La vida en los campos de concentración nazi – La Segunda Guerra
Mi intención es redactar un Artículo que trate, con detalle, la Vida Cotidiana en los Campos de Concentración Alemanes del siglo XX, así como las repercus..
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Las autoridades alemanas del nacionalsocialismo establecieron una variedad de centros de detención para confinar a quienes ellos definían como opositores políticos, ideológicos o raciales al régimen. Con el tiempo, el amplio sistema de los campos llegó a incluir campos de concentración, donde las personas eran encarceladas sin respeto por las normas que habitualmente se aplican al arresto y la custodia; campos de trabajos forzados; campos de prisioneros de guerra; campos de tránsito; y campos que servían como centros de exterminio, con frecuencia llamados campos de exterminio o campos de la muerte.
En los primeros años del Tercer Reich, varias autoridades centrales, regionales y locales de Alemania establecieron campos de concentración para detener a opositores políticos al régimen, que incluían a comunistas, socialistas, sindicalistas y otros alemanes de círculos políticos liberales y de izquierda. En la primavera de 1933, las SS establecieron el campo de concentración de Dachau, que sirvió como modelo para un sistema de campos de concentración centralizado y en expansión bajo el mando de las SS.
Durante 1934, el Reichsführer de las SS (el jefe de las SS), Heinrich Himmler, centralizó esos campos de prisioneros mediante órdenes de “custodia protectora” (Schutzhaft) bajo una agencia llamada el Cuerpo de Inspección de Campos de Concentración (Inspekteur der Konzentrationslager; IKL). Himmler nombró jefe del IKL al comandante del campo de concentración de Dachau, Theodor Eicke. En 1939, Richard Glücks reemplazó a Eicke como Inspector de Campos de Concentración y mantuvo este puesto hasta 1945.
Subordinado a la Oficina Principal de las SS de 1934 a 1939 y a la Oficina Principal de Operaciones de las SS de 1939 hasta comienzos de 1942, el IKL se convirtió en un departamento de la Oficina Principal Económica y Administrativa de las SS (SS-Wirtschafts-Verwaltungshauptamt; WVHA) en marzo de 1942. Este cambio respondió a la decisión de Himmler de utilizar el trabajo de los campos de concentración más intensamente en el apoyo del esfuerzo bélico alemán.
Las Unidades de la Calavera de las SS (SS-Totenkopfverbände; SS-TV), denominadas así por la insignia que usaban en la solapa del uniforme, más tarde llamadas Batallones de la Calavera de las SS (Sturmbann) y, finalmente, Regimientos (Standarten), comandaban, administraban y custodiaban los campos de concentración. Estas unidades subordinadas al IKL se hicieron famosas por su crueldad.
La Policía de Seguridad Alemana (Sicherheitspolizei; Sipo) tenía la responsabilidad exclusiva de los arrestos así como de las órdenes de encarcelación, liberación, ejecución u otros castigos disciplinarios “oficiales”. La Policía de Seguridad fue incorporada a la Oficina Principal de Seguridad del Reich (Reichssicherheitshauptamt; RSHA) junto con el Servicio de Seguridad de las SS (Sicherheitsdienst; SD) en 1939. Consistía en dos ramas de las fuerzas de investigación de la policía prenazi: las agencias de investigación de la Policía Política alemana, centralizadas y con el nuevo nombre de Policía Secreta del Estado (Gestapo, por Geheime Staatspolizei) en 1934, investigaban delitos con motivaciones políticas; mientras que las agencias de Investigación de la Policía Criminal, centralizadas en 1936-1937, investigaban delitos que aparentaban no tener motivaciones políticas.
No obstante, el IKL, era el responsable de los prisioneros de los campos de concentración desde el momento en que llegaban hasta el momento en que morían en el campo o eran liberados. El comandante del campo y el personal del Batallón de la Calavera de las SS eran responsables de la constante crueldad “no oficial” que a menudo conducía -y con ese fin estaba pensada- a asesinatos “no oficiales”. Cada una de estas muertes tenía que ser informada a la Policía de Seguridad. Habitualmente se describían como “suicidios”, muertes “accidentales” y “asesinatos justificados” de prisioneros que estaban “tratando de escapar”, “atacando a un guardia”, “saboteando la producción” o “incitando a los prisioneros a la rebelión”. Las autoridades de los campos también informaban los asesinatos como muertes por enfermedad grave, como “problemas cardíacos” o “interrupción de la circulación”.
Desde 1933, el sistema de los campos de concentración, incluyendo tanto prisioneros como guardias, no estaba sujeto a inspección por parte de ninguna autoridad judicial o administrativa externa a las SS y el aparato policial. Como estaban basados en una jurisdicción extralegal autorizada por Hitler como Führer, los campos de concentración permanecieron literalmente fuera de las leyes del estado alemán. Estaban pensados para funcionar como centros de detención para personas a quienes los líderes nazis consideraban un peligro subversivo para la raza alemana. La encarcelación en un campo de concentración rara vez estaba vinculada a un delito específico o a una actividad subversiva concreta; las SS y la policía ordenaban la encarcelación en base a sospechas de que una persona había cometido un delito o participaba en actividades subversivas o era probable que hiciera cualquiera de ambas cosas en el futuro.
Por lo tanto, las personas podían ser encarceladas en campos de concentración indefinidamente 1) sin jamás ser acusadas de un acto específico; 2) después de ser absueltas de cargos relacionados con un delito específico; 3) después de salir libres de prisión tras haber cumplido una sentencia dictada por un tribunal alemán debido a un acto específico; 4) o porque las autoridades policiales y las SS consideraban que esa persona-a menudo debido a la supuesta inferioridad racial o presunta “hostilidad contra Alemania” impulsada por motivos raciales-era un peligro para la sociedad alemana.
