida como la policía secreta soviética. Como sucedió en otros tantos ámbitos, desde el gobierno de Madrid dieron manga ancha a estos agentes rusos para acabar con todo aquel «enemigo interno» que consideraran oportuno. El resultado fue catastrófico solo en mayo de 1937: más de medio millar de antifascistas fallecidos. Y todo, por no seguir a pies juntillas las directrices establecidas desde Moscú y por mostrar su descontento con el Partido Comunista español.

En el bando franquista, por su parte, se pudieron contar hasta media docena de servicios secretosdiferentes. Entre ellos destacó principalmente el «Servicio de Información de la Frontera Noroeste de España» o SIFNE. Esta organización fue creada aproximadamente en 1936 por orden del mismísimo general Mola. Aunque posteriormente sería fagocitada por otro grupo de mayor envergadura, tuvo una importancia decisiva en la Guerra Civil. ¿La razón? Que sus espías lograron contactar directamente con la Gestapo de la Alemania nazi y mantener una estrecha colaboración sus dirigentes ellos.

Esta ayuda dio sus primeros pasos en 1936, pero se materializó de forma oficial un año después cuando llegó a España un tal Paul Winzer para hacer las veces de consejero de los servicios de inteligencia franquista e interrogar a los brigadistas internacionales germanos que eran capturados. «En 1938 se firmó un pacto de colaboración que […] concretaba la visita a nuestro país de expertos de las SS y la Gestapo para asesorar a los agentes españoles en técnicas como la de interrogatorios, torturas, ficheros, campos de internamiento…» explica Juan J. Alcalde en su libro «Los servicios secretos en España».

Tras la contienda… opresión

Finalizada la Guerra Civil, los esfuerzos de los servicios secretos de Francose centraron en acabar con el denominado «enemigo interior». Es decir, con todos aquellos grupos políticos que estuvieran en contra del Régimen y que –de una forma o de otra- buscaran expulsar al jefe del Estado de su poltrona. Con esta finalidad se creó el denominado CESIBE (Central del Servicio de Información Bis del Ejército). Un organismo militar que, como bien señala Alcalde en su obra, se dedicaba principalmente a «la investigación política» y que contaba con su «correspondiente sección de espionaje y contraespionaje».

Al menos oficialmente pues –en la práctica- el trabajo diario de investigación e información recaía en los escalafones inferiores del CESIBE: los RESIBE(Regional-Servicio de Información Bis del Ejército) y los DESIBE(Destacada-Servicio de Información Bis del Ejército).

«Las funciones, además de la búsqueda de cualquier información que pudiera afectar a las Fuerzas Armadas o a la Seguridad y el análisis de inteligencia, serían […]: Organización de la seguridad de las dependencias militares, de las autoridades y actos, contravigilancias, búsqueda de antecedentes e información sobre sospechosos, investigación sobre robos, actos delictivos y asuntos internos, informes de valoración de personal, criminalística,  etc.», explica el profesor universitario y especialista en inteligencia Francisco Viñals Carrera en «La inteligencia militar española actual».

Franco y Serran Suñer se entrevistan en Sevilla con el presidente portugués Oliveira Salazar
Franco y Serran Suñer se entrevistan en Sevilla con el presidente portugués Oliveira Salazar– ABC

Esta retahíla era acompañada de una máxima: la protección de Francisco Franco ante cualquier atentado o peligro. «Los servicios de información tenían como principal misión el garantizar que nada ni nadie pudiera poner en peligro la vida de su ídolo. No importaban los gastos, la pérdida de vidas ajenas, ni los medios a utilizar», determina Alcalde. Para ello, también se intentó infiltrar agentes en grupos comunistas ubicados fuera de España.

Para llevar a cabo sus diferentes tareas de inteligencia, el CESIBE (así como sus ramificaciones inferiores) se nutrían de todo tipo de informadores. Entre los mismos se encontraban los servicios secretos autónomos de los tres ejércitos españoles, los grupos FET de las JONS (Falange), la CNS (los sindicatos) y los «chivatos». Así lo explica Alcalde en su obra, donde también señala que, para evitar la subversión en el interior de España, este organismo contaba con «sus propias “escuelas ideológicas” para formar a sus agentes en las ideas que se combatían: las comunistas, las anarquistas, las socialistas, las masonas…».

