23 noviembre, 2024
Einstein y su amante, Margarita Komenkova – ABC

 

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El destacado científico habría mantenido una relación extramatrimonial durante su estancia en la Universidad de Princeton con una mujer a la que un ex miembro de la KGB señaló como agente soviética

 

Es una realidad indiscutible que Albert Einstein ha pasado a convertirse no simplemente en el más importante científico de su era, sino en uno de los mayores iconos del siglo XX. El autor de la teoría de la relatividad compatibilizó los numerosos logros en su campo con un apetito sexual voraz que le impidió mantenerse fiel en el matrimonio a ninguna de sus dos esposas (Mileva Mariç y Elsa Einstein) y mantener relaciones con una extensa lista de mujeres entre las que destaca Margarita Konenkova, una posible espía rusa.

Debido al terror reinante en Alemania durante los primeros años de la década de 1930, y viendo que Berlín se había convertido en poco menos que el patio de recreo de las S.A de Ernst Röhm (los cuerpos paramilitares del partido nazi), un judío ilustre y reconocible en cualquier parte del mundo como Einstein corría un grave peligro. Fue esta la razón de que, valorando tanto su propia seguridad como la de su mujer, decidiese partir cuanto antes con rumbo a los Estados Unidos.

La mujer del escultor

El científico pasó de los peligros que implicaba la vieja Europa durante el auge de los fascismos a vivir en un ambiente netamente intelectual a la par que seguro. Convirtiéndose en profesor de la Universidad de Princeton, institución donde ejerció la docencia en los años posteriores.

El autor de la teoría de la relatividad compatibilizó los numerosos logros en su campo con un apetito sexual voraz que le impidió mantenerse fiel en el matrimonio a ninguna de sus dos esposas

Fue precisamente en esta insigne universidad norteamericana donde el destacado físico entró en contacto con Konenkova. El desencadenante de la relación no fue otro que el escultor ruso y marido de la posible espía: Sergey Konenkov; el cual acudió a Princeton con el objetivo de realizar un busto del brillante científico. Fue entonces cuando, supuestamente, este quedó prendado de la esposa del artista.La relación entre Konenkova y Einstein salió a la luz debido a la subasta llevada a cabo por Sotheby´s en 1998 de varias cartas escritas por el intelectual. Al mismo tiempo, el nombre de la rusa apareció reflejado en las memorias de Pavel Sudoplatov, espía al servicio de la KGB que hacía referencia en su obra a la amante del científico, la cual era mencionada en calidad de agente soviética desplegada en Estados Unidos.

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La carrera armamentística

El objetivo de la «espía», cuya relación con el físico alemán estaría fechada entre 1945 y 1946, habría sido la de ganarse la confianza de los grandes científicos residentes en Estados Unidos (como Robert Oppenheimer o el propio Einstein), así como recopilar información acerca del proyecto nuclear norteamericano.

No en vano, el destacado físico alemán envió una carta en 1939 al presidente estadounidense Franklin Delano Roosevelt. En dicha misiva, el genio exhortaba a aquel que guió al país durante la gran depresión a iniciar el programa nuclear con premura. El objetivo era tratar de contrarrestar el peligro que supondría para el mundo libre que la Alemania de Hitler se hiciese con la bomba antes que el resto.

El objetivo de la «espía», cuya relación con el físico alemán estaría fechada entre 1945 y 1946, habría sido la de ganarse la confianza de los grandes científicos residentes en Estados Unidos

Ante esta situación, en un momento en el que toda gran nación comenzaba a ser consciente de la ventaja que obtendría en caso de contar con un arma de semejante capacidad destructiva, entra dentro de lo previsible que los servicios secretos de la Unión Soviética estalinista se pusiesen en marcha con el fin de estar al tanto acerca del desarrollo de armamento nuclear en otros estados.Es debido a esto que, si bien el que Konenkova hubiese sido una espía rusa se ha puesto en duda por varios autores al restarle veracidad a los testimonios de Sudoplatov, la posibilidad de que efectivamente hubiese llevado a cabo labores de inteligencia para el régimen de Stalin no puede ser en absoluto descartada.

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Autor: RODRIGO ALONSO – @abc_historia 

Origen: La voracidad sexual de Einstein y su «affair» con una posible espía rusa

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