Después de que los jefes de las SS, con la bendición de Hitler, separaran a las fuerzas de investigación de la policía prenazi de la supervisión administrativa y judicial del estado en los años 1933-1936, solo las autoridades centralizadas de las SS y la policía podían determinar quién era un peligro para la “raza” alemana y ordenar la encarcelación de personas en un campo de concentración. Para quienes eran considerados opositores políticos y raciales al Reich, la Gestapo emitía órdenes de “custodia protectora” (Schutzhaft), que autorizaban la encarcelación en campos de concentración de judíos, socialdemócratas, comunistas, liberales, francmasones, testigos de Jehová, clérigos que se oponían a los nazis, miembros de los movimientos opositores nacionales, no alemanes en general después de que Alemania comenzara a ocupar Europa, y aquellos cuyo comportamiento -real o supuesto- pudiera ser interpretado como oposición por motivos políticos.
A las personas cuyos comportamientos o acciones reales o supuestos se consideraban delictivos pero de naturaleza no política, o socialmente desviados de modo que representaban un presunto peligro para la sociedad alemana, la oficina de la Policía Criminal les emitía órdenes de “arresto preventivo” (Vorbeugungshaft). Según estas órdenes, a menudo motivadas más por prejuicios raciales y sociales que por delitos reales, los romaníes y los sintis (gitanos), los supuestos antisociales, los delincuentes reincidentes, los homosexuales y los presuntos sospechosos para la seguridad fueron encarcelados en campos de concentración. Si bien en el texto de estas órdenes de arresto había límites respecto al tiempo durante el cual un prisionero podía ser encarcelado, en la práctica, las encarcelaciones solían prolongarse indefinidamente. Tras el inicio de la Segunda Guerra Mundial, Himmler prohibió, en términos generales, la liberación de prisioneros de los campos de concentración durante la guerra.
Además de funcionar como centros de detención para personas consideradas peligrosas para el Reich, el sistema de los campos de concentración sirvió para otros dos propósitos clave del régimen nazi. Primero, en consonancia con la relación estrecha entre el Cuerpo de Inspección de Campos de Concentración y las oficinas comerciales y administrativas de las SS, los campos se convirtieron en la fuente de mano de obra barata que realizaba trabajos forzados para las empresas operadas por las SS y de su propiedad. Después de 1938 y en plena Segunda Guerra Mundial, la mano de obra de los campos de concentración fue usada para la producción de materiales de construcción para verdaderos proyectos de edificación dirigidos por las SS (que incluían la ampliación de campos existentes y la construcción de nuevos campos).
En casos excepcionales, los prisioneros de los campos de concentración fueron “cedidos en arriendo” a firmas privadas, como las plantas de combustible y goma sintéticos de I.G. Farben establecidas en 1941 en Monowitz, Alta Silesia, cerca del campo de concentración de Auschwitz. Después de incorporar los campos de concentración a la WVHA en 1942, las SS involucraron cada vez más a los prisioneros de los campos de concentración en la producción destinada al esfuerzo bélico alemán, y los asignó, aún bajo la guardia de las SS, a empresas alemanas estatales y privadas, que compensaron a las SS por la mano de obra cada vez más escasa.
Los campos de concentración, que estaban fuera del alcance de las autoridades judiciales alemanas, siempre habían sido lugares donde las SS podían matar a los prisioneros. Sin embargo, tras el comienzo de la guerra, los campos se convirtieron cada vez más en lugares destinados al asesinato sistemático de individuos y pequeños grupos de personas.
Esos grupos comprendieron: prisioneros de guerra soviéticos seleccionados por los oficiales de la Gestapo como particularmente peligrosos; miembros de grupos de resistencia nacionales; personas a quienes la Policía Criminal (Kripo) consideraba criminales particularmente violentos; grupos de partisanos, reales o supuestos; prisioneros de “noche y niebla” del oeste de Europa; los civiles polacos y soviéticos en Alemania que realizaban trabajos forzados y que fueron acusados de mantener relaciones sexuales con mujeres alemanas o de haber cometido un delito violento; y oficiales militares estadounidenses y británicos recapturados, que se habían escapado de campos de prisioneros de guerra y que iban a ser asesinados según las disposiciones del llamado Decreto de Bala de 1944.
Esos prisioneros, al igual que los judíos europeos que fueron asesinados en las cámaras de gas al llegar a los centros de exterminio, nunca fueron oficialmente registrados como prisioneros, pero por lo general fueron asesinados dentro de las 24 horas de su llegada. Debido a la creciente cantidad de estas operaciones de exterminio a pequeña escala y la necesidad de un modo eficiente de matar prisioneros que se habían vuelto demasiado débiles para trabajar, las autoridades de las SS equiparon varios campos de concentración con cámaras de gas durante 1941-1942.
Incluso antes de la guerra, el sistema de los campos se amplió con la construcción de los campos principales de Sachsenhausen (1936); Buchenwald, cerca de Weimar (1937); Flossenbürg y Mauthausen (1938); el campo de concentración de mujeres de Ravensbrück (1939); Auschwitz (1940), que más tarde también funcionaría como centro de exterminio; y Natzweiler, en Alsacia (1941). Con el aumento de la necesidad de hacer trabajar a los prisioneros, especialmente después del comienzo de la Segunda Guerra Mundial, las autoridades de las SS de estos campos importantes establecieron campos satélite. Buchenwald, por ejemplo, tenía 88 campos satélite, o subcampos, al final de la guerra en 1945. Algunos campos satélite, como Gross-Rosen y Neuengamme, los dos subcampos de Sachsenhausen, crecieron tanto que se convirtieron en campos de concentración de pleno derecho.
