El mayor camino de las Américas: el Camino Real de Tierra Adentro
Cuando partían de México, los colonos enfrentaban un viaje de más de mil kilómetros y seis meses de azares
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Fue un camino épico, y esencial para los futuros Estados Unidos. El virreinato de Nueva España organizaba cada tres años una caravana llamada Conducta, para abastecer desde México las misiones y ranchos españoles de Nuevo México, Arizona y Texas, la llamada tierra de frontera, y para poblarla con nuevos colonos españoles. Era una larga comitiva, compuesta por familias, frailes y soldados, y seguida por rebaños de vacas, ovejas, cabras y caballos. Personas y enseres eran transportados en grandes carretas entoldadas tiradas por bueyes, las que luego veríamos en las películas de los pioneros angloamericanos desplazándose al Oeste.
La caravana trasladaba aperos, semillas, plantones, libros, muebles, cartas, papel, tinta, objetos litúrgicos… todo aquello que era necesario para dignificar la vida en aquellas remotas y desoladas tierras del norte. Y por el Camino Real de Tierra Adentro se inyectó la cultura española en el Suroeste norteamericano, así como el manejo ecuestre del ganado traído de las Marismas del Guadalquivir, y exportado más tarde al mundo por Hollywood como producto americano.
Los peligros del camino
Cuando partían de México, los colonos enfrentaban un viaje de más de mil kilómetros y seis meses de azares. A poco de salir acechaban bandas de ladrones asaltantes, ansiosos por hacerse con algún botín de la caravana. Luego se enfilaban los desiertos mexicanos de Guanajuato, Zacatecas y Chihuahua, penosas jornadas donde ocasionalmente las crecidas de ríos como el Nazas detenían semanas la marcha, hasta que bajaran las aguas.
En estos páramos habitaban tribus indias predadoras, cuyo empeño era hacerse con los caballos de la caravana, que robaban al amparo de las sombras. Pero los indios no desdeñaban raptar personas que se descuidaran, y hubo casos de mujeres y niños que se apartaron un momento en un descanso del camino, y no se les volvió a ver más. Tambiénseguían a la conducta manadas de lobos, atentos al descuido de las cabezas de ganado.
Cerca de la frontera aguardaban las arenas gruesas de las dunas de Samalayuca, que atascaban las ruedas de las carretas y obligaban a grandes trabajos. Luego se cruzaba el río Grande en El Paso, punto que propiamente marcaba la raya de la frontera, allí donde Juan de Oñate, quien abrió la ruta del Camino Real de Tierra Adentro, había celebrado el 30 de abril de 1598 el primer día de Acción de Gracias en los Estados Unidos, veintitrés años antes que los pioneros ingleses.
Vadeado el Río Grande llegaba la temible Jornada del Muerto, cien kilómetros sin una surgencia u ojo de agua, que sometía a personas y animales a una dura prueba de supervivencia. Y así se llegaba a Santa Fe, la capital de Nuevo México, desde donde se distribuían los viajeros por el territorio de frontera, a través de otros notables caminos, como el de los Adaes o el de los Tejas. Y la caravana regresaba a México tras cargar vino, mantas y otros productos novomexicanos.
¿Y qué es lo que impulsaba a los españoles a encarar tan largo viaje desde Sevilla, con el remate extenuante del Camino de Tierra Adentro? Parece inexplicable, porque las tierras del septentrión de Nueva España carecían del aliciente del oro, y eran inhóspitas parameras, solo mantenidas porque el Rey de España no deseaba desamparar a los indios ya evangelizados. Los colonos simplemente querían escapar de la miseria de su vida en Castilla (los grandes imperios de entonces como España o Inglaterra, eran imperios ricos con súbditos pobres, forzados a emigrar para prosperar. Estados Unidos ha sido el primer imperio rico con súbditos ricos, lo cual es digno de admiración). Para los españoles, el motivo del viaje era un lote de tierra, el derecho a usar el don antes del nombre, y el acceso a la hidalguía.
Hoy, el Camino Real de Tierra Adentro está declarado como National Historic Trail por el gobierno de los Estados Unidos, y posee un impresionante Centro de interpretación en la localidad de Socorro, en Nuevo México, como reconocimiento al Camino por el que fluyó al interior de Estados Unidos el conjunto de la cultura occidental.
El Estado más fiel
¿Y qué fue de los descendientes de aquellos heroicos pioneros que arrostraron las incertidumbre del Camino y se asentaron en la frontera? Ellos son hoy los actuales habitantes de Nuevo México, el Estado más fiel, leal y devoto a España de todas las españas, incluida la original. Ellos mismos no se declaran hispanos, sino españoles, y mantienen las raíces y esencias de la madre patria española; la fiesta mayor de Santa Fe es la reconquista de Nuevo México por el madrileño Diego de Vargas, cuando se perdió trece años tras la revuelta de los indios pueblo; mantienen intactas todas las tradiciones españolas, la lengua, las fiestas, las costumbres. España tiene, sin duda, una deuda moral, de honor, con los nobles habitantes de Nuevo México.
Origen: El mayor camino de las Américas: el Camino Real de Tierra Adentro