Historia: Silver, el espía de la II Guerra Mundial que engañó a los nazis (y a 4 países más). Noticias de Alma, Corazón, Vida
Historia: Silver, el espía de la II Guerra Mundial que engañó a los nazis (y a 4 países más). Noticias de Alma, Corazón, Vida. Debía dar vértigo revisar su agenda de contactos. Esta es la historia oculta de uno de los hombres que, sin darse a conocer, cambió el destino de la gran contienda
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Fue, probablemente, uno de los grandes superespías de la Segunda Guerra Mundial. Al menos al nivel de nombres ampliamente conocidos como el de Garbo, con la diferencia de que Bhagat Ram Talwar tuvo los secretos de hasta cinco naciones enemigas en su cartera, algo de lo que ningún otro agente podía presumir. El hecho de que no sea más conocido probablemente se deba a que su campo de actuación fue la India de los últimos años del dominio británico.
¿Quién fue Talwar y de qué manera consiguió convertirse en uno de los hombres que susurraba a los oídos de los poderosos durante la gran contienda? Un nuevo libro escrito por el periodista de origen indio Mihir Bose ha intentado responder a esas preguntas. Su título, “Silver. The Spy Who Fooled the Nazis. The Most Remarkable Agent of the Second World War” (Fonthill Media) hace referencia al apodo que le puso Peter Fleming, escritor y hermano de Ian, el popular creador de James Bond.
Al final de la escapada
La historia del Talwar espía arranca a comienzos de los años 30, después de que su hermano Harikishan fuese ejecutado el 23 de diciembre de 1930 tras una manifestación en la Universidad de Lahore. Hijo de un acaudalado empresario, pronto Talwar se uniría a los comunistas. La misión más importante de su vida sería revelada una década más tarde: ayudar a escapar de la India a Subhas Chandra Bose, una de las figuras más importantes del movimiento para la independencia del país y mucho más temido por los ingleses que Mahatma Gandhi. En el momento de su huida, Bose había sido temporalmente liberado por los ingleses después de una huelga de hambre.
El embajador italiano en Kabul convirtió a Talwar en uno de sus informantes, consciente de la importancia estratégica de la India
El 19 de enero de 1941, Bose huyó de su domicilio vigilado en Calcuta rumbo a Peshawar (actual Pakistán). Allí se reunió con Talwar, que se convertiría en su escolta durante el largo viaje que le llevaría fuera de su país natal. El primer objetivo era Afganistán, debido al amplio conocimiento que el espía tenía de los terrenos montañosos que rodean Kabul. El libro, que ha sido resumido en un reportaje de ‘The Telegraph‘, recoge las dificultades a las que tuvieron que enfrentarse los viajeros. Cuando se encontraron con el primer afgano en su camino, este les preguntó de donde venían. Talwar recordó el nombre de Lalpura y lo pronunció, con la mala suerte de que su interrogador procedía de allí.
Por suerte, el afgano se convenció de que Bose era mudo y les dejó seguir hasta Kabul. Allí el independentista había dado por hecho que gracias a las conexiones de Talwar con los comunistas, conseguiría entrar en la Unión Soviética vía embajada afgana. Era mucho decir, porque su guía no conocía a nadie y se negaba a llamar a la puerta, consciente de que probablemente habría espías ingleses vigilando. Así que adoptó medidas menos convencionales, como intentar abordar al embajador mientras este se encontraba atascado en una tormenta de nieve. La respuesta fue negativa, pues este temía un posible conflicto diplomático.
Ante el retraso de los alemanes a la hora de ofrecer una respuesta, Talwar decidió dirigirse al embajador fascista italiano Pietro Quaroni. Ante él se presentó bajo la identidad del inventado cocinero Rahman Khan la tarde del 22 de febrero de 1941. De esa guisa consiguió escurrirse hasta las oficinas de Quaroni, quien le ofreció la posibilidad de viajar a su destino final, Alemania, de manera segura. Bose terminaría pasando un par de años en el país antes de, desilusionado, volver a Japón con el objetivo de conseguir apoyos para la independencia de la India.
El destino, no obstante, guardaba todavía algo mejor para su fiel guía. Consciente de la importancia estratégica de la India, pero también del escaso conocimiento y control que Italia tenía sobre la misma, decidió convertir a Talwar en uno de sus espías, para que viajase entre Peshawar y Kabul proporcionado a los fascistas información sobre el país vecino yarmando a la insurgencia independentista con explosivos. El indio se prestó a ayudar, pero pronto sus demandas económicas aumentaron, y los únicos que podían darle lo que pedía eran los nazis.
El Ibrahimovic del espionaje
La Alemania nazi fue la gran pagadora de Talwar, al que, según señala el libro, terminaría proporcionándole una cantidad cercana a unos 2,5 millones de euros actuales, además de alojamiento. Hasta que la guerra terminó en 1945, el indio llegó a hacer 12 viajes a pie desde Kabul hasta su país natal, donde recababa información y se la proporcionaba a sus pagadores. Sin embargo, siempre fue un comunista de corazón: no solo donó parte de sus ingresos al Partido Comunista de la India, sino que a medida que el tiempo pasaba, empezó a proporcionar información falsa a las Potencias del Eje sobre asuntos en los que estos no podían contrastarla.
En apenas unos meses, Silver se convirtió en el único espía compartido por rusos e ingleses
¿De qué manera terminó Talwar convirtiéndose en Silver y ayudando al Imperio Británico? Gracias a una posterior visita a la embajada rusa, esta vez el 15 de septiembre de 1941, con el objetivo de avisarles de que Hitler planeaba lo que finalmente se convertiría en la Operación Barbarroja, es decir, la invasión de la URSS por las Fuerzas del Eje. Allí, los rusos le sometieron a la prueba de fuego definitiva: bebieron durante horas para descubrir si se podían fiar de él. Y así fue: no solo descubrieron un nuevo camarada, sino que se trataba de un agente doble que además gozaba dela confianza de los nazis. Miel sobre hojuelas.
En apenas unos meses se convirtió en el único espía compartido por rusos e ingleses, que le dirigían a través de Fleming, encargado de la División D, una unidad de contrainteligencia en el sureste de Asia. Fue él quien le proporcionó el sobrenombre con el que pasaría a la historia, Silver, y el que se aprovechó de su información trasladando tres boletines diarios con información falsa a Berlín. Ambos tuvieron desencuentros, como el día en que fueron vistos juntos por un contacto afgano. Talwar no dudó en librarse de él sirviéndole una sopa de curry con bigotes de tigre, que le causó una hemorragia interna casi al instante. O, al menos, eso explicó a Fleming. Faltan en la receta los japoneses, que confiaron en él para proporcionarles información sobre los ingleses: lo único que consiguieron es que Talwar convirtiese a un puñado de nipones dobles agentes al servicio de los británicos.
La historia de este quíntuple espía, advierte Bose, está basada en la mentira y, por lo tanto, está llena de testimonios verbales que no tienen por qué corresponderse con la realidad. Talwar desapareció del ojo público durante décadas después de la independencia de la India, hasta que en los años 70 publicó un libro de memorias en el que explicaba cómo había trabajado toda su vida para Bose, al cual se había mantenido fiel. Murió a los 75 años, en 1983, pero la verdadera historia de su vida se ha escrito ahora.