La mayoría de los prisioneros de los primeros campos de concentración representaban verdaderos o supuestos opositores políticos al régimen. Sin embargo, con el transcurso del tiempo, la creciente población de prisioneros comenzó a incluir a quienes disentían por motivos ideológicos o religiosos, como los testigos de Jehová y los miembros disidentes del clero. Dicha población incluía, asimismo, a personas cuyo comportamiento no cumplía con las normas sociales existentes, como los homosexuales, los vagabundos, otras personas supuestamente “antisociales” y los romaníes, quienes, para los líderes nazis, representaban al mismo tiempo un elemento criminal y de raza extranjera en tierra alemana. Los delincuentes habituales también fueron encarcelados en campos de concentración a comienzos de la década de 1930, con frecuencia después de haber cumplido sus sentencias legítimas en prisión.
Después de los progroms de la Kristallnacht («Noche de los cristales”, más conocida como la «Noche de los vidrios rotos») en noviembre de 1938, los oficiales de la policía y las SS llevaron adelante arrestos masivos de hombres judíos adultos a quienes encarcelaron en campos como Dachau, Buchenwald y Sachsenhausen. El trato particularmente brutal que sufrían los judíos en los campos de concentración contribuyó a impulsar más la emigración de los judíos alemanes y austríacos.
El estallido y la expansión de la guerra alteraron radicalmente la estructura y la composición del sistema de los campos de concentración. La población de los campos aumentó enormemente con la llegada de extranjeros que realizaban trabajos forzados, opositores políticos y combatientes de la resistencia extranjeros, y prisioneros de guerra.
Antes de la deportación general de judíos del llamado Gran Reich Alemán en octubre de 1941, el rápido crecimiento de la población de prisioneros de muchos campos de concentración en territorio alemán inspiró algunas de las primeras selecciones de prisioneros. Los médicos de las SS y los llamados funcionarios de la eutanasia realizaron estas selecciones. A partir de la primavera de 1941, los funcionarios alemanes enviaron a la muerte a los prisioneros enfermos y exhaustos de Dachau, Sachsenhausen, Buchenwald, Mauthausen, Flossenbürg, Gross-Rosen, Niederhagen, Neuengamme, Ravensbrück y Auschwitz a varios centros de exterminio por eutanasia bajo los auspicios de la Operación 14f13: la extensión del llamado programa de eutanasia del sistema de campos de concentración.
Además, durante la Segunda Guerra Mundial, los médicos nazis realizaron experimentos médicos en los prisioneros de algunos campos. Los experimentos para probar medicamentos y tratamientos médicos, formular estrategias de rescate y supervivencia para las tropas del Eje que se encontraban en el campo de batalla, inventar métodos eficientes y económicos de esterilización y sostener las teorías nazis raciales y antisemitas se cobraron la salud y la vida de miles de prisioneros de campos de concentración.
Uno de los hechos más significativos que alteraron la estructura de los campos de concentración fue la decisión de deportar y asesinar sistemáticamente a los judíos europeos. Para facilitar esta «solución final» (la aniquilación física de los judíos), los oficiales de las SS y la policía establecieron cuatro centros de exterminio exclusivamente para este fin en la parte de Polonia que se encontraba bajo ocupación alemana: Chelmno, Belzec, Sobibor y Treblinka. El personal de las SS y la policía de cada uno de estos campos usaron monóxido de carbono para asesinar a una gran cantidad de judíos. La cúpula de las SS también construyó un centro de exterminio en el sistema de campos de concentración. Auschwitz II, mejor conocido como Auschwitz-Birkenau, comenzó las operaciones de exterminio en la primavera de 1942. En Auschwitz-Birkenau, dentro del sistema del campo de concentración, las SS tenían un centro de exterminio que poseía cuatro cámaras de gas y que, en el punto álgido de las deportaciones, podía matar hasta 6.000 judíos por día.
Para garantizar un flujo eficiente de judíos de los países bajo ocupación alemana, los funcionarios alemanes y sus colaboradores establecieron campos de tránsito, como Westerbork, en Holanda, o Drancy, en Francia, desde los cuales los oficiales de las SS y la policía coordinaban la deportación de judíos franceses y judíos en territorio francés, principalmente hacia Auschwitz. En Auschwitz II, los artífices de la “solución final”, con vistas a una mayor eficiencia, usaron el pesticida Zyklon B (ácido prúsico) para matar a los prisioneros por medio de gas. A partir de 1941, las autoridades de las SS construyeron cámaras de gas para matar a grupos más pequeños de prisioneros como parte de las operaciones de “rutina” de Auschwitz I, Lublin/Majdanek, Sachsenhausen, Mauthausen y otros campos de concentración.
Cuando el Tercer Reich comenzó a colapsar, miles de prisioneros de los territorios ocupados por Alemania fueron forzados a marchar hacia el interior de Alemania para evitar la captura masiva de prisioneros por parte de las fuerzas aliadas. Los prisioneros sobrevivientes describieron estas experiencias brutales como “marchas de la muerte” debido a la alta tasa de mortalidad y la crueldad con la que los guardias de las SS les disparaban a quienes no podían seguirles el paso. Debido tanto a las marchas forzadas como al colapso de los envíos de provisiones a los campos durante el último invierno de la guerra, el número de muertes de los prisioneros por hambre, enfermedad y exposición al frío aumentó enormemente. Los historiadores calculan que casi la mitad de los más de 700 mil prisioneros dejados en el sistema de campos de concentración en enero de 1945 habían muerto a fines de mayo. Cientos más murieron incluso después de la liberación porque sus cuerpos habían sufrido demasiado maltrato como para sobrevivir. En los últimos meses de la guerra, el descubrimiento por parte de los aliados de los horrores del sistema de los campos alemanes dejó a la vista del mundo entero el escalofriante alcance de las atrocidades nazis.
