La historia de cómo Barbarroja fue conservado en vinagre para guiar a su ejército
Quienes pasamos nuestra infancia a principios del nuevo milenio estaremos siempre conscientes de que las mejores lecciones de la vida nunca estuvieron en los libros, mucho menos en el mundo real como lo insinúan algunos románticos. Curiosamente ,todo, o al menos una buena parte de lo que hoy conocemos está encerrado en algún videojuego de antaño. Justo cuando nos sentábamos frente a los computadores de carcasa blanca y nuestros padres no se cansaban de argumentar que nunca sacaríamos nada bueno por estar jugando al Nintendo –a veces era el chat–. Sin embargo, lo que ellos nunca supieron o descubrieron demasiado tarde es que en realidad estábamos desarrollando una serie de habilidades que la escuela simplemente no se preocupaba por desarrollar, y si lo hacía, era muy pobremente.
Thank you for reading this post, don't forget to subscribe!Según un estudio realizado en el Instituto Max Planck, algunos videojuegos nos permiten desarrollar habilidades matemáticas y de razonamiento en un tiempo relativamente corto. Sin embargo, pocos videojuegos se empeñaron en darle tanto peso a una rama como la Historia así como lo hizo Age of Empires. Desde 1997, esta serie de juegos nos otorgó la posibilidad de acercarnos de una forma poco convencional a personajes tan importantes como Juana de Arco, William Wallace, Atila el Huno y Gengis Khan. Asimismo, nos dio la oportunidad de conocer algunos nombres que en otro contexto sonarían como salidos de cuentos de hadas, uno de ellos fue sin duda el de Federico I Barbarroja.
Durante la campaña dedicada a este emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, el objetivo era derrotar al ejército cruzado y expulsar a las fuerzas italianas de las tierras germanas. Lo que más impacta de esta historia es la forma en la que el temible general comanda a su ejército, y es que a pesar de su muerte, Barbarroja seguía siendo respetado por el grupo de soldados que lo acompañaban. A simple vista todo esto parece una simple historia creada para el guión de un videojuego, no obstante, si consideramos que todas y cada una de las entregas de AOE tienen como referencia pasajes importantes de la historia mundial, vale la pena escudriñar un poco en la historia de este emperador.
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El inicio de una leyenda
Tras mostrar una fuerza y valentía implacables durante la Segunda Cruzada (1145 – 1149), Federico Barbarroja se convirtió en uno de los guerreros favoritos de su tío, Conrado III, quien antes de su muerte, en 1152, lo nombró su sucesor. A pesar de tener buenas relaciones con el papado de Eugenio III, con quien guardaba un especial aprecio, una vez que Alejandro III fue llamado a la silla del pontificado las relaciones entre el Sacro Imperio Romano Germánico comenzaron a fragmentarse, pues además de que el nuevo Papa le exigía someterse a su poder, el ejército italiano cobraba grandes sumas de dinero al ejército de Federico por los víveres que éste consumía, aun cuando se encontraban peleando por una causa que realmente no les correspondía.
«¡Oh, qué asquerosa traición la de esos malvados quienes esperaban que los liberáramos mientras nos ponían obstáculos prácticamente insalvables en camino! Nos cobraban sumas siderales por sus provisiones. Nuestros hambrientos hombres solían verse obligados a procurarse su subsistencia a la fuerza cuando no contaban con dinero para pagarla. Esta situación ocasionó luchas mortales y finalmente llegamos a Asia Menor con muchas carencias y profundamente desazonados».
—Federico Barbarroja
En 1187, a pesar de las diferencia que durante años había sostenido con la Santa Sede, un ya anciano Barbarroja decidió acudir al llamado del Papa Gregorio VIII para emprender, por fin, la tercera cruzada y sacar de Tierra Santa al ejército del sultán egipcio Saladino. Con 50 mil caballeros y 100 mil unidades de infantería, Federico, de 61 años, emprendió un viaje del que no regresaría con vida.
Para 1190, los soldados de Barbarroja tenían casi controlado al ejército del gobernante egipcio. Guiados por su valiente líder, no había quién les hiciera dar marcha atrás en sus planes de conquista. No obstante, todo cambió cuando intentaron cruzar el río Saleph en Turquía. Con el calor del verano sobre sus cabezas y las calientes armaduras de metal cubriéndoles todo el cuerpo, era de esperarse que el calor atormentase a un viejo emperador que al ver el agua se lanzó al río —con la armadura aún puesta— para refrescarse, sin embargo, el peso de ésta lo hizo hundirse frente a su atónita tropa que no pudo hacer mucho para evitar su lamentable final.
Otra versión de su muerte apunta que murió de un ataque de apoplejía al intentar cruzar nadando hacia la otra orilla del Saleph, donde lo esperaba una horda de guerreros enemigos que atormentaba a su ejército mientras construían un puente para conectar ambas orillas. En cualquiera de los dos casos, el desesperado acto del anciano emperador, que planeaba inspirar a sus hombres realizando un ejercicio más adecuado para alguien de 20 años no hizo más que dejarlos a todos en un tremendo duelo que inevitablemente bajó su moral. Ante esto, el hijo del emperador recién fallecido decidió que era buena idea conservar a su padre en vinagre y así, dentro de un barril, llevarlo junto con el ejército hacia Jerusalén.
Los soldados, acompañados del cuerpo de su amado líder, cabalgaron gustosos hacia Tierra Santa, sin embargo, esta vez no fueron las hazañas de Barbarroja las que inspiraron sus batallas, sino el deseo de que —aun sin vida— Federico pudiera postrarse sobre una Jerusalén tomada por el Sacro Imperio Romano, no obstante, eso no fue posible. El fracaso de conservarlo llevó a su hijo Federico II de Suabia a enterrar la carne de su padre en la Iglesia de San Pedro de Antioquia, sus huesos en la Catedral de Tiro y sus entrañas en Tarsos.
Si bien muchos historiadores tachan de ridícula o poco gloriosa la muerte de este emperador, hay quienes consideran que no hay manera más digna de morir para un monarca que defendiendo sus ideales como lo hizo Barbarroja, y es que más allá de cualquier etiqueta o adjetivo que se le pueda adjudicar a su deceso, lo único que podemos decir es que parte de su leyenda se debe a la manera en que, incluso después de muerto, fue capaz de inspirar a un poderoso ejército.