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Todo ello, ayudados por la Gestapo hasta los últimos retazos de la Segunda Guerra Mundial. La mentalidad de este grupo quedó clara en 1994 cuando, durante una entrevista para las cámaras, Enrique Bretaños (miembro del servicio secreto español durante la época que nos ocupa) declaró lo siguiente: «El que se atrevía a enfrentarse al Régimen sabía que no podía llegar ni al juzgado».

Contra los estudiantes

Año va, año viene, llegaron los 60 a España. Y con ellos, se replicaron en nuestro país los anhelos de libertad contagiados por los movimientos obreros de media Europa. Casi de la noche a la mañana, se empezó a respirar en los campus universitarios el espíritu de las revueltas que se habían vivido en Francia allá por mayo de 1968.

Una serie de protestas contra la sociedad capitalista que habían logrado paralizar el país galo. Aquello preocupó sobremanera a Francisco Franco,quien tuvo la idea de que, para evitar disgustos, lo mejor que se podía hacer era crear un servicio de información que tuviera controlados a los principales líderes estudiantiles y a sus respectivos grupos sediciosos.

Mayo del 68, en Francia
Mayo del 68, en Francia– ABC

Y así fue como –por mediación del Subsecretario de Educación Alberto Monreal Luque– se creó el enésimo servicio de información diferente en España: la Organización Contrasubversiva Nacional. La diferencia es que, en este caso, se acababa de dar forma al grupo que, posteriormente y con el paso de las décadas, se convertiría en el futuro CESID. El mando le fue dado en sus inicios a José Ignacio San Martín y se determinó que, a pesar de depender extraoficialmente de la organización militar, a nivel oficial sería independiente.

No les debió ir mal en su lucha contra la sedición estudiantil pues –en 1971- los responsables de la Organización Contrasubversiva Nacional recibieron dos nuevos cometidos. Ambos, explicados por Alcalde en su obra: «Se crearon dos nuevas secciones. Una dedicada al mundo laboral cuya misión principal era la infiltración y manipulación de los movimientos sindicalesinspirados por la iglesia católica […] así como en las organizaciones históricas del movimiento obrero español: la UGT y la CNT».

A la segunda, por su parte, se le encargó investigar a los grupos independentistasvascos y catalanes. Poco a poco, los «espías» de este grupo lograron adquirir una ingente cantidad de contactos, lo que se tradujo en un aumento del poder de la organización.

El servicio secreto español

La existencia de la Organización Contrasubversiva Nacional se extendió oficialmente hasta 1972. Y es que, fue ese año cuando se le cambió el nombre por Servicio Central de Documentación. «En marzo, Carrero Blanco crea el SECED, e1 el nuevo departamento de información vinculado a la Presidencia del Gobierno. Su nacimiento [busca combatir]  los movimientos sindicalistas y obreros, principalmente, aunque el almirante aprovecha e incluye entre sus otros objetivos a los detractores del interior del Régimen. A los enemigos políticos del franquismo que le plantan cara», explica el Manuel Cerdán en su obra «Matar a Carrero. La conspiración».

«El primer servicio secreto español quedó constituido por doscientas personas de plantilla y unos cinco mil colaboradores»

A nivel práctico, el grupo siguió funcionando de forma similar a la Organización Contrasubversiva Nacional, aunque con mayores responsabilidades. Entre ellas destacaba –por ejemplo- investigar a los enemigos del estado o enfrentarse a la parte más progresista de la iglesia. A su vez, sus agentes también pusieron todos los esfuerzos posible en acabar con ETA. De hecho, fue un espía vasco del CESED (Mikel Lejarza) quien logró infiltrarse en esta banda terrorista y desarticular, desde dentro, la cúpula del grupo. Su golpe de mano fue tan determinante que, tras acabar con la misión, se cambió el rostro en el quirófano para evitar ser reconocido.

En todo caso, el CESED fue el antecedente directo de los servicios secretos actuales en España. «El primer servicio secreto español quedó constituido por doscientas personas de plantilla y unos cinco mil colaboradores, de ellos unos dos mil directos y quinientos informadores», añade el español.