Algunos intelectuales calculan que el régimen nazi encarceló a cientos de miles, incluso a millones de personas en el sistema de campos de concentración entre 1933 y 1945. Es difícil calcular la cantidad total de muertes. Según lo indica un cálculo, hubo entre 795.889 y 955.215 muertes de prisioneros registrados, sin contar las muertes de los prisioneros judíos registrados en Auschwitz y Lublin/Majdanek. Si se cuenta la cantidad de judíos (registrados y no registrados) asesinados en Auschwitz (aproximadamente un millón) y en Lublin/Majdanek (al menos 89 mil), la cantidad de muertes en el sistema de campos de concentración oscila entre 1.885.889 y 2.045.215.[/align]
Los campos de concentración, 1939–1942
Los años de 1939 a 1942 fueron testigos de una marcada expansión en el sistema de campos de concentración. En 1938, las autoridades de las SS habían comenzado a explotar el trabajo de los prisioneros de los campos de concentración para su beneficio económico. En septiembre de 1939, la guerra proporcionó una excusa conveniente para prohibir la liberación de los campos y para proporcionar a las SS una mano de obra fácilmente disponible.
Las autoridades de las SS crearon nuevos campos en las cercanías de las fábricas (por ejemplo, las fábricas de ladrillo de Neuengamme en 1940) o en yacimientos de extracción de materias primas (como la cantera de Mauthausen en 1938). Los materiales fabricados o extraídos por la mano de obra prisionera se vendían al Reich alemán a través de las empresas que pertenecían a las SS, como la Deutsche Erd- und Steinwerke.
A medida que Alemania iba avanzando en la conquista de Europa entre los años 1939 y 1941, las SS crearon varios campos de concentración nuevos en los que encerraba al creciente número de prisioneros políticos, grupos de resistencia y grupos considerados como razas inferiores, como los judíos y los romaníes (gitanos). Entre estos nuevos campos se encontraban: Gusen (1939), Neuengamme (1940), Gross-Rosen (1940), Auschwitz (1940), Natzweiler (1940), Stutthof (1942) y Majdanek (febrero de 1943). Entre 1939 y 1942, Stutthof sirvió como campo de formación para trabajos forzados de la Gestapo.
Tras el comienzo de la guerra, los campos de concentración también se convirtieron en lugares donde se llevaba a cabo la matanza de pequeños grupos que las autoridades nazis consideraban peligrosos por motivos políticos o raciales. Por ejemplo, varios cientos de judíos holandeses fueron detenidos en represalia por una huelga de tránsito que tuvo lugar en el invierno de 1941 en la que se protestaba contra la persecución de los judíos que los nazis llevaban a cabo en Holanda. En febrero de 1941 fueron enviados a Mauthausen, donde el personal de las SS los exterminó por completo dentro de unos pocos días. En el otoño de 1942 se puso en libertad a miles de «sospechosos de atentar contra la seguridad» que se encontraban en las cárceles alemanas, quienes fueron enviados a campos de concentración y, literalmente, trabajaron hasta morir a través de un programa denominado «Exterminio mediante el trabajo» (Vernichtung durch Arbeit). Finalmente, los miembros de los movimientos de resistencia nacional capturados eran enviados a los campos de concentración, donde los asesinaban tan pronto como llegaban.
Durante este período, en varios de los campos de concentración las autoridades alemanas construyeron cámaras de gas para matar a los prisioneros. Se construyeron cámaras de gas en Mauthausen, Sachsenhausen, Auschwitz I y otros campos. Posteriormente se construyó otra cámara de gas en Dachau, pero jamás se utilizó.
Los campos de concentración, 1942–1945
Tras la derrota del ejército alemán en diciembre de 1941 durante su intento de tomar Moscú y tras la entrada de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial el 11 de diciembre, las autoridades alemanas comprendieron que Alemania se enfrentaría a una larga guerra. En respuesta a la creciente escasez de mano de obra y a la necesidad de producir armamento, maquinaria, aviones y barcos que reemplazaran las pérdidas alemanas, se crearon más empresas de propiedad de las SS. Las SS también firmaron contratos con empresas públicas y privadas para producir mercancías y proporcionar mano de obra para la industria armamentística alemana y otras industrias relacionadas.
Un famoso ejemplo de cooperación entre las SS y la industria privada fue la creación, en 1942, de una planta de caucho sintético por parte de la empresa I.G. Farben en Auschwitz III (Monowitz). Cada vez se encerraba a más personas en los campos de concentración con el fin de garantizar la existencia de la cantidad necesaria de mano de obra, puesto que la brutalidad del régimen dentro de los campos hacía mermar el número de trabajadores disponibles. Las SS utilizaban las cámaras de gas y otros medios para «deshacerse» de los prisioneros que ya no podían trabajar.
Entre 1942 y 1944, se crearon cientos de subcampos para cada campo de concentración. Los subcampos se encontraban dentro de las fábricas y de los lugares de extracción de materia prima o en las cercanías. Por ejemplo, Wiener Neudorf, un subcampo de Mauthausen creado en 1943, se encontraba cerca de una fábrica de aviones al este de Viena (Austria); Sosnowitz se creó en las cercanías de una mina de carbón como subcampo de Auschwitz III/Monowitz; los prisioneros de Dora-Mittelbau trabajaban bajo condiciones brutales en fábricas subterráneas para la fabricación de cohetes. Las autoridades centrales de las SS intentaron que los comandantes de los campos centraran sus esfuerzos en mantener vivos a los prisioneros, aunque más no fuera para fines del esfuerzo de guerra alemán. Sin embargo, pocos comandantes se tomaron en serio estas instrucciones y ninguno se preocupó por cambiar la cultura de muerte de los campos.
