La Heroica Despedida del Almirante Pascual Cervera en la Batalla de Santiago de Cuba
Un Discurso Valiente Ante la Inminente Batalla
El 3 de julio de 1898, el almirante Pascual Cervera y Topete se enfrentó a su destino con valentía en la batalla de Santiago de Cuba. Consciente de la inminente derrota ante la poderosa flota estadounidense, Cervera arengó a sus hombres con un discurso memorable: «Solo podrán arrebatarnos nuestras armas cuando, cadáveres ya, flotemos sobre estas aguas, que han sido y son de España». A pesar de la inevitable derrota, defendió su patria con coraje, demostrando que aunque se perdió la batalla, el honor permaneció intacto.
Thank you for reading this post, don't forget to subscribe!Camino Hacia el Desastre
El 28 de abril, Cervera escribió una carta de despedida a sus hermanos antes de partir hacia Cabo Verde. Esta carta resonaba con un tono de resignación y anticipación del sacrificio. Al igual que el marino Cosme Damián Churruca antes de la batalla del Cabo Trafalgar, Cervera confesó y comulgó con casi todos sus hombres, preparando sus almas para lo que veía como un sacrificio inevitable. Sus palabras reflejaban una aceptación del destino que se avecinaba, pidiendo a su hermano que cuidara de su familia en caso de no regresar.
Una Armada en Desventaja
La flota de Cervera estaba compuesta por buques anticuados y mal equipados. Las piezas de artillería faltantes y los fondos sucios de los barcos, que aumentaban el consumo de carbón y reducían la velocidad, eran signos claros de una armada en desventaja. Pese a estas condiciones, Cervera zarpó hacia Santiago de Cuba, considerando este puerto como un refugio seguro. Sin embargo, la llegada de la flota estadounidense bajo el mando de William Thomas Sampson bloqueó el puerto, aumentando la presión sobre la escuadra española.
Conflictos y Decisiones Difíciles
El almirante se encontró en desacuerdo con las órdenes del gobierno de Madrid, que insistía en una salida agresiva del puerto. A pesar de sus objeciones, Cervera recibió la orden de zarpar y enfrentarse a la flota enemiga. La decisión de lanzar su flota al combate, sabiendo que sería destruida, fue una muestra de su lealtad y valentía. Vestidos con sus uniformes de gala, Cervera y sus hombres se prepararon para el enfrentamiento final, conscientes de que estaban destinados a una derrota segura pero dispuestos a luchar con honor.
La Última Batalla
El 3 de julio, Cervera organizó a sus hombres y se lanzó al combate. En su discurso final, enfatizó la solemnidad del momento y el honor de morir por España. «El enemigo codicia nuestros viejos y gloriosos cascos. Para ello ha enviado todo el poderío de su joven escuadra. Pero solo las astillas de nuestras naves podrán tomar, y solo podrán arrebatarnos nuestras armas cuando, cadáveres ya, flotemos sobre estas aguas, que han sido y son de España». Estas palabras reflejan su determinación y la de sus hombres.
Honor en la Derrota
A pesar del valor demostrado, Cervera enfrentó críticas y desdén a su regreso a España en septiembre. Recibido con recelos por los políticos, el almirante se mantuvo firme en su convicción de haber actuado con honor. Ante el ministro de Marina, declaró: «Todo menos el honor». Esta frase encapsula el espíritu con el que Cervera enfrentó la batalla y su legado como un héroe que, a pesar de la derrota, mantuvo su dignidad y lealtad a su patria.