Entrevista a Fernando Rueda: «»El Lobo» sigue en activo en la actualidad»

Fernando Rueda
Fernando Rueda– ABC

El doctor en periodismo y especialista en asuntos de espionaje Fernando Rueda habla a ABC sin tapujos. No tiene reparos en afirmar, por ejemplo, que uno de los grandes agentes que ha dado España (Mikel Lejarza) pertenecía a una organización –el CESED- que fue creada por un «franquista convencido».

El que fuera subdirector de revistas de investigación como Interviú tampoco tiene problemas a la hora de señalar que (a pesar de que trabajaban para Franco) los servicios secretos españoles fueron los primeros que prepararon la llegada de la democracia a España y organizaron la Transición para evitar levantamientos sociales.

En lo que se refiere al espionaje y a su historia, la palabra de Fernando Rueda es sagrada. Al fin y al cabo, le avalan más de dos décadas como profesor, el haber recibido el premio Ejército a la mejor labor informativa sobre las Fuerzas Armadas y, entre otras tantas cosas, haberse zambullido de lleno en los entresijos del espionaje nacional e internacional con múltiples obras. Algunas de ellas son tan destacadas como «La Casa, el CESID: agentes, operaciones secretas y actividades de los espías españoles» (la primera que se publicó sobre el servicio de inteligencia español); «Espías y traidores»; «Servicios de inteligencia: ¿fuera de la ley?» o «Las alcantarillas del poder».

«La OCN fue un servicio secreto hecho para enfrentarse a los movimientos contrarios al franquismo»

1-¿Cuál fue el embrión del SECED?

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Su antecedente fue la Organización Contrasubversiva Nacional (OCN), el servicio secreto que también sería el embrión del futuro CNI. Se creó en el 68 a raíz de las manifestaciones de estudiantes que se habían producido en toda Europa. El ministerio de educación quería evitar que esa corriente llegase a España. La organización estaba dirigida por José Ignacio San Martin. Posteriormente implicado en el 23F.

Fue un servicio secreto hecho para enfrentarse a los movimientos contrarios al franquismo. Se mantuvo activo hasta el año 72. Primero, dependiente del ministerio de educación, y luego, del ministerio del interior (entonces llamado de gobernación). Curiosamente, comenzó como una organización pequeñita.

2-¿Cómo nació el SECED?

Con el patrocinio de Carrero Blanco. Este creó el SECED como un organismo militar con el objetivo de controlar los movimientos subversivos de la sociedad (los sindicatos, los partidos políticos…). A efectos prácticos, de todas formas, lo siguió dirigiendo José Ignacio San Martín.

3-¿Era el SECED un servicio de inteligencia?

No. En aquellos años no se podía hablar de servicio de inteligencia. Es más correcto decir de servicio de información o servicio secreto. Este último término se ajusta más porque implica dos misiones: realizar análisis para el gobierno (y facilitar así su toma de decisiones) y llevar a cabo el espionaje más puro (por ejemplo, misiones antiterroristas). El término “inteligencia” se añadió en los años posteriores e implica otras cosas.

Atentado contra Carrero Blanco
Atentado contra Carrero Blanco– ABC

4-¿A qué se refiere con “análisis para el gobierno”?

A la adquisición de información. Un ejemplo es la operación “Jano”, organizada por el CESED. En ella, se investigó a todos aquellos españoles que –por su condición- podrían tener alguna responsabilidad política en el futuro. Lo que buscaban los agentes era que, si Franco les pedía el nombre de alguien para ocupar un determinado cargo, pudieran darle una lista de los mejores.

En base a ello investigaron a todos los españoles influyentes bajo el epígrafe de “Jano”, el dios de las dos caras. El nombre implicaba que iban a averiguar todo lo que pudieran de su cara pública, y de su cara privada. Qué estudios tenían, su ideología, sus artículos, los libros que habían publicado… y, a la vez, quienes eran sus familiares, con qué personas solían relacionarse, sus tendencias sexuales…

5-¿Favoreció el CESED la llegada de la Transición?

Sí. Pensaban que el franquismo estaba en sus últimos momentos y que era necesario ir preparando la sucesión de Franco. Por eso plantearon escenarios como qué sucedería en el momento en que Franco falleciese. He podido hablar con bastantes agentes del CESED y todos coinciden en que tenían una mentalidad abierta para la época.