Durante el último año de la guerra, a medida que los alemanes se retiraron hacia el Reich, los prisioneros de los campos de concentración (judíos y no judíos) sufrieron pérdidas catastróficas debido al hambre, el clima, las enfermedades y los malos tratos. Las SS evacuaban además a los prisioneros de los campos de concentración a medida que el frente se acercaba porque los nazis no querían que los presos fueran puestos en libertad. Bajo la vigilancia de las SS, los prisioneros debían marchar a pie bajo el muy duro invierno, sin alimentos, protección o ropa adecuada. Los guardas de las SS tenían orden de disparar a aquellos que no pudieran mantener el paso. Otros prisioneros eran evacuados, en pleno invierno, en vagones de carga descubiertos.
Durante este período, los campos de concentración también eran lugares donde los prisioneros, en contra de su voluntad, eran objeto de horrendos y pervertidos experimentos médicos que a menudo tenían resultados letales. En Dachau, por ejemplo, los científicos alemanes experimentaron con prisioneros para determinar el tiempo que el personal de las Fueras Aéreas alemanas podría sobrevivir con una presión de aire reducida o en agua congelada. En Sachsenhausen, se llevaron a cabo varios experimentos con prisioneros para encontrar vacunas contra enfermedades contagiosas mortales. En Auschwitz III, Josef Mengele, doctor de las SS, realizó experimentos con gemelos para buscar formas de aumentar la población alemana criando familias que tendrían gemelos. Estos experimentos eran criminales y letales; en su mayor parte, también se basaban en una ciencia falsa y en fantasías racistas.
Entre 1944 y 1945, los ejércitos de los Aliados liberaron los campos de concentración. Trágicamente, las muertes en los campos continuaron durante varias semanas tras la liberación. Algunos prisioneros ya estaban demasiado débiles como para sobrevivir.
Según los informes de las SS, en enero de 1945 quedaban más de 700.000 prisioneros en los campos. Se estima que aproximadamente la mitad de las muertes que ocurrieron en los campos de concentración entre 1933 y 1945 tuvieron lugar durante el último año de la guerra.
Los campos nazis de exterminio cumplieron la función exclusiva del asesinato en masa. A diferencia de los campos de concentración, que servían primariamente como centros de detención y trabajo, los campos de exterminio eran casi exclusivamente “fabricas de muerte”. Más de tres millones de judíos fueron asesinados en los campos de exterminio, con gas y fusilamiento.
El primer campo de exterminio fue Chelmno, que abrió en el Warthegau (la parte de Polonia anexada a Alemania) en diciembre de 1941. Más que todo judíos, pero también Roma (gitanos), fueron gaseados en camiones. En 1942, en el Gobierno General (un territorio en el interior de Polonia ocupada), los nazis abrieron Belzec, Sobibor, y Treblinka (como parte de la Operación Reinhard) para asesinar sistemáticamente a los judíos de Polonia. Para octubre de 1943, más de 1.7 millones de judíos habían sido gaseados (con monóxido de carbono en cámaras de gas) en los campos de la Operación Reinhard. Hubo solo alrededor de 120 sobrevivientes.
Casi todos los deportados que llegaban a los campos eran mandados inmediatamente a las cámaras de gas (con la excepción de algunos elegidos para trabajar en equipos especiales llamados Sonderkommandos). El campo de exterminio más grande era Auschwitz-Birkenau en Polonia, que para la primavera de 1943 operaba cuatro cámaras de gas (usando ácido prúsico o Zyklon B). Al culminar las deportaciones, hasta ocho mil judíos eran gaseados cada día en Auschwitz-Birkenau. Para noviembre de 1944, más de un millón de judíos y decenas de miles de Roma, polacos, y prisioneros de guerra soviéticos habían sido gaseados ahí.
Otro campo en Polonia, Majdanek, inicialmente un campo de prisioneros de guerra y luego un campo de concentración, era también un sitio de exterminio masivo. Alrededor de 170.000 prisioneros murieron en Majdanek; virtualmente todos eran judíos, soldados y civiles soviéticos, y civiles polacos. Las cifras aproximadas de las personas muertas por gas y otros medios (fusilamiento, ahorcamiento, palizas) no son determinables en base a la documentación disponible. Los últimos dieciocho mil prisioneros judíos del campo fueron fusilados en fosos el 3 de noviembre de 1943, en la operación “Festival de la cosecha” (Aktion Erntefest), mientras poderosos altavoces trasmitían música a fuerte volumen.
Las SS consideraban a los campos de exterminio un secreto de estado. Para obliterar todo rastro de las cámaras de gas, equipos especiales de prisioneros (Sonderkommandos) fueron forzados a retirar los cadáveres de las cámaras de gas y cremarlos. Algunos de los campos fueron transformados en parques; otros fueron camuflados.
Los trabajos forzados
La ideología nazi mantenía que el trabajo manual duro era la mejor manera no solo de castigar a los opositores intelectuales sino también de “educar” a los alemanes a ser “conscientes racialmente” y apoyar los objetivos raciales del Nacional Socialismo. Desde la creación de los primeros campos de concentración y las instalaciones de detención en el invierno de 1933, los trabajos forzados — a menudo humillantes y sin sentido, e impuestos sin equipo, ropa, alimentación, y descanso adecuados — formaron una parte central del régimen de los campos de concentración.
