YouTube: Descubren los restos de un buque nazi hundido por Stalin que podría esconder un gran tesoro oculto
El «Boy Federsen» fue torpedeado por un submarino soviético (y varios aviones) el 10 de agosto de 1943. Los historiadores barajan la posibilidad de que acabase bajo las aguas durante un viaje en el que iba cargado de obras de arte saqueadas a la URRS
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Los aficionados a la Segunda Guerra Mundial están de enhorabuena. Según han desvelado varios diarios rusos (y han replicado en Europa medios como el «Daily Mail» o «The Sun»), un grupo de buzos ha encontrado esta misma semana los restos del «Boy Federsen» (también escrito «Feddersn»). Un carguero que, cuando navegaba bajo bandera nazi el 10 de agosto de 1943, fue hundido por varios aviones y un submarino soviético.
Aunque de momento solo se ha confirmado el hallazgo (el cual fue grabado en directo y subido a YouTube) el equipo de exploradores pretende acceder a los restos en los próximos meses para desvelar uno de los grandes misterios de la contienda: si el bajel iba cargado o no de valiosas obras de arte robadas por los hombres de Adolf Hitler.
Esta noticia viene a confirmar que, a pesar de que la Segunda Guerra Mundial terminó en los años 40, a día de hoy todavía atesora una gran cantidad de misterios sin resolver. Uno de ellos salió a la luz hace algunos meses, cuando dos cazatesoros informaron de que habían hallado los restos de un viejo tren germano enterrado en unos túneles olvidados que formaban parte del proyecto Riese. En su momento, los exploradores que dijeron haber encontrado este ferrocarril olvidado señalaron que era muy probable que estuviese cargado de tesoros. Algo que -de momento- no se ha corroborado.
Ahora, el hallazgo de los restos del «Boy Federsen» (cuyo casco reposa bajo las aguas de la península de Crimea, como se puede ver en el vídeo de YouTube) ha devuelto la emoción a los amantes de lo oculto.
El buque eterno
No era el «buque de los sueños» como el «Titanic», pero nuestro metálico protagonista sí logró ganarse el apodo del «barco que no moría». Su historia comenzó en 1914, cuando fue botado por los astilleros Bremer Vulkan o North German Lloyd (atendiendo a las fuentes a las que se acuda). Esta naviera se hizo famosa a lo largo de las dos guerras mundiales por construir buques. Ejemplo de ello es que ensamblaron un total de 74 submarinos para la Alemania de Adolf Hitler.
En todo caso, nuestro metálico protagonista vino al mundo durante la Primera Guerra Mundial con el nombre de «Anhalt». Con todo, tuvo que ser entregado en 1919 a los británicos en el marco de las «reparaciones de guerra». Unos humillantes pagos que se exigieron al país por su participación en la contienda. «En concepto de reparaciones de guerra, algunas regiones alemanas pasaron a estar controladas por los vencedores y el país se vio en la obligación de hacer frente al pago de unas ingentes sumas de dinero», explica el periodista e historiador Jesús Hernández en su obra «Breve historia de la Segunda Guerra Mundial».
Poco después, fue vendido a España y pasó a ser nombrado como «Aya-Mendi» por la naviera «Sota y Aznar». En nuestras tierras, el barco se convirtió en uno de los más grandes de la empresa al desplazar unas 15.000 toneladas.
Sin embargo, tan solo tres años después (en 1924) fue recomprado por los germanos y nombrado, de nuevo, como «Anhalt». Había vuelto a casa… o eso parecía. Y es que, entre 1931 y 1932 (nuevamente atendiendo a las fuentes a las que se acuda) fue vendido a la URSS, donde pasó a llamarse «Kharkov» (también se puede hallar como «Járkov»).
Las aventuras del futuro «Boy Federsen» no terminaron en este punto. Y es que, en 1933 una tormenta lo dejó maltrecho (y casi destruido) cuando viajaba a Londres. Al parecer, el buque se partió en dos debido a que el capitán decidió no esperar a que la espesa niebla que le rodeaba se disipara y decidió seguir navegando. La idea llevó a que el bajel se perdiese primero, y se quedase varado después. Cuando llegaron los equipos de rescate hasta su posición, vieron que el «Kharkov» estaba partido por la mitad. Con todo, se comenzaron las reparaciones para devolverle su antigua gloria.
Capturado y hundido
Este navío continuó bajo bandera rusa hasta que, el 14 de octubre de 1941, fue capturado por los nazis en el puerto de Nikolayev (al sur de Ucrania). Estos lo pusieron a punto, le cambiaron el nombre por «Boy Federsen» entre 1942 y 1943 (existen diferencias sobre la fecha concreta) y volvieron a sacarlo al mar.
El día fatídico del «Boy Federsen» fue el 10 de agosto de 1943. Aquella jornada, el navío formaba parte de un convoy en el que había varios destructores, un minador, un dragaminas y algunas embarcaciones más.
El contingente viajaba desde Sebastopol, en Crimea, hasta Constanza. Sin embargo, a las 22:20 (hora de Moscú) fue atacado por un bombardero soviético IL-4, un submarino D-4 y varios aviones más. Aquella jornada su gran tamaño le condenó, pues el enemigo se cebó sobre él y (a pesar de que posteriormente se le intentó remolcar) terminó hundiéndose cerca de Yalta. La tripulación, por suerte, fue rescatada.
Desde entonces, los expertos barajan que el «Boy Federsen» era usado por las temibles SS de Hitler para transportar todo tipo de riquezas desde la URSS hasta territorio amigo. En el caso de su último viaje, siempre se ha barajado la posibilidad de que fuera lleno de obras de arte robadas a los enemigos del Tercer Reich. Con todo, solo el tiempo desvelará la verdad. Mientras, nos tendremos que conformar con las imágenes de YouTube.