Napoleón, el corso que hizo temblar a Europa, en doce paradas
De Córcega a Santa Elena, recorremos la vida de una de las figuras más importantes en la historia francesa y en la continental.
Militar, político, cónsul y emperador, Napoleón acabó sus días confinado en una remota isla del Atlántico. De su nacimiento en Córcega a su muerte en Santa Elena, recorremos en una docena de paradas la vida de una de las figuras más importantes en la historia europea.
Córcega. El 15 de agosto de 1769, Napoleón Bonaparte (en origen, Buonaparte) nació en Ajaccio, ciudad portuaria de la costa occidental de la isla de Córcega, que poco antes había sido adquirida por Francia a la República de Génova. Sus padres ya habían tenido tres hijos (en sus veinte años de matrimonio llegaron a tener doce), de los cuales solo sobrevivía José.
Entre otros aspectos de su carácter infantil figuran la seguridad en sí mismo, la indisciplina y la competitividad, así como la rivalidad con su hermano mayor. Dorothy Carrington anota que los rasgos corsos de su personalidad, reforzados en los años escolares, “se fueron progresivamente diluyendo entre 1789 y 1793 bajo el impacto de la Revolución Francesa”.
Tolón. Tras pasar por el colegio de Brienne y graduarse en la Real Escuela Militar de París, Napoleón inicia su carrera como soldado de la Revolución. En un vertiginoso marco de crisis política, a finales de agosto de 1793 el puerto naval de Tolón, de gran importancia estratégica, se rinde a la flota británica.
La asociación de una serie de factores permite a Napoleón dirigir la ofensiva de la artillería que permitió la reconquista del puerto en el mes de diciembre. Su primer gran éxito militar provocó su ascenso a general de brigada a los veinticuatro años.
Josefina y María Luisa. Cuando conoce a Napoleón, Josefina de Beauharnais es una viuda de treinta y dos años (seis más que él), con dos hijos y buenas relaciones con las esferas del poder. Había nacido en Martinica, con el nombre de Marie-Josèphe-Rose Tascher de la Pagerie.
Harold Parker intuye en la fascinación del corso por Josefina una proyección de su complejo de Edipo. Se casan el 9 de marzo de 1796. Poco después de la boda, Napoleón parte hacia Italia, donde tiene conocimiento de las infidelidades de su esposa.
El matrimonio, sin hijos, dura hasta el 14 de diciembre de 1809. El 1 de abril de 1810 se casa con la archiduquesa María Luisa de Austria, primogénita del emperador Francisco I. Francia y Austria necesitaban firmar la paz y el emperador necesitaba un heredero, que llegó al año siguiente. Napoleón II Bonaparte recibió desde su nacimiento el título de rey de Roma, pero murió a los veintiún años y nunca llegó a reinar.
Italia. Como comandante en jefe del Ejército en Italia, Napoleón adquiere fama internacional. En su primera campaña italiana derrota espectacularmente a austriacos y piamonteses. Muestra una enorme destreza militar, una indudable capacidad para imponer su autoridad y un llamativo talento para la improvisación.
Al regresar a Francia le dice al conde Miot de Melito: “He saboreado el poder y ya no puedo renunciar a él”.
Egipto. Al frente de 38.000 hombres, Napoleón desarrolla su campaña egipcia entre 1798 y 1799. Fue un fracaso militar y un éxito cultural y científico, ya que sienta las bases de la egiptología, disciplina que se desarrollará intensamente desde mediados del siglo XIX.
Fue importante en este proceso la creación en El Cairo del Instituto de Egipto, en 1798. El 15 de julio de 1799, el teniente Pierre-François Bouchard encontró la Piedra de Rosetta, que resultó fundamental para el desciframiento de la escritura jeroglífica.
Cónsul y Emperador. A su regreso a Francia, en octubre de 1799, el Directorio (iniciado cuatro años antes, tras el periodo del Terror jacobino) se encuentra en situación terminal. El golpe del 18 de Brumario (9 de noviembre) da paso al Consulado, con Napoleón, Sieyès y Ducos al mando.
Como primer cónsul, reúne un considerable poder en sus manos, reorganiza la relación entre el Estado y el Ejército, reforma el sistema judicial e intenta estabilizar las finanzas públicas, todo ello de acuerdo a su modelo administrativo centralista y su obsesión por el orden, la autoridad y la uniformidad.