Empezando en 1938, los nazis explotaron cada vez más los trabajos forzados de “los enemigos del estado” para obtener ganancias económicas y para satisfacer la escasez de mano de obra. Esta práctica se intensificó en la primavera de 1942, siguiendo cambios en la administración nazi de los campos de concentración. Por ejemplo, en el campo de Auschwitz-Monowitz en Polonia, decenas de miles de prisioneros judíos hicieron trabajos forzados en la fábrica de caucho de I.G. Farben Buna.
Los nazis impusieron los trabajos forzados a los judíos de la población civil, tanto dentro como fuera de los campos de concentración, aún antes de la guerra. Para el fin de 1938, la mayoría de los hombres judíos viviendo en Alemania tenían que hacer trabajos forzados para varias autoridades del Reich. En la Polonia ocupada, las autoridades alemanas organizaron los trabajos forzados para los judíos alrededor de los ghettos, tanto si estaban cerrados o no, y en campos especiales de trabajos forzados para judíos bajo la jurisdicción militar de las SS, civiles alemanes, o militares alemanes. Por ejemplo, en el ghetto de Lodz los nazis establecieron 96 plantas y fábricas que producían materiales de guerra. En la Unión Soviética ocupada, y en otros lugares después que los alemanes empezaron a asesinar sistemáticamente a los judíos polacos, los trabajos forzados de los judíos tuvieron lugar exclusivamente dentro de los campos de concentración.
Para los judíos, la capacidad de trabajar a menudo significaba la posibilidad de sobrevivir después que los nazis empezaron a llevar a cabo la “Solución Final”. Los judíos estimados incapaces de trabajar eran los primeros en ser fusilados o deportados.
Inmediatamente después de la creación por los alemanes, en octubre de 1939, del Gobierno General en la Polonia ocupada, todos los hombres judíos y muchos polacos fueron obligados a hacer trabajos forzados sin pago en beneficio de las autoridades de ocupación alemanas. Empezando en 1940, las autoridades alemanas reunieron a civiles polacos, hombres y mujeres, y los deportaron al Reich para hacer trabajos forzados en las fábricas y granjas alemanas.
Los nazis también siguieron una política consciente de “aniquilación a través del trabajo”, bajo la cual ciertas categorías de prisioneros literalmente trabajaban hasta morir; es decir, eran puestos a trabajar bajo condiciones que resultarían directa y deliberadamente en enfermedades, heridas, y muertes. Por ejemplo, en el campo de concentración de Mauthausen, los prisioneros eran forzados a subir corriendo, cargando piedras pesadas, los 186 escalones que llevaban fuera de la cantera.
Después de la invasión alemana de la Unión Soviética en junio de 1941, los alemanes dejaron que los prisioneros de guerra soviéticos murieran por falta de cuidados (comida, ropa, vivienda y atención medica insuficientes). Pero en la primavera de 1942 las autoridades alemanas empezaron a utilizar los prisioneros de guerra soviéticos para hacer trabajos forzados en varias industrias de guerra. Cientos de miles de civiles soviéticos también fueron deportados a Alemania, Austria y Bohemia-Moravia donde la mayoría, encarcelados en llamados campos de residencia, hacían trabajos forzados.
A la fin de la guerra, millones de refugiados no alemanes se hallaban en Alemania, victimas de las políticas nazis de deportación al Reich para trabajar.
Las marchas de la muerte
En enero de 1945, el Tercer Reich estaba al borde de la derrota militar. Las fuerzas soviéticas se extendían a través la Europa oriental, preparados para repeler las fuerzas alemanas hacia el interior del Reich. Después del fracaso de la sorpresiva ofensiva alemana a través las Ardennes (en el frente occidental) en diciembre de 1944, las fuerzas aliadas en el oeste estaban listas para invadir Alemania. El ejército soviético había hecho públicas las atrocidades nazis en Majdanek, que sus tropas invadieron en julio de 1944. Por eso, las autoridades de las SS ordenaron a los comandantes de los campos de concentración evacuar a sus prisioneros. Este plan estaba dirigido a prevenir que los prisioneros cayeran en las manos de los aliados y dieran mas pruebas del masivo asesinato nazi. Estas evacuaciones eran frecuentemente llevadas a cabo mediante marchas forzadas de los prisioneros.
El término “marcha de la muerte” fue probablemente acuñado por los prisioneros de los campos de concentración, para referirse a las marchas forzadas de los prisioneros, recorriendo largas distancias bajo fuerte guardia y condiciones invernales extremamente duras. Durante estas marchas de la muerte, los guardias de las SS maltrataban brutalmente a los prisioneros. Siguiendo órdenes explícitas de fusilar a los prisioneros que no podían caminar más, los guardias de las SS mataron a cientos de prisioneros en camino. Miles de prisioneros también murieron de exposición a condiciones climáticas extremas, inanición, y agotamiento. Las marchas de la muerte eran especialmente comunes al fin de 1944 y principios de 1945, mientras los nazis intentaban transferir los prisioneros a campos en el interior de Alemania. Las marchas de la muerte más grandes empezaron en Auschwitz y Stutthof, poco antes de que las fuerzas soviéticas liberaran estos campos.
No obstante, las fuerzas aliadas liberaron a cientos de miles de prisioneros mientras avanzaban hacia el centro de Alemania. El 25 de abril de 1945, las fuerzas soviéticas se reunieron con las fuerzas americanas en Torgau, sobre el río Elbe, en el centro de Alemania. Las fuerzas armadas alemanas se rindieron incondicionalmente en el oeste el 7 de mayo y en el este el 9 de mayo de 1945. El 8 de mayo de 1945 fue proclamado el día de la victoria en Europa. Hasta casi el último día de la guerra, las autoridades alemanas marcharon prisioneros a varios lugares en el Reich.
Los niños
Los niños eran victimas especialmente vulnerables de los nazis. Es estimado que más de un millón de niños fueron asesinados bajo el gobierno nazi en Alemania y la Europa ocupada.
