18 octubre, 2024

El gran secreto sobre el descubrimiento de la tumba de Tutankamon que se ocultó un siglo

Howard Carter y lord Carnarvon, durante los trabajos en la tumba de Tutankamon en 1922 ABC
Howard Carter y lord Carnarvon, durante los trabajos en la tumba de Tutankamon en 1922 ABC

La idea difundida por Howard Carter desde 1922, según la cual el verdadero responsable del hallazgo fue un niño de diez años, sigue siendo defendida por sus descendientes, pero no es como te contaron

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Husein Abd el Rasul tenía 10 años cuando Howard Carter descubrió la tumba de Tutankamon. Era solo un niño, pero tuvo el privilegio de estar presente en el que puede considerarse uno de los hallazgos más célebres de la historia, acaecido el 4 de noviembre de 1922. Desde entonces, este acontecimiento no ha dejado de fascinar a una generación tras otra, hasta convertirse en el mayor hito de la arqueología moderna. En el siglo que ha transcurrido, han surgido a su alrededor numerosas leyendas, como la maldición que asegura que toda persona que se acerque al sepulcro estará condenada a morir en pocos días.

Se difundió poco después del descubrimiento, cuando comenzaron a fallecer personas relacionadas con los trabajos en el Valle de los Reyes, en la antigua Tebas, actual Luxor. Primero fue el mecenas de Carter, lord Carnarvon, que perdió la vida tras ser picado por un mosquito en la mejilla. Parece ser que al afeitarse se le infectó la herida que causó el fatal deceso. Segundo, su hermano Aubrey Herbert, que también estuvo presente cuando se halló la tumba. Tercero, el hombre que le dio el último golpe al muro que escondía la cámara mortuoria y, cuarto, el que radiografió a la momia.

El éxito de este bulo se atribuyó a la imaginación de Arthur Conan Doyle, autor de la famosa saga de Sherlock Holmes y escritor de gran influencia en esa época, así como a los periódicos sensacionalistas que se encargaron de difundirlo. Ya lo escribió el gran historiador francés Paul Veyne en su ensayo ‘¿Creían los griegos en sus mitos?’ (Granica, 1897): «Los hombres no encuentran la verdad, la construyen, como construyen su historia».

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Sin embargo, la más famosa de las leyendas fue difundida por el famoso arqueólogo británico, apoyada por aquel pequeño niño egipcio que se erigió como protagonista en la prensa y cuya supuesta hazaña aún siguen defendiendo sus descendientes. Ahmed Abd el Rasul, nieto de Husein Abd el Rasul, declaró a la agencia EFE en 2016: «Algunos dicen que halló la tumba cuando estaba con unas cabras en el monte, pero la verdad es que mi abuelo traía agua para la expedición en dos tinajas y a lomos de un burro cuando encontró la entrada. Todo ocurrió cuando excavó en la arena con sus manos para colocar una de las tinajas, ya que la base era redonda. Así fue cómo apareció el escalón de la tumba de Tutankamón que devolvió la esperanza a Howard Carter».

La charla en Estados Unidos

¿Quién construyó la idea de que el verdadero descubridor de la tumba fue aquel niño aguador? Como hemos dicho, en primer lugar fue Carter, que estaba a punto de abandonar la larga y estéril excavación ante la falta de resultados. Carnarvon, de hecho, ya le había dado un ultimátum cuando se produjo el feliz hallazgo. Poco después, al arqueólogo se le ocurrió contar, durante una charla en Estados Unidos, que el primer escalón de la tumba lo había encontrado el niño que llevaba agua a los trabajadores, sin especificar ningún nombre. Más tarde apareció una fotografía en blanco y negro tomada por el egiptólogo británico Harry Burton, mientras inventariaban el ajuar de Tutankamon. En ella podía verse a Husein con una galabeya –túnica tradicional egipcia–, un turbante y un collar con escarabajos y cobras del faraón que el arqueólogo le colocó en la euforia del momento.

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Una copia de esa instantánea ocupa un lugar importante en la casa-museo creada por Ahmed Abd el Rasul en el pueblo de Nueva Qurna, a las afueras de Luxor, en homenaje a su abuelo descubridor. «La leyenda ha querido que Husein se convierta en el protagonista de algo no deseado, porque sus descendientes apuntaron a que él era el niño aguador, el mismo que la leyenda urbana dice que halló el primer peldaño de la tumba. Esta historia no tiene ningún viso de ser real, ya que ni en los diarios de Carter ni en las cartas de los arqueólogos se le menciona. Ni siquiera en los comentarios que hacían los propios egipcios en la década de 1920», asegura en su página web Nacho Ares, presentador del programa de radio ‘Ser Historia’.

En ese momento, el padre de Husein Abd el Rasul era el jefe de obras contratado por el arqueólogo británico, pero no hay constancia de que colocara a su hijo como aguador, aunque estuviera presente. El abuelo de este había sido a su vez responsable del descubrimiento de un buen número de sarcófagos y momias a finales del siglo XIX, pero las autoridades egipcias le encarcelaron por robar muchas de las antigüedades que encontraba. «En esos tiempos interesaba el oro, no las momias. Todo el oro se robaba. Se hicieron las cosas mal», reconocía Ahmed a EFE.

La familia de Husein

Se dice que Ramsés II y Seti I pasaron por sus manos, pero no con un interés de conservación, investigación o musealización, sino por el simple afán de enriquecerse. El problema es que su decisión de separar las momias de los sarcófagos, para quedarse con los tesoros, dificultó la identificación posterior de las mismas. Sin embargo, a pesar del delito, finalmente fue puesto en libertad tras llegar a un acuerdo con el Gobierno, según el cual entregaría parte de las piezas a cambio de tierras. «Todavía hay tesoros escondidos que ni nosotros sabemos dónde están», revelaba Ahmed.

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Su abuelo Husein falleció con más de ochenta años, hace dos décadas, sin mencionar una sola vez en su vida que él hubiera sido el responsable del hallazgo, aunque fuera de manera fortuita. A pesar de la fama de Howard Carter y Tutankamon, que llenaron miles de páginas en los periódicos de la época, nadie entrevistó a este niño, aunque fuera de manera anecdótica. «Quizá Carter dijo aquello en la conferencia para darle un toque romántico. Ahora bien, los descendientes de Husein han hecho que su abuelo sea ese niño aguador, cuando el propio Husein jamás dijo que él fuera ese famoso niño. Es una leyenda urbana. Tampoco reconoció en ninguna de las entrevistas que concedió en vida que él fuera el niño aguador que encontró el primer peldaño», añade Ares.

La casa-museo que Ahmed tiene a las afueras de Luxor es, en realidad, una modesta habitación que intenta revivir mediante fotografías y libros desgastados la gloria de sus antepasados, que trabajaron codo con codo con Carter, y que le ayudan a mantener viva la leyenda. «Mi familia guió a Carter a las tumbas, mostrándole cuál era el camino y dónde se encontraban. Era un clan importante, pero ya no», insistía Ahmed en 2016.

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