El régimen franquista tendría un claro objetivo militar al final de la Guerra Civil, invadir Gibraltar, con la construcción de una importante línea ofensiva si la Alemania de Hitler terminaba por ganar la Segunda Guerra Mundial. El 16 de marzo de 1939, quince días antes del parte final de guerra, 30.000 prisioneros republicanos comenzaron a ser trasladados como mano de obra esclava a Batallones de Trabajadores que cubrían toda la zona del Estrecho hasta el municipio de la Línea de la Concepción.

Traídos de toda España, los penados construyeron, con largas horas de trabajo, cientos de kilómetros de carreteras y carriles, búnkeres y nidos de ametralladoras, muelles e instalaciones militares de todo tipo a ambas orillas del Mediterráneo. La victoria de los aliados dejó aquellas construcciones en el más absoluto abandono. Pocos conocen a los autores materiales de aquellas carreteras que quedaron inservibles durante largas décadas para mantener la neutralidad de España con el gobierno británico. Hoy el Foro por la Memoria del Campo de Gibraltar pide justicia a la Junta de Andalucía para que sea reconocido oficialmente como uno de los Lugares de Memoria, que suman en la actualidad cincuenta espacios en toda la comunidad.

El investigador José Manuel Algarbani afirma con rotundidad la compleja trama del nuevo gobierno franquista con “un inmenso plan de fortificaciones que incluía hasta un proyecto de iluminación del Estrecho por si pasaban barcos enemigos por la zona”. El contexto de preguerra mundial llevaría al Estado Mayor franquista a tener un argumento muy sólido ante la prensa por su más que conocida posición de neutralidad.

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“El discurso de Franco era en todo momento que las obras eran defensivas pero por otro lado, de acuerdo con documentación reservada a la que se ha tenido acceso muchos años después, la construcción de búnkeres tendría un claro carácter ofensivo para que España entrara en la Guerra Mundial tomando el control del Estrecho”.

Mapa de carreteras construidas por los presos en el Campo de Gibraltar

Mapa de carreteras construidas por los presos en el Campo de Gibraltar

La falsa estrategia del régimen franquista

Algarbani apunta que era un objetivo del propio régimen “atacar la base británica de Gibraltar y cerrar el Estrecho al tráfico marítimo”. En 1943, los planes comenzaron a fallar. La batalla de Stalingrado y el avance soviético hacia Alemania puso sobre la mesa la inviable victoria de los alemanes. El gobierno franquista emprendería entonces un giro radical a su política internacional.

La tarea de Franco sería la de convencer a los ingleses de que las obras de fortificación en Gibraltar se emprendieron con carácter defensivo, para evitar una posible invasión de las tropas aliadas. Sin embargo, la realidad era otra bien distinta, como apuntan los informes secretos de agosto de 1939: “El fin es (…) intentar mantener la ficción de que nuestras obras de fortificación son defensivas no siendo esto exacto más que para el plan de empleo de la artillería netamente ofensiva con la anulación de la plaza inglesa”.

Subirats, preso entre Tarifa y Algeciras

El preso Josep Subirats en la actualidad

Josep Subirats es uno de los escasos supervivientes que quedan de aquellas colonias de presos, disciplinadas con mano de hierro. A sus 96 años recuerda su traslado del Batallón de Trabajadores de Alcalá de Guadaíra (Sevilla) hasta uno de los Batallones del Campo de Gibraltar en el mes de marzo de 1943. Algarbani documenta la escasa alimentación, unida a la carestía de los primeros años del régimen en aquellas colonias donde “hubo diversas epidemias y los presos murieron de envenenamiento por ingesta de setas silvestres y graves epidemias contraídas en los barracones por las malísimas condiciones de higiene”, durmiendo al raso o en chozas como un continuo castigo.

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Subirats recuerda que llegaría a un batallón entre Tarifa y Algeciras. “Nos hicieron trabajar tanto”, afirma. “Los presos teníamos muy claro para el fin de aquellas obras y allí por la batalla que se desarrollaba en Marruecos, cuando el mar estaba en calma, oíamos el lejano retumbar de los cañones al otro lado del Estrecho, o por lo menos eso nos parecía”.

Este superviviente nunca olvidará la llegada de la noticia del desembarco de Normandía al Batallón. “Era ya el verano de 1944 y nuestros guardianes estaban visiblemente nerviosos porque ese día se había producido el desembarco aliado en Francia. Incluso algunos jefes daban por hecho que la tropas aliadas restablecerían la República en España”. Josep relata también como otros militares estaban dispuestos a vender cara la derrota llegado el caso. “Eran estos últimos quienes hacían más dura nuestra situación después de cada ofensiva de los aliados”.

La férrea disciplina dentro de los Batallones era muy similar a la que se ejercía en los campos de concentración, ya instalados por el régimen desde el inicio del golpe. Un total de 29 al sur de España, 26 en Andalucía y tres en Extremadura, en los que tenían retenidos a 74.489 personas.

«Incluso algunos jefes daban por hecho que la tropas aliadas restablecerían la República en España»

Algarbani destaca que la crudeza de estos trabajos en los Batallones era aún peor que en los campos, ya que estas escuadras estaban dirigidas a fortificar las zonas más estratégicas de la Península. “Cada batallón tenía entre 700 y mil presos. Los Batallones, a su vez, se dividían en compañías y secciones”, aclara. Los presos realizaban en cada jornada el tajo más duro: desbroce y allanamiento del terreno, construcción de pistas, descarga y acarreo de materiales, etcétera. La parte técnica quedaba al cargo de los ingenieros del ejército franquista.

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Declaración como lugar de memoria

La lucha para dar a conocer el sendero de los presos, tal y como se conoce en la zona del Campo de Gibraltar, viene de muy atrás. Luis García Bravo, primer presidente del Foro por la Memoria del Campo de Gibraltar, comenzó en el año 2002 un proyecto para la recuperación y señalización de uno de los caminos construidos con el esfuerzo de los prisioneros republicanos en la punta sur de Europa.

La petición formal a la Dirección General de Memoria Democrática de la Junta por parte de la asociación memorialista recoge varias medidas. Entre ellas, la creación de una ruta histórica que abarcaría parajes de toda la zona así como la creación de paneles informativos y la colocación de un monumento en homenaje a los presos en un sitio emblemático frecuentado por los habitantes de la zona.