En los ghettos, muchos murieron por falta de comida, ropa y vivienda. Los nazis consideraban que los niños del ghetto no eran productivos. En general no fueron usados para trabajos forzados, lo que aumentaba sus chances de deportación a los campos de concentración y exterminio. Los niños judíos eran de las primeras victimas cuando los alemanes y sus colaboradores querían destruir una comunidad judía, fusilándolos o deportándolos a los campos de exterminio.
Tras la selección en Auschwitz y otros campos, la mayoría de los niños eran mandados directamente a las cámaras de gas. Otros niños de los campos, especialmente mellizos, eran usados en experimentos médicos de los nazis. También hubo fusilamientos de niños por las SS y fuerzas policiales en Polonia y la Unión Soviética. Los líderes del Consejo Judío (Judenrat) fueron forzados a tomar la decisión, difícil y controvertida, de llenar las cuotas para la deportación de niños. Janusz Korczak, director de un orfanato en el ghetto de Varsovia, se negó a abandonar los niños elegidos para la deportación, y los acompañó en el transporte a Treblinka.
A pesar de la aplastante persecución sufrida en manos de los nazis, muchos niños descubrieron formas de sobrevivir. Muchos niños contrabandeaban comida al ghetto. Algunos participaron en movimientos juveniles activos en la resistencia. Muchos escaparon a campos de partisanos.
Algunas personas no judías ofrecieron lugares para esconder niños y algunas veces como en el caso de Ana Frank, para otros miembros de la familia también. “Kindertransport” (el trasporte de los niños) fue el nombre informal del rescate de miles de niños judíos a Gran Bretaña desde Alemania y los territorios ocupados entre 1938 y 1940. En Francia, casi toda la población protestante del pueblo Le Chambon-sur Lignon escondió niños judíos.
En el período posterior al Holocausto, los refugiados buscaron por toda Europa los niños que se habían perdido. Miles de huérfanos estaban en campos de refugiados. Muchos niños se fueron de Europa oriental como parte del éxodo masivo (Brihah) hacia las zonas aliadas, en camino al Yishuv (el asentamiento judío en Palestina). A través de la Aliyah de jóvenes (la inmigración de jóvenes), miles emigraron al Yishuv, y luego al estado de Israel cuando fue establecido en 1948.
Las mujeres durante el Holocausto
Los nazis tenían los judíos como objetivos para la persecución y la muerte. Pero las mujeres, tanto judías como no judías, eran a menudo sujetas por los nazis a una persecución única y brutal.
Algunos campos y ciertas áreas dentro de los campos de concentración eran designados específicamente para mujeres. En mayo de 1939, los nazis abrieron el campo de Ravensbrueck, el campo de concentración más grande creado para mujeres. Más de 100.000 mujeres pasaron por Ravensbrueck hasta la liberación en 1945. En 1942, un campo de mujeres fue creado en Auschwitz (donde las primeras prisioneras eran las mujeres deportadas de Ravensbrueck). En Bergen-Belsen, un campo de mujeres fue creado en 1944. Miles de prisioneras judías de Ravensbrueck y Auschwitz fueron transferidas a Bergen-Belsen.
Ni las mujeres ni los niños fueron salvados de las operaciones nazis de asesinato masivo. Las mujeres perecieron al lado de los hombres en los territorios soviéticos ocupados por los alemanes, las victimas de los fusilamientos masivos de los Einsatzgruppen (equipos móviles de matanza). Las mujeres, especialmente ellas con niños pequeños, eran a menudo las primeras de ser “seleccionadas” para gaseamiento en los campos de exterminio.
En los ghettos y los campos, los nazis detenían mujeres para realizar trabajos forzados. Los médicos nazis a menudo usaban las mujeres judías y gitanas para experimentos de esterilización y otros experimentos humanos inmorales. En los campos y los ghettos, las mujeres eran particularmente vulnerables al acoso y la violación. Las mujeres judías embarazadas a menudo trataban de ocultar sus embarazos o eran forzadas a hacer abortos.
Algunas mujeres — como Haika Grosman en Bialystok — eran lideres o miembros de organizaciones de la resistencia en los ghettos. Otras mujeres participaron activamente en la resistencia armada de los campos. En Auschwitz, Ella Gartner, Regina Safir, Estera Wajsblum, y Roza Robota proveyeron la pólvora que los prisioneros del Sonderkommando usaron para volar una cámara de gas y matar a varios guardias SS en octubre de 1944. Otras mujeres participaron activamente en las operaciones de ayuda y rescate de los judíos en la Europa ocupada. Entre ellas, la paracaidista judía Hannah Szenes y la sionista Gisi Fleischmann, cuyo Grupo Trabajador (Pracovna Skupina) intentó parar las deportaciones de judíos de Eslovaquia.
La solución final
Sigue siendo incierta la fecha exacta en que los lideres nazis decidieron llevar a cabo la “Solución Final”, el plan de aniquilar los judíos. El genocidio de los judíos fue la culminación de una década de política nazi bajo el gobierno de Hitler.
La persecución y segregación de los judíos fue llevada a cabo en varias etapas. Después que el partido nazi llegó al poder, el racismo impuesto por el estado resultó en legislación antisemita, boicots, “arianización”, y los pogroms de Kristallnacht, que se dirigían a aislar sistemáticamente los judíos de la sociedad alemana y forzarlos a salir de Alemania.
Después de la invasión alemana de Polonia en 1939 (el inicio de la Segunda Guerra Mundial), la política antisemita se desarrolló en un detallado plan para concentrar y eventualmente aniquilar a los judíos europeos. Los nazis primero crearon ghettos en el Gobierno General (un territorio en Polonia central y oriental en la cual los alemanes crearon un gobierno alemán) y el Warthegau (un área de Polonia occidental anexado a Alemania). Los judíos polacos y de Europa occidental fueron deportados a estos ghettos.