Al mismo tiempo que perseguían los movimientos contra Franco (reclutaron 200 militares para perseguir a curas rebeldes, a los sindicatos y a los movimientos universitarios subversivos), empezaron a diseñar cómo podría ser la Transición. Poco después empezaron a tener relaciones con los partidos políticos emergentes y sus líderes. Un ejemplo es que el SECED les facilitó los pasaportes a Felipe González y Alfonso Guerra para que pudieran acudir al Congreso de Suresnes y que González fuese elegido.

El CESED mantuvo también relación con los periodistas para tratar de controlar esa Transición.

«El CESED quería llevar al rey a la jefatura del Estado evitando movimientos revolucionarios que pudieran cambiar España»

6-¿”Controlar” la Transición?

Querían tratar de llevar al rey a la jefatura del Estado evitando movimientos revolucionarios que pudieran cambiar España. Buscaban, por ejemplo, la seguridad en las unidades militares (por si había alguna sublevación). Consideraban que el rey iba a ser el encargado de la Transición, y querían que se llevase a cabo sin problemas.

Tenían todo preparado. Incluso idearon una operación que establecían cómo debía saludar el rey a los dignatarios extranjeros que vinieran a las exequias de Franco: Debía ser muy frio con Pinochet, y mucho más sonriente y amable con presidentes democráticos.

7-¿Creían en la importancia de los partidos políticos tras la muerte de Franco?

Sí. Sabían que los partidos políticos serian admisibles tras Franco. Todos menos el Partido Comunista. Hay que tener en cuenta que España estaba entonces determinada por su buena relación con EE.UU., y este país estaba totalmente en contra del comunismo.

8-¿Cuándo empezó a ser determinante esta preparación de la Transición?

En 1973, cuando Carrero Blanco fue asesinado. Ahí hubo un cambio. San Martín fue sustituido y Franco estaba muy mayor. El SECED empezó  entonces a preparar la Transición desde el franquismo. La idea era avanzar hacia la libertad de los partidos políticos. Por ello mantuvieron relaciones con los demócratas cristianos, los socialistas… Todos estos planes se elaboraron con conocimiento de los estadounidenses, que eran unos de los que controlaban la Transición a través de la CIA.

Imagen difundida por ETA de "El Lobo"
Imagen difundida por ETA de «El Lobo»– ABC

9-¿Cuál fue la relación entre la CIA y el CESED?

Hubo ayuda, colaboración entre los dos servicios. Andrés Casinello (jefe de los servicios secretos en la época de Suárez) hizo, por ejemplo, un curso contra subversión en Estados Unidos. De alguna forma, durante el franquismo, EE.UU. había formado a militares españoles en la lucha contra el comunismo. Muchos militares habían participado.

EE.UU. era entonces el máximo aliado de Franco. Aunque eso no quitaba que la CIA se dedicara a espiarle, vigilarle y controlarle constantemente. No querían que hubiera un golpe de estado como en Portugal. Buscaban que España siguiera siendo un aliado.

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10-¿Cómo se convirtió el SECED en el CESID?

En 1977, Adolfo Suarez y el teniente general Gutiérrez Mellado decidieron crear un organismo más acorde con la democracia, más moderno. Lo que hicieron es crear el CESID uniendo el SECED y la sección de exterior del Alto Estado Mayor (los que tenían espías en el exterior de España).

Su pretensión era crear un servicio secreto moderno, actual. Algo que, en realidad, no conseguirían hasta después del golpe de Estado del 23F, cuando Calvo Sotelo nombró a Emilio Alonso Manglano director del CESID y este lo convirtió en un servicio secreto verdaderamente occidental. Fue la época en la que entraron civiles, mujeres… Además, poco a poco no solo se dedicó al espionaje interior, sino también al exterior.

11-¿Cuál fue el gran éxito del CESED?

La “Operación Lobo”. La infiltración de Mikel Lejarza en la banda terrorista ETA. Un éxito nunca igualado y que permitió la desarticulación de dos tercios de la banda.

12-¿En qué consistió esta operación?