También establece el Concordato con el papa Pío VII. El 18 de mayo de 1804, la Constitución del Año XII inaugura el Imperio hereditario. La soberanía se identifica con una persona y el emperador Napoleón concentra en su ser las supremas funciones civiles y militares del Estado. El republicanismo revolucionario desemboca en una monarquía absoluta con otro nombre.
Austerlitz. El talento de Napoleón Bonaparte como estratega militar conoce una de sus expresiones más recordadas en la batalla de Austerlitz (1805). Después del triunfo en Ulm, el Ejército francés toma Viena y el 2 de diciembre derrota a las fuerzas ruso-austriacas en Austerlitz.
Una victoria memorable que inaugura una década de dominio francés de Europa. Pocos días después, Francia y Austria firmaron el Tratado de Presburgo, que implicaba para el derrotado importantes cesiones territoriales.
Código Napoleónico. El Código Civil promulgado el 21 de marzo de 1804 es el más duradero logro de Napoleón. Un enorme trabajo de codificación y compilación (más de dos mil artículos) que reafirmaba el principio de igualdad legal, erradicaba cualquier vestigio de feudalismo y consignaba los derechos personales y de adquisición de la propiedad. Después de 1815, el código se extendió a las posesiones francesas de ultramar.
España. Napoleón también puso el foco de sus ambiciones expansionistas sobre la península ibérica. En 1807, el Tratado de Fontainebleau establece la invasión franco-española de Portugal y el reparto de su territorio. Pero el corso, que asiste con interés y estupor a la crisis política en España, donde el Motín de Aranjuez ha provocado la caída de Godoy y la abdicación de Carlos IV en Fernando VII, quiere más.
Reúne a la familia real española en Bayona y el 5 de mayo de 1808 dirige una secuencia insólita: Fernando VII se ve obligado a devolver la corona a su padre, y este a cedérsela al emperador, que nombrará rey de España a su hermano José.
Tres días antes el pueblo de Madrid se ha echado a la calle para plantar cara a las tropas francesas en lo que supone el inicio de la Guerra de la Independencia, que se desarrolla hasta 1814 y cuyo último tramo coincide con la invasión napoleónica de Rusia.
Las guerrillas españolas y el Ejército ruso derrotan al emperador. En palabras de Geoffrey Ellis: “El fallo de Napoleón de no dedicar su propio tiempo y energía a España resultó ser un importante desatino estratégico. Siempre subestimó el orgullo nacional y la ferocidad de los guerrilleros españoles”.
Elba. La situación de debilidad de Bonaparte, que en octubre de 1813 pierde la Batalla de Leipzig, es aprovechada rápidamente por las potencias enemigas. El emperador se ve obligado a abdicar y es desterrado a la pequeña isla de Elba, donde pasó diez meses antes de regresar a Francia y, con Luis XVIII huido y entre aclamaciones populares y adhesiones militares, recuperar el poder.
Promulga una nueva constitución y retoma el choque contra los aliados. Es el periodo conocido como los Cien Días (del 20 de marzo al 8 de julio de 1815).
Waterloo. El 18 de junio de 1815, la Séptima Coalición, liderada por el duque de Wellington (entre sus miembros, Reino Unido, Prusia, Austria y Rusia), derrota a Napoleón en Waterloo (Bélgica). Al contrario que en otras ocasiones, Bonaparte se mantuvo apartado de la zona de combate. Pocos días después abdica por segunda vez y se exilia de Francia, donde Luis XVIII es restaurado en el trono. Es el fin de las guerras napoleónicas.
Santa Elena. El Northumberland, navío de guerra de la Royal Navy, transporta a Napoleón a la isla volcánica de Santa Elena (dependiente de la Compañía de las Indias Orientales), a la que llega el 17 de octubre de 1815 y en la que pasa sus últimos años, convenientemente custodiado.
Muere el 5 de mayo de 1821 a causa de un cáncer de estómago. Sus restos permanecieron allí hasta el año 1840, cuando fueron repatriados a Francia, y hoy constituyen el principal reclamo de los visitantes al complejo parisino de Los Inválidos.
Origen: Napoleón, el corso que hizo temblar a Europa, en doce paradas