Después de la invasión alemana de la Unión Soviética en 1941, Einsatzgruppen (equipos móviles de matanza) empezaron operaciones de matanza dirigidas a comunidades enteras de judíos. Las SS, la guardia exclusiva del estado nazi, pronto vieron los métodos de los equipos móviles — predominantemente fusilamientos o camiones de gas — como ineficientes y psicológicamente difíciles para los ejecutantes. El 31 de julio de 1941, Hermann Goering autorizó a Reinhard Heydrich a preparar y ejecutar “una solución completa del problema judío”.
En el otoño de 1941, Heinrich Himmler encargó a SS General Odilio Globocnik (el líder de las SS y la policía para el distrito de Lublin) de la aplicación de un plan para matar sistemáticamente a los judíos del Gobierno General. “Aktion Reinhard” fue el nombre en clave dado a la operación por Heydrich (que había sido el encargado de la preparación de la “Solución Final” y que fue asesinado por partisanos checos en mayo de 1942). Tres campos de exterminio fueron creados en Polonia como parte de la Aktion Reinhard — Belzec, Sobibor, y Treblinka. Al llegar a los campos, los judíos eran mandados directamente a las cámaras de gas. El asistente de Globocnik, SS Comandante Hermann Hoefle, estaba encargado de organizar las deportaciones a los campos de la Aktion Reinhard.
Los nazis también gasearon judíos en otros campos de exterminio en Polonia: Auschwitz-Birkenau (que era el campo más grande), Majdanek, y Chelmno. En Majdanek, grupos de judíos considerados incapaces de trabajar fueron gaseados. En Chelmno, los judíos fueron gaseados en camiones. Los nazis sistemáticamente asesinaron a más de tres millones de judíos en los campos de exterminio.
En su totalidad, la “Solución Final” exigió el asesinato de los judíos de Europa por gaseamiento, fusilamiento, y otras medidas. Casi seis millones de judíos murieron — dos tercios de los judíos que vivían en Europa en 1939.
La liberación de los campos
Mientras las tropas Aliadas avanzaban a través de Europa en una serie de ofensivas contra Alemania, empezaron a encontrar prisioneros de los campos de concentración. Muchos de estos prisioneros habían sobrevivido las marchas de la muerte al interior de Alemania.
Las fuerzas soviéticas en julio de 1944 fueron las primeras en encontrar un campo nazi importante, el de Majdanek cerca de Lublin, Polonia. Sorprendidos por el rápido adelanto de los soviéticos, los alemanes intentaron esconder la evidencia de exterminio masivo destruyendo el campo. El personal del campo incendió el crematorio grande, pero en la apurada evacuación quedaron intactas las cámaras de gas. En el verano de 1944, los soviéticos también llegaron a los campos de exterminio de Belzec, Sobibor, y Treblinka. Los alemanes habían desmontado estos campos en 1943, después que la mayoría de los judíos polcaos habían sido matados.
En enero de 1945, los soviéticos liberaron Auschwitz, el campo de exterminio y concentración más grande. Los nazis habían forzado a la mayoría de los prisioneros de Auschwitz en las marchas de la muerte, y cuando los soldados soviéticos entraron al campo encontraron vivos a solamente algunos miles de prisioneros hambrientos. Había abundante evidencia del exterminio masivo en Auschwitz. Los alemanes habían destrozado la mayoría de los depósitos en el campo, pero en los que quedaban los soviéticos encontraron las pertenencias de las victimas. Descubrieron, por ejemplo, cientos de miles de trajes de hombres, más de ochocientos mil vestidos de mujeres, y más de catorce mil libras de cabello humano.
En los meses siguientes, los soviéticos liberaron otros campos en los Países Bálticos y en Polonia. Poco después de la rendición de Alemania, las fuerzas soviéticas liberaron los campos principales de Stutthof, Sachsenhausen, y Ravensbrueck.
Pocos días después que los nazis empezaran a evacuar el campo, las fuerzas americanas liberaron el 11 de abril de 1945 el campo de concentración de Buchenwald cerca de Weimar, Alemania. El día de la liberación, una organización de resistencia de prisioneros tomó control de Buchenwald para prevenir atrocidades por los guardias en retirada. Las fuerzas americanas liberaron más de veinte mil prisioneros en Buchenwald. También liberaron los campos principales de Dora-Mittelbau, Flossenbürg, Dachau, y Mauthausen.
Las fuerzas británicas liberaron campos en Alemania del norte, incluyendo Neuengamme y Bergen-Belsen. A mediados de abril de 1945, entraron al campo de concentración de Bergen-Belsen, cerca de Celle. Encontraron vivos alrededor de sesenta mil prisioneros, la mayoría en condición critica por una epidemia de tifus. Más de diez mil murieron de malnutrición o enfermedad a las pocas semanas de la liberación.
Los liberadores enfrentaron condiciones inexpresables en los campos, donde pilas de cadáveres estaban sin enterrar. Solamente con la liberación de los campos fue posible exponer al mundo las atrocidades de los nazis. Los prisioneros que sobrevivieron parecían esqueletos a causa de las demandas de los trabajos forzados y la falta de nutrición adecuada. Muchos estaban tan débiles que no podían moverse. La enfermedad era un peligro constante, y muchos de los campos tuvieron que ser quemados para prevenir la difusión de epidemias. Los sobrevivientes de los campos enfrentaban un largo y difícil camino a la recuperación.
Origen: La vida en los campos de concentración nazi – La Segunda Guerra