ENRIQUETA GARCÍA DE LA PLATA, COMUNISTA, VEJADA, RAPADA, HUMILLADA, ASESINADA por los franquistas el 6 de octubre de 1936 en el barranco de Víznar (Granada) | RecueRda RepúBlica, documento memoria
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Enriqueta García de la Plata, vivía con su numerosa familia, 9 hijos y un marido enfermo, en el barrio de San Lázaro, calle Marmolillo, nº2 cuando estalló la guerra civil en 1936. Enriqueta era una…
Enriqueta García de la Plata, vivía con su numerosa familia, 9 hijos y un marido enfermo, en el barrio de San Lázaro, calle Marmolillo, nº2 cuando estalló la guerra civil en 1936. Enriqueta era una comunista convencida y una figura popular en el barrio, pues asistía a todos los mítines y convocatorias en la casa del pueblo con brazalete rojo y pañuelo del mismo color al cuello. Como su marido era de oficio zapatero a ella la solían llamar ‘La Zapatera del Albaicín’.
Las primeras noticias sobre la historia de esta mujer, una de tantas víctimas anónimas de la durísima represión sufrida en Granada durante la Guerra Civil, las dio una hija suya, Rosario Lozano García, nacida en las Veredillas de San Agustín, entre el Albaicín y el Sacromonte, conocida en el mundo artístico como ‘Charito de Granada’: Rosario, que tenía solo 13 años, contó como su madre murió fusilada en el camino de Víznar, igual que Federico García Lorca, en los comienzos de la Guerra Civil. Conmovida, a pesar de los años transcurridos, recordaba el día en que entraron en su casa y se llevaron a su madre: “Mi madre tenía puesto un vestido azul marino con lunares blancos, todos los hermanos nos echamos a llorar cuando vimos los fusiles de los guardias”.
En la comisaría, a Enriqueta, como a tantos, le dieron a beber aceite de ricino, le raparon la cabeza, y la trasladaron a la cárcel de mujeres. Todos los hermanos fueron a verla pero no los dejaron pasar. Una dama Apostólica se lo impidió diciéndoles que se fueran, que iban a pasar un mal rato. Pero ellos no se movieron y pudieron ver pasar a su madre a los lejos, a través de unos cristales. Iba en una fila con las otras presas que como ella estaban en capilla. Todos los hermanos la llamaron llorando, pero su madre no los vio ni pudo escucharlos.
La mataron el día 6 de octubre de 1936, la víspera de la festividad de la Virgen del Rosario. La familia supo a los 2 días que el cuerpo de Enriqueta García de la Plata estaba entre los fusilados en el camino de Víznar con el mismo vestido color azul marino con lunares blancos. La fecha del fusilamiento es auténtica, entre las listas que se conservan de los fusilamientos en Víznar, está la de 12 mujeres, todas ellas de profesiones modestas, que fueron entregadas para ser fusiladas el 6 de octubre de 1936, y en la que figura el nombre de Enriqueta García Plata.
La historia hundida en el anonimato de Enriqueta García de la Plata y la de su hija Rosario Lozano García, ‘Charito de Granada’, representa otra de tantas tragedia ocurridas en aquellos años aciagos, aparte del dolor por la muerte de los asesinados, caía sobre las familias el baldón de ser parientes de fusilado, en unos tiempos tan difíciles sin recursos ni amparo. Rosario conmovida y llorosa aseguraba que cuando fusilaron a su madre, ella tuvo que ocupar su lugar cerca de sus hermanos, pues estando el padre enfermo quedaron en la más absoluta miseria: “Yo incluso llegué a robar por los campos -y no tengo ningún reparo en decirlo- para que mi familia pudiera subsistir”.
En aquellos años de hambre, ella empezó a cantar por los bares y cafés para ganar algún dinero que entregar a su casa. Se trasladó a Madrid en un camión en el que trasportaban azúcar, se hizo “artista”, asistiendo a la Academia del Maestro Legaza y acreditó su formación con el carnet profesional. Pasó los exámenes en el Teatro Calderón convirtiéndose en ‘Charito de Granada’. Cantó en teatros, salas de fiesta por toda España durante muchos años. Al final se afincó en la ciudad de Las Palmas, Canarias, donde siguió cantando, pero ya muy enferma fue ingresada en una residencia en donde ha pasado sus últimos días. Su admiración por Federico, que había muerto en el mismo camino que su propia madre, no tiene límites, cuando escribe que: “era el poeta más grande del mundo”.
En recuerdo de estas 2 mujeres, Enriqueta García de la Plata, fusilada, y el de su hija Rosario Lozano García ‘Charito de Granada’, que a los 13 años tuvo que enfrentarse a unas circustancias tan dolorosas y difíciles, quedaran representadas tantas historias de otros olvidados que ahora empezamos a conocer y que van surgiendo poco a poco, traspasando esa pesada capa de miedo, silencio y olvido, que las cubrió durante décadas, para recuperar su individualidad, su nombre y su sitio.