Tras el asesinato de Carrero Blanco, las autoridades entendieron que, para acabar con ETA, había que actuar desde dentro. Buscaron a alguien que se pudiera infiltrar en la banda y encontraron a un joven vasco llamado Mikel Lejarza. Un chico que no sabía nada de espionaje. A continuación le dieron una pequeña formación que, posteriormente, se demuestro escasa. Y ya no solamente porque no tenían experiencia a la hora de infiltrar a un agente, sino porque no sabían como funcionaba ETA. Con todo, se encontraron con la sorpresa de que este joven vasco resultó ser el prototipo de lo que debe ser un agente secreto.

13-¿Cómo logró infiltrarse?

Poco a poco aprovechó sus amistades en el entorno para acercarse a ETA. Fue haciendo trabajos para ellos, asistiendo a reuniones… Se empezó a mostrar como una persona dispuesta a ir más allá. Así, hasta que tuvo su oportunidad. Tras una operación, le dijeron que se fuera al sur de Francia y afirmara que estaba huyendo de la policía. Paralelamente las autoridades empezaron a difundir su nombre para que pareciera que, efectivamente, estaba siendo perseguido. Así logró tener una aureola de criminal y accedió a la banda.

«Poco a poco aprovechó sus amistades en el entorno para acercarse a ETA»

14-¿Cómo fueron sus primeros momentos en la banda?

En principio ETA le dio un curso de formación junto a otros terroristas que, postriormente, serian importantes dirigentes de la banda. En esos momentos demostró su inteligencia y les convenció de que él, más que ser parte de un comando armado, tenía amigos que les podían facilitar infraestructuras (casas) en las que refugiarse. Cuando acabó la formación le mandaron a Madrid a buscar pisos. Así empezó a introducir a los miembros de la banda en viviendas que eran controlados por el CESED. Además, empezó a reunirse con altos cargos de la banda. Cada vez que hablaba con uno de ellos alertaba a los servicios secretos, que pasaban a controlarle.

15-¿Pudo ser descubierto en alguna ocasión?

Sí. En el 75 hubo una redada contra varios miembros de ETA. Concretamente, cuando iban cuatro en un coche por la Castellana. La policía no sabía que uno de ellos era Mikel. En principio, Mikel logró escapar y se refugió en la casa del Delegado de Hacienda en Madrid. Allí retuvo a varios rehenes mientras llamaba al SECED para informarles de que debían sacarle de allí inmediatamente. El problema es que el delegado escuchó su conversación y contó lo sucedido a la BBC, que publicó todo. A partir de ese momento, en ETA se sabía que había un topo, pero no quién era. Aunque sospechaban de él. Unos meses después llevaron a Mikel a las afueras de Madrid,. Le dijeron que era «El Lobo» (infiltrado) y que les había traicionado. Mikel reaccionó como pudo y les convenció de que no.

«Se cree que «El Lobo» dejó de actuar, pero hoy en día sigue siendo un agente del servicio secreto»

16-¿Cómo se acabó con la cúpula de ETA?

Unos meses después, viendo que Mikel corría peligro, el SECED montó una operación en la que hicieron montones de detenciones de la cúpula de ETA. Luego le sacaron de la banda contra su voluntad, pues estaba convencido de que, si seguía infiltrado, podría apresar a más terroristas.

17-¿Qué sucedió con Mikel tras la operación?

Se cree que dejó de actuar, pero hoy en día sigue siendo un agente del servicio secreto. Lleva 40 años siendo espía. Lo que sí es cierto es que se operó el rostro y cambió de apariencia para que no le reconocieran. Después de aquello le encargaron otras misiones fuera de España (por ejemplo, en África).

18-¿Siguió combatiendo a ETA?

Él siempre quiso, pero no se lo permitieron por si le reconocían. Un día, no s ele ocurrió otra cosa que coger una moto, irse al sur de Francia, y entrar en un bar frecuentado por etarras. Se cruzó con varios miembros de la banda y hasta fue al baño con uno para comprobar si le reconocerían… pero no. Sabiendo eso, volvió a luchar contra ETA y regresó al País Vasco en varias ocasiones.

Origen: «El Lobo»: el espía vasco de Franco que «decapitó» la serpiente de ETA

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